domingo, 25 de mayo de 2014

ANTONIO JACINTO GRUBER DE FIGARELLI: HISTORIAS DE VIDA--CAPÍTULO DOS--EL CALLAO, 1937--CARACAS, 2010--


ANTONIO JACINTO GRUBER DE FIGARELLI: HISTORIAS DE VIDA—CAPÍTULO DOS--EL CALLAO, 1937—CARACAS 2010—

ANTONIO, VICTOR, Y LAS MATEMÁTICAS—I—

 
Víctor M Gruber F--Caracas—07--Marzo--2010—

Como bien sabe la Familia Antonio--(En paz descanse)-- se graduó en el Liceo “Andrés Bello” de Caracas, en el año escolar 1954-55, como Bachiller en Ciencias Físicas y Matemáticas, título bastante sonoro, rimbombante, diría yo; pero recuerden que eran los años 50, se “egresaba” del 4º. Año de Bachillerato con Diploma de Estudios, y eran tres las “Especialidades” para el 5º. Año: la antes nombrada, “Biología y Química”, y “Filosofía y Letras”. Yo egresé un año después, por razones que contaré luego; pero toda la vida estuvimos, ambos, muy orgullosos de semejante Título y logro.

 Antonio llegó hasta la entrada del 3er. Año de Ingeniería, UCV, si mal no recuerdo; yo me retiré de la Facultad en diciembre de 1956 y emigré al Instituto Pedagógico Nacional, también en Física y Matemáticas, 1957-58. En ese bendito año 1958, cayó la dictadura de Pérez Jiménez, y pudo más, para ambos, la pasión por la política y el cambio social, que la continuación de los respectivos estudios, por lo menos hasta 1968; diez años, más o menos, durante los cuales nos “graduamos” en la “Universidad de la Vida”, como muchos otros venezolanos de diferentes  épocas, incluso de la actual.
Pero el tema principal es el de la relación entre los “morochos” Gruber — (nacidos el 08-12-37, en El Caratal, El Callao, Guayana, Venezuela)--, las Matemáticas, y por extensión la Física, y la Química. Si mal no recuerdo no fuimos demasiado buenos alumnos en la Aritmética de la Escuela Primaria; nuestra Santa Madre Antonia (92 años), siempre pendiente de los estudios de sus hijos;  nos ayudaba con la bendita  Gramática Castellana—(que siempre ha sido mi gran dolor de cabeza, aún hoy, por el maremágnum de normas, reglas, y demás mandatos de la Academia)--;  también revisaba las tareas pendientes de varias Asignaturas, y nos daba su ayuda generosa en los problemas de la Aritmética: lectura y escritura de números; decimales; quebrados; regla de tres; regla de interés, y otras menudencias.

 Nosotros preferíamos, evidentemente, la lectura de comiquitas, periódicos, y revistas, que nos enviaba la Abuela Rosario-- (¡Bendita sea!)--, desde Caracas; estábamos casi al día con las aventuras de Superman; El Fantasma que Camina y su Corte de Pigmeos Bandar; Tarzán el Hombre Mono; Mandrake el Mago; Roldan El Temerario y sus aventuras extraterrestres; Lorenzo y Pepita; el Pato Donald y su familia; Popeye y su dieta de espinacas; las aventuras de unos pequeños y terribles gemelos cuyo nombre no recuerdo; el Ratón Miguelito; etc., etc…
Amén de revistas como la “Reader´s Digest” que nos “informaba” desde su punto de vista “Panamericano” de la realidad continental y mundial. También oíamos la radio, noticias nacionales, y  de la 2ª. Guerra Mundial; veíamos películas mejicanas, y cantábamos sus canciones; además nos asomábamos por unas novelas folletinescas, que vendían por fascículos por los pueblos de Guayana, y eran la comidilla preferida de las señoras de los pueblos, en las visitas a sus amigas: conversaban sobre los últimos “eventos” novelescos como si se tratara de personajes reales.

Sumergidos en esos mundos, reales y ficticios, deben comprender que la Escuela Primaria, con su rígidas rutinas, sus libros en blanco y negro-- (sobre todo los de geografía, biología, o zoología, en blanco y negro, eran pesadísimos). En el 6º. Gdo. Que cursé en el Salesiano de Caracas, me “salvó” la vida libro de Geografía hermosamente ilustrado a colores)--, todos ellos eran para nosotros aburridísimos; queríamos que el tiempo pasara rápido, volver a casa y sumergirnos en nuestro Universo de fantasías y realidades. Entramos en una Escuela Unitaria en Guasipati, a los siete años (1944) y egresamos de la Primaria en 1949; nuestra historia escolar fue “paralela” a las mudanzas de la familia: Guasipati, Upata, Caracas, Tinaquillo, Tinaco, San Carlos, La Victoria, y finalmente Caracas; por tanto pertenecemos a muchas “promociones” escolares de diversos lugares; esto fue bueno por la acumulación de conocimiento sobre personas y poblaciones; pero fue negativo en cuanto no pudimos convivir tiempo suficiente con ningún grupo en la Primaria, como debería ser normalmente.

 El  grupo de condiscípulos, y la Institución más estable, lo experimentamos al entrar al 1ero. De Bachillerato, en el Colegio Estadal Cojedes, de San Carlos, desde1950 hasta egresar de 3er Año en 1953. Es lógico que de esa época guardemos la mayor cantidad de recuerdos y de amistades. No nos fue muy bien en las Matemáticas del 1º. Y 2º, Años de Bachillerato; siempre eran las notas más bajas dentro del conjunto de las Asignaturas cursadas, mientras que el rendimiento en la otras Materias eran mucho mejores.

 Para ese tiempo vivíamos en El Tinaco, y todos los días, a las 6am, en la única camioneta, habilitada para cargar personas, de la Prefectura del pueblo, nos trasladaban a San Carlos, al grupo de estudiantes de Bachillerato; teníamos clase de 8am a 12m, y de 2pm a 5pm; almorzábamos, gratuitamente, en el comedor del Grupo Escolar de San Carlos, cuyo Director era por casualidad, el mismo Maestro que era Director de la Escuela Federal Graduada de Upata en la cual cursamos 4º.Gdo. de Primaria. Por cierto, que tanto en Upata, como en San Carlos, nos encontramos con nuestro doble primo Max Contasti, con quien coincidimos de nuevo en el 5º. De Bachillerato en Caracas, y luego en la Facultad de Ingeniería, UCV.
Decíamos más arriba, que el Colegio, no nos iba muy bien en Matemáticas, 1º. Y 2º. Años, por el contrario de las otras Materias; un mal/buen día— (luego sabrán el por qué de esta “clasificación”)--,mientras esperábamos a la nombrada camioneta del transporte escolar, un compañero de apellido Briceño, al que llamábamos “Pecos Bill”—(porque era muy “pecoso” y la canción de marras estaba de moda)—Nos desafió frente a las compañeras y compañeros del grupo:

 ¡Ustedes los Gruber lo que saben es hablar y escribir pura paja, puro gamelote; siempre van mal en matemáticas; mientras que yo saco puros 20 en esa Materia; ella es para gente inteligente que nació para entenderla, ustedes no! Antonio reaccionó violentamente, y se fajó a puño limpio con el compañero, limpiando el “honor intelectual de la familia”; ambos salieron bastante golpeados, los muchachos y muchachas los separaron.
El pleito no pasó de allí, me consta que después se hicieron amigos de “palos”, y otras aventurillas. Con motivo de la muerte y velorio de Antonio, el compañero Héctor Pedreáñez, hoy Académico de la Lengua, lo llamó para darle la infausta noticia,  y él me llamó para darme el sentido pésame, y ponérseme a la orden, gesto que mi familia y yo agradecemos altamente. Por cierto que en esa conversación le pregunté por su relación con las Matemáticas, yo suponía que había estudiado Ingeniería, o alguna Materia afín, pero me informó muy divertido que se había ocupado de otras cosas, más bien tenia éxito como empresario. Bien supongo que eso también tiene relación con su exitosa, y temprana, experiencia numérica.

Pero como decía más arriba fue un mal día por la ofensa y la pelea; pero fue un buen día porque nos motivó a investigar cuál era el problema que teníamos con la fulana Matemáticas.  Pues siempre la familia, y su entorno, se habían hecho de lenguas de lo “inteligentes, avispados, y cultos, que eran estos morochitos”; y celebrados así hasta los 12 años, no podíamos entender la “tesis” de “Pecos Bill”, de que había gente que nacían “inteligente” para dicha Materia y otras no, las cuales estaban destinados, de por vida, a leer, hablar, y escribir “pura paja, puro gamelote”.¡”Eso” no podía ser posible, por lo menos con nosotros no!
En las vacaciones del 2º. Año, en el Tinaco, convertimos una mesa de “ping-pong” en mesa de estudio, y armados de los libros de Boris L Bossio Vivas, para 1º. Y 2º. Años de Bachillerato; la Aritmética de Baldor, y la Bruño. Empezamos por revisar las páginas del libro de Bossio Vivas para 2º. Año, era como si intentáramos leer en un idioma extranjero; igual nos pasó con el respectivo libro del 1er. Año; y poco a poco llegamos a la conclusión que ¡Nunca habíamos estudiado la Matemática en serio!

 Así que en la vacaciones del 2º. De Bachillerato, repasamos todos y cada uno de los temas de la Aritmética de la Primaria; enfrentados el uno con el otro, luego de estudiar un tema a fondo, copiábamos el enunciado de un problema de la Aritmética Baldor, o de Bruño, y veíamos quien lo resolvía primero; el que ganaba la competencia le enseñaba al otro cómo hacerlo. Luego, mientras cursábamos el 3er. Año, simultánea y paralelamente íbamos repasando los libros respectivos del 1º. Y 2º. Años; por tanto al egresar para el 4º. Año, que cursamos en La Victoria, Aragua, 1953-54, íbamos mejor preparados; pero no adelantaremos ese tema y esa experiencias, porque aún falta mucho que  contar de los estudios de San Carlos entre 1950-53.

 ....(Continuará)...

 

 

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