viernes, 11 de julio de 2014

EN VENEZUELA (Y LATINOAMÉRICA): LA CULPA ES SIEMPRE DEL “OTRO”—CUARTA PARTE--CARACAS, VENEZUELA, 11—07—14--


 

EN VENEZUELA (Y LATINOAMÉRICA): LA CULPA ES SIEMPRE DEL “OTRO”—CARACAS, VENEZUELA, 11—07—14--

CUARTA PARTE
 

Seguimos leyendo, y comentando a Michaelle Ascencio:

“Refiriéndose a los devotos de María Lionza Gustavo Martín nos dice:

La culpabilidad es poco interiorizada o constituida como tal. Todo sucede como si el individuo no pudiera aceptar verse dividido interiormente, movilizado por deseos contradictorios. (1)

El devoto de una religión pagana no se percibe como culpable; más bien proyecta sobre espíritus y sobre otras personas el mal que percibe en sí mismo. De aquí que Martín no vacile en decirnos que la proyección aparece como el mecanismo privilegiado de la cultura barloventeña para  para formular y resolver el problema del mal (2); el otro siempre tendrá la culpa de la desgracia sucedida y las acusaciones llueven sobre los demás y se hace difícil aceptar cualquier crítica que venga del entorno social. En estas acusaciones permanentes a los demás puede leerse, nos dice Nelly García Gavidia, la necesidad de reafirmación, la tendencia competitiva y el miedo a responsabilizarse por los fracasos (3)
 
Comentario de Vmgf:

Ya hemos comentado afirmaciones parecidas en los tres trabajos anteriores de esta serie. Lo afirmado por los autores citados demuestra el substrato más profundo, en la psiquis del Venezolano en particular, y del latinoamericano y caribeño en general, de conductas más visibles y perceptibles, en relación a la “Culpa del Otro”, y a la jerarquización de las motivaciones al Poder (primer lugar), a la Afiliación (segundo lugar), y al Logro (último lugar), típicas de los gobernantes y pueblos subdesarrollados, y discursos políticos preferidos en Venezuela, América Latina, y El Caribe.
 

Desde 1959, 55 años, hemos oído a los sátrapas cubanos acusar a todo el mundo de sus políticas fracasadas; igualmente desde 1999 en Venezuela, hasta hoy día, son 15 años, hemos oído al ignaro de Chávez y a sus herederos, más ignaros todavía, achacarle la “culpa a los otros” de sus fracasos  económicos políticos, y sociales. Pero el asunto tiene larga historia en Venezuela y resto del mundo: los independentistas de América Latina, acusaron al poder español (y portugués) de sus propios fracasos: ¿Quinientos siglos no bastan? Y cada gobierno nuevo, descubría el agua caliente, acusaba al anterior de “caótico” y anunciaba una nueva “era”; por eso hablaba Vallenilla Lanz de la característica “Bíblica” de la política venezolana, por aquello que “Al principio fue el caos, y las tinieblas, y Dios hizo la luz, y empezó a ordenar el universo” (paráfrasis mía). Leamos aquí.
 

El Gendarme Necesario Laureano Vallenilla Lanz Tomado de Laureano Vallenilla Lanz, Cesarismo democrático, Caracas: Monte Ávila, 1990, p. 165-92. La historia en La BitBlioteca Si en todos los países y en todos los tiempos —aún en estos modernísimos en que tanto nos ufanamos de haber conquistado para la razón humana una vasta porción del terreno en que antes imperaban en absoluto los instintos— se ha comprobado que por encima de cuantos mecanismos institucionales se hallan hoy establecidos, existe siempre, como una necesidad fatal «el gendarme electivo o hereditario de ojo avizor, de mano dura, que por las vías de hecho inspira el temor y que por el temor mantiene la paz» (1), es evidente que en casi todas estas naciones de Hispano América, condenadas por causas complejas a una vida turbulenta, el Caudillo ha constituido la única fuerza de conservación social, realizándose aún el fenómeno que los hombres de ciencia señalan en las primeras etapas de integración de las sociedades: los jefes no se eligen sino se imponen. La elección y la herencia, aún en la forma irregular en que comienzan, constituyen un proceso posterior (2). Es el carácter típico del estado guerrero, en que la preservación de la vida social contra las agresiones incesantes exige la subordinación obligatoria a un Jefe (3). Cualquiera que con espíritu desprevenido lea la historia de Venezuela, encuentra que, aún después de asegurada la Independencia, la preservación social no podía de ninguna manera encomendarse a las leyes sino a los caudillos prestigiosos y más temibles, del modo como había sucedido en los campamentos. «En el estado guerrero el ejército es la sociedad movilizada Y la sociedad es el ejército en reposo». Nada más lógico que Páez, Bermúdez, Monagas, fuesen los gendarmes capaces de contener por la fuerza de su brazo y el imperio de su autoridad personal a las montoneras semibárbaras, dispuestas a cada instante y con cualquier pretexto, a repetir las invasiones y los crímenes horrendos que destruyeron en 1814, según la elocuente frase de Bolívar, «tres siglos de cultura, de ilustración y de industria».(4).
 

En Europa y Asia y África los revolucionarios de todas las tendencias imaginables acusaron al absolutismo monárquico por “Derecho Divino”; luego las monarquías constitucionales, vieron en las anteriores las fuentes de todos sus males; las repúblicas revolucionarias también miraban hacia atrás; igualmente los gobernantes fascistas, nazistas, y comunistas; es como una fila de hombres de espaldas al futuro y mirando hacia el pasado ¡Todo el tiempo!
 

Habrá entonces tres niveles de pensamiento y acción. En primer lugar y el más profundo, y primitivo, las actitudes persecutorias entre los creyentes y participantes de las “religiones populares”; en segundo lugar y más arriba, se ubican las motivaciones al Poder, a la Afiliación, y al Logro, ese orden, características de los pueblos subdesarrollados; y en tercer lugar y visiblemente observables y medibles, las actitudes contrapuestas del “locus de control externo”—(¡La culpa es del “otro”!)-- propio de los gobernantes, y gobernados, subdesarrollados  como los castro-chavo-maduristas venezolanos; y el “Locus de control interno”---(¡La culpa es mía!)—propio de los gobernantes y gobernados de los países desarrollados.
 

NOTAS DE PÁGINA:

(1)  Ascensio p. 15. Martín “Magia y religión en la Venezuela contemporánea, p. 203.

(2) Martín p.203.

(3) Ascencio p. 15. Gavidia “El arte de curar en el culto a Maria Lionza” p, 39.

...(Seguiremos en la Quinta Parte)...

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