miércoles, 30 de noviembre de 2011

VICTOR GRUBER: ¿QUIÉN LE TEME A TEODORO?--EN "NOT.DIGIT" Y "PET.WORLD"--23--10--2005--

Víctor Gruber : ¿ Quién le teme a Teodoro?

--(En "Noticiero Digital" y "Petroleumworld" en octubre del 2005, Caracas, Venezuela)--

Según reseñan los medios masivos de comunicación venezolanos, Teodoro Petkoff, Director de “TalCual”, y virtual precandidato Presidencial en el 2006, fue agredido en Maturín, por una banda de matones castro-chavistas, durante la presentación de su libro “Las dos izquierdas”, en la sede del Colegio Médico del Estado Monagas, el pasado viernes 21 del corriente mes.

Según palabras del propio autor (en Unión Radio): “cualquier movimiento que de muestra de intolerancia, agresividad y de desprecio por los demás, por supuesto que no sale favorecido con este tipo de conductas, este tipo de conducta a quien daña en primer lugar es al propio gobierno” Y continúa su declaración diciendo: “entró una banda pequeña de matones de aquí, de franelas rojas, supongo que eran mandados por alguien vinculado con la alcaldía. El incidente no pasó de unos empujones y de unos gritos. La serenidad del público presente, literalmente, expulsó al grupo de vándalos y el acto se realizó con toda normalidad”

Este lamentable suceso ilustra como el que más la situación que vive Venezuela desde 1998, con el ascenso del castro-chavismo al poder, que podemos resumir en la fórmula “Civilización vs. Barbarie”, que tiene sus antecedentes recientes, en el siglo XX: la barbarie fascista de la Italia de Mussolini; de la Alemania nacionalsocialista; del franquismo español y el fascismo portugués; del comunismo estalinista en Rusia, y en los regímenes “democrático-populares” de Europa Oriental; así como en el comunismo asiático de Mao, Kim Il Sung, y Polpot; sin que olvidemos la Cuba castrista, ahora modelo paradigmático del castro-chavismo venezolano.

¿Qué significa Teodoro, y al parecer merece ser silenciado, mediante la violencia castro-chavista? Podemos resumirlo así: Él representa:

-A la izquierda democrática vs. La totalitaria y represiva-
-A la izquierda culta vs. La inculta e ignara-
-A la izquierda pacífica vs. La violenta y terrorista-
-A la izquierda pluralista vs. La caudillista y personalista-
-A la izquierda civilista vs. La gorilo-militarista –
-A la izquierda descentralizadora vs. La centralizadora-
-A la izquierda racionalista vs. La irracionalista y voluntarista-
-A la izquierda moderna vs. La tradicionalista y populista-
-A la izquierda venezolanista vs. La entreguista procubana
-A la izquierda decente vs. La inmoral, corrompida, y corruptora-

Entonces ¿Quiénes le temen a Teodoro? Muy simple:”El Único”, sus ministros, sus jueces, sus parlamentarios, su fiscal, su defensor, su contralor, sus militares, sus gobernadores, sus alcaldes, sus concejales; y en fin los miembros del núcleo “duro” del castro-chavismo gobernante.
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Víctor Gruber es profesor Universitario. Los puntos de vista expresados no necesariamente son los de Petroleumworld.

Nota del Editor: Este comentario fue originalmente publicado por Noticiero Digital, el 23 de octubre del 2005. Petroleumworld no se hace responsable por los juicios de valor emitidos por esta publicacion, por sus colaboradores y columnistas de opinión y análisis.

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Petroleumworld.com Venezuela 25 10 05


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lunes, 14 de noviembre de 2011

CLAUDIO NAZOA. ¡VAS DE RETRO, SATANÁS!--ND--14--11--11--

opinión
Claudio Nazoa
El Nacional / ND

Satanás
14 Noviembre, 2011

En estos últimos años hemos aprendido que la maldad existe. Para muchas generaciones de venezolanos, la maldad era lejana y pasaba en otras partes. No es que viviéramos en Disney World. No. Pero teníamos la sensación de convivir en paz a pesar de las diferencias. En mi casa, por ejemplo, jamás escuché a mis padres decir que no tratáramos a alguna familia por ser copeyana o adeca.

opinan los foristas


Mi padre fue objeto de censura y represión por gobiernos adecos, pero, es bueno decirlo, también era muy respetado. Escribió libros y dictaba conferencias, no precisamente complacientes, en sitios casi siempre regentados por funcionarios adecos o copeyanos. Incluso, bajo el primer gobierno de Carlos Andrés, fue nombrado director de Literatura del antiguo Inciba. Trabajar para el Estado en el área cultural no significaba bajar la cabeza y renunciar a creencias políticas. Cuando mi padre murió, Carlos Andrés, su adversario político, lo condecoró post mórtem, en la plaza Bolívar de Caracas.

Yo mismo trabajé como profesor de Arte durante diez años en el Consejo Venezolano del Niño. Tuve el honor de hacerlo en el Museo de los Niños con Alicia Pietri de Caldera, una de las mujeres más inteligentes y bellas de Venezuela.

Fui fundador además, del Ministerio de la Juventud, y todo el mundo sabía que yo era de izquierda. La mayoría de quienes nos oponemos a esta vergüenza atorrante y cursi que nos atormenta somos gente de izquierda que estamos luchando contra un régimen que se comporta como los peores gobiernos fascistoides de derecha que han existido.

Nunca, como ahora, han estado tan claras las siniestras similitudes que unen en sus acciones a fascistas y a comunistas; que alguien explique las diferencias. Pregúntenle a los cubanos, a los sobrevivientes de los países comunistas de Europa, a los camboyanos o a los robotizados y esclavizados habitantes de un extraño y maléfico planeta llamado Corea del Norte, y les darán fe de lo monstruosamente parecidos que son los regímenes que han hecho igual o más daño a los habitantes de esos países, martirizados por fascistas, gorilas militares de derecha y de izquierda, o por nazis.

No podemos decir que Venezuela sea como Corea del Norte o Cuba. Todavía usted puede leer esto y yo escribirlo, pero no por eso debemos descuidarnos, porque, si no, para allá vamos.

Satanás enloquecido está expandiendo el odio.

Con una conducta esquizofrénica y un Cristo en la mano, grita que nos ama. La gente presiente que la van a joder si no se “porta bien”; incluso, por miedo o comodidad, algunos son indiferentes, zalameros o jalabolas. Esto de nada vale porque el lema del diablo es: “No es que te arrastres, es que tienes que hacerlo como yo te diga”.

Hoy, las palabras de moda son: optimismo, amistad y reconciliación hasta con quienes no quieren. Hay que hablar claro, duro y sin miedo.

Recordemos que los judíos indiferentes también murieron. En Corea del Norte, la gente que “se porta bien” muere de hambre o en cárceles. Los cubanos que callan también sufren, pero menos que la valiente Yoani Sánchez.

En Venezuela, por miedo, cambian el nombre de El Informador por El Imparcial. Tarde o temprano, imparcialmente, los tratarán como a Globovisión.

Hay momentos en la vida en que a Satanás, so pena de estar presos o muertos, hay que gritarle durísimo y sin miedo: ¡Soy libre! Así que yo no lo diré en latín, como lo haría el cardenal in péctore Germán Flores, sino en criollo: ¡Vas de retro, Satanás!

LEONOR FILARDO: LA ENVIDIA--EUD--14--11--11--

La envidia
Los envidiosos incurables han inspirado los movimientos revolucionarios

LEONOR FILARDO | EL UNIVERSAL
lunes 14 de noviembre de 2011 12:00 AM

Helmut Schoeck, sociólogo y escritor austríaco alemán, en su libro La Envidia, una Teoría de la Conducta Social, plantea que la envidia es una fuerza en el centro de la vida social. Si el hombre es un ser envidioso en extremo, a la larga este sentimiento puede destruirlo y, desde este punto de vista, es un fenómeno psicológico/patológico. El problema fundamental es la envidia patológica.

La capacidad de envidiar es un signo de advertencia. Como existe la tendencia a hablar en términos abstractos de justicia, o de lo intolerable e injusto, el líder o el político utilizan este lenguaje para apoderarse del poder estimulando la guerra entre pobres y ricos, y prometiéndoles a los desposeídos que los va a igualar con los poderosos. La manipulación de la desigualdad y esa etiqueta de lo injusto fue lo que llevó a Marx a utilizar las asimetrías como instrumento político, como el opio de la religión, o la enseñanza a los políticos de prometer felicidad a aquellos que creen que es posible alcanzar la igualdad.

La realidad es que la desigualdad en el ser humano es natural. Una cosa es que el Hombre haya sido creado a imagen y semejanza de Dios en cuerpo, alma, razón y libertad, y otra son la herencia, la educación, la cultural, el entorno donde se crece, la responsabilidad, las virtudes o vicios que practica, sus inquietudes intelectuales, entre las más importantes son la genialidad, la inteligencia, la dedicación, la disciplina en la práctica de las virtudes. Este conjunto de elementos es lo que les permite a los seres humanos ser distintos, y, según el camino que tomen, alcanzarán o no una riqueza legítima o un determinado status en la sociedad. En la vida es imposible lograr la igualdad. Los genios nacen, no se fabrican.

La envidia es universal. Una sociedad puede subsistir con envidia, pero cuando un gobierno ejecuta una política social, implícita o explícita, basada en la envidia, ella puede ser más destructiva que aquella que ha fabricado una filosofía económica y social que no se funda en ella. La asignación de recursos escasos en cualquier sociedad donde las decisiones descansan en la envidia, conduce al despilfarro, a la ineficiencia, a la destrucción del aparato productivo.

El envidioso quiere ver el objeto de su envidia destruido, robado, desposeído, humillado, herido, pero nunca piensa en qué hacer para ver la transferencia de lo envidiado a su propiedad. La capacidad de envidiar es una emoción que puede ser tratada como una psicopatía, pero a su vez es un problema sociológico de primer orden. Este tipo de persona nunca está dispuesta a entrar en una competencia justa. Sus complejos son tan grandes que siempre encuentra un culpable. En vez de buscar la excelencia y acercarse a los exitosos para aprender, sus amigos los encuentra en aquellos que sufren del mismo mal, y se junta con ellos para profundizar el sufrimiento de los pueblos.

Los envidiosos incurables han inspirado los movimientos revolucionarios, pero nunca logran una sociedad estable. Los ejemplos más contundentes son la URSS (que se destruyó), la China de Mao (que después de su muerte fue transformada por los líderes que actualmente la gobiernan), Libia (Gadafi terminó asesinado por su pueblo), Egipto (Mubarak finalizó en una cárcel), y algunos países del ALBA financiados por la riqueza petrolera venezolana. Sus líderes, en nombre de los pobres, se apoderaron de los poderes, de las industrias, de las haciendas productivas, del comercio, del poder, de la propiedad privada, de las viviendas, destruyeron los servicios públicos y la infraestructura, implantaron las regulaciones más absurdas que generan escasez y corrupción (según el Índice de Transparencia Internacional, las calificaciones, de 1 a 100, son: Bolivia 27, Nicaragua 25, Ecuador 22 y Venezuela, la más corrupta, 19). La apropiación de los recursos del Estado produjo un despilfarro nunca visto, y condujo a los países a la ruina, aumentando el desempleo, creando una sociedad de pobres, de mendigos y criminales donde solo crece la inseguridad.

El socialismo extremo es producto de la envidia que destruye a los países política, económica y moralmente. Por ello los líderes que aspiran a dirigir la sociedad deben orientar sus políticas sin envidia para que la nación se reconcilie, separar los poderes, fomentar y proteger la propiedad privada, y estimular la innovación, el crecimiento económico y, sobre todo, la prosperidad en beneficio de todos.

cedice@cedice.org.ve

@cedice

martes, 8 de noviembre de 2011

ANGEL BERNARDO VISO: EL CURSO ACTUAL DE UNA REVOLUCIÓN TERRIBLE--ANALITICA--AGOSTO 2001-

Prefacio a la segunda edición de Las revoluciones terribles

El curso actual de una revolución terrible

Ángel Bernardo Viso

Agosto de 2001
Se publica con autorización de Editorial Grijalbo

Con motivo de la segunda edición del presente libro, me exige el editor un prefacio donde me refiera al movimiento revolucionario iniciado en Venezuela el pasado año, poniendo así a mi cargo una ardua tarea, pues una cosa es pensar y escribir con sosiego sobre algo ocurrido hace alrededor de doscientos años, utilizando para ello el repertorio de ideas que Bolívar y los suyos heredaron del Siglo de las Luces, y otra muy distinta tratar de comprender lo que está en juego ante mis ojos con la velocidad de un torbellino, debatiéndome interiormente entre la sensación de presenciar un fenómeno anacrónico, de ocurrencia improbable y por tanto destinado a ser fugaz, y la convicción contraria, de estar ante un tipo de gobierno, o más bien de gobernante —pues mi instinto me lleva a creer necesario hacer de una vez un traje, o mejor dicho una investidura, a la medida de nuestro Caudillo—, con una clara vocación al despotismo, tal como lo concibe Montesquieu, y a la tiranía, en el sentido de la filosofía clásica, tal como la define Leo Strauss en su meditación sobre el breve y denso diálogo de Jenofonte, Hierón o Tratado sobre la Tiranía:

«La tiranía es esencialmente un gobierno sin leyes o, más exactamente, un gobierno monárquico sin leyes» [1].

He dicho una vocación —que es llamado o tendencia—, para evitar cualquier polémica con politólogos, constitucionalistas o filósofos, de igual manera que, en su tiempo, se dijo que la primera Constitución de Bolivia establecía una monarquía sin corona, o una monocracia, palabra esta última con frecuencia aplicada a la Constitución bolivariana impuesta por Hugo Chávez Frías.

He utilizado también, siguiendo a Strauss, la palabra monarquía, después de haber leído con pena el farragoso texto de la nueva Constitución, porque, como se verá en el Capítulo X de mi libro, estoy convencido de que el discurso revolucionario hispanoamericano, y la ideología de donde procede, es múltiple, engañoso y distante de la realidad, de modo que es de rigor metodológico separarse de la apariencia —así tenga el aspecto plúmbeo de la Constitución bolivariana—, y levantar su velo para descubrir la verdad oculta detrás de los disfraces o máscaras revolucionarios, así como de las mentiras constitucionales o inaugurales. Ahora bien, una de esas mentiras es la de la existencia real de la Constitución, que sólo vive en la medida en que la ilusión de su vigencia sirve para tranquilizar la conciencia de una comunidad internacional que —víctima de una ilusión o de una actitud hipócrita—, se contenta con que existan los nombres de las cosas, aunque estas últimas tengan la consistencia del humo o del viento.

Es cierto que algunos voceros de la comunidad internacional han expresado que es preciso juzgar a Chávez por lo que hace y no por lo que dice, pero en el libro del Génesis está escrito que el mundo se crea por la palabra, por el Verbo, y en la práctica sabemos que cualquier palabra violenta, maligna o destructora, lanzada desde lo alto del poder, mata o siembra el Terror. De ahí mi afirmación inicial de que el Caudillo, Führer o Duce, tiene vocación al despotismo, en el sentido definido por Montesquieu.

En efecto, dice el pensador bordelés en su libro fundamental que la libertad:

«es esa tranquilidad de espíritu que cada uno tiene de su seguridad; y para que se tenga esa libertad, es preciso que el gobierno esté constituido de tal manera que un ciudadano no pueda temer a otro ciudadano [2] y, en otro libro, dice:

«La sola ventaja de un pueblo libre es la seguridad que tiene cada quien de que el capricho de uno solo no le quitará los bienes ni la vida» [3].

Llama entonces la atención que, a pesar del notorio temor surgido entre tantos periodistas, propietarios de empresas, prelados de la Iglesia Católica y simples opositores al sistema de gobierno actual, a quienes el dueño absoluto del poder ha execrado, condenado o prometido destruir, haya gente que todavía tenga ánimos para sostener que en Venezuela existen libertad y democracia, desdeñando los aspectos multiformes de los totalitarismos contemporáneos.

De otra parte, la evolución de las ideas que hicieron posibles esos totalitarismos llevaron a escribir a un célebre historiador francés:

«Nietzsche, anunciador de la muerte de Dios, profeta de la miseria moral e intelectual del hombre democrático, no imagina los regímenes totalitarios del siglo siguiente. Es en el siglo XIX que la historia reemplaza a Dios en su poder total sobre el destino de los hombres, pero es en el siglo XX que se dejan ver las locuras políticas nacidas de esa sustitución» [4].

El historiador francés dice locura, y no otra cosa hemos vivido desde que nuestro Führer, siguiendo los pasos de sus antecesores ideológicos, comenzó a ejercer su poder absoluto, en contra de las constituciones y de las leyes, a las que opuso desde el momento de su elección una legitimidad de carácter mesiánico, en apariencia derivada del voto popular de los venezolanos, aunque luego supimos que procedía de una idea más grande, al descubrir su ambición de deshacedor de entuertos en el ámbito continental (guerrilleros de la Colombia cercana o profunda, indios del lejano Ecuador, desheredados del Nordeste del Brasil y de más allá) para asombrarnos después de su vocación planetaria, de caballero andante de las causas perdidas (como la de Fidel Castro) o evidentemente erróneas (como la de los fundamentalistas islámicos) y de las tecnologías atrasadas (como la de los trenes y demás maquinarias de la China continental), para culminar en su ambición de convertirse en el paladín del tercer mundo, en el jefe de la O.P.E.P., en el fundador de una organización paralela a las Naciones Unidas.

Esa locura proteica, más que de su estructura psíquica o espiritual, es tributaria de una ideología que, como ya ha sido observado, es una curiosa amalgama de las dos grandes tendencias antidemocráticas y antiliberales del siglo XX, el comunismo y el fascismo (pasadas por el tamiz de su militarismo tropical), ejemplos contemporáneos de las revoluciones terribles, cuyo odio recíproco y lucha a muerte no excluye su carácter complementario, ni los préstamos ideológicos que cada una de esas tendencias debe a la otra, como se desprende, entre otros, de los trabajos de Ernst Nolte y de François Furet [5], por lo que resulta ocioso averiguar en cuáles proporciones el comunismo ruso y el fascismo (cuya versión radical es el nazismo, de acuerdo con Nolte) han contribuido a integrar la peculiar ideología de nuestro Führer.

Ahora bien, al recurrir al lenguaje de la psiquiatría para caracterizar la concepción, la puesta en práctica y la vivencia misma del régimen sui generis implantado en nuestro medio, no lo hago para atenuar la responsabilidad de sus promotores, ni del mayor y principal de sus actores, sino obviamente para poner de relieve la insensatez de querer refundar la República, a los dos siglos de haber sido fundada, en contra de las corrientes dominantes en el rico y culto mundo occidental al que pertenecemos por derecho propio, queriendo tirar por la borda la experiencia vivida durante esos dos siglos a costa de dolor y sangre, así como abolir instituciones que, si bien debían ser reformadas, no tenían por qué ser aniquiladas, y menos aún sustituidas por parodias o mascaradas: intentos improvisados e incoherentes, a los que no resulta aventurado vaticinar una vida corta.

Pero hay algo más grave, que permite temer para el futuro cosas peores, si la revolución iniciada sigue su curso. Los hechos han demostrado que la Constitución misma, que aparentemente estaba en el centro de las propuestas revolucionarias, se ha revelado al fin como un simple pretexto o ardid para ayudar a destruir el marco jurídico prerrevolucionario, y no la clave de bóveda de la construcción de la nueva Venezuela, de modo que hechos como el referéndum consultivo de la Asamblea Constituyente, las elecciones que se siguieron, la batalla jurídico-constitucional propuesta ante la Corte Suprema de Justicia por un grupo de inteligentes y valientes juristas y la aprobación final de la Constitución, por una minoría del electorado real, debido a la abstención de la mayoría, presentados todos como triunfos de la Revolución bolivariana, no pasaron de ser una comedia, prevista, estimulada y en gran medida representada por el Führer y sus seguidores, para hacernos creer que la meta buscada por ellos era la promulgación de la nueva Constitución revolucionaria, cuando el único fundamento del poder que domina al Estado es la voluntad agresiva, truculenta y cambiante del Führer.

Allan R. Brewer-Carías, en uno de sus mejores libros [6], denuncia sin complacencia los actos inconstitucionales e ilegales de todos los órganos del poder público. Sin embargo, como es lógico en su caso, Brewer se coloca resueltamente en el terreno jurídico; y por eso debe creer en la existencia real de la Constitución que critica. Este prefacio, en cambio, así como el libro que sigue, están situados en el campo de la crítica histórica, y por eso su enfoque debe ser distinto. El simple hecho de que más de tres meses después de la aprobación de la nueva Constitución se publique en la Gaceta Oficial una versión corregida de la misma, so pretexto de errores de gramática, de sintaxis y de estilo, precedida por una Exposición de Motivos que no fue aprobada por la Asamblea Constituyente, pero que debería ser decisiva en la interpretación de las normas constitucionales; el hecho adicional de que la Asamblea haya elegido un Congresillo, no previsto en la Constitución, para servir de órgano legislativo (con facultades supraconstitucionales), mientras se celebraban las elecciones destinadas a relegitimar las autoridades; y finalmente, el hecho de que, después de haber obtenido —regular o irregularmente— la relegitimación buscada por el Führer, se pretenda que continuamos todavía en un período transitorio y que, sin aprobarse las leyes previstas en la Constitución, la Asamblea recién elegida deba designar nuevo Tribunal Supremo y nuevo Poder Ciudadano, como si dicha Asamblea tuviera las facultades supraconstitucionales del Congresillo, me convencen en forma definitiva que, como antes he afirmado, la Constitución no tiene una existencia querida por sus promotores, quienes hicieron desde el comienzo la reserva mental correspondiente, y creen tener el derecho (y la fuerza) de aplicarla o de no aplicarla, lo mismo que todas las leyes, según las circunstancias y las necesidades de la revolución. De modo que, para aquellos que creen en la existencia real de la Constitución bolivariana, de igual manera que la Constitución del 61 fue calificada irrespetuosamente por el Führer de moribunda, la actual debería ser calificada por todos los venezolanos de inválida o baldada.

Lenin, fundador del comunismo ruso y probablemente el maestro indirecto de Hugo Chávez Frías, o en todo caso el primero de sus antecesores, tuvo una postura más expedita, pero más sincera, en materia constitucional, en 1917, cuando ordenó dispersar la Asamblea Constituyente por la que había luchado con denuedo toda la oposición al zar, incluyendo a socialdemócratas y bolcheviques. En sus Tesis sobre la Asamblea Constituyente, publicadas antes de la orden de dispersión, comunicada a la Asamblea, de viva voz, por un marino rojo, Lenin tuvo la franqueza de invocar su concepción de la dialéctica marxista y de aclarar que, si bien había sido justa la reivindicación de la que había nacido la Asamblea, el desarrollo de la Revolución de octubre (de 1917) hacía que aquélla, de reunirse, debería entrar en conflicto con los intereses y la voluntad de las masas, de modo que la crisis debía ser resuelta «de manera revolucionaria» [7].

Con la revolución verdaderamente hemos topado, Sancho amigo. Ignoro si el Führer llegó a tener la idea de seguir a la letra las enseñanzas de Lenin, para evitar los escollos de la interpretación del proceso constituyente y de la Constitución misma, y luego desechó esa idea, con el fin de guardar las apariencias ante la comunidad internacional, recurriendo a subterfugios para, en la práctica, dejar sin efecto la Constitución vendida al electorado como una panacea, aunque en verdad son tan numerosas sus violaciones de las normas de la Constitución moribunda, y de la Constitución baldada, y tan frecuentes las oportunidades en que decide simplemente no aplicarla, que en la comunidad internacional y en la nacional queda muy poco espacio para creer que Hugo Chávez Frías es un respetuoso cumplidor de la Constitución y de las leyes.

Por eso, a pesar de que tengo a mano los recursos legales introducidos ante la Corte Suprema de Justicia y luego ante el Tribunal Supremo de Justicia, estoy seguro de que toda esa rica literatura jurídica sólo será apreciada cuando cese el fenómeno revolucionario; es decir, cuando, muy de acuerdo con Joseph de Maistre y con el Epílogo de mi libro, entre todos hagamos lo contrario de una revolución. No una contrarrevolución, que sería más de lo mismo que se ha hecho ahora.

Por lo demás, en su libro La España Revolucionaria, ya Marx se había planteado el problema de que, a veces, como a su juicio ocurría en 1812 en la península española, «lo que faltaba era una acción revolucionaria para romper la resistencia de la vieja sociedad y no una Constitución que sancionase un imposible compromiso con aquélla» [8]. De donde es posible que los autores y actores de la Revolución de 1999, calificada por mí de tiránica, hayan descubierto tardíamente, y en la práctica, esa «ley de la historia», enunciada hace mucho más de un siglo por el gran filósofo revolucionario, y decidido a la carrera, con poco arte y ninguna virtud (en el sentido maquiavelano) hacer caso omiso de la Constitución baldada.

Pero el conflicto entre Revolución y Constitución es más viejo aún y se origina en la primera de las revoluciones terribles, es decir, en la francesa, de acuerdo con el magnífico trabajo que le consagra al tema el profesor de la Universidad de Chicago Keith Michael Baker [9]. Ese conflicto surgió cuando, en la Asamblea revolucionaria de 1789, fue preciso debatir la forma en que debía manifestarse la soberanía de la nación o del pueblo, ya plasmada en una Constitución escrita, para poder reformar o derogar la Constitución misma. Debate apasionado, en el que, por desgracia, se desecharon las opiniones del abate Sieyès (quien optaba por conceder el poder de reformar el texto constitucional a los mismos diputados, que todavía ejercían sus funciones), y la Asamblea se encontró en un callejón sin salida, entre la convicción de que la Constitución no podía reformarse sino por medios constitucionales, impedidos por el veto del rey, y la otra convicción, más poderosa, de que el pueblo la podía cambiar en todo momento. Ese conflicto ideológico y jurídico, terminó con la destrucción de facto de la primera Constitución francesa y con la apertura de la Revolución misma hacia la violencia indiscriminada y el Terror.

Si evoco en estas páginas aquel lejano conflicto es porque creo que permite comprender a fondo las razones teóricas y prácticas que llevan a no aplicar la actual Constitución bolivariana. En efecto, mientras en Francia había una brecha conceptual entre Constitución y Revolución, por las trabas de técnica jurídica opuestas a la expresión de la soberanía para reformar el texto constitucional, cuando a los diputados radicales parecía evidente que el pueblo podía manifestar en todo tiempo su soberanía, siguiendo a la letra las enseñanzas de Rousseau, en la Venezuela de hoy, Hugo Chávez Frías, a quien por eso he decidido llamar Führer o Caudillo, no obstante haber sido elegido por el voto popular y cumplido con otras formalidades que le permiten exhibir la investidura de Presidente constitucional, al mismo tiempo se ha reservado para sí de manera explícita y con carácter absoluto la legitimidad revolucionaria y la representación solitaria de la soberanía, lo que le ha permitido, entre otras cosas:

Asumir la Presidencia de la República sin prestar el juramento exigido por la ley, al calificar la Constitución del 61 de moribunda, es decir, de no acatable, o de parcialmente acatable, en el momento mismo en que se disponía a realizar ese acto solemne, convirtiéndose desde ese instante en un gobernante de facto.
Invocar la naturaleza exclusiva del ejercicio por parte suya de la soberanía, en una comunicación dirigida a la Corte Suprema de Justicia; y, muy de acuerdo con esa declaración formal, imponer luego su voluntad tanto a la referida Corte como al Congreso, rompiendo así el equilibrio de los poderes consagrado en la Constitución del 61, que no había sido derogada de jure.
Decretar el ascenso de oficiales de las fuerzas Armadas, desde Coronel o Capitán de Navío, sin la autorización del Senado de la República, con abierta violación del artículo 150, ordinal 5º, de la Constitución del 61, poniendo así en práctica la teoría de su mentor Norberto Ceresole, de que debía convertirse en Caudillo o Führer de las Fuerzas Armadas, y abriendo paso a una posible dictadura militar, eventualmente impuesta en contra de su voluntad, que impida incluso el ejercicio formal de la proclamada soberanía popular.
Auspiciar públicamente los numerosos actos inconstitucionales de la Asamblea Constituyente, y en especial los relativos a los efectos derogatorios de la Constitución del 61, y al régimen de transición del poder público, analizados severamente por Brewer [10].
Utilizar de manera cotidiana los medios de comunicación estatales y privados, y en especial la radio y la televisión, sin estar autorizado para ello por ninguna norma, tanto para promover sus intereses electorales como para amedrentar a sus opositores.
Aprovecharse de su condición de militar retirado, de manera francamente abusiva, incitando a militares activos a participar en las elecciones como candidatos, en contra de la letra de la Constitución; infiltrando en la administración pública militares fuera de servicio, sin experiencia en cargos civiles; y en cambio humillando a los militares activos, exhibiéndose en ceremonias y actos públicos con un uniforme militar que ya no tiene derecho a usar.
Conducir una política exterior de intromisión en los asuntos internos de los países limítrofes, mediante la utilización de contactos indebidos con la guerrilla colombiana y el manejo demagógico de las etnias indígenas, a los que la Constitución baldada consagra unas normas de difícil interpretación y aplicación; y que, por lo demás, están reñidas con las garantías constitucionales históricamente reconocidas a los venezolanos (vgr., en materia de propiedad privada, al imponer a los indígenas la propiedad colectiva) y se prestan a la manipulación de esas etnias en contra de los venezolanos que no pertenezcan a las mismas y en contra de los gobiernos de algunos países iberoamericanos (como ocurrió en el caso de Ecuador).
Pretender agrandar el territorio nacional mediante una política de anexiones, lo que explica la intención, varias veces manifestada, de declarar unilateralmente nulos todos los tratados que, a juicio del gobierno venezolano, hayan implicado concesiones territoriales, así como explica la norma contenida en el artículo 14 de la Constitución baldada, que prevé un régimen legal particular para aquellos territorios (necesariamente limítrofes) cuyos habitantes decidan incorporarse a Venezuela, dejando así la puerta abierta para que el Führer sea considerado un factor de perturbación política a nivel continental, y para que puedan surgir conflictos armados de naturaleza internacional, como suele ocurrir en toda revolución terrible.
De esa manera, y de varias otras que deliberadamente omito, la praxis del ejercicio del poder ha tratado de colmar la brecha existente entre Revolución y Constitución, concentrando todo el poder en manos del Führer, del Caudillo, quien —como se verá más adelante en mi libro al hablar del nazismo—, es el único que encarna el espíritu del pueblo. De donde se infiere que cuando el Führer dice: el pueblo quiere, en verdad es él quien quiere, en su olímpica soledad, sin tomar en cuenta la voluntad del pueblo real, de las minorías, de los opositores y disidentes, y de todos aquellos sobre los que pesa la nota de infamia de haber pertenecido al Antiguo Régimen o, en su lenguaje, al puntofijismo. Por ese motivo, a esa solución práctica del conflicto entre Revolución y Constitución puede aplicarse el mismo análisis hecho por el antes citado profesor de Chicago, a propósito de las decisiones tomadas por la Asamblea revolucionaria francesa a mediados de septiembre de 1789, si se tiene el cuidado de sustituir la palabra Asamblea por la de Führer o Caudillo:

«En la medida en que la Asamblea rechazaba los argumentos de Sieyès a favor de una teoría de la representación basada en la división del trabajo, de hecho rehusaba aceptar un discurso de lo social fundado en el reconocimiento de una distribución desigual de la razón, de las funciones y de los intereses, a favor de un discurso político fundado sobre la teoría de la voluntad general unitaria. Para decirlo en un vocabulario más general, la Asamblea optaba por el lenguaje de la voluntad política, en vez del lenguaje de la razón social; por el de la unidad, más bien que por el de la diversidad; por el de la soberanía absoluta, y no por el lenguaje de los derechos del hombre. Es decir, a término, la Asamblea optaba por el Terror» [11].

Varias veces en el texto de este prefacio he dicho o citado la palabra Terror, a sabiendas de que todavía no han caído las cabezas; he hablado de militarismo, cuando el gobierno guarda la apariencia de mantener una naturaleza civil; y de tiranía, en el sentido clásico, siendo así que han pasado veinticinco siglos desde que Hierón, el tirano de Siracusa, dialogaba filosóficamente sobre su propia tiranía con Simónides, el poeta, en presencia —literaria e ideal— de Jenofonte; y de otra parte, en esos siglos intermedios han pasado muchas cosas, entre otras, las ideologías de la modernidad y algunos de los hijos de estas últimas, los totalitarismos del siglo XX, que a veces tienen la piel dura, en especial en los países del tercer mundo, acaso porque algún diablejo arrabalero ha encontrado que es la mejor manera de impedir que se les escapen de sus garras y pasen al mundo desarrollado.

Sin embargo, debo advertir que prefiero discutir por las cosas, no por las palabras; y que es difícil lograr mantener la unidad terminológica cuando los fenómenos estudiados tienen raíces en épocas en que el lenguaje era distinto. Ahora bien, en cuanto a los aspectos de fondo de esas aparentes contradicciones, debo señalar o repetir:

Primero, que la violencia verbal extrema, en boca de un hombre que pretende encarnar un movimiento revolucionario, es en sí misma un acto de Terror que limita la libertad, y causa daños innumerables. Pero, más importante aún, es un signo de guerra, no de paz, pues de acuerdo con la célebre frase de Hobbes más abajo comentada (ver el Cap. IV de mi libro): «La naturaleza de la guerra no está en una batalla que tiene lugar, sino en una disposición de batallar durante todo el tiempo en que no haya garantía de la realidad opuesta, es decir, de la paz». Y, por desgracia, quien insinúa la guerra, promete la muerte.

Segundo, que el militarismo es un tema viejo como el hombre, pero en tiempos modernos renace con la Revolución francesa, lo que tuvo el acierto de anticipar Edmund Burke (ver el Cap. VI de este libro), cuando dijo que «la naturaleza de las cosas exige que el ejército no actúe nunca sino como instrumento» y que «en el momento en que se convierta en un cuerpo deliberante el gobierno, sea el que sea, degenerará inmediatamente en dictadura militar».

El hecho de que las últimas elecciones presidenciales se las hayan disputado dos comandantes retirados (uno de los cuales es además Comandante en Jefe de la Fuerza Armada, por su condición de Presidente en ejercicio), de que se hayan efectuado sondeos de opinión, no autorizados, pero sí publicados, entre los militares activos, y de que el Ministro de Defensa se haya visto obligado a exigir públicamente, en resguardo de la institución a cuya cabeza se encuentra, que no deben mezclarse los militares en los temas electorales, son pruebas irrefutables de la tendencia —Dios quiera resistible—, de que militares armados (creo que en este caso es mejor llamar así a los activos) sean arrastrados a discutir y decidir asuntos políticos como los otros ciudadanos.

Tercero, que si bien Eric Voegelin, más adelante citado en este libro, sostiene que el concepto de tiranía no debe utilizarse en caso de cesarismo, pues al calificar este último de tiránico damos a entender que ese régimen podría ser sustituido por un sistema constitucional, cuando el cesarismo aparece justamente después de la caída definitiva del régimen republicano constitucional, de donde sería un «gobierno post-constitucional» o, como le gustaría decir a Norberto Ceresole, «post-democrático», yo me adhiero a la posición contraria, sostenida por Leo Strauss en su libro antes referido [12], de conformidad con la cual el cesarismo contemporáneo puede ser calificado de tiránico si hay una esperanza razonable de que se restauren la Constitución y las leyes, es decir, la democracia. Dicho en otras palabras, en esta materia la escogencia del término está determinada por razones de fondo, a saber, por mi arraigada esperanza (que no necesito justificar) de que es posible curar la invalidez de la Constitución baldada, o sustituir a la Constitución enferma por otra sana y vigorosa, de acuerdo con nuestra tradición republicana, poniendo término a la tiranía, con la ayuda de todos.

Notas
Leo Strauss, De la tyrannie, suivi de Correspondance avec Alexandre Kojève, nrf, Editions Gallimard, 1997, pág. 98.
Charles de Secondat, barón de Montesquieu et de la Brède, L’Esprit des Lois, en Oeuvres Complètes, París: Editions du Seuil, 1964, pág. 587.
Montesquieu, Mes Pensées, Cap. VII, Nº 1802, pág. 1035, en Oeuvres Complètes.
François Furet, Le Passé d’une illusion, essai sur l’idée communiste au XX siècle, París: Robert Laffont/Calmann Lévy, 1995, pág. 45.
Ver al respecto la apasionante correspondencia entre el historiador alemán y el francés, en François Furet y Ernst Nolte, Fascismo y Comunismo, Madrid: Alianza Editorial, 1999.
La Constitución de 1999 comentada por Allan R. Brewer-Carías, Editorial Arte, Caracas, 2000.
Alain Besançon, Les Origines intellectuelles du léninisme, Calmann Lévy, 1977, págs. 257 y s.s.
Ver al respecto la cita hecha en el Cap. III de mi libro.
Keith Michael Baker, The French Revolution and the Creation of Modern Political Culture, t. I, The Political Culture of the Old Regime, Oxford, Pergamon Press, 1987; y también el largo artículo Constitution, en Dictionnaire Critique de la Révolution Française, Institutions et Créations, publicado bajo la dirección de François Furet y Mona Ozouf, Flammarion, 1992, págs. 179 a 205.
Allan R. Brewer-Carías, op. cit., Séptima Parte, págs. 244 y s.s.
Keith Michael Baker, Constitution, pág. 204.
Leo Strauss, op. cit., págs. 204 y s.s.

ASDRÚBAL AGUIAR: ¡MILITARES SÍ, MILITARISMO NUNCA MÁS!--EUD--08--11--11--

¡Militares sí, militarismo nunca más!
El dilema en puertas es la vuelta de los soldados a sus tareas institucionales y constitucionales

ASDRÚBAL AGUIAR | EL UNIVERSAL
martes 8 de noviembre de 2011 12:00 AM

Lluevo sobre mojado, pero las cuestiones vertebrales que ha de resolver Venezuela más allá de su circunstancia electoral no pueden ser despachadas sin más. Y apunto, justamente, a lo militar y al militarismo, que siguen pesando como anclaje que nos impide avanzar hacia nuestra madurez democrática como pueblo. Lo que es peor, doblegados por una fatal visión autoritaria del ejercicio del poder político, que deriva de lo anterior, aceptamos como mal necesario hasta el relajamiento de las normas del Derecho, su modelaje a los caprichos que demanda la primera, y la hipoteca de todos los derechos para todos en beneficio preferente de los áulicos del gendarme quien nos gobierna.

Soy consciente del perverso maridaje histórico que se desarrolla entre las Fuerzas Armadas y el populismo, cuyos epígonos en Hispanoamérica lo representan el peronismo argentino y, a pesar de su poca relevancia, el velasquismo peruano. Los venezolanos no somos ajenos a dicha realidad, así nos llegue hoy matizada, renovada o influida por la antigüalla marxista de los cubanos.

Se trata, como lo afirmo en anterior oportunidad, de un resabio o tropezón dentro de nuestro devenir republicano, que permite su secuestro por los hombres de armas. Éstos, a la par y siguiendo el modelo de Bolívar, asumen la geografía patria como cosa propia y la toman como botín que les pertenece, justificándose en la obra traumática de nuestra Independencia y sobre las cenizas de civilidad que nos aportan nuestros primeros y auténticos progenitores en 1810 y 1811.

De una percepción, incluso mediatizada por obra del proceso de colonización, que nos imagina dignos de una sociedad y de una organización política fundadas sobre las ideas de libertad, de propiedad, de limitación de los poderes del Estado bajo la forma federal, de sujeción de los gobernantes a las reglas de la alternancia y responsabilidad, y que hasta nos da una Carta de Derechos de manera previa a la forja de nuestra primera Constitución, pasamos, en defecto de tal Patria Boba como la califica El Libertador, a la idea de nuestra sumisión fatal como pueblo a la autoridad armada. Y la misma sigue latiendo en el alma nacional a pesar del esfuerzo contrario que despliega la generación estudiantil de 1928, para enterrar la sociología del gendarme necesario y dotarnos de una República Civil entre 1958 y 1998.

No por azar, hacia mayo de 2004, al inaugurar la sede del Comando Regional Nro. 5 de la Guardia Nacional, el dictador le recuerda a sus compañeros militares que después de varias décadas de perderlo readquirían los fueros que nunca debieron abandonar por obra de los civiles, léase de los políticos; de donde les invita a la tarea de su conservación. Se explica así, igualmente, que el General Rangel Silva, cabeza operacional de las FFAA, afirme que no reconoce una eventual victoria electoral de la oposición, a la que acusa, seguidamente, de querer inhabilitar a los militares para los comicios de 2012. Y cabe, dentro de tal orden de despropósitos, el aumento del 50% de los salarios de todos los hombres de uniforme que dispone el Comandante en Jefe para comprarles lealtad o acaso para atenuar ante éstos su traición a Venezuela en la cuestión de la Guayana Esequiba.

Pues bien, el dilema en puertas y de cara a las elecciones no es la oferta de construir escuelas o dispensarios médicos, o acaso conservar los "subsidios de la dependencia" que crea el mismo dictador bajo el nombre de Misiones. El parte aguas que cabe asumir de cara a un tiempo nuevo es la vuelta de los soldados a sus tareas institucionales y constitucionales.

Cabe, en suma, purgar el militarismo, que como espíritu anima la tutela que aún pretende ejercer sobre la vida y destino de los venezolanos el dictador, usando a la FFAA y con mengua de la vocación democrática de muchos de sus miembros. La "cosmovisión casera" de la milicia ha de abandonar sus pretensiones de "cosmovisión nacional", a la que queden atadas todas las partes de la Nación y el futuro de sus habitantes.

La consigna para el reencuentro de Venezuela con sus auténticos orígenes civiles y su encuentro, incluso tardío, con los desafíos democratizadores que plantea la Era de la información en curso, impone entender que no hay libertad responsable ni bienestar duradero bajo el influjo de gobernantes autoritarios, incluso vestidos de paisano.

Urge respetar el descanso eterno de los Próceres y desterrar el sentido épico de nuestro acontecer, para así restarle impulsos al mesianismo y al tráfico de las ilusiones que nos mantiene como pasajeros en el último vagón del ferrocarril de la civilización.

correoaustral@gmail.com






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sábado, 5 de noviembre de 2011

MEMORIA EDUCATIVA VENEZOLANA--NO.350--30 DE OCTUBRE AL 15 DE NOVIEMBRE--2011--

Las ediciones de la Memoria Educativa Venezolana disponibles en AMAZON.com

Colocar Luis Bravo Jauregui o Ramón Uzcátegui Pacheco en el buscador de libros convencionales o Kindle e.books.

Accedes a libros electrónicos ordenados en cuatro colecciones:

Cronología de la Educación, siglo XVI-2010;

Crónica histórica de la educación en Venezuela (7 tomos); Materiales para una Historia de la educación ( 4 títulos); Universidad en Venezuela (3 títulos) y un balance de los principales indicadores del Sistema Escolar Venezolano.

Memoria Educativa Venezolana

Boletín de análisis crítico de la coyuntura educativa y social

N° 350

30 de octubre al 15 de noviembre

Hay que superar el mesianismo que quema las entrañas del progreso político del país. Hay que desbordar el caudillismo cultural que agobia la educación. Un camino puede ser el desarrollo institucional de las escuelas y universidades, estimulando su autonomía. La idea de instituciones prósperas, esquivas a la precariedad, para una educación provechosa e incluyente, debe superar a la de la caridad infinita del hombre fuerte y... esclarecido .

Una Pedagogía para la inclusión y la autonomía puede ser una buena fórmula para AYUDAR A CAMBIAR LAS COSAS, TAL COMO ESTÁN:

En el centro de la vida pública venezolana impera un hombre. No es el Presidente de Venezuela: es su propietario. A partir de los viejos paradigmas ha inventado uno nuevo: una suerte de personalismo autoritario mediático y postmoderno. Pero más allá de todos los símiles, más allá de las posibles tipologías y más allá de los papeles formales que desempeña (Presidente, Comandante), Chávez quisiera ser -en su fuero más íntimo- el héroe del siglo XXI. Se ha acostumbrado a vivir inyectado de adrenalina histórica, de una heroína que él mismo genera. Esa heroicidad, piensa él, le da derecho a la ubicuidad, la omnipotencia y a la propiedad privada de los bienes públicos; a disponer de ellos (en particular del petróleo) con absoluta discrecionalidad como si fueran su patrimonio. Esa heroicidad le sirve para imponer su idealismo sobre los hombres comunes y corrientes.

¿Y Castro, el padre terrenal? Con su apoyo económico a Cuba, Chávez ha buscado apropiarse del carisma de la Revolución, fotografiarse lápiz en mano con él (como Stalin con Lenín) para decir con el tiempo <>. ¿Y Bolívar, el <>? Bolívar sigue presente como mito y como símbolo, pero de una manera sutil Chávez comenzó hace tiempo a compartir créditos con él y a transferir poco a poco el capital mítico del héroe a su propia cuenta personal . El albacea de Bolívar, su interprete, su mago, su taumaturgo, su ventrílocuo, su medium, su exégeta, su jefe de Estado Mayor, su Supremo Sacerdote, el Constatntino de su credo, se ha venido transformando en el nuevo Bolívar, en el <> Krauze, Enrique (2011) Redentores. Ideas y poder en América latina . DEBATE. México, DF. Páginas: 507-508

Sea quien sea el candidato alternativo a las próximas elecciones presidenciales, tendrá que desarrollar capacidades para producir discursos atractivos que ayuden a superar la precariedad espiritual y material que inunda al sistema educativo y escolar del país, en tiempos de obsceno incremento del gasto militar, tal cual se manifiesta en la coyuntura que se dibuja en los dos blogs que se producen para divulgar los resultados de la construcción de la Memoria Educativa Venezolana:

La coyuntura educativa :

Textos obligatorios para los planteles de educación inicial y primaria/ La Colección Bicentenario

Educación médica/Circuito de la precariedad

Educación médica/“Médicos comunitarios no pueden cursar postgrados"

Formación por la vía rápida.

La versión oficial respecto al destino laboral de los médicos comunitarios.

La versión oficial sobre la controversia planteada respecto a la calidad de la formación que reciben los médicos integrales comunitarios.

Ofensiva violenta contra la UCV

Ofensiva electoral oficialista en las universidades que no controlan totalmente

Solicitan en la Universidad Baralt comicios en 30 días

UNEFA vs UPEL por la asignación de una sede en los teques

Prometen sede para Pedagógico en Miranda

Municipalización de la Universidad/UNEFA de 3 a 88 sedes, 240.000 alumnos

Fe y Alegría/Financiamiento insuficiente

Formación docente

Severas contradicciones entre quienes propugnan la profesionalización de la carrera docente y quienes ven la formación docente como una oferta electoral.

Factor Chávez: que los estudiantes de cuarto y quinto año de bachillerato puedan ser facilitadores en diversas materias para preparar a los alumnos de años inferiores y generar el sentido de la docencia desde este nivel educativo.

La educación como oferta electoral/Factor Chávez

Instituto Universitario Latinoamericano de Agroecología Paulo Freire

Economía y Educación

Sube Índice de Desarrollo Humano en Venezuela

95% de universitarios usa laptop

Pulsa aquí: Qué pasa en la educación y la sociedad en venezuela

Un blog que se actualiza los viernes de cada semana:

La educación en su contexto:

La semana, día a día Un blog que se actualiza todos los sábados con información recogida entre el domingo y el sábado

www.luisbravoj.blogspot.com

MemoriaEducativaVenezolana

Un blog con una muestra de las entradas y fichas analiticas que van alimentando semanalmente la base de datos del proyecto Memoria Educativa Venezolana.

Se actualiza todos los sábados.

http://memoriaeducativav.blogspot.com

Visita la página web de nuestra Línea de Investigación adscrita al Centro de Invesigaciones de la escuela de Educación y a los postgrados de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV

memoriaeducativapuntocom

La página web de la Línea de Investigación que genera la Memoria Educativa Venezolana. Información actualizada de la Línea de Investigación Memoria Educativa Venezolana.

www.memoriaeducativa.com

www.luisbravoj.blogspot.com

http://memoriaeducativav.blogspot.com

El Seminario libre de los Miércoles,Permanente, gratuito y muy animado por la actualidad de las ideas en juego. Sala del Doctorado de la Escuela de Educación, frente a la oficina de Memoria Educativa Venezolana, pasillo de la biblioteca en la planta baja. De 2 a 4 p.m. todos los miércoles nos vemos e intercambiamos ideas y experiencias.

Se agradecen de antemano todas las iniciativas para divulgación espontánea de este boletín y las páginas web asociadas

Responsable: Luis Bravo Jáuregui

Hasta la semana entrante





Luis Bravo Jáuregui.
Memoria Educativa Venezolana.
Escuela de Educación de la Universidad Central de Venezuela.Centro de Investigaciones Educativas.

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CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ; ASALTO A LA HISTORIA--EUD--05--11--11--

Asalto a la historia

En el camino hacia un Estado forajido ya no hay estatuas de Colón, sino de Marulanda, ...

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
sábado 5 de noviembre de 2011 12:00 AM

Los pueblos que no conocen el pasado están condenados a repetir sus errores". Otro dijo en contrario que estudiar la historia no sirve para nada porque el hombre es el único animal que inevitablemente tropieza dos veces con la misma piedra. Para Marx los acontecimientos se dan una vez como tragedia y otra como comedia. Olvidaba que todo evento es tragedia o comedia, conforme quien lo cuente. Artífices del derrocamiento de Rómulo Gallegos en 1948 que sobrevivieron, replicaron la hazaña contra Carlos Andrés Pérez en 1993 y se fueron a la tumba con el récord de haber destruido dos democracias y hacer de payasos en dos tragedias. Fueron protagonistas de una terrible infamia y no solo no aprendieron de ella, sino que la calcaron para descalabrar otra generación. La miseria humana, las bajas pasiones, la estupidez política, no pertenecen al "pueblo ignorante" como algunos creen, y el cretinismo ilustrado es mucho más letal.

La historia no es "una cadena de hechos", sino una narrativa que toda sociedad atesora porque idealiza su devenir, sus mitos, valores, creencias, hazañas de los conductores, sacrificio de los pueblos. Un Miguel Ángel que pueda convertir en carne humana la piedra -aunque según él, su trabajo se limitaba a liberar figuras apresadas en el mármol- no existe en muchos países, pero en todos hubo matanzas, degollamientos y violaciones en masa, genocidios que conmemoran a falta de su Capilla Sixtina. Es millones de veces más fácil destruir una obra de arte que crearla, y matar en una guerra que proteger la vida. Por eso mientras menor es el bagaje cultural de una sociedad, más tiende a idealizar la violencia de su pasado.

Los movimientos totalitarios asaltan la cultura y pretenden cambiar la memoria colectiva retrospectivamente. Para ellos "el capitalismo" es prehistoria de la humanidad, que terminaría con el triunfo del comunismo. Los hombres estaban enajenados por los valores de una clase enemiga y la revolución tenía que rehacer sus mentes. Mao y Guevara querían un "hombre nuevo", y Nechachev uno tan colectivista que careciera de identidad, individualidad, e incluso de nombre propio, valores de "la prehistoria". Eric Arthur Blair verdadero autor de la novela 1984 y no el usurpador George Orwell, contaba que Winston se ganaba la vida destruyendo documentos históricos que hablaran mal del partido, para sustituirlos por otros elogiosos. Según demuestra el relato de Carlos Franqui de su experiencia en la Isla Profética, Retrato en familia con Fidel, esto no era una exageración literaria.

Los asesinos de la democracia saltan a la yugular de la cultura pluralista, del bagaje simbólico que cimenta la convivencia y consagra deseable y legítimo que existan intereses diversos. Quieren cambiar los mitos y los valores tradicionales por una cultura "nueva". El principio es la confrontación. Se decretan fraudulentos los intereses de unos grupos: judíos, empresarios, burgueses, blancos, ricos, intelectuales, extranjeros, universitarios. Embasuran las figuras que edifican la cohesión social. Hitler marcó la generación de políticos moderados, padres de la constitución democrática, como los "traidores de Weimar", con la tonta ayuda de los comunistas que los llamaban "social traidores". Un periodista escribió que Lenin se embelesaba con el Louvre y la Appassionata de Beethoven pero hablaba de "SU Appassionata", "SU Louvre", señalando con el dedo al interlocutor. Eran maravillas, pero maravillas extrañas, "de ellos", "del capitalismo", del pasado, de los enemigos. En la URSS creaban una ciencia proletaria contra la ciencia burguesa.

En el camino hacia un Estado forajido ya no hay estatuas de Colón, sino de Marulanda, la burguesía mató al antiimperialista Simón Bolívar y Páez es un traidor. En vez de La Paz tenemos una avenida denominada Teherán y una montaña que ya, según ellos, no es El Ávila. No se sabe si por ignorancia o cinismo, líderes políticos hablan de "no volver al pasado" aludiendo los cuarenta años de democracia, única etapa civilizada en la vida del país. Y jóvenes lo repiten como androides pese a tener ante sí un triste hoy y un futuro borroso. Contra natura, nuestro pasado fue mejor que el presente. Pero si los tontos útiles nos desarmaron culturalmente, es encomiable que varios creadores venezolanos, coordinados por la artista Mariana Zapata, hayan querido recuperar en un acto el 2 de noviembre, la memoria de nuestros demócratas muertos, perseguidos por el olvido del régimen.

La ignorancia de la historia no excusa su cumplimiento.

@carlosraulher

viernes, 4 de noviembre de 2011

DICTADURA EDUCATIVA EN VENEZUELA SIGLO XXI--04--11--11--

El Nacional: Solo se podrán utilizar textos escolares producidos por el Gobierno

4 Noviembre, 2011
Imagen tomada de blosodi.com.ve

ND.- Está “terminantemente prohibido” utilizar textos escolares en la educación inicial y primaria “distintos a la Colección Bicentenario” editada y entregada por el Gobierno nacional. Así lo indicó un memorando enviado por el Ministerio de Educación a todas las zonas educativas del país.

opinan los foristas

Lo que contiene la “Colección Bicentenario” editada por el Ministerio, está conformada por cuatro libros de Ciencias Naturales, Lengua y Literatura, Matemáticas y Ciencias Sociales, además de dos cuadernos producidos por la Industria Venezolana Endógena de Papel (Invepal), indica la nota de El Nacional.

La comunicación enviada con fecha del 10 de octubre, al menos la enviada a la Zona Educativa de Miranda que dio a conocer el texto, fue remitida a la Dirección General de Educación de Miranda, a las direcciones de Educación de alcaldías, con copia a los directores de los planteles oficiales adscritos al estado.

Así lo recoge El Nacional:

El Ministerio de Educación remitió a las zonas educativas un memorando en el que establece: “Queda terminantemente prohibido la solicitud y/o uso de textos o libros escolares en el nivel de educación inicial y de otros textos o libros para el nivel de educación primaria distintos a la Colección Bicentenario”.

La Zona Educativa de Miranda hizo circular el documento que contiene la instrucción dirigida a las escuelas públicas y privadas. El memorando tiene fecha 10 de octubre, está identificado con el código MDZ2011-06 y fue remitido a la Dirección General de Educación de Miranda, a las direcciones de Educación de las alcaldías y a los coordinadores municipales, con copia a los directores de los planteles oficiales adscritos al estado.

En el documento, la directora de la Zona Educativa de Miranda, Azucena Jaspe, exhorta a las autoridades regionales y municipales a cumplir también lo establecido en la circular número 002851, de fecha 20 de mayo de 2011, que ordena enviar al Ministerio de Educación libros, textos y diversos materiales educativos para su revisión y aprobación, antes de su “circulación, distribución, promoción, venta y uso en instituciones oficiales y privadas”.

Incita a garantizar “la entrega y uso efectivo de los cuatro textos de la Colección Bicentenario”.

Ideología

La Colección Bicentenaria, editada por el Ministerio de Educación, consta de un combo de cuatro libros de Ciencias Naturales, Lengua y Literatura, Matemáticas y Ciencias Sociales, además de dos cuadernos producidos por la Industria Venezolana Endógena de Papel (Invepal). En total habían ofrecido 12 millones de textos en Imprenta Nacional y en Gaceta Oficial, a un costo de 195 millones de bolívares.

En un trabajo publicado por El Nacional el 19 de septiembre, se muestran los contenidos políticos e ideológicos en la Serie Bicentenaria. Por ejemplo, en el libro de matemática para III grado Aventuras de Patacalientes se hace propaganda. Al explicar la multiplicación se indica: “El PAE para el buen vivir del pueblo”, eslogan que usa el Gobierno en las misiones Vivienda y Agrovenezuela.

Las operaciones matemáticas dejan colar comentarios sobre cómo era la educación en la cuarta república y se compara con la “educación liberadora”. Una persona señala que pasaba hambre en gobiernos anteriores y sólo daban un vaso de leche. Al exponer cómo funcionan las computadoras Canaima, en el libro Viva Venezuela sobre Ciencias Sociales de primer grado, se afirma que fueron adquiridas “gracias al Presidente de la República”.

El 23 de septiembre, el viceministro para la Articulación de la Educación Bolivariana, Conrado Romero, respondió a quienes criticaron los libros: “La Colección Bicentenaria no pretende ideologizar a los niños de educación básica; fue hecha por talento venezolano y forma parte de un trabajo humano más que material”. Una de las autoras, América Bracho, dijo a AVN: “Los libros promueven el pensamiento analítico y creativo de la transformación latinoamericana”.


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SOBRE EL "BOLIVARIANISMO" DE CHÁVEZ: FRANCISCO POLO VS. VÍCTOR GRUBER--CA: AÑO 2000--

Estimado Víctor Gruber, ya que a usted le gusta reenviar artículos y
demás asuntos de interés suyo y de los que cree que son de interés de otro
le sugiero informarle al autor del artículo "El peso del héroe" del Sr.
Rafael Arraiz Luccas lo siguiente:

Sr. R. Arraiz L.
En relación a su artículo, el cual está cargado de insostenibles y
contradictorias expresiones, que representan en el fondo intereses
ideológico, le sugiero ser más discreto ante aquellos que estamos
profundamente convencidos e identificados con el pensamiento bolivariano.
Sin otro.
Dr. Msc. F Polo M.

-----------------------------------------------------------------------

RESPUESTA UN POCO TARDÍA PERO NO MENOS
OPORTUNA:

Estimado Dr. Msc. Francisco Polo: Siento no haber leído antes esta
interesantísima comunicación; siento más aún no tener la dirección
electrónica de R. Arraiz L., y así poder complacerte. Sin embargo creo
oportuno hacer algunas puntualizaciones:

1) Lo de "pensamiento bolivariano" tiene muchísimas interpretaciones y
lecturas. A menos que se tomen las Obras Completas de Bolívar y se intente
hacer con ellas una especie de Biblia o Corán y se haga del autor y su
obra una especie de " Culto o Religión".
¿Dónde están los supremos sacerdotes de dicho culto?.
¿En qué nuevo "Monte de Sinaí" ( de Venezuela o América),dictaron a cuál
nuevo Moises( o Profeta), las nuevas Tablas de la Ley Bolivariana?.
Me parece que personas de formación científica y mentalidad moderna no
debemos caer en este tipo de especulaciones, más propias de fanáticos
disputando acerca de quién tiene la "Verdad Verdadera y Suprema".

2) ¿Ha sacado Ud. la cuenta amigo mío de cuantos candidatos a
dictadores -y dictadores de verdad verdad-, así como seudodemócratas autoritarios (en
Venezuela y América Latina) se han arropado con una supuesta "ideología
bolivariana" para justificar tropelías contra sus pueblos, para disfrazar la
ambición de mando absoluto, y otros desmanes?
¿No se consideró ( y fue así ensalzado por sus áulicos) J.V. Gómez tan
"bolivariano" como una especie de "reencarnación" del Libertador; tanto
así que (supuestamente) nació y murió el mismo día que el fundador de la
Patria?.

¿No han sido "bolivarianos" (a su manera), López, Medina, Rómulo
Betancourt, Pérez Jimenez, Caldera, Carlos Andrés, y el actual Presidente?
¿Con cual de estas "posturas", todas supuestamente "bolivarianas" de
verdad verdad debemos "comulgar"?

3) ¿Sabía Ud., estimado amigo que los filósofos del régimen fascista
italiano, que mantenía con el régimen gomecista muy buenas relaciones,
mediante un uso abusivo y desproporcionado del pensamiento político del
Libertador, llegaron a afirmar que la Constitución que dictó Bolívar para la
naciente república de Bolivia era... ¡¡El modelo ideal para el Estado Fascista!!...?
Además, los aniversarios bolivarianos más relevantes también eran
"celebrados" por el régimen mussoliniano, y obras en las cuales se
justificaba la teoría del "Gendarme Necesario", fueron traducidas en esa época al italiano?...

¿Serían "bolivarianos" Benito Mussolini y sus áulicos?...¿"Comulgaríamos" con ellos ?

4) ¿Tiene Ud., apreciado amigo, la información que enero de 1933, apenas
arribó al poder, Adolfo Hitler, entre sus primeros actos de gobierno
decretó la fundación de la...¡Sociedad Bolivariana de Berlín!?...(Su Presidente
fue un ciudadno boliviano filonazista)...
Apartando la evidente la intención de "penetrar ideológicamente" en la
América Latina a través del "caballo de Troya" de una supuesta "ideología
bolivariana", pregunto: ¿Seremos también "bolivarianos" a lo Hitler?...
5)¿Todo aquel que persiguiendo fines políticos, partidistas, y personales,
en Venezuela o América Latina, se declare "bolivariano", hay que creerle a
pié juntillas?...
¿En qué secretas cavernas, y misteriosas convocaciones, se iniciaron estos
"iluminados" (sumos sacerdotes) del "boliviarismo" y recibieron el "don"
de interpretar (y replicar) su vida y su obra?

Bien mi estimado amigo, espero no llenarte de angustia ante semejantes
preguntas, respeto profundamente tu posición, pero estimo que hay que ser
menos dogmático y tener una mente más abierta y crítica. Estoy escribiendo a
un Doctor en Ciencias Sociales, no a un sacerdote de algún culto religioso
(o seglar).

Con el aprecio de siempre, siempre a la orden: Víctor Gruber.

ARGELIA RIOS: EL PRECIO DE LAS FAN--EUD--04--11--11--

El precio de la FAN

No es cierto que todos los integrantes de la institución hayan sucumbido ante el pillaje

ARGELIA RÍOS | EL UNIVERSAL
viernes 4 de noviembre de 2011 12:00 AM

El comandante conoce bien a la FAN. Aunque muchos de sus seguidores renieguen del incremento salarial a los militares, Chávez sabe bien qué lo ha motivado. Sus críticos en Aporrea alegan que en los cuarteles todos se redondean "el pan" a través de los zigzagueantes caminos de la corrupción. Para ellos, el conjunto de prebendas aprobadas representan un sinsentido que contradice las prioridades de un gobierno socialista, cuya deuda con los menos afortunados acumula altos intereses por morosidad. Sin embargo, el Presidente sabe lo que hace, aunque al hacerlo desdiga todo cuanto ha señalado acerca del trato irrespetuoso que sus antecesores le prodigaban a la FAN. A la luz de estos esmerados "agasajos" a los militares, Chávez se ha igualado con todos los anteriores gobiernos, a los que él mismo acusa de haber degradado la dignidad del "pueblo en armas".

Quienes cuestionan la iniciativa desde el campo revolucionario, parten de una premisa falsa que su líder desmiente al adoptar la decisión. No es cierto que todos los integrantes de la institución armada hayan sucumbido ante el pillaje y la rapacidad. Tampoco es verdad que este aumento reduce definitivamente las tensiones que tienen lugar en el aparato castrense, donde las prerrogativas son recibidas de buen modo, pero con la convicción de que éstas procuran la compra de las conciencias de sus beneficiarios. Y es que, si bien el Presidente ha asumido que el saqueo no es majestad en la FAN, sí abraza la esperanza de que los favorecidos tengan un precio y de que, por tanto, se transformen en lo que hoy no son.

Desde esa perspectiva, tal vez tengan razón quienes, desde Aporrea, han cuestionado el otorgamiento de regalías que también buscan abultar el protagonismo y el compromiso del factor militar en "el proceso". La desconfianza de los críticos, como se observa, trasciende de la simple concesión de ventajas económicas y llega justo al escenario en el cual civiles y militares hoy forcejean por el poder, en una sorda lucha que, por razones obvias, la enfermedad del mandatario ha carburado.

Los hechos son la confirmación de una realidad: aunque algunos jefes militares se muestren al desnudo como aves de rapiña, la pirámide corporativa no está completamente minada por los depredadores. Los generosos privilegios que Chávez ha concedido a la FAN son el reconocimiento de las molestias que se han acumulado en sus viejos pateaderos. Como en sus tiempos de militar activo, se anidan allí profundos rencores en contra de las jerarquías corrompidas. Desde luego, son también una admisión de la muy mala opinión que "el proceso" tiene de la llamada Fuerza Armada Bolivariana. A juzgar por las canonjías, sus miembros tienen un precio. ¿No es eso lo que pensaría Chávez si fuera un digno capitán activo?

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