martes, 1 de mayo de 2012

LEV KAMENEV: TROTSKY Y LA "SUSTITUCIÓN" DE LA CLASE OBRERA POR EL POLITBURO

Trotsky y la „sustitución“ de la clase obrera por el Politbüro . Lev Kamenev León Trotsky el sucesor „natural“ de Lenin en la dirección del Partido Comunista Soviético (primero desterrado y finalmente asesinado por orden de Stalin en México), ha explicado latamente en su obra este fenómeno que es una de las causas que llevó al desastre a la revolución Soviética y otras en el mundo. Y que sigue penando aún en Rusia capitalista. Una „oligarquía“ de funcionarios“ del partido “sustituyen“ a la clase obrera en sus decisiones. Lo hacen por distintas razones, las que casi nunca tienen que ver con una intencionalidad perversa y las mas de las veces por causas externas. En el caso de la URSS esa sustitución de la clase dirigente del proceso revolucionario, el llamado „proletariado“ por Marx, se produce por factores externos. La clase trabajadora, está formada por todos los que reciben un salario por su trabajo. Los que generan el valor económico, las mercancías y los servicios en la economía. Marx los llamó „proletarios“ porque en la época eran los que tenían mas hijos, con familias muy grandes o sea una „prole“ muy grande. Ellos son la clase predestinada a reemplazar a la que Marx denominó „burguesía“ es decir los capitalistas, los propietarios de la tierra y las industrias (capital fijo). Cuando fallece Lenin el 21 de enero de 1924, la situación en la URSS era catastrófica. Las tropas de los ejércitos de intervención de los países capitalistas (20 estados en total), entre los que se contaban todos los países capitalistas de Europa y los Estados Unidos, estaban siendo lentamente derrotados y la URSS estaba en proceso de construirse. Los efectos de la Primera Guerra Mundial con todas las concesiones que debieron hacer los Soviets a los alemanes, habían causado no solo pérdidas territoriales gigantes para Rusia, sino que eran una carga enorme ya que la clase obrera había desaparecido de las ciudades. Las fábricas estaban abandonadas ya que los soldados (proletarios en armas) debieron, impulsados por el hambre, irse a las aldeas de Rusia para sobrevivir, ya que en las ciudades no había que comer. La NEP, (Nueva Política Económica implantada por Lenin), estaba decayendo. El Comité Central del PC Soviético no pudo, como lo hace Camila Vallejo, Gorgio Jackson y Camilo Ballesteros en el conflicto chileno, consultar a „la clase“ para que decidiera colectiva mente los diferentes problemas que se presentaban en el proceso revolucionario en marcha en la URSS. No podían hacerlo porque la clase no estaba presdente en las ciudades, estaba dispersa en las miles de aldeas campesinas rusas. En los hechos no existía como tal. Los „Soviets“ (Consejos) debían asumir el rol de gobernantes en la URSS y no meros “Consrjeros” sino que instancia decisiva en todos los asuntos de Estado. Sin embargo, por la guerra de agresión, por la guerra capitalista, tales Consejos no existían por falta de personas que los formasen. A falta de ellos materialmente el aparto central del Partido comenzó a “sustituirlos”. Enfrentados a esa realidad debieron comenzar a „suponer“ lo que habrían decidido los Concejos y esa situación duró años. En los mismos en que se consolidó la oligarquía partidaria que ya no conoció otra forma de tomar decisiones que la „sustitución“ de la clase obrera por sus propias deliberaciones. El resto es conocido. Stalin por medio de una afortunada e inteligente capacidad de intriga, amedrentamiento, castigo y falsificación logró imponerse como „dictador“ de la “oligarquía“ partidaria y terminó por reemplazar en forma omnímoda a la clase obrera, la que cuando se recuperó y comenzó a levantar a la URSS de sus cenizas, ya nada tenía que decir. En la primavera de 1941, Hitler atacó la URSS y la guerra terminó de consolidar esta manera de hacer política: la sustitución de la clase y su democracia por la base. Todos los intentos de salvar la revolución por parte de la Vieja Guardia bolchevique fueron aplastados por Stalin con la mas brutal represión. Los juicios de Moscú en contra de dirigentes brillantes de la revolución de Octubre en los años 30 del siglo XX, fueron un Meneketel para todos los partidos comunistas del mundo y Stalin incluso logró disciplinarlos en su tesis del “socialismo en un solo país”, la misma que Trotsky en sus análisis probó como falsa y en su calidad de “Profeta desarmado”, como reza el título de la biografía escrita por Isaac Deutscher sobre el gran político y revolucionario ruso, anunció el fracaso de la URSS, entre otras causas, “la sustitución” de la clase trabajadora por el Politbüro que implementó Stalin, transformando a esa instancia de gobierno en un mero concejo impotente que solo decía que si a lo que ordenaba el “Comandante en Jefe del Ejército Rojo”, Josef Stalin. Naturalmente que es inoficioso hacer el esfuerzo de pensar que habría sido de la URSS si la clase obrera hubiese sido la “Asamblea” de los dirigentes comunistas rusos, pero bien se puede colegir que otro gallo le habría cantado a la revolución soviética si no se hubiese impuesto la sustitución. Nunca, en ningún documento de Lenin, de Engels, de Marx está escrito que una minoría dirigente debe -para hacer la revolución- reemplazar a la clase trabajadora en sus deliberaciones. Todos los grandes dirigentes desde Lenin a Fidel Castro han practicado la máxima: “ni un paso delante de las masas y ni un paso detrás de las masas”. Que se puede traducir en que los partidos revolucionarios deben ganar su posición de vanguardia y nunca deben marchar adelantados a la vanguardia de los trabajadores y tampoco quedarse atrás. Para ello el partido debe ser un servidor de la lucha de la clase trabajadora por su emancipación del yugo y la explotación de los capitalistas. La clase debe construir su propia hegemonía en la que el partido es una parte. Importante, pero sólo una parte servidora y nunca poner a las masas al servicio de ciertos dogmas; ciertas ideas por mas brillantes que parezcan. Son las masas las que ponen los muertos, la sangre heroica y son ellas las que sostendrán el proceso revolucionario y lo llevarán a la victoria. Sin ellas no hay revolución o cuando mas hay dictadura ineficaz. Lo vimos en Cambodia. El camino al revés es también nefasto. En la revolución China se pudo observar todos estos casos. Sea después de la Gran Marcha de Mao, sea en la Revolución Cultural del mismo Mao. El caso de China actual sobrepasa esta monografía. Por ello si la clase retrocede, la vanguardia debe retroceder con ella y si avanza, debe avanzar con ella. Esta lección de la historia la deben tener muy presente los dirigentes chilenos. Y en este sentido los jóvenes les están dando una lección clara. Nunca sustituir a las masas, siempre marchar con ellas y poner toda la organización, todos los esfuerzos, todos los líderes y sus cuadros con formación política, al servicio de la clase y nunca al servicio de la organización misma. Fue León Trotsky quien describió como testigo privilegiado y actor principal de la Revolución de Octubre estos asuntos en su crítica al estalinismo. Especial mención merece una obra de Trotsky en la que expone esta y otras ideas: “Historia de la revolución rusa”, lectura imprescindible para todo activo militante socialista y revolucionario. Imprescindible para entender en toda su complejidad lo que es y como avanza y retrocede un proceso revolucionario. Como reaccionan las clase dominantes y sus aliados, como la clase obrera debe hacer gala de una astucia y una inteligencia extraordinarias para no perder nunca la orientación correcta. Trotsky describe con pasión y minuciosidad todo lo ocurrido hasta la toma del poder por la Asamblea de los Soviets de toda Rusia y el ascenso de Lenin como “vocero” (diríamos ahora en Chile), de esa Asamblea de Soviets.

No hay comentarios: