viernes, 26 de diciembre de 2014

FÉLIX ENRIQUE SOSA MORENO: "DICHOS DE BOLAS: "LO NEGREARON" TOMO II, 2009.

COMENTARIO PREVIO (VMGF) Felix Enrique Sosa Moreno,nació en El Tinaco, Estado Cojedes, Venezuela, el 15-12-1939. Fraternal amigo y condíscípulo de los gemelos Antonio (+) y Victor Gruber de Figarelli, en El Tinaco/San Carlos, Colegio Estadal Cojedes, 1950-1953. Es hoy en día un ciudadano de gran participación en Clubes Sociales capitalinos y de provincia, fanático jugador de "Bolas criollas", cuyas anécdotas lo han motivado a escribir, por lo menos dos libros sobre el tema. Pero no se engañen, su pluma es clara, suave, e ilustrada, nos saca del cuadro, y de la cancha, de este popular juego, hacia tiempos y lugares histórico, de gran interés.Sirva este modesto comentario para desear al entrañable amigo, y a su honorable familia, una feliz Navidad, y un próspero Año Nuevo 2015. NOS CUENTE FÉLIX ENRIQUE SOSA MORENO: En una conversación con un grupo de amigos boleros, en el patio del Club Hípico, el sábado pasado, se habló de Bolívar, Páez, Miranda, los negros, los militares, las cortesanas y las bolas. Para completar lo conversado, te envío un dicho de las bolas, publicado en mi libro de Dichos Tomo II, año 2009: "Lo negrearon". Espero no sea muy largo (6 páginas) y liviano de leer. Un saludo cordial y una feliz navidad y venturoso, a pesar de todo, año nuevo. Félix Lo negrearon 234 Se dice de un jugador que no fue incluido en una partida, que lo dejaron fuera, por ser un jugador cacho o conflictivo, no por ser negro. Como pasó una vez en el patio cortijero, a mediados de los años 50, con un personaje de apellido Estrada, que era coronel activo. Este jayán no era pariente del llamado Chacal de Güiria, Pedro Estrada, jefe de la Seguridad Nacional en esos años. Asistía a ese patio, del cual no era socio, con su revólver de reglamento, además de un largo puñal, con su carácter antipático. Una vez no fue incluido en una partida, a pesar de estar desde temprano en el patio. El mentado coronel se molestó, agarró el mingo y lo botó, se retiró vociferando sapos y culebras y al llegar al borde del patio se devolvió y le gritó al grupo que no lo incluyó en la partida: “Ustedes son unos c. de su madre”. Entre los que recibieron la mentada de madre se encontraba un personaje rochelero, llamado “Puyoeguafa”, que le respondió al grosero militar: “No nos alcanza ni a letra”. El general Luis Felipe Llovera Páez, quien sí era socio del club y compartía bolas criollas con los ofendidos, prohibió al coronel de marra su asistencia a ese patio. El coronel Estrada asistió nuevamente después del 23 de enero de 1958, cuando ya había pasado a retiro. Por supuesto que fue siempre negreado y nunca más incluido en una partida en ese patio. El general Llovera sí fue recibido con mucho aprecio por los cortijeros jugadores de bolas, después de su regreso del exilio en 1970. En los clubes privados todavía se usa esa expresión para señalar que un candidato a socio no fue aceptado por la junta directiva. Durante muchos años los clubes usaron bolas blancas y bolas negras, que se depositaban en una pequeña caja, para indicar si un candidato a socio era admitido o no. Esas votaciones eran secretas. Cada club tenía sus normas, con una o dos bolas negras el aspirante a socio era rechazado. Durante varios años formé parte de la junta directiva del Club Los Cortijos, a mediados de los 80, y ya ese sistema arcaico no se usaba. Ese tipo de votaciones secretas viene de la Edad Media, donde se empleaban no bolitas sino habas. Ya en Inglaterra en el siglo XVIII, se utilizaban las bolas para rechazar a un aspirante a ser miembro de un club o asociación. Aunque el negrear no es una expresión racial, siempre elude el tratamiento injusto que han recibido los negros a través de la historia. El político indio Nehru (1889-1964), discípulo de Gandhi, quien fue presidente del Congreso Nacional indio a partir de 1929 y primer ministro a partir de la independencia en 1947, era nacido de una familia de brahmanes de Cachemira, descendiente de una aristocracia oriental tan antigua y noble como la que pertenecía el virrey inglés de la India. Fue enviado a Inglaterra a los dieciséis años para completar allí su educación. Nehru fue huésped mimado de las más grandes familias de Inglaterra, su encanto, su elegancia natural, la vastedad de su cultura, le atraían las simpatías dondequiera que se presentaba. A su regreso a Allahabad en la India, en 1912, su familia y amigos le encontraron completamente “desindianizado”. Cuando quiso inscribirse en el club británico local, a su candidatura le echaron bola negra. Para los burgueses de ese club, muy blancos y muy británicos, Nehru, a pesar de sus estudios en Harrow y Cambridge, no dejaba de ser un “black indian”. La amargura que le produjo esa repulsa lo obsesionó para luchar por la independencia de la India. Hay bolas negras que salen caro. Marcos Pérez Jiménez fue aceptado como socio del Club Campestre Los Cortijos, su acción fue la número 426; en el Club Táchira de Bello Monte compró diez acciones que nunca pagó. Llovera Páez, Vallenilla Lanz hijo, Raúl Leoni y Rafael Caldera también fueron socios del Club Los Cortijos. Echar bolas negras puede ser muy peligroso para un club y un país. Al general Odría del Perú le tiraron bolas negras, cuando quiso hacerse socio del Country Club de Lima y posteriormente dio un golpe de Estado. El último país de América en abolir la esclavitud fue Brasil, en 1888. Actualmente el 45% de la población brasileña es afroamericana y mestiza, los cuales son víctimas de exclusión social. La tasa de muerte por homicidio, en Brasil, entre los jóvenes de 15 a 24 años de color negro, es cien veces superior a la registrada en Francia, Austria o Japón. En Brasil los negros son dos veces más pobres que los blancos, según un estudio de la UNESCO. En el resto de América la gran pobreza la sufren los indios, ya que son mayoría en algunos pueblos. Según el Ministerio de Educación de Brasil, solamente el 2,2% de los estudiantes universitarios son negros, cerca del 80% son blancos y el 18% son mestizos. El fútbol ha sido una tabla de salvación para algunos negros brasileños, como Pelé, Ronaldo y Ronaldinho, para mencionar sólo a tres de los miles que el balón los ayudó. Lamentablemente las bolas criollas no sacan a ningún negro de la pobreza. Lo blanquearon, así dicen algunos historiados que hicieron los oligarcas de Caracas con Juan Vicente Gómez. Siendo un campesino palurdo, sus hijos se casaron con lo mejor de esa sociedad y lo llevaron a inaugurar el Country Club, el mismo que están expropiando o en proceso de expropiación por un alcalde racista en estos tiempos. El escritor y político Jacinto López, nacido en San Carlos en 1864, quien fue Secretario General de la Presidencia de la República, en 1899, se opuso a la entrega del poder a Cipriano Castro. La cobardía de los generales de Andrade permitió la toma pacífica del poder por el tirano de Capacho. Cuando López conoció a Gómez la impresión que le produjo es la de “un hombre pesado, tosco, burdo, suspicaz, desconfiado, ignorante y estúpido”. Ese peón rústico tomó el poder durante 27 años, y sólo fue la próstata la que pudo sacarlo. Rufino Blanco Fombona, al referirse a Gómez dijo que tenía la “voz bronca; sus modales los del hampa; sus dicharachos de germanía; su conversar estreñido y enrevesado; su jerigonza de un peón...”. También lo llamó “cobarde inmerso en una cultura machista y misógina”. Lo llamó la “Juana Gómez”. El creador del ejército venezolano profesional, disciplinado y bien nutrido, fue el Bagre Gómez, cuando abre las puertas de la Academia Militar en julio de 1910. El ejército llamado “forjador de libertades” fue creado para acabar con las libertades y se llevó siempre la mayor parte del presupuesto nacional. A partir de 1948 el presupuesto dedicado a la educación supera por primera vez al presupuesto dedicado a los militares. Desde el 2005 el presupuesto militar supera a los dedicados a educación, salud y desarrollo social conjuntamente. Los militares se arman, en los países subdesarrollados al principio del siglo XXI, no para la guerra sino para oprimir al pueblo. Para los militaristas que gobiernan a Venezuela, ocultos en un bolivarismo, todos debemos ser militares. Es decir, militarizar la sociedad. El primer deber del militar es la obediencia. Ella debe privar sobre la reflexión, ese “inmundo vicio antipatriótico” de los civiles. Aunque en muy pequeña proporciones Bolívar era también pardo y mestizo. Gil Fortoul dijo: “La misma familia de Bolívar, aunque de abolengo ilustre tenía ya sangre mestiza a fines de la colonia”. La sangre mestiza de Bolívar viene de Josefina Marín de Narváez, hija natural de Francisco Marín de Narváez y de una mujer de la cual se conoce poco, pero era negra. Esa Josefina fue bisabuela del Libertador. Heredó siendo niña una gran fortuna de su padre, quien murió en Madrid en 1673. Entre sus propiedades se encontraba la casa de San Jacinto en Caracas, conocida actualmente como la “Casa de Bolívar”. El Alcalde de Caracas y Alguacil Mayor de la Inquisición, Pedro Jaspe Montenegro, fue el tutor de la niña. Ese astuto tutor casó a la niña de 14 años con su sobrino Pedro Ponte, que no tenía bienes algunos. El sobrino era nacido en La Coruña, igual que su tío, que se aprovecharon de la fortuna de la Marín. Ese Pedro Ponte vino de La Coruña a casarse con la Marín. Estos gallegos entran en la familia Bolívar, por la hija que tuvo el sobrino Ponte con la Marín, que se llamó María Petronila de Ponte que se casó con el abuelo del Libertador, Juan Bolívar y Martínez de Villegas en su segundo matrimonio en 1711 cuando tenía 46 años. Ese Bolívar fue gobernador interino de Venezuela en 1712 y tuvo con la María Petronila seis hijos, el menor fue Juan Vicente, nacido en 1726, quien fue el padre del Libertador. Los Bolívar eran blancos, ricos y aristócratas. La hermana mayor del Libertador, María Antonia tenía el pelo oscuro y la tez pálida; Juana y Juan Vicente, los otros hermanos, eran rubios, sonrosados y de ojos azules. Simón tenía ciertos rasgos pardos “el pelo crespo, el labio saliente, los ojos azabache, la forma del cráneo”. A Bolívar le gustaba que lo pintaran mejor de lo que era físicamente, por eso se burló de un pintor colombiano, llamado José María Espinoza Prieto, quien realizó pinturas de las luchas independistas y de los próceres. Bolívar se burló varias veces de Espinoza, mientras lo pintaba, una vez le dijo: “¡Usted no es sino un pintamonas!”. El pintor le respondió: “¡Por eso tengo el honor de pintar a usted!”. Se cuenta que Bolívar se rió a carcajadas de la respuesta del pintor. Bolívar tenía sentido de humor. Tenía la facultad del mimo: remedaba al que quería ridiculizar. La mayoría de nuestros gobernantes no han tenido sentido de humor. No hay que confundir sentido de humor, con el sentido de payaso. El primer Bolívar que llegó a Venezuela en 1589, se llamaba Simón Ochoa de la Rementería de Ibargüe, provino de Santo Domingo y había nacido en Vizcaya, España, en un pueblo llamado Santo Tomás de Bolívar. Hijo de Martín Ochoa de la Rementería y de Magdalena de Ibargüe y Andispe. Llegó a Caracas como contador y ministro de tesorería, trabajando para el gobernador Diego de Osorio y Villegas. Ese primer Bolívar prefirió llamarse Simón de Bolívar, conocido como “El Vizcaíno” o “El Viejo”. Cambió el Ochoa de la Rementería por el Bolívar. Si no lo hubiese hecho, siete generaciones después el Libertador de Venezuela hubiese sido Simón Ochoa, y la moneda sería el Ochoa. El escudo de los Ochoa presenta un par de lobos plateados que miran hacia la izquierda; se pudiera cambiar el caballo del escudo nacional por un lobo rojo. El caballo blanco del escudo corría de izquierda hacia la derecha desde 1836. El general Falcón lo puso a correr al galope y lo dirige de derecha a izquierda, en el año 1863. Con el general Guzmán Blanco el caballo con su cuello volteado volvió a correr de izquierda a derecha. Con el teniente coronel Chávez se volvió a la época de Falcón. Son ganas de joder. Bolívar es euskera, lenguaje vasco, que significa “molino de prado” o sea molino para triturar cereales. Los venezolanos han sido molidos, desmenuzados, triturados y pulverizados por muchos molinos militares y los que confiaron en la moneda bolívar también fueron molidos. El “bolívar fuerte” seguirá moliendo. Ese viejo antepasado del Libertador se hizo llamar de Bolívar, por ser nativo de la puebla de Santo Tomás de Bolívar, el cual fue fundado por los Bolívar en el siglo X, en el valle de Ondarroa. En España nunca la preposición “de” antes del apellido indicaba antigua hidalguía. En Francia sí se usó el “de” como un distintivo de la nobleza. En el siglo XVI se llegó a prohibir en Francia el uso de la partícula “de” a quienes no fueran de estirpe noble. En España a partir del siglo XVI nació la costumbre de unir el apellido materno al paterno. Esa costumbre se hizo obligatoria en Venezuela a partir de 1870 con la ley del registro civil. El escritor García Márquez, en su libro “El General en su laberinto”, 1989, dice que Bolívar “tenía una línea de sangre africana, por un tatarabuelo paterno que tuvo un hijo con una esclava, y era tan evidente en sus facciones que los aristócratas de Lima lo llamaban El Zambo”. El gran escritor se equivoca, ese tatarabuelo tuvo una hija no un hijo, la mencionada Josefina Marín. Simón Ochoa llegó de Santo Domingo acompañado de su hijo, llamado Simón Ochoa Hernández, hijo del primer matrimonio de su padre con Ana Hernández de Castro, nacido en Santo Domingo en 1569. Se cambió el apellido como su padre y era conocido como Simón Bolívar “El Mozo”. Se casó en 1592 con Beatriz Rojas Moreno, hija de Alonso Díaz Moreno, natural de Toledo. Simón Bolívar “El Viejo” murió loco en Caracas en 1612. Simón Bolívar “El Mozo” al enviudar en su segundo matrimonio se hizo clérigo. En ese segundo matrimonio, con Leonor de Rebolledo y Almendariz, tuvo seis hijos, el segundo de ellos se llamaba Luis, nacido en 1627, quien fue el bisabuelo del Libertador, y alcalde de Caracas en 1687. Tener algo de raza negra o india no es raro, hasta un aristócrata inglés como Winston Churchill tenía sangre india. Había nacido en un palacio en 1874, diputado y ministro varias veces, hijo del duque de Marborough y de una norteamericana, Jennie Jerone, quien era hija de un millonario; su bisabuela materna era un india iroquesa llamada Mehitabel Beach Muchos de los hispanos americanos tienen sangre judía o mora, mezclada con la de los aborígenes y después con los negros de África. Los españoles son mezclas de vascos, íberos, fenicios, árabes, celtas, griegos, cartagineses, romanos, germanos y judíos. A eso hay que agregar las etnias africanas e indígenas, como ocurrió en América. En Venezuela ingresaron miles de europeos no españoles años después de la colonia, y esa gran mezcla es lo que somos. Bolívar era partidario de fomentar la inmigración de Europa y América del Norte. Para el Libertador los matrimonios con europeos y angloamericanos nos cambiarían todo el carácter y nos harían instruidos y prósperos. En la ley de inmigración aprobada en el gobierno del general López Contreras se excluyó a toda persona que no fuese blanca. Se culpaba a los negros de los disturbios que asolaron al país en el siglo XIX. Muchos socialistas del siglo XXI son nazistas al revés, consideran a los descendientes de los aborígenes y africanos como los más genuinos representantes del pueblo de Venezuela. Un periodista extranjero llamado Vladimir Acosta, quien escribe en el postal chavista Aporrea, en agosto de 2007, dijo que la mayor parte de los dueños de pequeñas y medianas empresas son “extranjeros blancos y por lo general europeos”. Me pregunto: ¿Terminará la “revolución bolivariana” expulsando a los dueños de negocios de origen portugués, español, italiano, libaneses, sirios, que vinieron, ellos o sus padres, huyendo de regímenes totalitarios? En una “Cumbre de los Pueblo” realizada en Lima en mayo de 2008, pagada por el gobierno de Venezuela, a una periodista le gritaron que ella no es peruana porque es “blanca”, “no tiene el color del pueblo”. En esa cumbre se manifestó un racismo contra los “judíos-católicos”. Predominó el racismo, la xenofobia y el antisemitismo. Esos discursos de odio tienen el fin de mantener en el poder político a los ultra izquierdistas. El primer país de América que abolió la esclavitud fue Haití, en 1801, después fue Chile en 1823, Guatemala en 1824 y México en 1829. En Colombia, Bolívar sale del poder en marzo de 1830 sin suprimir la esclavitud. En la Constitución de Cartagena de 1812 se legisló por primera vez en Nueva Granada sobre la libertad de los esclavos, proyecto que fracasó por la reconquista española en 1815, comandada por Pablo Morillo, éste le ofreció la libertad a muchos esclavos a cambio de su colaboración con la causa española. Esto lo hizo Bolívar en 1816 con la vinculación al ejército patriota. En 1821 se concedió en Colombia la libertad de vientre, así el hijo de esclavo quedaba libre a cumplir 18 años. “Ser generoso con los esclavos sin dejar de serlo con los amos” a esa fórmula se adhirió Bolívar. En 1842 se aplazó por cinco años la libertad de los nacidos después de 1821. La libertad de los esclavos fue firmada en Colombia por el presidente José Hilario López el 21 de mayo de 1851, entró en vigencia el primero de enero de 1852. En Panamá fue abolida la esclavitud en 1850, en Bolivia y Ecuador en 1852, en Argentina en 1853, en Perú y Venezuela en 1854, uno de los últimos en abolir la esclavitud. La amante del Libertador, Manuela Sáenz, tenía su corte de esclavas. Cuando Bolívar sale de Bogotá, mayo de 1830, Manuela, que tenía el grado de coronel, mantuvo una guerra personal por el regreso de su amante. Dirigió una campaña de provocaciones que estaba sacando de quicio al gobierno, fomentaba escándalos, distribuía folletos glorificando al General, borraba los letreros de carbón de las paredes públicas, acompañada por dos de sus esclavas guerreras. Entraba a los cuarteles con el uniforme de coronel. Se decía que estaba promoviendo a la sombra de Urdaneta una rebelión armada para restablecer el poder a Bolívar. Como lo narra García Márquez en su libro “El General en su laberinto”, el cual fue revisado, antes de publicarse, por historiadores colombianos, venezolanos, panameños y mexicanos. Manuela Sáenz había seguido a Bolívar en la conquista del Perú, en 1824, “con sus baúles de primera dama, los cofres de sus archivos, su corte de esclavas, en una retaguardia de tropa colombiana que la adoraban por su lengua de cuartel”. Si Manuela tenía una corte de esclavas era con la venia del Libertador. Cuando se abolió la esclavitud en Venezuela, en el gobierno de José Gregorio Monagas, en 1854, el llamado General del Pueblo Soberano, Ezequiel Zamora, vivía en concubinato con Estefanía Falcón, hermana del general Juan Crisóstomo Falcón, con siete esclavos en Ciudad Bolívar. Zamora hizo las gestiones en junio de 1854, ante la Junta de Abolición para cobrarle al gobierno sus esclavos liberados, como lo hicieron todos los dueños de esclavos, aunque cinco de sus esclavos eran menores de edad y dos esclavas mayores, de nombre Juana y Nieves, ambas de 36 años, es decir habían nacido en 1818, tres años antes de promulgarse la ley de vientre en Colombia. Los esclavos mayores fueron valorados en trescientos pesos cada uno y los cinco menores en 570 pesos, montos solicitados por Zamora ante la Junta de Abolición en Ciudad Bolívar. Los esclavos del concubinato Zamora-Falcón eran propiedad del llamado General del Pueblo Soberano; los esclavos del amancebamiento Bolívar-Sáenz eran propiedad de la llamada Amante Inmortal. La esclavitud es una realidad que subsiste. Hoy la esclavitud toma diferentes variables y millones de personas padecen una esclavitud plena. Existe explotación laboral en muchos países: imposición de trabajo forzoso, prostitución forzada, servidumbre por deudas, recluta obligada impuesta por militares, no tener libertad de movimiento, ser prisioneros en países con régimen despótico, etc. La esclavitud reaparece a la misma proporción que avanza las formas autoritarias de gobierno. El “Grupo de trabajo sobre las formas contemporáneas de esclavitud” (GTFCE), organismo anexo a la “Comisión de los Derechos Humanos” (CDH) de las Naciones Unidas, dice que se es esclavo cuando un trabajador es obligado a trasladarse a un país receptor de sus servicios, sin la compañía de su pareja e hijos menores; cuando su salario y demás indemnizaciones son fijados en suma inferiores a los percibidos por los operarios nativos del país receptor o cuando los cobra el gobierno o patrono que los envía. Para ese organismo los médicos cubanos que trabajan en Venezuela, cuyos salarios los cobra el gobierno de La Habana, son esclavos. Fueron muy pocos los verdaderos blancos, de origen español, que vinieron a América durante la colonia. El Cardenal Mendoza y Bobadilla le escribió al rey Felipe II (1527-1598), un ensayo titulado El Tizón de la Nobleza Española, donde decía que sólo 48 familias nobles de España no eran de origen judío o moro. Como ninguno de los miembros de esas familias vino a América, significa que muchos de los hispanos del Nuevo Mundo tienen sangre judía o mora, el propio Cardenal no se excluyó ya que su familia proviene de González y López, que tienen sangre judía. Miranda es apellido judío, así como los Gómez y Castro. Fidel el de Cuba, Salazar de Portugal, Franco de España, De Gaulle de Francia y Johnson de Estado Unidos, son, según Roger Peyrefitte, de origen judío, además los muchos españoles con apellidos terminados en “es” o “ez”, como los Álvarez, Bermúdez, Cortés, Chávez, Flores, Jaimes, Jerez, Jiménez, Giménez, Hernández, Martínez, Meléndez, Menéndez, Mieres, Morales, Montes, Ordóñez, Pérez, Ramírez, Rosales, Rodríguez, Yepes, Yánez, Yanes, Domínguez, Gutiérrez, Linares, Vásquez, Méndez, Velásquez, Galíndez, Fernández, Reyes, Núñez, Áñez, Freites, Sánchez, Lares, Colmenares, Febres, Páez, Pedreáñez, Suárez, Torres, Valdés, Vélez y otros. Lo que significa, que la sangre judía predomina en los patios de bolas, si a ello le agregamos los moros y turcos, tenemos al Medio Oriente y norte del África muy activo con bolas. El Tizón, fue escrito por el arzobispo de Burgos por la oposición que enfrentó un sobrino suyo para alcanzar un hábito, y escrito también con el propósito de mostrar que ni la alta nobleza podía alardear de limpieza de sangre. El Tizón fue prohibido y sólo impreso a finales del siglo XIX, cuando había desaparecido la obsesión de la pureza de sangre. LECTURA COMPLEMENTARIA:
Dichos Don Félix Sosa Moreno me presentó su manuscrito, aduciendo que no es escritor... MONS. BALTAZAR PORRAS | EL UNIVERSAL sábado 7 de julio de 2012 12:00 AM He tenido la suerte de conocer y entablar amistad con un familiar del eximio Mons. Sixto Sosa Díaz, fundador de las Carmelitas venezolanas, obispo de Guayana y Cumaná, quien está escribiendo una biografía de su pariente, en la que recoge anécdotas guardadas con primor de este hijo preclaro de El Tinaco. Don Félix Sosa Moreno me presentó su manuscrito, aduciendo que no es escritor; aunque es autor de varios libros, en los que une lo ameno, curioso con la erudición de algo tan humilde como el juego de bolas. En la portada de uno de los libros está un tapiz del siglo XVIII, del palacio de El Escorial, en el que se observa a cortesanos jugando bolas. Pero hay más, el famoso padre Sojo, perteneciente a las familias más linajudas de la capital, trajo de Roma, un juego de bolas, asunto que no causó mucha gracia al austero obispo Mariano Martí. Además, del Vaticano consiguió la autorización para que la lapa, el morrocoy y el chigüire se pudieran comer como pescado los días de abstinencia. En su testamento, no dice nada el padre Sojo, de a quién le lega su juego de bolas. Pero, no tuvo origen campesino como lo escribió Miguel Otero Silva, ya que los primeros jugadores fueron los mantuanos y señores de la Caracas de fines del siglo XVIII. Hay que pasearse por la importancia de las bolas, desde la conquista del Perú hasta en los lugares más apartados de nuestra geografía patria. Parece que la historia se repite, pues narra el autor que un húngaro de nombre Pal Rosti, quien visitó nuestra patria en 1857, quedó estupefacto del poder que tenía el presidente Monagas. Y concluye el autor, "en el siglo XXI Monagas no tiene bolas, pero hace 150 años atrás Monagas tenía todas las bolas en el puño". Cualquier parecido con el presente es pura fantasía. Faufaustih@hotmail.com NOTA DE VMGF: MONSEÑOR BALTAZAR PORRAS ES PARIENTE DE LOS GRUBER DE GUAYANA, VENEZUELA. EDICIÓN, TRANSCRIPCIÓN,IMÁGENES:LICENCIADO EN HISTORIA VICTOR MANUEL GRUBER DE FIGARELLI, UCV, CARACAS, VENEZUELA, 1976.

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