Conjunto de artículos sobre temas variados de naturaleza política, social, económica, humorísticos, y filosóficos; publicados, o por publicarse en diferentes páginas web, o medios impresos; escritos por mi persona, o por otros autores; y que abarcan problemas relativos a Venezuela, América Latina, y el resto del mundo.
domingo, 30 de noviembre de 2014
MI PERRO "PITER" A DOS AÑOS DE SU TRÁNSITO EL 01-12-12-
MI PERRO "PITER"
A DOS AÑOS DE SU TRÁNSITO EL 01-12-12-
RELATOS SOBRE “PITER” (MI PERRO)
--- (LOS TEQUES—01—02—13) ---
Llegó a nuestro apartamento, en Los Teques, de la mano de mi hijo menor Victor Manuel, tan pequeñito que cabía en un zapato, tendría uno o dos meses de nacido-- (1997-98)--, y ya le habían cortado la colita, fue regalo de un amiguito, y se le garantizaron que era mestizo de “dobermann” con pastor alemán, cosa que fue corroborado por los “expertos” de la Escuela y Pensión de Perros de Los Teques, la primera vez que lo internamos allí, ya grande de ocho años (2006).
Ya no podía ser entrenado por los “especialistas” del lugar. El alojamiento por diez días, fue con motivo de un viaje familiar a Margarita. Recuerdo que mi nieta Virginia (de 8 años) nos acompañó a llevarlo, y cuando le mostré la lámina que estaba en la Oficina, con imágenes de muchas razas de perros, le pregunté cuál de ellos se parecía más a “Piter”, señaló al “dobermann”. Como opinan en mi tierra— (Guayana)-- que los niños, y los borrachos, dicen la verdad, por dura que ella sea: ¡Santa palabra!
Vuelvo al comienzo, tuvimos que alimentarlo con atoles de leche y alimentos de bebé, y educarlo para que hiciera sus necesidades en el sitio indicado; luego Victor Manuel lo bajaba, y de vacaciones se pasaba muchas horas en las áreas verdes, canchas, y caminerías, con su perrito y sus amigos. El animalito desarrolló una especial predilección por su pequeño amo, al punto que ya grande lo llevaba sin correa, y respondía a sus silbidos.
Los amigos de Victor se hicieron amigos de “Piter”, y él de ellos; todos crecieron a la par, ya grandes, incluso casados y con hijos, lo acariciaban, preguntaban por su salud y costumbres, y él les respondía a su manera canina muy especial.
De pequeñín era muy travieso, le gustaba robarse las medias, los zapatos, y las sandalias, de todos los habitantes de la casa; para quitarle las medias, o cualquier otro trapo, había que perseguirlo y “luchar” con él, se negaba a soltarlo, apretaba los dientes y gruñía, como si se tratara de una pelea de verdad, verdad.
Fue de tamaño mediano, su peso osciló siempre en torno a los15 Kg (ya adulto); era muy fuerte y corría muy duro; absolutamente “territorial”, no soportaba la presencia de otro perro adulto en sus “territorios”, que incluían tres residencias, jardines, cancha, y caminerías, se creía el amo absoluto de la “hacienda”— (En eso se parecía muchísimo “al que les he contado”; por lo cual inventé un chiste cruel:¡Ambos eran unos hijos de perra!)
Era amistoso con los cachorros y las perras; jugaba con los niños, y nunca agredió a persona alguna. Tenía una característica muy especial: era antimilitarista, no le gustaban los hombres uniformados, y mucho menos si estaban armados; y juro que nadie lo “entrenó” para ello; muy espontáneo de su parte. Desarrolló con mi hermano gemelo Antonio (+) una relación muy especial; algunas veces se ofreció a cuidarlo, pues nosotros viajábamos a Margarita en diciembre, Semana Santa, y vacaciones de julio y agosto:¡Otras épocas! No ganábamos mucho pero el dinero alcanzaba para todo y más)
Claro que le cubríamos a Antonio sus gastos de pasaje, comida, y otros; Él lo visitaba una vez al día, preferiblemente al mediodía, almorzaba con “Piter” le daba un buen paseo, y dormía su siesta en nuestra casa, veía TV; y hasta el otro día, y así por una semana. Por cierto le dejaba una luz prendida, y música en la radio, para que no se sintiera solo y a oscuras. Una vez se vino con Jacinto, nuestro hermano, y trajeron unas laticas de cerveza; Jacinto observó que “Piter” se acercaba a Antonio y descansaba su cabeza en su muslo; al preguntar el sentido de dicha “señal”, Antonio contestó: “Quiere que lo baje para hacer sus necesidades”; y Jacinto dijo: ¡Que perro tan inteligente!
Otra vez, en otras vacaciones al visitarlo, lo encontró en el cuarto de Victor Manuel, con la cabeza metida en el zapato deportivo de su amito; y creo que lo oyó gemir, tuvo que consolarlo especialmente; otra vez, unos vecinos le informaron que el perro en las noches de luna aullaba como lobo, y eso que tenía una luz y la radio prendida. Hoy 01 de febrero, se cumplen tres años y dos meses de haber fallecido Antonio: ¡En la Paz del Señor descanse! Y dos meses de haberse dormido “Piter” para siempre (bajo supervisión, y control veterinario)… ¡MI DUELO ES DOBLE!...
RELATOS SOBRE MI PERRO “PITER”—II—
Los Teques-- 01—05—13—
Hoy, primero de mayo (2013) se cumplen cinco meses del tránsito al Más Allá de mi perro “Piter”, leal amigo y compañero por 16 años, más o menos, pues llegó muy pequeñito a nuestra casa por ahí en el año1996. Tenía un fuerte instinto de “cazador”, perseguía las lagartijas dando unos artísticos saltos de “ballet”; ellas corrían a esconderse en la grama de las caminerias de las Residencias, y en cualquier “mogote”, hoyo, o túnel. Él metía la nariz sin descanso oliendo y resoplando; era muy difícil hacerlo desistir de su búsqueda, la cual me daba un poco de temor, no fuera a dar de narices con un alacrán, araña, o serpiente.
Creo que agarró solamente a una en toda su vida. También pretendía “cazar” a los pájaros, apenas veía alguno, empezaba a ladrarle fuertemente, e intentaba subirse al árbol donde estaba posado; no se tranquilizaba hasta que el ave se iba. Muchas veces se distrajo ladrándole a los pájaros que se posaban en las líneas eléctricas; otras veces trataba de atrapar a las palomas que picoteaban por las aceras y estacionamientos residenciales; nunca atrapó a ninguna, pero daba carreras y saltos en los intentos.
Con esta manía de “caza-pájaros” yo le bromeaba: ¡Tienes que aprender a volar Piter! Una vez después de llover, salimos a pasear para que hiciera sus necesidades, hacía sol y en un tronco de árbol estaba un zamuro con las alas extendidas secándose; Piter se quedó mirándolo en silencio, no ladró, no dijo ni pío…(jaja)… También pretendía capturar a las ardillas, que saltaban de árbol en árbol, comiendo frutillas, e incluso correteaban por la cercas de alambre que rodean a las residencias, su presencia lo agitaba mucho; una vez recorrió todos los jardines detrás de una que escapaba a toda velocidad, hasta que llegaron a la cancha deportiva, la ardilla escaló un muro y se perdió en la montaña, me costó calmarlo para pasearlo y que hiciera “lo suyo”.
También le dedicaba tiempo, atención, y ladridos a las perezas que de vez en cuando se asomaban por las matas de yagrumo que crecen en una quebrada paralela a la calle de ingreso a las residencias. Igual atención le dispensaba a los “rabi-pelados” que aparecían de cuando en cuando. Pero a este “cazador” criado en apartamento, no le gustaba el suelo mojado por la lluvia, tampoco la grama o el monte húmedos; para hacer su “necesidad no.2”, tenía que ser en ambientes secos, prefería aguantarse; para la “necesidad no.1” no tenía mayores problemas.
Por eso mi hijo Manuel se reía mucho cuando yo le relataba las “hazañas” de caza de Piter: ¡ “Cazador” de monte seco me decía!...(jaja)… Era muy territorial, saltaba hacia la puerta del apartamento cuando tocaban el timbre, se quedaba vigilando a ver si alguien entraba; nunca mordió a ninguna persona, solamente gruñía si se metían en la cocina, pues allí estaba su recipiente de agua y su comida. Inmediatamente se ponía a comerse el resto que le quedaba del desayuno, almuerzo, o merienda. Yo bromeaba con la “visita”: ¡Te vio cara de hambriento, y se está comiendo lo suyo por si acaso!...(jaja)…
Era muy extremoso en eso de la “territorialidad”, prácticamente se creía dueño de todas las residencias, su jardines, y caminerías, por tanto no soportaba la “competencia” de perros machos adultos; era amable con las perras, los cachorros, los niños, y la gente en general, excepto con los uniformados ( y armados), eso era completamente “instintivo” pues no recibió “entrenamiento” especial
Recuerdo que cada vez que yo llegaba a casa, efectuaba un baile acrobático de saltos y volteretas de contento, entonces le regalaba un dulcito de chocolate; y cuando el resto de los habitantes reclamaban su “premio”, yo les decía: ¡Primero tiene que saltar y bailar de contentos! (JaJa, pero de todos modos también los regalaba).
Hubo que dormirlo, tenía sus funciones muy deterioradas, se desmayaba con cualquier emoción, amén de otras dificultades para cumplir con sus obligaciones vitales. Manuel, mi segundo hijo, me acompañó y ayudó. Observé de muy cerca todo el “procedimiento” hasta que exhaló su último suspiro; me costó mucho hacer el “cheque” para cancelar la operación; lo llevamos luego al crematorio. Y ese día tomé licor hasta la saciedad, mientras mandaba mensajes a los hijos y demás familiares sobre la muerte de “Piter”. No me da pena confesar que agarré una “Borrachera llorona” como dicen en mi tierra guayanesa venezolana.
¡Espérame en el Cielo “Piter” querido, que para allá vamos todos Dios mediante!
EDICIÓN, TRANSCRIPCIÓN, REDACCIÓN: LICENCIADO EN HISTORIA VÍCTOR MANUEL GRUBER DE FIGARELLI, UCV CARACAS, VENEZUELA, 1976
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