Chavismo, comunismo y socialismo
JOSÉ LUIS MÉNDEZ LA FUENTE| EL UNIVERSAL
miércoles 30 de abril de 2014 12:00 AM
Cuando se habla de la situación de crisis del país, se hace básicamente referencia a dos de sus aspectos más visibles el político y el económico. En realidad, pudiera resumirse todo en una sola variable, la política; pues cuando un gobierno se declara comunista o socialista, la política económica va implícita en el anuncio.
Aunque aquí si deberíamos establecer diferencias, pues socialismo y comunismo no son exactamente la misma cosa, y si no, pensemos tan solo en los gobiernos socialistas de las democracias europeas y los de la Unión Soviética, la China de Mao o la Cuba de los Castro. La comparación es más que ilustrativa para mostrar las desemejanzas conceptuales y prácticas entre unos y otros, no obstante ser considerados ambos grupos de gobiernos como de izquierda, pero sobretodo las discrepancias y contrastes entre socialismo y comunismo como ideologías afines.
El caso del gobierno venezolano se hace un poco confuso tratar de buscarle lugar en la anterior clasificación, pues a pesar de que el chavismo tiene un origen democrático, y es precisamente el calificativo democrático, el que marca una de las desemejanzas entre los gobiernos socialistas europeos y los de la antigua URSS, la China maoísta o Cuba, el tratamiento del marco democrático no ha sido precisamente democrático. Mostrar una copia de la constitución en cada acto público que hay o hacer referencia a ella a cada rato, para incumplirla más tarde, es algo más que una burla, que en la práctica se traduce en sentencias del máximo tribunal de la republica amarradas al interés político de turno del gobierno o en instituciones tan importante para el equilibrio democrático como el Consejo Nacional electoral o el propio Tribunal Supremo de Justicia copado de funcionarios designados a dedo por el gobierno y ya con su periodo vencido.
Pero las democracias auténticas son algo más que letra constitucional, son también el poder de la mayoría, lo que no significa, en modo alguno, que se pueda ejercer monopólicamente. Por eso, en aquellas democracias, cargos como el de Fiscal General o Defensor del Pueblo son ejercidos por personas ajenas al partido gobernante y en organismos colegiados como el Poder Judicial o el Electoral, existe representación independiente, así como de los partidos de oposición.
Si después consideramos el plano económico, tampoco encontramos claridad ideológica en los gobiernos de los últimos quince años. El socialismo del siglo XXI de Chávez, recordemos que al principio decía no ser socialista, es una mezcla de conceptos comunistas al mejor estilo estalinista, mezclados con algo de nacionalismo y populismo. La regulación de los medios privados de producción o las amenazas contra la propiedad privada tal como se conoce en el estado burgués, fueron parte protagónica de su prédica, así como del actual gobierno de Maduro; sin embargo la distribución de la producción y de la riqueza, en general, algo que es objeto de atención constante por los gobiernos socialistas europeos, aún sigue estando en Venezuela, en manos de unos pocos, aunque hayan cambiado de bando. Las mafias mandan en la comercialización de cualquier línea de productos sean o no de primera necesidad y la escasez ha sustituido la abundancia.
También los trabajadores y los sindicatos, parte esencial en el soporte y acción de cualquier gobierno socialista, han sido en este socialismo chavista, contrariamente a lo que se podía esperar, apartados y perseguidos, y la nueva legislación laboral aprobada por Chávez, puede decirse que más que beneficiar a los trabajadores y sindicatos que los agrupan, coloca regulaciones que en vez de fortalecer sus intereses individuales y colectivos, los debilita y anula en algunos de sus derechos fundamentales, como por ejemplo, el de tener derecho a un salario justo o reconocer la autonomía sindical basada en las decisiones de sus miembros reunidos en asamblea, derechos el primero individual y el segundo colectivo, que son desconocidos todos los días. No digamos nada del irrespeto al derecho que tienen los trabajadores a la contratación colectiva por parte de este gobierno socialista, que es, a su vez, el mayor empleador del país.
En definitiva, que ni los anteriores de Chávez, ni este de Maduro, se parecen a los gobiernos socialistas europeos, ni encajan del todo, en los sistemas políticos comunistas al estilo soviético o chino. Pero entonces ¿qué son?, eso trataremos de descifrarlo en una próxima entrega.
xlmlf1@gmail.com
Aunque aquí si deberíamos establecer diferencias, pues socialismo y comunismo no son exactamente la misma cosa, y si no, pensemos tan solo en los gobiernos socialistas de las democracias europeas y los de la Unión Soviética, la China de Mao o la Cuba de los Castro. La comparación es más que ilustrativa para mostrar las desemejanzas conceptuales y prácticas entre unos y otros, no obstante ser considerados ambos grupos de gobiernos como de izquierda, pero sobretodo las discrepancias y contrastes entre socialismo y comunismo como ideologías afines.
El caso del gobierno venezolano se hace un poco confuso tratar de buscarle lugar en la anterior clasificación, pues a pesar de que el chavismo tiene un origen democrático, y es precisamente el calificativo democrático, el que marca una de las desemejanzas entre los gobiernos socialistas europeos y los de la antigua URSS, la China maoísta o Cuba, el tratamiento del marco democrático no ha sido precisamente democrático. Mostrar una copia de la constitución en cada acto público que hay o hacer referencia a ella a cada rato, para incumplirla más tarde, es algo más que una burla, que en la práctica se traduce en sentencias del máximo tribunal de la republica amarradas al interés político de turno del gobierno o en instituciones tan importante para el equilibrio democrático como el Consejo Nacional electoral o el propio Tribunal Supremo de Justicia copado de funcionarios designados a dedo por el gobierno y ya con su periodo vencido.
Pero las democracias auténticas son algo más que letra constitucional, son también el poder de la mayoría, lo que no significa, en modo alguno, que se pueda ejercer monopólicamente. Por eso, en aquellas democracias, cargos como el de Fiscal General o Defensor del Pueblo son ejercidos por personas ajenas al partido gobernante y en organismos colegiados como el Poder Judicial o el Electoral, existe representación independiente, así como de los partidos de oposición.
Si después consideramos el plano económico, tampoco encontramos claridad ideológica en los gobiernos de los últimos quince años. El socialismo del siglo XXI de Chávez, recordemos que al principio decía no ser socialista, es una mezcla de conceptos comunistas al mejor estilo estalinista, mezclados con algo de nacionalismo y populismo. La regulación de los medios privados de producción o las amenazas contra la propiedad privada tal como se conoce en el estado burgués, fueron parte protagónica de su prédica, así como del actual gobierno de Maduro; sin embargo la distribución de la producción y de la riqueza, en general, algo que es objeto de atención constante por los gobiernos socialistas europeos, aún sigue estando en Venezuela, en manos de unos pocos, aunque hayan cambiado de bando. Las mafias mandan en la comercialización de cualquier línea de productos sean o no de primera necesidad y la escasez ha sustituido la abundancia.
También los trabajadores y los sindicatos, parte esencial en el soporte y acción de cualquier gobierno socialista, han sido en este socialismo chavista, contrariamente a lo que se podía esperar, apartados y perseguidos, y la nueva legislación laboral aprobada por Chávez, puede decirse que más que beneficiar a los trabajadores y sindicatos que los agrupan, coloca regulaciones que en vez de fortalecer sus intereses individuales y colectivos, los debilita y anula en algunos de sus derechos fundamentales, como por ejemplo, el de tener derecho a un salario justo o reconocer la autonomía sindical basada en las decisiones de sus miembros reunidos en asamblea, derechos el primero individual y el segundo colectivo, que son desconocidos todos los días. No digamos nada del irrespeto al derecho que tienen los trabajadores a la contratación colectiva por parte de este gobierno socialista, que es, a su vez, el mayor empleador del país.
En definitiva, que ni los anteriores de Chávez, ni este de Maduro, se parecen a los gobiernos socialistas europeos, ni encajan del todo, en los sistemas políticos comunistas al estilo soviético o chino. Pero entonces ¿qué son?, eso trataremos de descifrarlo en una próxima entrega.
xlmlf1@gmail.com
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