Domingo Alberto Rangel
EL PROBLEMA de la inseguridad es insoluble
---(En www.2001.com.ve, Caracas, 26-07-09)---
hasta los años setenta del siglo xx en venezuela suspendían las garantías constitucionales los militares. eran ellos también quienes decretaban e implementaban el estado de sitio, cuando la situación política del país así lo exigiera. desde los primeros días del siglo xxi la función de suspender las garantías y decretar el estado de sitio ha pasado a manos del hampa. ello quiere decir que la gran usurpadora en la vida nacional es el hampa.
hace diez o más años la policía, deidad tutelar del estado venezolano y primera entre todas las instituciones de la patria, penetraba al hampa con el propósito, loable desde el punto de vista operativo, de disponer de fuentes de información. el “sapeo”, como se le conoce en los medios populares, fue de los primeros mecanismos prácticos de información que existieron en venezuela. ahora el hampa tiene penetrada la policía. los agentes hampones que intervienen o sugieren delitos, no son otra cosa que tentáculos del delito dentro de los cuerpos policiales.
el contraste así perfilado entre hampa y policía revela las hipocresías que nuestros medios políticos y nuestra cultura encierran en su seno y el carácter de rehenes de la doblez que es signo de nuestros gobernantes de hoy y de ayer. desde 1958 viene aumentando el delito en venezuela. es inevitable, entre riqueza y delito o entre desarrollo económico y delito hay nexos forzosos y en cierto modo rígidos. entre más dinero acumule o exista en una sociedad, entre más acusado sea su desarrollo económico, más elevadas podrían ser sus cuotas de delito. y más numerosos deberían ser sus policías y mejor entrenados sin duda. una falsa moral, de evidente raigambre pequeñoburguesa viene oponiéndose en nuestro país desde 1958 a la construcción de cárceles y a la creación de cuerpos policiales llamados a reprimir el delito. elevar aquí el número de plazas en un cuerpo policial o edificar una cárcel son como manchas feas o reprobables que ningún político o ningún militar se arriesga a llevar.
como las cuotas de delincuencia han subido, así lo disimulemos o lo neguemos acomodando las estadísticas a las necesidades de nuestra hipocresía, se han creado problemas gravísimos. algunos de tales problemas revisten ya riesgo vergonzoso para el país. el primero de ellos es la congestión carcelaria. la penitenciaría general de venezuela, donde estuve preso cuatro años bajo pérez jiménez, que era entonces un centro de reclusión modelo en el país, pese a la tosquedad de aquel régimen, es hoy una pesadilla por el sobrecargo inverosímil que soporta. aquella penitenciaría que estaba a la altura de los progresos de la ciencia carcelaria es hoy un feo manchón por la congestión increíble. otras cárceles son eco, reflejo o imitación absurda de esta prisión.
el problema de los cuerpos policiales no es diferente. ante todo, no hay que confundir cantidad con calidad. el país necesita cuerpos policiales más idóneos que numerosos. por desgracia, en sociedades donde el narcotráfico, el contrabando y otros delitos asumen proporciones grotescas y, junto con el tráfico de armas, invisten un reto magno, la delincuencia tiene hoy posibilidades de las que jamás disfrutó.
el tráfico de armas y el tráfico de drogas llegan hoy a magnitudes que sería estúpido comparar con las de otros tiempos. un simple dato nos muestra la relevancia del tráfico de drogas. según leí en le monde, hace meses, el tráfico de drogas en italia asume ahora una cifra superior en un cuarenta por ciento, según se calcula, a la cifra de negocios de la fiat, primera empresa de ese país. en cuanto a las armas, la república de moravia, que perteneció a la extinta urss, tiene en la exportación de armas de fuego el primer rubro de comercio exterior. venezuela es una de las rutas predilectas de la droga y del tráfico de armas.
estas cosas no se pueden decir, el patriotismo lo prohíbe, ese patriotismo rupestre del cual son idólatras lo mismo fascistas que comunistas. tendríamos entonces un patriotismo raro que obligaría a callar la verdad o a deformarla y pisotearla. el delito se ha integrado en escala internacional como era lógico. si el capitalismo en su etapa imperialista es un proceso mundial y la exxon corporation o la china petroleum company operan en escala mundial, resultaría ingenuo esperar que los narcos o los vendedores de armas no se integren también en escala mundial.
como puede verse, los retos de hoy se sitúan en una altura a la cual no llega ni podrá llegar el estado venezolano. los delincuentes que operan en venezuela son, los más temibles agentes o ramificaciones de bandas internacionales que ven a venezuela como una etapa en el proceso de sus negocios. venezuela es para un narco que se respete como la nigeria oil company es para la royal dutch shell. en el plano policial esta situación exigiría cuerpos de detectives bien pagados e idóneos en el plano profesional. la antigua ptj, que ahora lleva un nombre pretencioso —mucho camisón pa’ petra— debe dedicarse en su totalidad, con personal eficiente, a la lucha contra el delito de alto coturno.
de la lucha contra el hampa menuda debería encargarse la propia colectividad. pero esto encuentra resistencia ante todo entre nuestros militares. nada que sea darle un revólver, siquiera una navaja, a un civil encuentra aceptación entre nuestros militares. eso revela en el fondo dos cosas, primero, una inseguridad en sí mismos y luego una prevención contra las innovaciones en el campo de la seguridad. lo ideal es que aquí hubiera cuerpos de vigilancia armados, cuyos miembros fueran estudiantes universitarios. esto es hoy un imposible político en un país donde los militares recelan tanto de los civiles.
darangelcantv.net
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