domingo, 9 de agosto de 2015

DEMOCRACIA DEL 50% MÁS UNO: ¿CANTIDAD CONTRA CALIDAD?--(UNO)--


PRIMERA LECTURA: VÉASE:

martes, 4 de agosto de 2015
AMÉRICA: DESCUBRIMIENTO, CIENCIAS EXACTAS, Y NATURALES--(UNO)--
Primera Edición Martes 04 de Agosto 2015--Segunda Edición Ampliada y Corregida Miércoles 05 de Agosto 2015--Tercera Edición ampliada y Corregida Jueves 06 de Agosto 2015--Cuarta Edición, ampliada y corregida Viernes 07 de Agosto 2015--Quinta Edición Ampliada y Corregida Sábado 08 de Agosto 2015--




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Este extraordinario "Descubrimiento" que muchos piensan que fue por casualidad, por la suerte del Almirante Colón, es en realidad la sumatoria y combinación de conocimientos milenarios, búsquedas e investigaciones, suposiciones, teorías, hipótesis, sometidas al ensayo y error --(la forma más elemental y segura de dar con la verdad)--Podríamos estar investigando, leyendo, uniendo los trozos de la Historia, durante cien años, y tampoco estarán totalizadas las causas y consecuencia de tan Magno Acontecimiento. Aquí mi modesta e inicial colaboración: ¡Buen Provecho!

Por cierto para los enamorados, y creyentes, en la "democracia-cuantitativa"---(del 50% más uno)--- que privilegia la cantidad contra la calidad, siempre les pregunto: 

¿Qué hubiera pasado si Colón y los Reyes Católicos, hubiesen consultado al pueblo español sobre la "propiedad" y/o "impropiedad" del Proyecto Descubridor. 


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Seguramente  el 90% y más hubiese dicho ¡NO! Entre otras razones porque supuestamente la Tierra era "plana"; y al final del océano existía un abismo insondable, que se tragaria al Almirante, a sus carabelas, a sus marineros, y equipos; ocasionando grandes pérdidas a las finanzas reales. 

         
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De lo contrario estaremos siempre condenados por la "opinión" mayoritaria de los más ignorantes, que son en definitiva los que eligen presidentes, diputados, senadores, concejales, gobernadores, y similares.




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OTRO SÏ: El ejemplo del "Descubrimiento" es válido para casi todos lo casos de científicos de inteligencia "divergente" que lucharon, a través de la Historia Humana, contra sus propios gremios y academias, atricherados en sus "verdades" y "principios" inmutables y eternos.


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SEGUNDA LECTURA: CIENTÍFICOS VERSUS INQUISICIÓN

PRIMERO: COPÉRNICO


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Nicolás Copérnico

(Torun, actual Polonia, 1473 - Frauenburg, id., 1543) Astrónomo polaco. La importancia de Copérnico no se reduce a su condición de primer formulador de una teoría heliocéntrica coherente: Copérnico fue, ante todo, el iniciador de la revolución científica que acompañó al Renacimiento europeo y que, pasando por Galileo, llevaría un siglo después, por obra de Newton, a la sistematización de la física y a un profundo cambio en las convicciones filosóficas y religiosas. Con toda justicia, pues, se ha llamado revolución copernicana a esta ruptura, de tanta trascendencia que alcanzó más allá del ámbito de la astronomía y la ciencia para marcar un hito en la historia de las ideas y de la cultura.
Biografía
Nacido en el seno de una rica familia de comerciantes, Nicolás Copérnico quedó huérfano a los diez años y se hizo cargo de él su tío materno, canónigo de la catedral de Frauenburg y luego obispo de Warmia. En 1491 Copérnico ingresó en la Universidad de Cracovia, siguiendo las indicaciones de su tío y tutor. En 1496 pasó a Italia para completar su formación en Bolonia, donde cursó derecho canónico y recibió la influencia del humanismo italiano; el estudio de los clásicos, revivido por este movimiento cultural, resultó más tarde decisivo en la elaboración de la obra astronómica de Copérnico.
No hay constancia, sin embargo, de que por entonces se sintiera especialmente interesado por la astronomía; de hecho, tras estudiar medicina en Padua, Nicolás Copérnico se doctoró en derecho canónico por la Universidad de Ferrara en 1503. Ese mismo año regresó a su país, donde se le había concedido entre tanto una canonjía por influencia de su tío, y se incorporó a la corte episcopal de éste en el castillo de Lidzbark, en calidad de su consejero de confianza.
Fallecido el obispo en 1512, Copérnico fijó su residencia en Frauenburg y se dedicó a la administración de los bienes del cabildo durante el resto de sus días; mantuvo siempre el empleo eclesiástico de canónigo, pero sin recibir las órdenes sagradas. Se interesó por la teoría económica, ocupándose en particular de la reforma monetaria, tema sobre el que publicó un tratado en 1528. Practicó asimismo la medicina y cultivó sus intereses humanistas.
Hacia 1507, Copérnico elaboró su primera exposición de un sistema astronómico heliocéntrico en el cual la Tierra orbitaba en torno al Sol, en oposición con el tradicional sistema tolemaico, en el que los movimientos de todos los cuerpos celestes tenían como centro nuestro planeta. Una serie limitada de copias manuscritas del esquema circuló entre los estudiosos de la astronomía, y a raíz de ello Copérnico empezó a ser considerado como un astrónomo notable; con todo, sus investigaciones se basaron principalmente en el estudio de los textos y de los datos establecidos por sus predecesores, ya que apenas superan el medio centenar las observaciones de que se tiene constancia que realizó a lo largo de su vida.
En 1513 Copérnico fue invitado a participar en la reforma del calendario juliano, y en 1533 sus enseñanzas fueron expuestas al papa Clemente VII por su secretario; en 1536, el cardenal Schönberg escribió a Copérnico desde Roma urgiéndole a que hiciera públicos sus descubrimientos. Por entonces Copérnico había ya completado la redacción de su gran obra, Sobre las revoluciones de los orbes celestes, un tratado astronómico que defendía la hipótesis heliocéntrica.

              Ilustración del modelo heliocéntrico en Sobre las revoluciones de los orbes celestes (1543)
El texto se articulaba de acuerdo con el modelo formal del Almagesto de Tolomeo, del que conservó la idea tradicional de un universo finito y esférico, así como el principio de que los movimientos circulares eran los únicos adecuados a la naturaleza de los cuerpos celestes; pero contenía una serie de tesis que entraban en contradicción con la antigua concepción del universo, cuyo centro, para Copérnico, dejaba de ser coincidente con el de la Tierra, así como tampoco existía, en su sistema, un único centro común a todos los movimientos celestes.
Consciente de la novedad de sus ideas y temeroso de las críticas que podían suscitar al hacerse públicas, Copérnico no llegó a dar la obra a la imprenta. Su publicación se produjo gracias a la intervención de un astrónomo protestante, Georg Joachim von Lauchen, conocido como Rheticus, quien visitó a Copérnico de 1539 a 1541 y lo convenció de la necesidad de imprimir el tratado, de lo cual se ocupó él mismo. La obra apareció pocas semanas antes del fallecimiento de su autor; iba precedida de un prefacio anónimo, obra del editor Andreas Osiander, en el que el sistema copernicano se presentaba como una hipótesis, a título de medida precautoria y en contra de lo que fue el convencimiento de Copérnico.

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http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/copernico.htm


SEGUNDO: GIORDANO BRUNO


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Sus revolucionarias ideas sobre el universo y la religión le valieron la implacable persecución de los inquisidores de Roma, que lo procesaron y lo condenaron a morir en la hoguera
Por Elena Pujol Martínez. Historiadora, Historia NG nº 113
Se hacía llamar «el Nolano», por haber crecido en Nola, una localidad próxima a Nápoles. Pero ninguna ciudad ni ningún país lograron contener a quien fue uno de los espíritus más inquietos e indómitos de la Europa del siglo XVI. A los 15 años Giordano Bruno partió hacia Nápoles, donde intentó encauzar su exaltada religiosidad ingresando en un convento de la orden de los dominicos, pero muy pronto empezó a causar revuelo por su carácter indócil y sus actos de desafío a la autoridad. Por ejemplo, quitó de su celda los cuadros de vírgenes y santos y dejó tan sólo un crucifijo en la pared, y en otra ocasión le dijo a un novicio que no leyera un poema devoto sobre la Virgen.
Tales gestos podían considerarse sospechosos de protestantismo, en unos años en que la Iglesia perseguía duramente en Italia a todos los seguidores de Lutero y Calvino. Bruno fue denunciado por ello a la Inquisición. La acusación, sin embargo, no tuvo consecuencias y Bruno pudo proseguir sus estudios. A los 24 años fue ordenado sacerdote y a los 28 obtuvo su licenciatura como lector de teología en su convento napolitano.
Bruno parecía destinado a una tranquila carrera como fraile y profesor de teología, pero se atravesó de por medio su insaciable curiosidad. Se las arregló para leer los libros del humanista holandés Erasmo, prohibidos por la Iglesia, que le mostraban que no todos los «herejes» eran ignorantes. También se interesó por la emergente literatura científica de su época, desde los alquimistas hasta la nueva astronomía de Copérnico.

El universo infinito

De este modo fueron germinando en la mente de Bruno ideas enormemente atrevidas, que ponían en cuestión la doctrina filosófica y teológica oficial de la Iglesia. Bruno rechazaba, como Copérnico, que la Tierra fuera el centro del cosmos; no sólo eso, llegó a sostener que vivimos en un universo infinito repleto de mundos donde seres semejantes a nosotros podrían rendir culto a su propio Dios. Bruno tenía también una concepción materialista de la realidad, según la cual todos los objetos se componen de átomos que se mueven por impulsos: no había diferencia, pues, entre materia y espíritu, de modo que la transmutación del pan en carne y el vino en sangre en la Eucaristía católica era, a sus ojos, una falsedad. Como Bruno no dudaba en mantener acaloradas discusiones con sus compañeros de orden sobre estos temas sucedió lo que cabía esperar: en 1575 fue acusado de herejía ante el inquisidor local. Sin ninguna posibilidad de enfrentarse a una institución tan poderosa, decidió huir de Nápoles.
A partir de ese momento, Bruno se convirtió en un fugitivo que iba de una ciudad a otra con la Inquisición pisándole los talones. En los siguientes cuatro años pasó por Roma, Génova, Turín, Venecia, Padua y Milán. La vida errante no era fácil, los viajes eran duros, las habitaciones para alguien sin recursos estaban sucias e infestadas de ratas, los asesinatos de viajeros eran frecuentes, y las enfermedades y epidemias constituían una amenaza que se sumaba a la de sus perseguidores.

Célebre en toda Europa

Durante sus viajes, Bruno conoció a pensadores, filósofos y poetas que se sintieron atraídos por sus ideas y se convirtieron en verdaderos amigos, al tiempo que le ayudaron en la publicación de sus obras. Tras pasar un tiempo en Ginebra, Lyon y Toulouse, en 1581 llegó a París. Su fama le precedía y enseguida fue aceptado en grupos influyentes. El propio rey Enrique III se sintió atraído por sus disertaciones y, aunque no podía apoyar de manera abierta sus ideas heréticas, le extendió una carta de recomendación para que se trasladara a Inglaterra. En Londres, Bruno se alojó en la casa del embajador francés y fue presentado a la reina Isabel. Tras casi tres años en Inglaterra reanudó su vida itinerante, viajando a París, Wittenberg, Praga, Helmstedt, Fráncfort y Zúrich.
Hallándose en Fráncfort, Bruno recibió una carta de un noble veneciano, Giovanni Mocenigo, quien mostraba un gran interés por sus obras y le invitaba a trasladarse a Venecia para enseñarle sus conocimientos a cambio de grandes recompensas. Sus amigos advirtieron a Bruno de los riesgos de volver a Italia, pero el filósofo aceptó la oferta y se trasladó a Venecia a finales de 1591. Allí asistía a las sesiones de la Accademia degli Uranini, lugar donde se reunían ocultistas famosos, académicos e intelectuales liberales y daba clases en la Universidad de Padua.
En mayo de 1592 el filósofo decidió volver a Fráncfort para supervisar la impresión de sus obras. Mocenigo insistió en que se quedara y, tras una larga discusión, Bruno accedió a posponer su viaje hasta el día siguiente. Fueron sus últimos momentos en libertad. El 23 de mayo, al amanecer, Mocenigo entró en la habitación de Bruno con algunos gondoleros, que sacaron al filósofo de la cama y lo encerraron en un sótano oscuro. Al día siguiente llegó un capitán con un grupo de soldados y una orden de la Inquisición Veneciana para arrestar a Bruno y confiscar todos sus bienes y libros.
Tres días más tarde dio comienzo el juicio. El primero en hablar fue el acusador, Mocenigo, que trabajaba desde hacía algunos años para la Inquisición. Tras declarar que, efectivamente, había tendido una trampa a Bruno, proporcionó una larga lista de ideas heréticas que había oído del acusado, muchas distorsionadas y algunas de su propia invención. Entre otras cosas, dijo que el acusado se burlaba de los sacerdotes y que sostenía que los frailes eran unos asnos y que Cristo utilizaba la magia. Cuando fue interrogado, Bruno explicó que sus obras eran filosóficas y en ellas sólo sostenía que «el pensamiento debería ser libre de investigar con tal de que no dispute la autoridad divina».
Bruno creía que podría convencer al tribunal de Venecia, una ciudad liberal dedicada al comercio, donde la Inquisición no actuaba con tanta dureza como en Roma. Pero en febrero de 1593 fue puesto en manos de la Inquisición Romana. Si había tenido alguna posibilidad de librarse de la hoguera, ésta acababa de esfumarse.

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 http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/secciones/8273/giordano_bruno_filosofo_que_desafio_inquisicion.html?_page=2


TERCERO: GALILEO GALILEI



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Galileo Galilei nació en Pisa (Italia) el 15 de febrero de 1564 (el mismo año en que murieron Calvino y Miguel Ángel). Era hijo de Vincenzo Galilei, natural de Florencia, y Giulia Ammannati, natural de Pescia. Su padre, músico, compositor y cantante, de familia ilustre, publicó varios libros sobre teoría de la música y composiciones para el laúd, aunque tuvo que dedicarse también al comercio para hacer frente a las dificultades económicas. Galileo fue el primero de los siete u ocho (según las fuentes) hijos del matrimonio, lo que le supuso hacerse cargo de sus hermanos pequeños, no situados todavía, a la muerte de sus padres. En 1574 la familia se traslada a Florencia, y Galileo es enviado al monasterio de Santa Maria di Vallombrosa, quizá con la intención de seguir la carrera religiosa, o para realizar estudios, pero a los pocos meses estaba de nuevo en Florencia. En el ambiente familiar, la profesión de su padre propició que Galileo se educara en un entorno en el que se combinaba la teoría y la práctica de la música, (él mismo tocaba el laúd) actividad que desde la antiguedad se había asociado con el estudio matemático de la armonía. Algunos biógrafos quieren ver en estas circunstancias la causa del posterior interés de Galileo por las matemáticas.

En 1581 se matriculará en la Universidad de Pisa, siguiendo los deseos de su padre de que realizara estudios de Medicina, disciplina en la que uno de sus cercanos antepasados se había ejercitado con éxito. Durante esta primera fase de sus estudios, según Vincenzo Viviani (biógrafo de Galileo), Galileo habría descubierto la isocronía del péndulo, al observar los movimientos de una lámpara en la catedral de Pisa. Pese a continuar sus estudios, Galileo no se siente inclinado hacia la profesión médica, y en 1583 interrumpe sus estudios de medicina, trasladándose a Florencia para dedicarse al estudio de la geometría de Euclides bajo la dirección del matemático de la corte florentina Ostilio Ricci. No obstante, volverá a Pisa, donde tras completar 4 años de estudio de medicina, los abandonará, sin obtener ningún título, trasladándose de nuevo a Florencia en 1585.
En los tres años siguientes Galileo continuará ampliando sus estudios, completando la lectura de los Elementos de Euclides, así como trabajando sobre la resolución de algunos problemas de fílosofía natural (física, diríamos hoy), alejándose de las explicaciones aristotélicas y apoyándose más en Arquímedes (a quien lee y relee sin cesar), al mismo tiempo que imparte clases privadas de matemáticas en Florencia y en Siena. De esta época es su invención de la balanza hidrostática, a la que llamó "bilancetta", siguiendo el Principio de Arquímedes, y buscando un instrumento que permitiera determinar experimentalmente y de forma precisa la diferencia de densidad entre cuerpos sólidos.
En 1587 realiza un viaje a Roma, donde conocerá al jesuita Clavius (1537-1612), el más reputado astrónomo de la época, que impartía sus lecciones en el Colegio Romano (fundado por Ignacio de Loyola en 1551). Aunque Clavius era defensor del sistema ptolomeico, Galileo (que todavía no consta que sea copernicano) mantendrá correspondencia con él en los años sucesivos, recibiendo por correo sus escritos. A su regreso, conseguirá una plaza de auxiliar de matemáticas en la Universidad de Siena y continuará impartiendo clases privadas. En esta época realiza algunos descubrimientos sobre el centro de gravedad de los cuerpos sólidos, siguiendo a Arquimedes. También ayuda a su padre, probablemente, en el establecimiento de las proporciones entre la tensión y el tono de los instrumentos de cuerda. En 1588 obtiene una plaza de auxiliar de matemáticas en la Universidad de Pisa.
Tras intentar obtener una plaza de profesor titular en las universidades de Pisa, Siena y Bolonia, será nombrado, en 1589, profesor de matemáticas en la Universidad de Pisa, puesto en el que permanecerá hasta 1592. De esta época son sus primeros estudios sobre el movimiento, apoyándose en la posición de Arquímedes, quien defendía que la velocidad de caida de los cuerpos era proporcional a su densidad, y no a su peso, como afirmaba Aristóteles. En relación con estos estudios circuló la anécdota de que Galileo realizaba sus experimentos dejando caer objetos desde lo alto de la torre de Pisa, para demostrar sus conclusiones, anécdota que hoy consideran de dudosa autenticidad la mayoría de los historiadores.
En 1592, un año después de la muerte de su padre, obtiene la cátedra de matemáticas en la Universidad de Padua, en la que permanecerá hasta 1610 (año de publicación del "Sidereus Nuncius"), continuando también con la impartición de clases particulares de aritmética, geometría, fortificación, etc. En 1595 ofrece una explicación de las mareas que supone un movimiento anual y otro diario de la Tierra, lo que se considera su primera manifestación de copernicanismo (el sistema astronómico de Ptolomeo afirmaba que la Tierra permanecía inmóvil en el centro del universo)--(LECTURA FRAGMENTADA)--
---(SEGUIMOS)---
En estos años de matemático en Padua (hasta 1610) escribirá varios tratados sobre fortificaciones, mecánica y astronomía, para uso de sus alumnos, y continuará su interés por la construcción de instrumentos mecánicos para resolver problemas prácticos, como un termoscopio o termómetro de aire (el primer termómetro conocido), un compás geométrico y una bomba de agua que utilizaba caballos como fuerza motriz (y que patentó en Venecia en 1594). Galileo continúa con sus estudios sobre el movimiento, iniciando sus investigaciones sobre el péndulo, los proyectiles y el movimiento uniformemente acelerado en el plano inclinado, lo que le llevó a la formulación y demostración matemática de las primeras leyes del movimiento, que se encontraban en clara oposición con las teorías aristotélicas sobre el mismo. Continúa también con sus estudios de astronomía, dando tres lecciones en la Universidad de Padua sobre la supernova de 1604 en las que afirmaba (contra la hipótesis de Aristóteles y Ptolomeo de la inmutable esfera de las estrellas fijas) que la nueva estrella se encontraba "detrás de la Luna", por lo que debería admitirse que se producían cambios en los cielos.
En 1609 tiene conocimiento de la existencia de un instrumento, construido por un holandés llamado Lipperhey (aunque otros le disputaron la invención), que permitía aumentar el tamaño de los objetos distantes, y se propone construir el suyo propio, con más aumentos que el original, cosa que consigue (al parecer, más por habilidad que por conocer los principios ópticos del telescopio). Ofrece su telescopio al Senado de Venecia, ante el que causa una gran impresión, viéndose recompensado por el aumento de su salario al doble y la garantía de una plaza vitalicia en la Universidad. Galileo dirige su telescopio hacia las estrellas y planetas, y en diciembre de ese mismo año realiza sus famosos descubrimientos astronómicos (montañas de la Luna, fases de Venus, satélites de Júpiter) que se apresurará a publicar en su obra "Sidereus Nuncius", en marzo de 1610, dedicada a Cosimo II, Gran Duque de la Toscana, siendo recompensado con el nombramiento de Filósofo y Matemático del Gran Duque de la Toscana, siendo recompensado con el nombramiento de Filósofo y Matemático del Gran Duque. En septiembre de 1610 Galileo se trasladará de Padua a Florencia, para hacerse cargo de su nuevo puesto.
Tanto sus estudios sobre el movimiento (física) como sus descubrimientos astronómicos ponen de manifiesto el error de Aristóteles lo que, a su vez, provoca serias preocupaciones entre los aristotélicos (es decir, en los medios eclesiásticos, ya que el aristotelismo era parte de la doctrina filosófica oficial de la Iglesia) y verdadero entusiasmo entre los copernicanos, como Johannes Kepler, quien muestra su público apoyo a las tesis de Galileo, o los miembros de la primera sociedad "científica" de la época, la "Accademia dei Lincei" (fundada en 1603 por Federico Cesi) quienes le admiten en 1611 en sus filas. Desde entonces, las manifestaciones en pro y en contra de las teorías de Galileo no dejan de sucederse, enrareciéndose el ambiente con sus posteriores publicaciones sobre la existencia de manchas solares (1612). Pese a ello, conseguirá mantener todavía el apoyo de algunos eminentes hombres de la Iglesia (como el del Cardenal Barberini, posteriormente Papa Urbano VIII) así como el reconocimiento de la veracidad de sus descubrimientos por parte del jesuita Cardenal Bellarmino (aún discrepando de las interpretaciones de Galileo), y mantener su buena relación con el también jesuita Clavius.
Galileo sigue con sus estudios y observaciones astronómicas, pero en 1614 comienzan los primeros ataques públicos contra la obra de Galileo y de los matemáticos que le apoyan, por parte del dominico Tommaso Caccini en Florencia. Poco después, en 1615, el también dominico Niccolo Lorini presenta una denuncia contra Galileo ante la Inquisición. La discusión sobre si los descubrimientos de Galileo son o no verdaderos y, caso de serlo, si ponen o no en entredicho las Sagradas Escrituras continúa abierta, y se publican algunos trabajos, como el del carmelita Foscarini, en los que se intenta demostrar que el copernicanismo y los descubrimientos de Galileo son compatibles con las Escrituras. El Cardenal Bellarmino le escribe una carta a Foscarini recordándole que el copernicanismo sólo puede ser considerado como una hipótesis matemática, no como una descripción de la realidad.


En diciembre de 1615 Galileo se traslada a Roma, para dar cuenta de sus opiniones ante la Inquisición. En febrero, las autoridades eclesiásticas declaran que la hipótesis de que el Sol está en el centro del Universo es filosóficamente absurda y formalmente herética; y que, asímismo, decir que la Tierra se mueve alrededor del Sol es filosóficamente absurdo y cuando menos erróneo teológicamente. El Cardenal Bellarmino comunica a Galileo la prohibición de defender la teoría copernicana. Posteriormente le comunicará que no ha sido juzgado ni condenado por la Inquisición. Galileo volverá a sus ocupaciones habituales, entre ellas, observar y explicar los nuevos cometas vistos en los cielos, continuando su actividad investigadora y publicando artículos y libros, el más importante de todos, "Il Saggiatore", en 1623, dedicado al Cardenal Barberini, recientemente elegido Papa con el nombre de Urbano VIII, todavía amigo y protector de Galileo. En 1624 Galileo visitará Roma de nuevo, donde mantendrá varias entrevistas con el Papa Urbano VIII, quien le garantiza que podrá escribir sobre el copernicanismo, siempre que lo considere estrictamente como una hipótesis matemática.
Portada de los Discorsi, publicados en Leiden, en 1638En 1632, tras conseguir de forma poco ortodoxa los permisos eclesiásticos oportunos, Galileo publica sus "Diálogos", en los que se ataca abiertamente el aristotelismo y se hace una defensa cerrada de las teorías copernicanas. Uno de los personajes, Simplicio, a quien se presenta como alguien torpe intelectualmente, defiende en la obra algunos argumentos que eran utilizados por el Papa Urbano VIII, por lo que esas coincidencias, según algunos, fueron utilizadas por los próximos a Urbano VIII para enemistarle con Galileo. Ya fuera por esta razón, o por haberse saltado la autoridad papal para conseguir el "imprimatur", o por el cambio de las circunstancias políticas en las que se veía envuelto el Vaticano, lo cierto es que Urbano VIII prohíbe la difusión de los "Diálogos", ordenando que una comisión especial estudie el libro. Siguiendo el dictamen elaborado por dicha comisión, Urbano VIII remite el caso a la Inquisición, que convoca a Galileo a presentarse ante el tribunal en Roma. Galileo solicita que el juicio se celebre en Florencia, dada su edad y su estado de salud. Pero se rechaza su solicitud y debe trasladarse a Roma, bajo la amenza de que, de no hacerlo voluntariamente, sería detenido y llevado encadenado ante el tribunal.
En febrero de 1633 viaja a Roma, para declarar ante el tribunal de la Inquisición, pero se le permite residir en el palacio del embajador de la Toscana, aunque debe mantenerse aislado. Del 12 al 30 de abril es formalmente interrogado por el tribunal y, tras diversas vicisitudes penosas, abjura de sus errores en una ceremonia oficiada en la iglesia de Santa Maria Sopra Minerva. Posteriormente se le confinará bajo arresto domiciliario en su residencia de Arcetri, cerca de Florencia, donde deberá cumplir su condena. Allí continuará trabajando en su obra "Discursos sobre dos nuevas ciencias", que será publicada finalmente en Leiden, en 1638, por Louis Elsevier.
Su estado de salud empeora progresivamente. En 1634 pide permiso a las autoridades eclesiásticas para ser tratado por los médicos, en Florencia, pero se le deniega el permiso, bajo la advertencia de que, de volver a pedir otro permiso, será encarcelado. Ese mismo año muere su primera hija, Virginia, en un convento cerca de Arcetri, en el que profesaba los hábitos con el nombre de Sor María Celeste, y con la que había mantenido correspondencia regularmente desde 1623. Pese a estas circunstancias y a la pérdida progresiva de visión, Galileo continúa sus actividades. En 1638 pierde totalmente la visión y realiza una petición para que se levante su condena y sea liberado, petición que es denegada, permitiéndosele, no obstante, establecerse en su casa de Florencia, a fin de que pueda ser tratado médicamente de sus dolencias. Pocos años después muere en su villa de Arcetri, el 8 de enero de 1642.

FUENTE: http://www.webdianoia.com/moderna/galileo/galileo_bio.htm

CUARTO: MIGUEL DE SERVET

               
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Miguel Servet, ¿descubridor de la circulación menor?


No cabe duda de que Miguel Servet (1511 - 1553), cuyo quinto centenario conmemoramos este año, es un español universal y una figura histórica de gran significación, símbolo del derecho fundamental a la libertad de conciencia y de expresión. En su convulsa época, de intolerancia religiosa, fue denostado y perseguido por católicos y reformadores, hereje maldito, fue finalmente quemado  vivo  por los calvinistas en Ginebra. La célebre frase de Castellio lo dice todo: "Matar a un hombre no es defender una doctrina, es matar a un hombre".

Miguel Servet, teólogo y médico, es considerado por muchos como el descubridor de la circulación menor o pulmonar de la sangre, que refutaba las ideas de Galeno, pero desde 1924 se sabe que el primero en describir la circulación menor fue el médico sirio Ibn Al-Nafis (1210 o 1213 - 1288), trescientos años antes que el aragonés. 

Servet incluyó su descripción de la circulación pulmonar de la sangre en un libro de teología, Christianismi restitutio (1553), y es que pensaba que la sangre era la portadora del alma. El teólogo y médico aragonés tenía un buen conocimiento de la anatomía humana pues había sido ayudante en París de Andernach en la mesa de disecciones. Esto, junto con su capacidad deductiva, le permitió defender en su obra que la sangre salía del corazón y se purificaba en los pulmones con el aire, tomando un color rojo intenso; seguidamente retornaba al corazón. La sangre fluía así continuamente y no como pensaban Galeno y sus seguidores, quienes no concebían circulación alguna (para ellos la sangre partía del hígado hacia el corazón y hacia el resto de las partes del cuerpo donde se consumía, sin regresar).

Pero a mediados del siglo XIII el médico sirio Ibn Al-Nafis había llegado ya a las mismas conclusiones. En una tesis doctoral de 1924 se puso al descubierto este hecho. Al-Nafis describió la cirulación pulmonar de la sangre en un comentario al Canon de Avicena. ¿Plagio por parte de Servet? ¿Llegó el aragonés a las mismas conclusiones que Al-Nafis, de forma independiente, gracias a su experiencia en disección? (puede que la respuesta se encuentre entre ambos extremos). El caso es que es posible (como señala el eximio arabista recientemente fallecido Juan Vernet en su Historia de la CienciaEspañola) que Miguel Servet conociera el texto de Al- Nafis, que fue publicado en Venecia, traducido al latín por Andrea Alpago (ca. 1450 - 1521), con anterioridad a que Servet escribiera su Restitución del Cristianismo.

Notas:

(1) La interesante revista La Aventura de la Historia dedica un dossier en el número de septiembre a la figura de Miguel Servet, en el quinto centenario de su nacimiento.

(2) Puede pincharse aquí para ver un vídeo sobre las ideas de Galeno respecto al movimiento de la sangre y las tres supuestas transformaciones sustanciales (de quilo a sangre y de ésta, una vez convertida de venosa a arterial en el mismo corazón al mezclarse allí con el aire procedente de los pulmones, a sustancia propia de cada parte del organismo).

(3) Como es bien sabido fue el inglés William Harvey (1578 - 1657) quien, tras rigurosos trabajos experimentales, completó el modelo correcto de circulación de la sangre, que incluía la circulación mayor. Puede pincharse aquí para ver un vídeo sobre Harvey y la circulación de la sangre.

(4) Imprescindible este vídeo sobre la labor médica de Ibn Al-Nafis y su descubrimiento de la circulación pulmonar de la sangre (en inglés con un curioso acento árabe, fácil de entender).

(5) Artículo sobre Ibn Al-Nafis y la historia del descubrimiento de la circulación pulmonar de la sangre:

FUENTE: http://devenirdelaciencia.blogspot.com/2011/09/miguel-servet-descubridor-de-la.html

SEGUIREMOS CON LA PARTE--(DOS)--

EDICIÓN, TRANSCRIPCIÓN, COMENTARIOS, IMÁGENES: LICENCIADO EN HISTORIA VICTOR MANUEL GRUBER DE FIGARELLI, UCV CARACAS, VENEZUELA, 1976.















1 comentario:

Victor Manuel. Gruber de Figarelli dijo...

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