Saludos a Victor Gruber y Felix Sosa, me parece un acontecimiento,mundial, nacional y regional la factibilidad de santificar a monseñor Sixto Soso Diaz, lei el libro y me parece una investigacion rica en saberes de este Tinaquero, llena de historia y del amor a Dios y los, n retos asumidos por este peregrino, le agradezco como tinaquero a los guayaneses, Cumanenses, Deltamacurenses, Amazonenses y sobre todo a los feligrees de Altagracia de Orituco y del Pao de San Juan Bautista donde ejercio su pastoral, hay un ambiente del sueño celestial, gracias Uto Sosa por este reconocimiento y deleitarnos con este hermoso libro, Teodoro Bolivar el FÉLIX ENRIQUE SOSA MORENO: BIOGRAFÍA DE MONSEÑOR SIXTO SOSA DÍAZ (1870--1943)
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MONSEÑOR SIXTO SOSA
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sáb., 11 ene. 16:27 (hace 4 días)
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Estimado Víctor: Mi sencillo libro sobre la vida de monseñor Sixto Sosa Díaz, nacido en Tinaco en 1870 y fallecido en Caracas en 1943, quien fue Obispo de Guayana, 1918 a 1923, y posteriormente primer Obispo de Cumaná, desde 1923 hasta su fallecimiento. El abuelo de mi padre Francisco se llamaba Juan José y era tío de Monseñor Sosa. Mi padre, 1906-1998, vivió un tiempo bajo la protección de Monseñor en Ciudad Bolívar, 1920. Mi pequeño libro, sólo tiene 150 páginas, el índice onomástico fue eliminado por los diagramadores, fue aprobado para su publicación por la Conferencia Episcopal presidida por el obispo de Cumaná, Diego Padrón y financiado por la Arquidiócesis de Mérida con la colaboración de la Arquidiócesis de Cumaná, la Diócesis de San Carlos y por las Hermanas Carmelitas de Madre Candelaria, éstas fueron creadas por Monseñor Sosa, aunque el padre de la criatura es el Cardenal Porras, con quien he hecho buena amistad, ya que es un personaje sencillo y amable.Te anexo copia del prólogo escrito por el Cardenal Porras, un borrador de mi libro en word, al cual se le hicieron algunas modificaciones antes de diagramarlo y algunas fotos. Te lo envío en dos correos ya que Internet no está muy bueno. Saludos.
FELIX ENRIQUE SOSA MORENO
HISTORIADOR Y AUTOR DEL LIBRO
Monseñor Sixto Sosa Díaz
(1870-1943)
Félix Sosa Moreno
Monseñor Sixto
Sosa Díaz
(1870-1943)
Félix Sosa Moreno
Félix Sosa Moreno
Email: felixsosamoreno@gmail.com
ISBN-
Depósito legal
A la memoria de mi hermano
Sixto Federico (1941-2008).
Con su presencia nos recordaba
a Monseñor Sosa
Prólogo
El martes 27 de julio de 1920, en las primeras horas de la tarde, bajo un cielo encapotado, llegó al pueblo de Tinaco, estado Cojedes, Monseñor Sixto Sosa Díaz. En ese momento era obispo de Guayana, la mayor diócesis de Venezuela. Monseñor Sosa regresaba a su terruño natal después de dieciocho años de ausencia. Venía acompañado sólo por el chofer, llamado Trino Guerra. Había nacido Monseñor en ese pueblo llanero el 20 de octubre de 1870. A sus casi 50 años de edad, tenía el pelo negro abundante, ojos negros despiertos, rostro sonreído, era un hombre robusto de temple firme y tranquilo, bien parecido, representaba mucho menos edad. Entró a Tinaco por el puente de madera sobre la quebrada conocida como El Fraile, sector noreste de la población, venía en un Ford, modelo T, año 1916, propiedad de su coterráneo el farmacéutico Rafael Méndez Figueredo, quien gentilmente lo cedió para buscarlo en Valencia, capital del estado Carabobo, a unos 90 kilómetros de Tinaco, por angostas carreteras de tierra, le tomó más de cinco horas recorrer ese trayecto. En 1920 había en Venezuela un vehículo por cada 1.400 habitantes, a la par de Brasil, Perú y España. Los chauffeurs de esa época eran considerados como hábiles profesionales, respetables y mencionados en algunas páginas sociales.
Ese día fue declarado “Día de júbilo” por el jefe civil, general Luis Felipe Ruido, quien consideró la visita de tan ilustre hijo de ese pueblo un motivo de alborozo para todos sus coterráneos. Con repiques de campanas y explosiones de cohetes se recibió a Monseñor Sosa. La resolución del Jefe Civil manifiesta: “Que es un deber ineluctable de todo gobierno consciente y justiciero, como lo dirige con recta sindéresis en Cojedes el óptimo señor doctor José Felipe Arcay, batir palmas a los varones perínclitos que realzan el buen nombre de la patria, con el esplendor de su figura preclara”. El secretario del jefe civil era el periodista Francisco María Arias (1882-1973) quien fundó un pequeño periódico en ese pueblo, llamado Lampos Tinaqueros, decano de los periódicos de los Llanos Occidentales, que circuló desde 1904 hasta 1971.
Ese martes 27 de julio, en horas de la tarde, gran parte de la población de Tinaco se reunió frente a la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, en la Plaza Mayor conocida como Plaza Silva, la cual se convirtió en 1923 en Plaza Bolívar por decreto del presidente del estado, doctor Arcay, inaugurada en 1924, el orador en ese acto fue Francisco M. Arias. El nombre de Silva a la Plaza Mayor era en honor al general José Laurencio Silva, nacido en ese pueblo el 7 de septiembre de 1791, héroe de la Guerra de Independencia, quien combatió en Junín, Ayacucho y Carabobo, casado con Felicia Bolívar Tinoco, sobrina del Libertador; acompañó a Bolívar hasta su muerte en San Pedro de Alejandrino y fue uno de sus albaceas.
La actual Plaza Silva en Tinaco, ubicada en la esquina noreste de la calle Silva y Monagas, fue inaugurada el 7 de septiembre de 1942; construida por el Concejo Municipal de ese pueblo, dirigido por Evelio Matute, presidente; Bernardo Sosa, primer vicepresidente y medio hermano de Monseñor Sosa, y Francisco R. Sosa, segundo vicepresidente y familiar de Monseñor, Juan B. Bolívar y otros.
El templo de Tinaco fue terminado de construir el 15 de diciembre de 1783 y bendecido por el padre doctor Jacinto de Herrera, vicario de San Carlos. La construcción fue costeada por doña Ana Jacinta González de Herrera y sus hijos, entre ellos el padre Herrera y el alférez real Don José Gabriel de Herrera. En su visita a Tinaco en marzo de 1781, el obispo Mariano Martí estimó su población en 2.047 habitantes, de ellos 1.039 blancos, 627 pardos, 381 negros y no había indígenas. En el primer censo oficial, en 1873, en el gobierno de Guzmán Blanco, el estado Cojedes tenía 85.678 habitantes. En 1920 el número de habitantes era de 81.850, la población se redujo, por muchas circunstancias, que para el censo de 1936 el estado tenía sólo 48.091 personas. Fue para 1967 cuando el estado Cojedes alcanzó el número de habitantes que tenía para 1873. Casi un siglo sin crecimiento. Para el censo de 2011 se estiman 330.000 personas en ese estado llanero.
El periódico Lampos Tinaqueros publicó, por motivo a la visita de Monseñor Sosa, que éste, como presbítero recién ordenado en la catedral de Calabozo el 21 de diciembre de 1894, cantó su primera misa en la iglesia de Tinaco el 23 de febrero de 1895. En esa misa, el viejo monseñor Felipe Neri Sendrea, obispo de Calabozo, dijo: “Que la oración y el estudio sea su guía”, como realmente ocurrió. El periódico de Don Chico Arias en un artículo publicado en mayo de 1905, titulado “Un buen sacerdote” señala que “En Altagracia de Orituco, el presbítero doctor Sixto Sosa con sus acrisoladas virtudes nos llena de orgullo como tinaqueros, por el comportamiento del buen sacerdote”.
Monseñor Sosa se hospedó en Tinaco en la casa de su hermana Rosario, que estaba casada con el médico Guillermo Barreto Méndez, quien era, en ese momento, Secretario de Gobierno del estado Cojedes. El doctor Barreto Méndez (1875-1946) fue Gobernador de Cojedes desde 1924 hasta 1934, posteriormente Gobernador de Carabobo, 1935, y de Guárico por poco tiempo, en el gobierno de López Contreras.
Esa tarde del 27 de julio de 1920, las campanas de la iglesia repicaron como pocas veces, éstas que vibraban con entusiasmo fueron construidas por el genial tinaquero Ramón Méndez Figueredo, quien fue declarado “Hijo Ilustre de Tinaco”, en mayo de 1905; era presidente del Concejo Municipal de Tinaco el señor Jesús María Blanco. Ramón Méndez Figueredo (1876-1926) quien hablaba cinco idiomas, construyó además un reloj público y un órgano que donó a la iglesia de su pueblo. El poeta tinaquero Ángel María Garrido (1845-1933), héroe del civismo cojedeño, escribió, pocos días después de la muerte de Ramón Méndez, que éste era un “genio múltiple: electricista, mecánico y músico… fue opulento su talento… El Tinaco ha producido hombres de potentes mentes: Sixto Sosa, Eloy G. González, Escolástico Flores, Luis María Sosa Díaz, Rafael Méndez Figueredo, Manuel Méndez Figueredo, Ramón Méndez Figueredo y otros más”. El poeta Garrido no menciona al doctor Barreto Méndez, por ser él un ferviente enemigo del régimen de Juan Vicente Gómez. Don Ángel Garrido murió, después de cinco años de prisión, en la cárcel de San Carlos, por enviarle un telegrama a Gómez, pidiendo la libertad de los estudiantes y del periodista Arévalo González en marzo de 1928. José Ignacio Vilorio Méndez (1934-2008) cronista de Tinaco, desde 2003 hasta su muerte, y sobrino nieto de don Ramón Méndez Figueredo, en una entrevista publicada en el diario El Universal, mayo 2002, titulada “Gente, cuentos y santos de Tinaco” dice que RMF se carteaba con el inventor Thomas Alva Edison (1847-1931) en New Jersey, Estados Unidos.
La primera imprenta que llegó a Tinaco fue en 1886, comprada por los hermanos Méndez Figueredo y gracias a ella se publicaron varios periódicos, el primero fue llamado El Cojedeño y posteriormente salió El pabellón amarillo, ambos dirigidos por don Escolástico Flores (1855-1936), después aparece La Bandera Nacional de don Jesús María Blanco (1870-1916) y el doctor Luis María Sosa Díaz (1875-1910), hermano de monseñor Sosa. En 1889 se publicó La voz de Cojedes también de Escolástico Flores; en el primer número aparece un aviso suscrito por Rafael Méndez Figueredo convocando para una reunión a la Sociedad Filarmónica de Tinaco, de la cual era secretario. Según el historiador tinaquero Juvenal Hernández (1933- 2015) la música preferida por esa pequeña orquesta era de origen francesa, quizás melodías o chansons de Ernest Chausson (1855-1899), composiciones de Gabriel Faure (1845-1924) y del maestro Berliotz (1803-1869). En Tinaco y otros pueblos de Cojedes, además de la música con guitarra y maraca se tocaba música clásica. El viajero venezolano Francisco Michelena y Rojas (1801-1872) en su libro Exploración Oficial, 1867, en su visita a la villa de El Baúl, en Cojedes, en 1859, señala que “se oye música de la culta Europa: violines, bajos, clarinetes, flautas, tambor, trompa y platillos chinescos; y las piezas que ejecutaban, la de los maestros más distinguidos del arte: Rossini, Bellini, Strauss”. Esa calidad musical la había en Tinaco cuarenta años después. La Guerra Federal que se inició en 1859 y finalizó en 1863, destruyó a medio país, sufriendo más los pueblos llaneros.
Por la visita de Monseñor Sosa, hubo alborozo y fiesta en Tinaco. En un acto público hubo discursos del bachiller Lima Estraño (1875-1921) y de los niños Amelia Méndez Ochoa y Víctor Almenar. El bachiller Lima, en parte de su discurso, dijo: “Salve ¡oh! Pueblo tinaquero, que os encontráis regocijado por la bienvenida al más preclaro hijo del Tinaco: Monseñor Sixto Sosa. Salve terruño afortunado. Aquí tenéis Monseñor, a vuestro pueblo amado”. Monseñor Sosa era muy querido en su pueblo, a pesar de vivir muchos años alejado de él.
El jefe civil de Tinaco, general Luis Felipe Ruido, ocupaba ese mismo cargo en al año 1917 y en abril de ese año decidió dividir al pueblo de Tinaco en cuatro secciones, para el mejor manejo de la seguridad pública, cada sección con un comisario mayor. Tomó como punto central la esquina donde estaba ubicada la casa de la familia Sosa a una cuadra norte de la iglesia, y las denominó así: la sección noroeste: Gómez (por el presidente Juan Vicente Gómez); la sección noreste: Zamora (por el general Ezequiel Zamora, el estado Cojedes formó parte del estado Zamora desde 1904 hasta 1909, conjuntamente con el estado Barinas, en la Constitución de 1909 vuelve a su nombre indígena, Barinas siguió llamándose Zamora hasta 1937); la sección sureste: Silva (por el general José Laurencio Silva), y la sección suroeste: Sosa (por el monseñor Sixto Sosa, quien fue nombrado en ese año 1917, el 16 de julio, por el Papa Benedicto XV (1854-1922) Obispo de la Diócesis de Guayana, la más grande de Venezuela. Anteriormente, en mayo de 1914, fue designado Administrador Apostólico de Guayana por el Papa Pío X (1835-1914) y el 31 de octubre de 1915 Obispo Titular de Claudiópolis de Guayana.
Monseñor Sixto Sosa permanece en su pueblo hasta el jueves 26 de agosto de ese año 1920. El día 15 de agosto, Día de la Asunción de María, oficia la santa misa, sería su última misa en su pueblo, hasta 16 años después cuando regresa, era para esa época Obispo de la Diócesis de Cumaná. El 24 de agosto asiste a los exámenes del Colegio Católico de Tinaco, dirigido por el presbítero doctor Santamaría. A ese acto asistieron el doctor Barreto Méndez, el general Ruido y algunos padres y representantes de los alumnos examinados. Varios niños recitaron poesías, entre ellos: Víctor Rivas, Francisco R. Sosa, Julia Matute, Julia Barreto, Alejandrina Hurtado y Josefina Blanco. Monseñor Sosa parte rumbo a Caracas, en el mismo carro propiedad de Rafael Méndez Figueredo y de allí sigue en barco hasta Ciudad Bolívar.
Detrás de Monseñor viaja a Ciudad Bolívar quien fue mi padre, Francisco R. Sosa Martínez (1906-1998) acompañado por Luis María Díaz, sobrino de Monseñor, quien era seminarista y después llegó a sacerdote. Les acompañaba un mulero llamado Gerónimo Agüiñe. Partieron de Tinaco el martes 31 de agosto de 1920, montaba el seminarista Díaz un bello caballo zaino, así como el mulero Gerónimo montaba un caballo de fina estampa, mi padre montaba una vieja mula, iban acompañados por dos burros con los equipajes. Pernoctaron esa noche en una posada en el caserío El Naipe, después de pasar Tinaquillo, cercano al Campo de Carabobo. En esa llanura de Carabobo se celebró el 24 de junio de 1821, la batalla que le dio la independencia a Venezuela, está ubicado a unos treinta kilómetros de Valencia. Fue en 1921 cuando se inauguró el Arco de Triunfo en ese lugar, obra del arquitecto Alejandro Chataing, del ingeniero Richard Razzeti y el escultor Lorenzo González, construido en el gobierno de Juan Vicente Gómez. Venezuela en esos años dejaba de ser un país agrícola para convertirse en un país petrolero, los altos ingresos producidos por el petróleo le permitieron al gobierno de Gómez, en 1930, pagar la deuda externa que arrastraba Venezuela desde 1830.
El abuelo de mi padre se llamaba Juan José Sosa y era hermano del padre de Monseñor, de nombre Francisco. Por esa familiaridad marchó mi padre a Ciudad Bolívar, para continuar sus estudios de primaria bajo la protección de Monseñor. La educación primaria en Venezuela en 1920 era tan rudimentaria, que además de carecer de locales adecuados, había escaso material de trabajo y mobiliario, que, por lo general, el alumno debía cargar su silla o banqueta para la escuela. Venezuela en 1920 era uno de los países más pobres del continente, víctima de analfabetismo y de la ignorancia, en ese año sólo se producían 1.370 barriles diarios de petróleo, para 1929 la producción pasó a 372.877 barriles diarios, y Venezuela cambió.
El viernes 3 de septiembre de 1920 se encontraban mi padre y el seminarista Díaz en Caracas, se alojaron en una pensión cerca de la Plaza de Las Mercedes, en la parroquia de Altagracia. Viajaron desde Valencia en tren, llamado el Gran Ferrocarril de Venezuela, que se inauguró en 1890 y dejó de correr en 1966. Se trasladaron a La Guaira en el Ferrocarril Central, que funcionó desde 1883 hasta 1951. Posteriormente marcharon en un barco de vapor hasta Ciudad Bolívar.
Varios meses después mi padre enfermó de paludismo y tuvo que regresar a su terruño. Guayana era una zona muy palúdica, con múltiples enfermedades, sin médicos ni hospitales. Cojedes era también un estado con mucho paludismo, el poeta y cura doctor Carlos Borges (1867-1932) dijo: “Yo fui cura de Tinaco, recién ordenado. Tinaco era muy paludoso (sic). Yo bebía un cuarto de litro de aguardiente diariamente, en ayunas, eso era para comenzar el día y no me dio paludismo… Los apóstoles bebían. Cuando San Pedro predicaba, al principio decían: “¿Están ebrios?”, refiriéndose a ellos, San Pedro replicó: “¿Cómo podemos estar ebrios si es apenas la hora sexta?”... Cuando bebo (decía Borges), yo soy un perfecto ángel y demonio”. Tomado del libro sobre Gómez, de 1934, titulado Mi Compadre, del pensador colombiano Fernando González (1895-1964). El padre Borges, así como Edgar Poe (1809-1949), era dipsómano, y sus mejores escritos y poesías la hicieron al lado de una botella. Borges, pobre y descarriado fue rescatado por el general Gómez, quien lo llevó a ser capellán general del Ejército, murió en Maracay en 1932, honrado por la Iglesia y por Gómez.
Sixto Sosa Díaz empezó su educación primaria en la misma escuela pública fundada por el Ayuntamiento de Tinaco en 1820, donde era síndico municipal el doctor en teología Félix Sosa, graduado en la Universidad de Caracas en 1800. El primer Ayuntamiento de Tinaco se instaló el 9 de septiembre de 1920, fue su primer alcalde Don Silvestre Estraño. La Universidad de Caracas empezó a llamarse Universidad Central de Venezuela a partir de 1826. La escuela iniciada por el doctor Félix Sosa se convirtió en 1887 en el Colegio Bolívar, donde se educaron decenas de jóvenes tinaqueros, que permitió a varios ilustres historiadores cojedeños llamar a Tinaco la “Atenas de Cojedes”, entre ellos Juvenal Hernández (n.1933) y Héctor Pedreáñez (n. 1935). El director del Colegio Bolívar era un prestigioso educador de origen colombiano, don Balbino García, contratado en Caracas por iniciativa del general Eugenio González Herrera padre del historiador Eloy G. González, quien, de acuerdo con los jefes de familia del pueblo, se trasladó a Caracas a contratar a un profesor de renombre. De Mérida llegó a Tinaco el profesor Juan Nepomuceno Ochoa, aventajado maestro de latín, generando un gran entusiasmo en los niños tinaqueros la enseñanza de esa lengua clásica.
El 5 de enero de 1905, el fino poeta y presbítero de la población de Tinaco, Carlos Borges, pronunció un brillante discurso por motivo a una distribución de premios en el Colegio Bolívar. El padre Borges nació en Caracas en 1867, se ordenó en la iglesia de Las Mercedes de Caracas y dio su primera misa en la iglesia de Santa Teresa. En 1894 recibió el título de Doctor en Ciencias Eclesiásticas en la Universidad Central.
El presbítero Borges era un notable orador sagrado. En su discurso del 5 de enero, dice al inicio: “Nuestro buen amigo el doctor Villanueva nos ha hecho una mala partida: a mí, poniéndome en el caso de subir a esta tarima… y a vosotros a tener la paciencia de soportar mi discurso, cuando muy ha podido regalaros el divino placer de oír a un orador egregio, que como vuestro Eloy G. González, heredero de (Cecilio) Acosta y de (Julio) Calcaño, llenase de música vuestra alma…”. La presencia de ese gran tribuno venezolano en ese acto en su pueblo, obligó al preclaro poeta a empezar su discurso con esa humildad hacia su persona y alabando las virtudes del tinaquero, que para esa época vivía en Caracas, donde había desempeñado el cargo de Secretario Privado de la Presidencia de la República, ejercida por el general Cipriano Castro. Eloy G. González es el creador de la proclama de diciembre de 1902, que ante el ataque a los puertos venezolanos por potencias extranjeras dice: “La planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria…”. Funcionaba también en Tinaco, en 1905, una Escuela Nocturna, para jóvenes pobres, gracias al interés que tomó el doctor Lisandro Alvarado, quien era superintendente de educación del estado.
Eloy G. González Padilla nació en Tinaco (1873) y falleció en Caracas (1950), fue ingeniero graduado en la Universidad Central, profesor universitario, periodista, político, historiador, individuo de número de la Academia Nacional de la Historia (1909) y de la Academia Venezolana de la Lengua (1932). Unos meses antes del acto del Colegio Bolívar, el doctor Eloy G. González estuvo presente en la visita del Presidente de la República, General Cipriano Castro, y el Vicepresidente, General Juan Vicente Gómez, a la población de Tinaco. Se efectuó por ese motivo un gran banquete, con más de cien cubiertos, en la casa del general Salvador Barreto; posteriormente hubo un baile de gala en honor al señor Presidente, quien era muy aficionado a los saraos. Acompañaba la comitiva presidencial el médico Lisandro Alvarado, nacido en El Tocuyo, estado Lara en 1858 y fallecido en Valencia, Carabobo en 1929. El doctor Lisandro Alvarado fue además un famoso humanista, etnólogo, escritor, historiador, sociólogo, viajero y bohemio. Ejerció la medicina en Tinaco y San Carlos entre 1905 y 1908, anteriormente, 1888, estuvo como médico en Tinaco. En esos años se efectuaban en varias casas de familias de Tinaco, unas famosas tertulias con tan brillantes personajes, donde asistían además otras figuras de las letras, como los poetas tinaqueros Mauricio Pérez Lazo (1842-1937), autor de la letra del himno del Estado Cojedes (1910), la maestra y periodista Estéfana González (1866-1952), y el poeta y médico calaboceño Francisco Lazo Martí (1869-1909), “el cantor de las tierras llaneras”, quien fue amigo del doctor Lisandro Alvarado, quien escribió en 1908: “Lazo después del invierno abandona el llano, en busca de un temperamento de mar”, pero sólo consigue la muerte en Maiquetía, ya que la enfermedad que lo aquejaba estaba muy avanzada y no pudo recuperarse. En el libro del poeta tinaquero Porfirio Arias Moreno (1924-1999) Antología de poetas tinaqueros (1988) ratifica la frase de comparar a Tinaco con una Atenas. El cronista emérito de Tinaco, Juvenal Hernández, me informó que la primera persona que comparó a la población de Tinaco con la vieja Atenas fue el obispo de Barquisimeto (1910-1926), monseñor doctor Agüedo Felipe Alvarado Liscano en una visita pastoral a esa población cojedeña.
El doctor Lisandro Alvarado escribió sobre la visita del presidente Cipriano Castro y el vicepresidente Juan Vicente Gómez a Tinaco, quienes llegaron el 9 de junio de 1904, acompañados de un grupo de generales y doctores. El gobernador de la sección Cojedes era el médico Guillermo Barreto Méndez y el presidente del estado Barinas, Cojedes formaba parte de Barinas, era el señor Aquiles Iturbe. Un baile de gala se efectuó en la casa de doña Rita de Lima en Tinaco, ubicada en el noroeste del cruce de la avenida Bolívar con calle Flores. Al reseñar la fiesta, el doctor Alvarado hace referencia a la presencia de dos bellas jóvenes tinaqueras, las señoritas Rosarito Sosa Díaz y María Moreno Villegas.
Rosario Sosa, hermana del Monseñor Sosa, se casó años después (1908) con el doctor Barreto Méndez y falleció en 1923 sin dejar hijos. María Moreno se casó con Telésforo Carrillo y tuvo un hijo, el abogado, poeta, historiador y miembro de la Academia de la Historia en 1967, José Carrillo Moreno, nacido en Tinaco en 1922 y fallecido en Caracas en 1975. María Moreno de Carrillo vivió hasta finales de los años 80. La hermana menor del dr. Barreto, llamada Amada, conocida después como la Niña, ya que nunca contrajo nupcias, quien presenciaba las reuniones de los intelectuales en casa de su hermano, una noche viendo al dr. Alvarado comiendo cambures en la puerta de la casa, sentado en el escalón, dijo: “El talento tiene alberges muy tristes”. Frase que se hizo popular, de acuerdo al ilustre cronista Juvenal Hernández.
Sixto Ramón Sosa Díaz, nacido en Tinaco el 20 de octubre de 1870, era hijo de Francisco Sosa (1841-1895) y Matilde Díaz (1845-1884), ambos nacidos en esa población llanera. Fue bautizado el 8 de enero de 1871, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario de Tinaco, fueron sus padrinos sus tíos maternos Rafael María Díaz y Natividad Díaz. En enero de 1881 fue llevado a la isla de Trinidad para cursar estudios en el Colegio Santa Ana, fundado por su tío Luis María Díaz y el profesor Pedro José Rojas, donde permaneció hasta 1885. En Trinidad recibió el sacramento de la confirmación de manos de monseñor Louis Gonnin, Arzobispo de Puerto España, siendo su padrino su tío Luis María. En Trinidad recibió también su primera comunión. Luis María Díaz había fundado, en 1879, en esa isla, un colegio llamado Bolívar, ese instituto lo creó en sociedad con Pedro Sederstrong, que dirigió por dos años hasta que se separó y fundó el Colegio Santa Ana.
En 1885, fracasada la revolución acaudillada por el general Venancio Pulgar (1838- 1907), que se alza contra el presidente Joaquín Crespo, en la que estaba implicado el señor Luis María Díaz, con él pasó el joven Sixto a Curazao, donde estuvo pocos días, regresando a Venezuela. Llega a Tinaco, por Puerto Cabello y Valencia, el 15 de septiembre de 1885. (Pulgar hace las paces con Guzmán Blanco y regresa al país en 1888). En enero de 1886, su tío, el pbro. Federico Sosa, se lo llevó para su parroquia de El Pao de San Juan Bautista de Cojedes. En el segundo gobierno del general Joaquín Crespo, Presidente de la República, iniciado en octubre de 1892, cuando ocupa a Caracas después de su alzamiento en El Totumo, estado Guárico, Luis María Díaz es nombrado ministro plenipotenciario de Venezuela en Bélgica y fallece en París en febrero de 1893, cuando estaba de paseo en esa bella ciudad.
“Sintiendo vocación para el sacerdocio – cuenta Sixto Sosa –y hallándome en El Tinaco el año 1887, comenzando el curso filosófico en el acreditado Colegio Bolívar llegó el ilustrísimo dr. Salustiano Crespo, obispo de Calabozo, a practicar la visita pastoral por delegación del anciano obispo de Barquisimeto, monseñor Víctor A. Díaz, y decidí manifestarle a monseñor Crespo mis propósitos, y abandonando el proyecto de ingresar en la Escuela Arzobispal de Valencia”. El obispo Salustiano Crespo había actuado como párroco de Tinaco y tenía amistad con la familia Sosa Díaz. Nombrado Obispo de Calabozo en 1881 por el Papa León XIII. “El 24 de mayo de 1887, me despedí de casa y me incorporé a la comitiva de monseñor Crespo a Calabozo, donde llegamos el 3 de junio de 1887”. Ingresó en el Seminario Josefino de Calabozo, era rector el padre dr. Felipe N. Sendrea, posteriormente Obispo de la Diócesis de Calabozo. “Desde el principio me distinguió con su cariño y benevolencia”.
El 12 de julio de 1888 falleció en Caracas monseñor Crespo, y el 24 de agosto de 1889 murió el tío y protector de Sixto Sosa, el presbítero Federico Sosa, párroco de El Pao de Cojedes. Cariñosamente le llamó el dr. Sendrea y le dijo: “Desde ahora, seré yo su protector”. Federico Sosa, era hermano menor del padre de Sixto Sosa, murió en Tinaco, contagiado con unas fiebres en El Pao, se trasladó a su pueblo natal buscando una posible cura. Sixto Sosa fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1894 en la catedral de Calabozo. Recibe el grado de Doctor en Teología con sobresalientes calificaciones, el 11 de junio de 1896 en la Universidad Central de Venezuela. Cantó su primera misa en Tinaco, adonde le acompañó el monseñor Sendrea, fue un día un tanto triste pues su padre se hallaba enfermo. Ya sacerdote es nombrado Maestro de Ceremonia de esa catedral en 1896 y Vice-Rector de Seminario el 20 de mayo de 1898. En febrero de 1899 atendió por algunos meses la parroquia de El Pao de San Juan Bautista, de febrero hasta noviembre de 1899, regresó a Calabozo para servir la canonjía, con una mínima asignación. También fue encargado de la Parroquia El Sagrario de la Catedral.
En 1901 estalló la revolución llamada “Libertadora”, quedando suprimidos los sueldos de los canónigos. El padre Sosa se fue a su pueblo natal. En mayo de 1902 se embarcó en La Guaira en el barco “Cataluña” hacia Roma en peregrinación, para asistir a las Bodas de Oro Episcopales de Su Santidad León XIII. A su regreso se encontró con los desastres ocasionados por la revolución “Libertadora”. En la batalla de La Victoria se enfrentaron 14.000 hombres dirigidos por los generales Manuel A. Matos y Luciano Mendoza, contra 8.000 dirigidos por el Presidente Cipriano Castro. El combate duró desde el 22 de octubre hasta el 2 de noviembre de 1902, hubo 6.000 bajas, con la victoria de Castro. Ésta fue la contienda más grande de las guerras civiles venezolanas.
El 11 de febrero de 1903, fue nombrado el padre Sosa, Vicario Foráneo y Párroco de Altagracia de Orituco. Llegó a ese pueblo guariqueño el 17 de febrero de 1903, donde fundó la Congregación Religiosa que más tarde se llamó Hermanas Terciarias Carmelitas Venezolanas de la cual fue cofundadora la piadosa y distinguida señorita Susana Paz Castillo, nacida en Altagracia el 11 de agosto de 1863 y fallecida el 31 de enero de 1940 en Cumaná, quien se convirtió en la piadosa Madre Candelaria de San José, beatificada por el Papa Benedicto XVI el 24 de abril de 2008. Susana Paz Castillo era hija del médico Francisco de Paula Paz Castillo y María del Rosario Ramírez. La abuela materna de Susana fue doña Candelaria Pérez y Bolívar, prima hermana del Libertador, señora muy piadosa y caritativa. Los Paz Castillo, se distinguieron en la Guerra de Independencia, estaban radicados en la parroquia Candelaria de Caracas, abandonaron la ciudad cuando Boves se acercaba con su ejército en 1814.
En 1903, apenas llegado el padre Sixto Sosa a Altagracia, se pone en contacto con los doctores Pedro María Arévalo Cedeño y Estanislao Landaeta, y convienen en la necesidad de crear un hospital y proponen su plan a Susana, quien acepta ponerse al frente del mismo.
La Congregación de las Hermanas Carmelitas nació en Altagracia de Orituco, después de la larga batalla de La Victoria, cuando unos 4.000 hombres combatientes de esa lucha llegaron a ese pueblo, maltrechos y derrotados. El ejército de la Revolución Libertadora se acantonó en Altagracia. Los jefes eran los generales Manuel A. Matos, Domingo Monagas, Luciano Mendoza, Juan P. Peñaloza, Nicolás Rolando, el “Tigre” Vidal y los hermanos Ducharne. Durante el combate sumaban unos 14.000 hombres armados. El sacerdote de la parroquia, padre Sendrea, los acogió. Empezó por recoger los heridos, que eran más de 200, compró una casa y reunió una sociedad de médicos y mujeres piadosas y así nació la Congregación.
El padre Sosa con la colaboración de la señorita Susana Paz Castillo y de varios caballeros lograron la fundación de un hospital llamado “San Antonio”, en Altagracia, inaugurado el 13 de septiembre de 1903, que funcionó hasta 1950, cuando fue sustituido por otro moderno construido por el Gobierno Nacional. De la fundación de ese hospital se formó la Comunidad de Hermanitas de los Pobres, por él fundada, que en 1925 sería anexada a la Orden del Carmen con el nombre de Hermanas Carmelitas Venezolanas. Fundó además el padre Sosa, apoyado por un grupo de damas, un asilo de ancianos en esa población guariqueña. Susana Paz Castillo el 13 de septiembre de 1906, con autorización del Obispo Diocesano, viste el hábito de las Hermanitas de los Pobres y cambia su nombre por Sor Candelaria de San José. El 31 de agosto de 1910 nace oficialmente la Congregación Hermanitas de los Pobres de Altagracia de Orituco, con seis hermanas. El 31 de diciembre de ese año Sor Candelaria emite sus votos perpetuos en manos del Padre Fundador Monseñor Sixto Sosa, en Ciudad Bolívar.
El presbítero Sixto Sosa fue nombrado Administrador Apostólico de Guayana el 10 de junio de 1914, por el Papa Pío X, sin haber logrado el “pase” del Gobierno, cuyo ministro de relaciones interiores era César Zumeta, y preconizado Obispo Titular de Claudiópolis el 1º de abril de 1915, por el Papa Benedicto XV. Se consagró el 31 de octubre siguiente. Nombrado Obispo de Santo Tomás de Guayana el 5 de diciembre de 1918, tomó posesión de la sede en abril de 1919.
Con el nombramiento de Sixto Sosa como Obispo, el 31 de octubre de 1915, en la catedral de Caracas por monseñor Pietropaoli, asistido por los monseñores Sendrea y Arturo Álvarez, obispo de Calabozo y Zulia respectivamente, con la presencia del Presidente de la República doctor Márquez Bustillo y el doctor Pedro M. Arcaya, Ministro de Relaciones Interiores. El viejo monseñor Antonio María Durán conservó su título y beneficio de la Iglesia Catedral de Guayana. Monseñor Sosa entró a la Diócesis de Guayana por Guanape, estado Anzoátegui. Visitó seis parroquias de ese estado, posteriormente viajó a Cumaná, Maturín y llegó a Ciudad Bolívar el 29 de mayo de 1916
El Obispo de Guayana, Monseñor Durán no vio con buenos ojos el nombramiento de Monseñor Sosa, en junio de 1914, y actuó con cierta rebeldía frente a ese nombramiento, que no quería reconocer. El Ministro del Interior del Gobierno tuvo que intervenir a favor de monseñor Sosa, así como el enviado del Papa, en julio de 1914. El Enviado Extraordinario del Papa le avisó al Ministerio de Relaciones Exteriores, que el 11 de julio la Santa Sede le quitó toda jurisdicción sobre la Diócesis al obispo monseñor Antonio M. Durán. El 15 de julio de 1914, el Cabildo de La Diócesis de Guayana asumió el gobierno de la Diócesis, y procedió a elegir como Vicario Capitular de la Diócesis al presbítero doctor Sixto Sosa. El Papa Pío X fallece el 20 de agosto de 1914, y es electo un nuevo Pontífice, el 3 de septiembre, quien tomó el nombre de Benedicto XV. El 1º de octubre de 1914, monseñor Sosa le escribe al Enviado Extraordinario donde le dice: “Monseñor Durán, siempre enfermo del cerebro y nervioso, creyendo que lo pueden matar, porque está muy debilitado, absolutamente no sale, ni podría hacerlo porque sufre de eccema. Él me recibe bien… nunca ha habido aquí una manifestación y todo marcha con regularidad. Gracias a Dios.”
El 6 de diciembre de 1916, se celebraron las Bodas de Plata Episcopales de monseñor Durán, hubo fiestas por tres días en Ciudad Bolívar. Después de esas celebraciones la salud de monseñor Durán fue en declive, falleciendo el 16 de julio de 1917. “Solemnísima fueron las honras que se le tributaron a la piadosa memoria del prelado” en carta pastoral de monseñor Sosa. El 4 de mayo de 1918, monseñor Sosa fue nombrado Obispo de Guayana por el Congreso Nacional de la República de Venezuela, según la Ley de Patronato vigente y en diciembre de ese año por Su Santidad. Monseñor Sosa fue recibido con alborozo en Ciudad Bolívar el 5 de julio de 1918, aunque venía gobernando la Diócesis de Guayana desde hace cuatro años.
Monseñor Sosa fue trasladado a Cumaná como primer Obispo de ésta Diócesis en 1923, nombrado por el Papa Pío XI. En ese año se crearon en Venezuela cuatro nuevas Diócesis y el Vicariato Apostólico del Caroní. Este hecho mostraba el crecimiento de la Iglesia; se pasaba de seis obispados a once circunscripciones. Esto coincidió con la sede de la Nunciatura Apostólica de Caracas. Posteriormente se le permitió al Nuncio todas las facilidades, no sólo para cumplir las diplomáticas, sino episcopales y de jurisdicción eclesiástica. El nuncio Carlos Pietropaoli le propuso al general Gómez la sustitución del Patronato Eclesiástico por un Concordato. Gómez rechazó modificar el Patronato que existía desde 1824, esa ley colombiana era anacrónica. En 1916 el Papa le había conferido a Gómez la Orden Piana, que amansó algo al dictador.
Monseñor Sosa fundó en Cumaná el Seminario y un colegio de niñas dirigido por las Hermanas Carmelitas Venezolanas. Publicó Cartas Pastorales muy interesantes, entre ellas una sobre El Comunismo en 1938. En 1940, acompañado por monseñor Pedro Pablo Tenreiro y por monseñor José María Pibernat, celebró un Congreso Catequístico Diocesano. Envió a Roma varios jóvenes eclesiásticos a estudiar en el Pontificio Colegio Pío Latino Americano, algunos de ellos fueron Arzobispos de Barquisimeto y Ciudad Bolívar, como lo fueron los excelentísimos monseñores Críspulo Benítez y Crisanto Mata Cova respectivamente, y otros llegaron a obispos y sacerdotes.
Monseñor Sosa muere en Caracas el 29 de mayo de 1943, en la casa Madre y Noviciado de las Hermanas Carmelitas Venezolanas en La Pastora, San Vicente a Medina, 135. Su cadáver fue trasladado a Cumaná por monseñor Arturo Celestino Álvarez, monseñor Pedro Pablo Tenreiro y monseñor José María Pibernat; actualmente reposa en el presbiterio de la iglesia de la Catedral, edificada por él. Sin duda fue un Hombre Providencial que Dios deparó. Después de la muerte de monseñor Sosa fue designado, en junio de ese año, por la Santa Sede el monseñor Francisco Iturriza Guillén, Obispo de Coro, desde 1940, como Administrador Apostólico de Cumana, cargo que ejerció hasta enero de 1948. El dinamismo y juventud de monseñor Iturriza Guillén, nacido en Valencia en 1903, hizo posible la asistencia de dos Diócesis, separadas por más de 800 kilómetros por vía aérea. Durante los 55 meses que rigió los destinos de la Diócesis de Cumaná, hizo 26 viajes desde Coro a Cumaná y acudió por cinco años consecutivos a las festividades de la Virgen del Valle y concluyó la construcción de la Catedral de Cumaná. Monseñor Iturriza fue uno de los predilectos de Dios, murió en Valencia en 2003.
En el libro Candideces, Sexta Serie, del escritor caroreño Luis Beltrán Guerrero, en un escrito sobre el doctor Alfonso Mejía dice que nació en 1886 en Mendoza, Trujillo, quien fue Ministro de Relaciones Interiores en 1937, en el gobierno de Eleazar López Contreras, y después Secretario del Presidente de la República, Ministro de Agricultura, Gobernador del Distrito Federal y Senador en distintos períodos; fue un incansable trabajador.
El hermano mayor del doctor Mejía era el monseñor Miguel Antonio Mejía, creador del Colegio Santo Tomás de Aquino, en Valera. Dice Beltrán Guerrero que en 1914 le fue ofrecida la Diócesis de Guayana a monseñor Mejía y no la aceptó por no dejar el Colegio; nueve años después tuvo que ceder por rigurosa disciplina eclesiástica, reemplazando a monseñor Sosa. El monseñor Mejía fue un expositor brillante y luchador contra todas las herejías, lo llamaban el “General”. Pasó a ser Administrador de la Arquidiócesis de Caracas en época de López Contreras, cuando su hermano era Ministro de Relaciones Interiores. Otro hermano Mejía era José Armando quien fue Ministro Presidente de la Corte Federal y de Casación, hoy Tribunal Supremo de Justicia. La familia Mejía ocupó por un tiempo las más altas posiciones del país.
La Diócesis de Guayana, comprendía más de la mitad de Venezuela y era la parte más inhóspita, difícil e insana del país. Iglesias sin sacerdotes, comunidades sin caminos ni vías de comunicación, pueblos sin escuelas, economía sin finanzas, enfermedades sin médicos ni hospitales, esa era la pavorosa problemática que se le presentó ante los ojos del novel pastor de Guayana. Con razón el escudo episcopal del monseñor Sosa era “Cruz Spes Unica” (Cruz, mi única esperanza). El día de su consagración episcopal, al insinuarle uno de los prelados que pusiera en su escudo a la Santísima Virgen, de quien era muy devoto, para que ésta le diera fortaleza y le ayudara en su misión, después de un momento de silencio, monseñor Sosa respondió: “No; ya he mandado a poner la cruz, los clavos y la corona de espinas, para tener presente que debo estar crucificado”.
En Guayana desde 1724 a 1764 se establecieron veintiséis pueblos de indios, 10 de ellos no subsistieron. En 1762 fue fundada la villa de españoles San Antonio de Upata. Más tarde se fundaron 15 pueblos. En total fueron 52 los pueblos fundados por los capuchinos catalanes y aragoneses en Guayana; para 1817 había 28. De ellos en la actualidad hay sólo 18. En 1790 fue creado el obispado de Guayana, a petición del Obispo de Puerto Rico. La Santa Sede, Pío VI, creó ese obispado incluido las provincias de Guayana, Barcelona, Cumaná, isla de Trinidad y Margarita.
El Obispo de Mérida, Baltazar Porras, en un artículo publicado en el diario El Nuevo País, el 23 de septiembre de 2011, señala que “Guayana fue la tercera diócesis que se creó en Venezuela, por disposición del Papa Pío VI y a solicitud del rey Carlos IV, el 20 de mayo de 1790. Fue desprendida de la diócesis de San Juan de Puerto Rico a la que perteneció bajo la figura de añejos continentales. Era inmensa, pues abarcaba todo el oriente con las islas de Margarita y Trinidad, más el extenso sur, incluido el Esequibo, y todo el territorio a la margen derecha del Orinoco, hasta los ignotos límites con Brasil y la Nueva Granada. Su capital era Angostura, hoy Ciudad Bolívar. De la Arquidiócesis de Ciudad Bolívar, como se llama hoy día, se han desprendido las diócesis de Cumaná, Barcelona, Maturín, Margarita, Ciudad Guayana, Carúpano y los vicariatos apostólicos del Caroní, Puerto Ayacucho y Tucupita”. Termina su artículo el Monseñor Porras informando que “acaba de ser nombrado Obispo de Guayana el Monseñor Ulises Gutiérrez, hasta el momento Obispo de Carora”.
El primer Obispo de Guayana fue Francisco de Ibarra, nacido en 1726 en Guacara, estado Carabobo. En 1799 fue trasladado a Caracas, donde llegó a ser su primer Arzobispo en 1804. Murió en esa ciudad en 1806. El obispo Ibarra fue reemplazado en Guayana por el obispo José Antonio García Mohedano (1741-1804) quien nació en España, vino a Venezuela de 16 años y continuó sus estudios en el Seminario de Caracas, fue párroco de Chacao 1770 y nombrado Obispo de Guayana por Pío VII, murió en Angostura (Ciudad Bolívar). La sede del obispado en Guayana fue Santo Tomás de Guayana, ubicada en el sitio llamado Angostura, hoy Ciudad Bolívar.
A comienzo de 1817 se produjo la liberación de Guayana, en la Guerra de Independencia, poniendo a disposición de los patriotas las propiedades en dinero y ganado, de las misiones capuchinas de Caroní. Injustamente unos dieciocho capuchinos fueron fusilados, supuestamente por orden del general Jacinto Lara, en ese dramático año 1817, donde también fue fusilado el general Manuel Piar.
Monseñor Sosa en su posición de obispo de Guayana y posteriormente obispo de Cumaná, envió numerosos escritos, cartas y postales, a sus hijas espirituales, principalmente a la Madre Candelaria, así como recibió muchas escritos de ella y de diversas Hermanas Carmelitas, cuyos originales se encuentran en el archivo de La Casa Madre de las Hermanas Carmelitas, avenida Mirador, La Campiña, Caracas. Otros documentos originales, escritos algunos de ellos de puño y letra, de Monseñor Sosa se conservan en el Archivo Diocesano de Cumaná. En el libro Ejemplos y Enseñanzas del español padre Pablo Casadevall, publicado en Barcelona, España, 1975, aparecen muchos de los escritos del Monseñor Sosa, de la Madre Candelaria y de otras hermanas. De ese libro he extraído un resumen de algunos de los numerosos escritos, El padre Casadevall publica un total de 339 correspondencias
El primer escrito de Monseñor Sosa para sus hijas espirituales está fechado el 13 de abril de 1917, en Ciudad Bolívar, titulado Reglas de Vida. Con ese documento quiso Monseñor trazar los preceptos conforme a los cuales han de vivir las Hermanitas. Éste es un resumen de esas reglas:
Introducción: Con las palabras, que siempre le han servido de lema, “Dios es caridad”, comenzó en Altagracia de Orituco, el 13 de septiembre de 1903, el Hospital “San Antonio”, con la bendición, aprobación y dirección del Ilustrísimo y Reverendísimo señor dr. Felipe Neri Sendrea, dignísimo Obispo de Calabozo, con la Junta Directiva siguiente: Presidente pbro. dr. Sixto Sosa; Vicepresidente: dr. Estanislao Landaeta; Tesorero: Manuel María Machado, Vocal: Tomás Pérez Pulido, y Secretario: dr. Pedro M. Arévalo Cedeño. Como enfermeras, desde el primer día, se contrajeron con celo y abnegación al servicio de los pobres las señoritas: Susana Paz Castillo, Marcelina y Natividad Pérez Medina y Mercedes Malavé. Manifestando su propósito firme de abrazar el estado religioso.
Fin del Instituto: El lema “Deus charitas est” y “Deus meus et ommia”, también adoptado por las Hermanitas, expresan el principal fin y objeto de la mínima Congregación, que es amar y servir a Dios principalmente, y al prójimo por amor suyo.
Prácticas y Devociones: Practicar la oración mental, o meditación, diariamente con la debida preparación… El ejercicio de la presencia de Dios debe hacerse durante el día con frecuencia… No debe omitirse la visita al Santísima Sacramento, haciéndola donde fuera posible.
Obediencia y Unidad: En todo debe vivir sometido a la obediencia para con sus superiores, eclesiásticos y religiosos. Entre las virtudes religiosas la obediencia ocupa lugar principal.
Vida Religiosa y Perfección: La vida religiosa es un estado, lo que quiere decir que impone constancia y perseverancia en esta vocación una vez elegida… Los religiosos no son perfectos por el solo hecho de ser religioso, pero tiene la obligación de aspirar a su propia perfección…
Cruz y Perfección de la Vida Religiosa: Sin cruz no puede haber vida religiosa perfecta… A la cruz hay que ir si se quiere encontrar a Jesucristo…
María, Modelo de Nuestra Vida Religiosa: Nuestro Señor Jesucristo es la fuente de las gracias; la Santísima Virgen, el depósito… Quien pide gracias a Dios debe dirigirse a María… Su vida silenciosa, pobre, humilde, sin pretensiones la hacen modelo de la religiosa… Este es el modelo que presento a las Hermanitas para que lo imiten y conforme con él sus acciones todas y vivan unidas a Jesús, a María y a José, con el espíritu que ellos vivieron en Nazaret.
En 1917 la Madre Candelaria se encuentra en Margarita, el vicario era el padre Eduardo Jesús Vásquez. Desde esa isla comienza su correspondencia con carta a monseñor Sosa. Hasta esa fecha se comunicaban por telégrafo. En esa primera carta de la Madre Candelaria, desde Juan Griego, Margarita, el 7 de julio de 1917, a Monseñor Sosa en Ciudad Bolívar, le dice que el pueblo de Porlamar pide un hospital para sus pobres. En ese año de 1917 le escribe cinco cartas a Monseñor.
En octubre y diciembre de 1918, y enero de 1919 azotó a Venezuela una epidemia de gripe, que causó numerosas víctimas, conocida como la Gripe o Peste Española. En el mundo mató más de treinta millones de personas, en Venezuela mató cerca de veinte mil, entre ellos al coronel Alí Gómez Bello (1890-1918) en Maracay, hijo predilecto del general Juan Vicente Gómez (1857-1935), y al ingeniero y caricaturista Luis Muñoz Tébar.
Entre el 14 y 16 de febrero de 1919, se llevaron a cabo en Ciudad Bolívar los actos conmemorativos del Centenario del Congreso de Angostura. Hubo misa y tedeum pontificales, presididos por monseñor Sosa.
El 14 de abril de 1919 fue operada la Madre Candelaria de un tumor en el pecho en Hospital Vargas de Caracas. Fue operada por el doctor Pedro del Corral. Regresó a Porlamar en julio de 1919. El 15 de abril, monseñor Sosa desde Ciudad Bolívar le escribe a la Madre Candelaria, en Caracas, donde le dice: “He estado pendiente siempre de usted y su enfermedad, deseando recibir la buena noticia de su pronta recuperación”. Le informa que el domingo de pascua, 20 de abril de 1919, tomó posesión de la Diócesis como Obispo Titular de Guayana; hasta la fecha actuaba como Administrador Apostólico de Guayana. A partir de esa fecha (abril) saldrá en visita a pueblos del Orinoco a caballo y regresará en julio. Como sabe que la Madre carece de recursos le decía que podía pedir a su nombre al amigo don Tomás Sarmiento, en Caracas, lo que “módicamente necesite”.
El 15 abril de 1919, Monseñor en carta a la hermana Elvira en Porlamar, desde Ciudad Bolívar: le pide que invite a la Madre Candelaria, felizmente operada en Caracas, para que vaya a temperar a Margarita. El 15 de julio, la Madre Candelaria le escribe desde Caracas a Monseñor en Ciudad Bolívar, donde le expresa que “la superiora de este instituto (Hospital Vargas) lo saluda y le pide su bendición, para ellos y sus amados pobres”. El Hospital Vargas era servido por las Hermanas de San José de Tarbes, cuya Superiores era la Hermana San Pedro. Estas Hermanas de la Caridad llegaron a Venezuela en junio de 1889.
La construcción de un gran hospital para Caracas fue decretada por el abogado Presidente de la República Juan P. Rojas Paúl, el 16 de agosto de 1888. Con Rojas Paúl se inicia la primera administración civil desde la de José M. Vargas. Se trataba de una nueva “tramoya” del genio político de Guzmán Blanco, según el escritor Díaz Sánchez. Rojas Paúl entregó el poder dos años después a su sucesor general Andueza Palacio, así vuelven los militares al poder y siguen en el poder en lo que va del siglo XXI. Tenía Caracas unos 70.620 habitantes y Venezuela 2.323.500. Para esos años Venezuela padecía de paludismo, tétano, cólera, viruela y tuberculosis que diezmaban la población, la mortalidad infantil era muy alta y la esperanza de vida era de sólo 29,3 años. El hospital se inaugura en enero de 1891, con el nombre de Vargas, por el eminente médico venezolano. La primera operación quirúrgica la realiza el doctor Luis Razzeti (1862-1932) el 19 de enero de 1891; el hospital disponía de 400 camas.
El doctor Rafael Muci-Mendoza, médico del Hospital Vargas por más de 50 años, en un artículo titulado Hospitales inhóspitos, publicado el 23 de diciembre de 2011, en El Universal, dice que el “Hospital Vargas era el oráculo de la medicina nacional, actualmente está militarizado, la ineficiencia se entronizó, la compasión no existe, la responsabilidad es palabra inexistente, el compromiso con el paciente también lo es, sólo hay medicina de esclavo”. El Hospital Vargas se está remodelando desde el 2007 hasta la fecha 2014, casi una destrucción, más años reparándolo que los años que duró construirlo. Para finales de 2011, sólo funcionaba un quirófano de 14, un 70 % del hospital estaba fuera de servicio, con falta de médicos y recursos. Mientras unos construyen otros destruyen.
El 29 de junio de 1919, murió atropellado por un carro el doctor José Gregorio Hernández, en la esquina de Amadores de La Pastora, Caracas. Fue un duro golpe para los pobres, la ciencia y la Iglesia. La Madre Candelaria estaba aún recuperándose en el Hospital Vargas cuando llegó el cuerpo del doctor Hernández, estuvo a su lado y oró por su alma. El Papa Juan Pablo II le dio el título de Venerable el 16 de enero de 1986.
En julio de 1919 se inició en Caracas una huelga de los obreros y empleados del ferrocarril de Caracas, y el 18 de julio se firmó el primer contrato colectivo en Venezuela, entre los obreros, empleados y la empresa de ferrocarril alemán. El sindicato de trabajadores ferrocarrileros existió hasta 1921.
En 9 de julio de 1919, monseñor Sosa le informa a la Madre Candelaria en Caracas, desde Ciudad Bolívar, que monseñor Arturo C. Álvarez ha sido nombrado Obispo Coadjutor de Monseñor Sendrea y esto ha alegrado a todos y será un protector para vuestra “mínima Congregación”. El 12 de agosto, la Madre Candelaria desde Porlamar, en carta a Monseñor, en Ciudad Bolívar, le dice que la salida de Caracas fue algo pesada, pues todos los trenes y tranvías estaban en huelgas”. Agrega: “nos quedan unos bolívares, unas inyecciones y jeringas para ponerle a la hermana Elvira, a ver si mejora un poco”. Esa hermana estaba enferma en Porlamar.
El 22 de agosto, Monseñor, desde Ciudad Bolívar, en misiva a la hermana Elvira en Porlamar, le pide a Dios por su mejoría y agrega que “no es el confesor quien gobierna una Congregación, sino la Superiora”. La madre Elvira le había informado anteriormente a Monseñor, sobre diferencias entre los hermanos, la Madre Candelaria y el Confesor. Le dice Monseñor: “La Madre es quien debe firmar todo”. En ese mes de agosto, la Madre Candelaria compra un terreno en Margarita por 300 bolívares, donde se construyó la Casa Matriz de la Congregación de las Hermanas Carmelitas.
El 29 de enero de 1920, la Madre Candelaria, desde Porlamar, le escribe a Monseñor en Maturín, que se encontraba en visita pastoral. A La Madre Candelaria le angustiaban las visitas pastorales por los pueblos que son focos del paludismo, como el Pao de Bolívar.
El 14 de junio de 1920, en carta de la Madre Candelaria, desde Porlamar, a Monseñor, en Carúpano, donde estaba en visita pastoral, le dice que un boletín eclesiástico y un periódico informan que Monseñor Sosa en su visita pastoral ha inspeccionado 65 pueblos de su diócesis, y lo único que padeció fue un hipo. La Madre le dice que no puede visitarlo en Carúpano por encontrarse la hermana Elvira muy enferma en Porlamar; esa hermana padecía tuberculosis pulmonar. La hermana Elvira (Ramona Aragort Hernández) era natural de Altagracia de Orituco y murió en Porlamar el 29 de junio de 1920. Monseñor pasó por Porlamar antes de la muerte de la hermana Elvira. Para julio de 1920 Monseñor estaba en Caracas, de allí pasó a su pueblo natal.
El 19 de julio de 1920, en carta a monseñor Fracesco Marchetti, nuevo Representante de la Santa Sede, monseñor Sosa le expresaba, en términos altamente elogiosos, sobre la labor de los Padres de la Compañía de Jesús en el Seminario de Caracas. El nuevo Seminario fue inaugurado el 3 de julio de 1921, con la presencia del Presidente Juan V. Gómez y el Presidente Provisional Márquez Bustillo.
Desde Upata, estado Bolívar, la Madre Candelaria en una carta le pide permiso para conceder hábito a una nueva hermana, ya había dado permiso para otra hermana. Manifestándole graves problemas financieros para sostener el hospital de Upata, teniendo con “la botica una cuenta muy crecida de los enfermos”. La Madre Candelaria le escribe desde Porlamar el 20 de diciembre de 1920 a Monseñor, en Ciudad Bolívar, donde le informa que el hospital sigue en construcción.
El escultor margariteño Francisco Narváez (1905-1982) realiza en 1920, en madera, un Niño Jesús, tallado a mano, para las Hermanas Carmelitas por la apertura del hospital de Margarita. Tal obra le llama la atención a Monseñor Sosa, que le sugiere que estudie en Caracas; le consigue el permiso de sus padres, Narváez tiene 15 años de edad, le paga el pasaje y gestiona una beca para que estudie en la Academia Nacional de Bellas Artes. Narváez viaja a Caracas y se instala en casa de los Capuchinos de Las Mercedes, Altagracia, donde permanece interno hasta iniciar sus estudios de sexto grado en la Escuela Normal de Villa Zoila y en la Academia. Termina sus estudios en la Academia con honores en 1928, y viaja a París, con la ayuda de Monseñor. Años después realiza dos óleos de Monseñor, uno para la iglesia del Valle y otro para las Carmelitas de Caracas. El Niño Jesús de Narváez se encuentra en la iglesia de La Campiña en Caracas.
El 22 de diciembre de 1920, monseñor Sosa celebró sus Bodas de Plata Sacerdotales. Se tomó varias fotos. Le envió dos fotos a la madre Candelaria que estaba en Porlamar, quien colocó una en el hospital de esa población.
En febrero de 1921 Monseñor reside en Ciudad Bolívar. La Madre Candelaria le escribe el 13 de febrero de 1921, desde Porlamar, donde le dice que el general Ramírez (Presidente del estado Nueva Esparta) le manifestó que antes de irse dejaría inaugurado el hospital para el 19 de febrero de 1921, pero que el mosaico no llegó a tiempo. Monseñor sería quien lo inauguraría.
El 19 de marzo de 1921, permanece Monseñor en Ciudad Bolívar. La Madre Candelaria le informa desde Porlamar, que el general José Bermúdez sustituye al general Ramírez en la Presidencia de Nueva Esparta. Para esa época Porlamar estaba sin párroco y la atendía el Padre José Cicconardi, de origen italiano.
El 13 de abril, la Madre Candelaria, desde Porlamar, en carta a Monseñor en Ciudad Bolívar, le expresa que el padre Juan M. Larez, cura párroco de Barcelona, le pide cuatro hermanas para el servicio del Hospital de Barcelona. Le solicita que Monseñor disponga que se envíe una hermana de Upata y otra de Altagracia de Orituco.
El 17 de mayo, la Madre Candelaria, desde Porlamar, le informa a Monseñor, en Ciudad Bolívar, sobre la muerte de monseñor Sendrea En el Hospital de Barcelona los “enfermos se morían sin auxilio. Después que nosotras (las hermanas) estamos aquí se han auxiliado a todos los graves”. El nuevo Presidente del estado Sucre, general Bermúdez, le dijo que no había fondos para seguir los trabajos en el hospital.
El 23 de julio, la Madre Candelaria le escribe desde Cumaná a Monseñor, en Caracas, quien estaba enfermo. Anteriormente la Madre Candelaria le había enviado dos telegramas interesándose por su salud, del 4 y 11 de junio. Le informa que llegaron tres hermanas de Upata, para trabajar en el hospital de Cumaná.
El 6 de septiembre, Monseñor llega a Margarita. En el puerto de Pampatar fue recibido por los presbíteros Eduardo Vásquez, Juan Canellas, José Cicconardi y José Pibernat, y otras personalidades civiles del estado. Gracias a las gestiones de monseñor Sosa, en carta al Papa, del 15 de enero de 1921, le pide humildemente el nombramiento de la Patrona de la Diócesis. Benedicto XV, el 27 de abril de 1921, toma la decisión de nombrar a Nuestra Señora del Valle Patrona Principal de la Diócesis de Guayana, cuya extensión territorial cubría más de la mitad de la República, cuya fiesta se celebra el 8 de septiembre. La visita de Monseñor era por la proclamación del Patronato de la Virgen del Valle sobre la extensa diócesis de Guayana, por la inauguración del hospital de Margarita y para pasar un tiempo de reposo. La Virgen del Valle es una creación en madera que mide un metro con veinte centímetros, sin la corona, ésta mide dieciocho centímetros. El cabello es natural y mide entre 30 y 40 centímetros. Se cree que la imagen llegó a Cubagua en 1530. En 1911, monseñor Antonio Durán, VII Obispo de Guayana, actuando como legado del Papa Pío X, coronó canónicamente la imagen de Nuestra Señora del Valle, que fue declarada patrona en 1921. La bendición del hospital se realizó el 12 de octubre 1921 (por monseñor Sosa); ese centro de salud estaba construido de acuerdo a las exigencias modernas. Las dos principales salas llevaban los nombres de Alí Gómez (el hijo del general Gómez fallecido en 1918) y del general Juan Ramírez (ex presidente del estado, quien inició la construcción). La sala de operación llevaba el nombre del médico neoespartano Luis Ortega. El hospital fue puesto a la orden de la Madre Candelaria y sus Hermanitas de los Pobres. Por primera vez la Virgen del Valle sale de su templo, hoy basílica menor, para bendecir ese centro benéfico. El presidente de la junta directiva, doctor Manuel Rodolfo Brito, designó a la Madre Candelaria como su directora.
El 8 de febrero de 1922 parte Monseñor de Margarita hacia Caracas, después de varios meses en la isla. Se reuniría con el nuncio monseñor Felipe Cortesi. Le iba a plantear la división de la Diócesis de Guayana, por ser muy extensa y él (Monseñor Sosa) no podía atenderla por problemas de salud, y tratar sobre la organización canónica de la naciente congregación. A ésta se le da como solución la anexión a otra. Fueron unos tiempos difíciles para la nueva congregación. Para abril de 1922, Monseñor se encuentra en Ciudad Bolívar, de acuerdo a carta de la Madre Candelaria desde Porlamar el 7 de abril de 1922.
El 12 de julio llegaron a Margarita los padres Carmelitas Calzados; era tres padres, fueron alojados en el Asilo. El Prior Provincial era el padre Elías Sendra, el padre Cabrera, nombrado cura párroco de Porlamar, y el padre Ludovico Ayet. Ese mismo día, el médico Agustín R. Hernández, cirujano del hospital de Margarita, inaugurado el 12 de julio de 1921, decía: “La isla no se acaba porque hay en ellas tres santos: Monseñor Sosa, Monseñor Vásquez y la Madre Candelaria”.
La Madre Candelaria atribuye a la Virgen del Valle la curación de monseñor Sosa, en carta el 28 de julio de 1922. Monseñor era esperado ese año en Margarita y no pudo ir sino el año siguiente. El 12 de octubre, Pío XI promulgaba la Bula “Ad Munus ab unigenito”, mediante la cual creaba cuatro nuevas diócesis: Coro, Cumaná, Valencia y San Cristóbal. Cumaná incluía a los estados Sucre y Nueva Esparta. El 16 de octubre, desde Porlamar la Madre Candelaria en misiva a monseñor Sosa en Ciudad Bolívar, donde le informa sobre los solemnes actos organizados por el año de inaugurado del hospital de Margarita, y le dice además, que le escribió a Luis Sosa Andrade, sobrino del Monseñor, por la muerte de su madre. El 6 de diciembre se celebra el día de San Nicolás de Bari patrono de Porlamar.
El 6 de junio de 1923, le fue comunicado al Arzobispo de Caracas el traslado de monseñor Sosa a la nueva Diócesis de Cumaná. El 1º de agosto, en carta pastoral se despide Monseñor de los sacerdotes y fieles de la Diócesis de Guayana, justificando la nueva diócesis por la extensión territorial de la antigua Diócesis de Guayana y la dispersión de sus habitantes. Fue nombrado Obispo de Guayana el monseñor doctor Miguel A. Mejía. El 17 de agosto, embarca monseñor Sosa en Ciudad Bolívar para Caracas, para asistir a la ordenación de los cuatro nuevos obispos, nombrados por el Papa Pío XI, hecho que ocurrió el 21 de octubre.
Monseñor Sosa parte para Caracas el 13 de septiembre de 1923 por la muerte de su hermana, Rosario nacida en 1886, murió a los 37 años edad sin descendientes. Otro hermano de Monseñor Sosa, llamado Luis María, nacido en 1865, casado con María Josefa Andrade, había fallecido en 1910.
El 23 de noviembre de 1923, ordena monseñor Sosa la compra de una casa en ruinas, por bolívares 2.000, ubicada frente a la plaza del antiguo templo de Santo Domingo en Cumaná, para ser reparada y funcionara el Seminario Menor de esa ciudad. En la mañana del 28 de noviembre llega Monseñor a Cumaná, saludado por la algarabía de muchas personas, con repiques de campanas y fuegos artificiales, con la presencia de las primeras autoridades del estado Sucre. Funcionaba temporalmente como catedral la iglesia de Santa Inés, hasta que se construyera una nueva iglesia, cuyos cimientos se habían colocados desde la Colonia.
El 23 de diciembre, el padre Sendra partió para España. Quería traer hermanas Carmelitas a Venezuela y trajo, en mayo de 1924, a las hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, que tienen su Casa Madre en Tortosa, España. Aunque las Hermanas Carmelitas de Venezuela querían llevar la vida de Carmelitas y no de otra Congregación.
El 11 de marzo de 1924, monseñor Sosa le escribe al presidente del estado Sucre, general Juan Alberto Ramírez, y a la Asamblea Legislativa del estado, pidiendo colaboración para la construcción de la catedral, “que en razón de ser la madre de las demás iglesias, es preciso que sobresalga entre todas y sirva de modelo… obra tan ingente para el ornato público, las necesidades del culto y el grado de dignidad alcanzado por esta ciudad”.
En unas notas de sus ejercicios espirituales en 1924, escribe monseñor Sosa: “Los pobres son miembros místicos del cuerpo de Cristo y tienen la predilección del Divino Maestro, que vino para evangelizar a los pobres. Tienen la preferencia en igualdad de circunstancia de la Iglesia y sus ministros. Siempre se vio a Jesús rodeado de pobres pecadores. “Sinite párvulos venire ad me” se refiere también a los pobres, y es por eso que la multitud de cristianos es escogida entre los pobres. El Hijo del Hombre no tuvo siquiera donde reclinar su cabeza. El sacerdote debe imitarlo”.
El 10 de noviembre de 1924, monseñor Sosa en carta pastoral se refería a los veinticinco años de la consagración de la República de Venezuela al Santísimo Sacramento. Celebró el centenario de la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1924. “Jornada inmortal en que el hijo preclarísimo de Cumaná Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, tuvo la honra de cerrar con dramático broche el ciclo heroico de la emancipación americana” escribió Monseñor.
El padre Sendra en carta a Monseñor, del 28 de diciembre de 1924, le dice que la Madre Candelaria iba para Cumaná llamada por S. E. y que la Madre quiere que la Congregación tenga vida propia y canónica. “Padre Sendra, queremos ser Carmelitas; vístanos con el santo hábito y nos pondremos a la dirección de ustedes”. El padre Sendra le dice a monseñor Sosa que no puede despreciar esa buena disposición de espíritu y le escribirá al padre general para hacer la gestión ante la Santa Sede. El 25 de marzo de 1925 se decreta la agregación y empezaron los preparativos, hasta la vestidura del hábito carmelita que se efectuó solemnemente en Porlamar el 26 de julio de 1926.
El 1º de enero de 1925, la Madre Candelaria en carta a Monseñor desde Porlamar, donde le dice que todas las hermanas desean anexarse a la Tercera Orden Regular de Hermanitas Carmelitas. “Como decepción sentimos al llegar (de España) las Hermanas de la Consolación”. La Madre Candelaria decía que “sus Hermanitas querían ser Hermanas Carmelitas de la Caridad”.
El Monseñor le escribe al Padre General de la Carmelitas Calzados en Roma, el 8 de enero de 1925, donde le pide la agregación de las Hermanitas, las cuales sirven en Barcelona, Cumaná, Porlamar, Upata y Altagracia de Orituco, a las Terceras de la Orden de Nuestra Señora del Carmen, adoptando las Constituciones que rigen a las Hermanas Carmelitas, con el hábito de tales y poniéndose bajo la dirección de RR. PP. Carmelitas residentes en Porlamar, donde se establecerá la Casa-Noviciado. El padre Sendra envió una extensa carta, el 23 de enero de 1925, al padre Humberto Driessen, Procurador General en Roma, para acompañar la solicitud de monseñor Sosa. “Eran unas veinte religiosas que sirven en cinco hospitales, fundadas por Monseñor Sosa y van a morir irremisiblemente si no se le atiende” dice fray Sendra, Vicario Provincial y Visitador de las Carmelitas de Puerto Rico y Venezuela.
El 25 de marzo de 1925, la petición fue acogida favorablemente en Roma. El decreto llegó a Porlamar a finales de abril de 1925, firmado por fray Elías Magennis, General de los Carmelitas, en Roma el marzo de 1925.
El 2 de junio, Monseñor, desde Cumaná, le informa a la Madre Candelaria en Porlamar, que llegó el decreto de Roma donde aprueban la agregación de ella y sus súbditas para que sean Terciarias Carmelitas Regulares, con el hábito, constituciones, derechos, obligaciones, indulgencias y gracias correspondientes. El 10 de julio, en carta de la Madre Candelaria a Monseñor en Cumaná, desde Porlamar, le dice que necesita recolectar (limosnas) en las zonas de Orinoco (Upata) y San Fernando de Apure: “Yo estoy muy vieja y achacosa, pero sí Dios quiere me dará fuerzas, pues no tenemos con qué pagar las lanas y los gastos (Las lanas eran las telas para hacer los hábitos). La Madre Candelaria regresa a Porlamar en noviembre de 1925. Monseñor Sosa crea en Cumaná en ese año la nueva Parroquia de Nuestra Señora del Valle de Puerto Sucre.
En julio de 1925, se celebró en Caracas el II Congreso Eucarístico Nacional en Caracas, presididos por monseñor Felipe Rincón González, sucesor de monseñor Castro en la mitra caraqueña. Monseñor Sosa participa en ese Congreso. El 25 de diciembre, Monseñor le anunciaba a sacerdotes y fieles de la próxima visita pastoral a las parroquias de la diócesis.
El 19 de marzo de 1926, día de San José, Monseñor publicaba a los fieles las tan anheladas Indulgencias concedidas por el Papa Pío XI, con ocasión del Año Santo. El 1º de septiembre Monseñor pregonaba la celebración del VII centenario de la muerte de San Francisco de Asís. En esa pastoral Monseñor se jactaba de ser Terciario Franciscano. La devoción a San Francisco de Asís la había heredado de su progenitor Francisco Sosa. Le rendía merecido homenaje a la ingente labor evangelizadora de los padres capuchinos en Venezuela.
El 9 de agosto de 1926, Monseñor erigió la Casa Noviciado de las Hermanas Carmelitas en Porlamar, bajo la dirección del padre Elías Sendra. Nombró a la Madre Candelaria Maestra de Novicias y Superiora de las Carmelitas. El 30 de septiembre, se instaló canónicamente el Noviciado en la Casa de Porlamar, comenzando a observar la disciplina carmelitana en calidad de novicias. El 1º de octubre anunciaba Monseñor la institución de las Fiestas de Cristo Rey por el Papa Pío XI.
El 3 de marzo de 1927, Monseñor estaba enfermo y fue operado en Caracas de la vesícula. El 25 de abril, se encontraba nuevamente en Cumaná y en mayo viaja a Cariaco de visita pastoral y el 2 de agosto estaba en Porlamar. Regresó a Cumaná el 30 de septiembre. El 30 de noviembre, promulgaba una hermosa Carta Pastoral sobre el Catecismo. “Desgraciadamente, aún en países católicos, Jesucristo continúa siendo como en los tiempos del paganismo, el gran desconocido… que se reconozca en el mundo entero como Camino, Verdad y Vida de la humanidad, como Rey inmortal de los siglos, digno por siempre de todo honor y gloria”.
El acta de la profesión de las Hermanas como Carmelitas, en Porlamar el 30 de septiembre de 1927, es de puño y letra de Monseñor Sosa, escrita en el libro 3º, de gobierno de la parroquia de San Nicolás de Porlamar. Para abril de 1928, Monseñor se encontraba en Caracas por motivo de salud.
A finales del año 1927, informa monseñor Sosa en carta pastoral sobre la finalización de la visita pastoral a los pueblos de la Diócesis de Cumaná, iniciada desde principio de 1926. En esa pastoral señala la situación de las diferentes vicarías, empezando por Cumaná, siguiendo con Carúpano, Río Caribe y Margarita.
El 1º de mayo de 1928, participa monseñor Sosa en carta pastoral la celebración de la festividad de Pentecostés como Día del Seminario en toda Venezuela. Solicita: “Mover los ánimos a favor de la educación eclesiástica, pidiendo a la Comisión Episcopal del Seminario a secundar con auxilios materiales al esfuerzo de los prelados, para sostener esos sagrados planteles…”
El 18 de agosto de 1928, en carta de la Madre Candelaria a Monseñor, desde Porlamar a Cumaná, le dice que se enteró por el padre Benítez la gravedad que pasó Luis Sosa Andrade, sobrino de Monseñor (Luis Sosa Andrade murió en marzo de 1929).
En el mes de septiembre, recibió monseñor Sosa a monseñor Fernando Cento, Nuncio apostólico, en Cumaná. El 8 de septiembre el Nuncio celebró la misa en el santuario de la Virgen del Valle en la isla de Margarita, ponderando la gran devoción de los margariteños por su patrona.
Una de las primeras preocupaciones de Monseñor, al tomar posesión de la Diócesis de Cumaná fue el Seminario, que fue construyendo simultáneamente con la Catedral. Coincide su inauguración con el 25 aniversario del Hospital San Antonio de Altagracia. El 13 de septiembre de 1928, se celebró en Altagracia de Orituco con toda solemnidad, el veinticinco aniversario del Hospital de San Antonio. Los grandes ausentes fueron los fundadores: monseñor Sosa y la Madre Candelaria. Ese día monseñor Sosa y el Nuncio Apostólico monseñor Cento inauguraron el edificio del Seminario Menor de Cumaná.
El terremoto de Cumaná, 17 de enero de 1929, destruye completamente la Catedral en construcción y el Colegio de las Hermanas de Consolación, las cuales se retiraron de Cumaná. Más tarde monseñor Sosa reconstruyó el Colegio y pondría en él a las Hermanas Carmelitas. Monseñor Sosa estaba ese 17 de enero en Caracas. Regresó a Cumaná el 18 de enero a las 7 de la noche, acompañado por el padre Elías Sendrea en un barco velero, cargado de víveres y medicamentos. Monseñor Sosa cuando vio su catedral destruida, próxima a inaugurarse, apenas pudo contener las lágrimas. Al cumplirse un mes del terremoto, se celebró un solemne funeral por las víctimas.
Con motivo de la cuaresma del año 1929, en carta pastoral, Monseñor Sosa formuló unas profundas reflexiones sobre los designios inescrutables de la Divina Providencia. El 1º de mayo, en carta pastoral Monseñor anunciaba a los sacerdotes y fieles de la diócesis, sobre la alegría por las Bodas de Oro Sacerdotal del Papa Pío XI.
El 8 de diciembre de 1929, en carta pastoral, insistía Monseñor en el amor, respeto y veneración debidos al Vicario de Cristo en la tierra. En esa carta pastoral Monseñor explica la doctrina católica sobre el sacramento del matrimonio. “El matrimonio, desde el punto de vista sacramental, como deben considerarlo todos los católicos, es decir, como algo sagrado… símbolo de unión entre Cristo y su Esposa amada, que es la misma Iglesia”. Esa carta pastoral la escribió monseñor Sosa en defensa de monseñor Montes de Oca, obispo de Valencia, que había sido expulsado del país, supuestamente por rebelarse contra el matrimonio civil. El 11 de octubre de 1929, por decreto de la Presidencia de la República, dr. Juan Bautista Pérez, mediante el cual se expulsa del país a monseñor Montes de Oca; éste había dicho: “El que se divorcia de su mujer y toma otra es un adúltero y si una mujer se divorcia de su marido y toma otro, es una adúltera”. Para monseñor Sosa esas frases no son de monseñor Montes de Oca, son del Evangelio. “El único matrimonio válido entre católicos, es el matrimonio eclesiástico, sin el matrimonio eclesiástico el matrimonio civil es un vergonzoso concubinato” decía el Obispo de Valencia. El 11 de octubre, en la alcabala de Los Teques fue detenido, llevado a La Guaira y embarcado en un vapor y enviado a Trinidad.
En enero de 1930, los obispos de Venezuela reunidos en asamblea extraordinaria protestaron contra la expulsión de monseñor Montes de Oca. En marzo de 1930, los obispos enviaron una carta al Presidente de la República, solicitando la revocatoria de la expulsión del Obispo de Valencia, publicada en el diario religioso La Verdad de Caracas, agotándose la edición rápidamente, reuniéndose una gran población caraqueña en la plaza Bolívar y el gobierno se preocupó. Cuando el Presidente de la República, Juan Bautista Pérez, y el Ministro de Relaciones Interiores fueron a Maracay a reunirse con Juan Vicente Gómez, para informarle sobre la carta de los obispos, éste y que dijo: “Si es con las leyes, entonces los pelean ustedes, que son los que pelean con las leyes”.
Para septiembre de 1930, Monseñor se encontraba en Porlamar para las fiestas del Valle. Monseñor Pibernat lo llamaba “El Peregrino de la Virgen del Valle”, ya que todos los años acudía en septiembre a los actos en Margarita en honor a la Virgen.
Para conmemorar los cien años de la muerte del Mariscal Sucre, 4 de junio de 1930, Monseñor Sosa emitió una carta pastoral el 4 de mayo, donde manifiesta su admiración por los héroes de la Independencia. Termina Monseñor la pastoral así: “El patriotismo bien entendido ayuda a la santificación personal, acrecentando el caudal de nuestros celestiales merecimientos”. El centenario se conmemoró con gran pompa, con un oficio de difunto presidido por Monseñor.
Para conmemorar los cien años de la muerte de Bolívar, los obispos firmantes de la carta de apoyo al obispo Montes de Oca, resolvieron mandar a acuñar una medalla con la efigie del Libertador, y en el reverso la frase: “La unión del incensario con la espada de ley es la verdadera arca de la alianza”, para ser regaladas a personas benemérita de la religión y la patria. La frase impresa en la medalla, la dijo Bolívar el 28 de octubre de 1827 en Bogotá, al ofrecer un convite a los obispos, que el Papa León XII había nombrado para las sedes vacantes de Colombia. Dijo además Bolívar: “Los descendientes de San Pedro han sido siempre nuestros padres, pero la guerra nos había dejado huérfanos como el cordero que bala en vano por la madre que ha perdido… Estos ilustres príncipes y padres de la grey de Colombia, son nuestros vínculos sagrados con el Cielo y la tierra”. Bolívar protegió siempre a la Iglesia Católica.
El 14 de enero de 1931, la Madre Candelaria desde Porlamar, le informa a monseñor Sosa en Cumaná, que el hospital de Porlamar “si no lo reparan, se irá acabando, pues los comejenes le han comido las puertas y el techo está en mal estado…da pena ver una obra tan buena acabarse por descuido”. En carta pastoral para la cuaresma de 1931, destacaba Monseñor la promulgación por el Papa Pío XI de la carta encíclica sobre el matrimonio cristiano. “El matrimonio cristiano es la inmortal enseñanza destinada a la restauración y a la salvación de la familia”. Para esa fecha el obispo Montes de Oca seguía desterrado. En ese año de 1931, se restauró el edificio del Seminario Menor de Cumaná y regresaron los alumnos. Ese edificio fue destruido durante el terremoto de enero de 1929.
Los jesuitas, que habían sido expulsados de Venezuela por decreto del general José Tadeo Monagas en 1848, aunque ese decreto tuvo poco efecto, ya que para ese momento no había jesuitas en Venezuela, éstos fueron expulsados por el Rey Carlos III de España, en 1767, de todos los territorios bajo la corona, Regresaron en septiembre de 1916 y se hicieron cargo del Seminario Inter diocesano de Caracas.
Los jesuitas es una orden religiosa fundada por San Ignacio de Loyola (1491-1556), la llamada Compañía de Jesús fue aprobada por el Papa Paulo III en 1540. Monseñor Sosa, en carta a la Madre Candelaria, 28 de noviembre de 1931, en Porlamar, le dice: “Gracias a Dios, que ha traído a nuestra tierra a los hijos de San Ignacio de Loyola que ilustren a nuestro clero venezolano”. Los jesuitas fundaron el Colegio San Ignacio en Caracas en 1923, el Colegio San José de Mérida en 1927, el Colegio Gonzaga en Maracaibo en 1945, el Colegio Loyola-Gumilla en Puerto Ordaz en 1965 y la Universidad Católica Andrés Bello en 1953. Desde 1958 los jesuitas venezolanos son independientes, antes dependían de la Provincia de Castilla de España.
El padre José Juliá llegó a Porlamar en febrero de 1932, estaba en Trinidad, durante dos años esperó el permiso para entrar a Venezuela. Hasta diciembre de 1931 estaba prohibida la entrada al país de sacerdotes y religiosos extranjeros.
El conflicto más grave que tuvo Juan Vicente Gómez con la Iglesia Católica fue la expulsión del Obispo de Valencia, Salvador Montes de Oca (1895-1944) en 1929. El conflicto se resolvió en julio de 1931, cuando el general Gómez emite un decreto en el cual suspendía el destierro sin exigir al Obispo de Valencia retracción alguna. Monseñor Montes de Oca había escrito una carta en su periódico episcopal en la cual condenaba el matrimonio de divorciados, señalando que Juan V. Gómez y varios de sus ministros mantenían queridas. Inmediatamente fue expulsado del país. El 10 de octubre de 1931, regresó el obispo Montes de Oca al país, llegó a Valencia el 15 de octubre, fue recibido por una gran multitud. No quiso trasladarse a Maracay para reunirse con Gómez, pero sí se reunió con él en Guacara, en casa de Antonio Pimentel, íntimo amigo del dictador. El general Gómez llenó de consideraciones al prelado. Monseñor Montes de Oca presentó una lista de presos al dictador y éste ordenó la libertad de todos.
Monseñor Montes de Oca siguió como Obispo de la Diócesis de Valencia hasta 1934, posteriormente ingresó a un monasterio de cartujos en Italia, hasta que el monasterio fue tomado por los nazis, septiembre de 1944, y fusilado junto a los doce monjes que no huyeron, acusados de proteger guerrilleros. Sus restos reposan en la Catedral de Valencia.
En carta desde Porlamar, el 19 de febrero de 1933, la Madre Candelaria solicitó a monseñor Sosa el traslado del Noviciado. El 22 de abril, Monseñor decretó el traslado del Noviciado de Porlamar a Cumaná, después de consultar el parecer del padre Sendra y del padre José Juliá, a los cuales les pareció bien.
El 25 de marzo de 1933 la Madre Candelaria, desde Porlamar, le escribe a Monseñor, en Cumaná, donde le dice que se enteró del viaje a Italia del padre Luis María Díaz, sobrino del Monseñor, quien viajó acompañado por el Nuncio. El presbítero Díaz desde Italia le escribió a su tío, en abril de 1940, cuando se enteró de la muerte de la Madre Candelaria, le dice: “Nunca dudé que la Madre Candelaria era una santa”. La Madre Candelaria murió el 31 de enero de 1940. Poco tiempo después el padre Díaz murió en Italia
El 27 de mayo de 1934, en Porlamar, Monseñor celebró una misa solemne a la Santísima Virgen, que contó con la presencia del Presidente del Estado, general Rafael Falcón y señora. Este general emprendió con entusiasmo la reconstrucción del hospital. Estaba presente la Madre Candelaria que tenía 14 meses ausente. Desde el 21 de abril Monseñor estaba en Caracas, donde se entrevistó con el mons. Dubuc, obispo de Barquisimeto, y decidió el cambio de la Superiora de Duaca. Fue nombrada Superiora de Duaca la Madre Josefina Odremán, en sustitución de la Madre Lourdes, nombrada Superiora de Altagracia.
El 5 de diciembre de 1934, la Madre Candelaria estaba en Altagracia de Orituco, en carta a Monseñor Sosa, en Cumaná, le dice que habló con el Presidente del Estado Guárico y “le entregué la tarjetica”. (El presidente era el doctor Guillermo Barreto Méndez, ex cuñado de Monseñor Sosa). “Él nos dijo que tuviéramos paciencia, que él iba a organizar el hospital. Así es, que esperamos mejores tiempos, pues los presentes van pasando”.
Monseñor Sosa frente al comunismo.
El miércoles seis de marzo de 1935, Monseñor Sosa firmó, selló y refrendó unas Letras Pastorales, para ser leídas en todas las iglesias parroquiales desde el domingo después de recibidas y se fijaran en las puertas de los templos. Estas Letras Pastorales eran instrucciones a los fieles católicos por el peligro de las ideas comunistas, que estaban “más o menos en boga en nuestros tiempos”. Divide Monseñor la pastoral en doce capítulos, éste es un resumen de esas amplias instrucciones.
I.- Motivo de la presente instrucción.
“En el sagrado deber de apacentar a vuestras almas y alejarlas de los senderos de la perdición, solemos todos los años en la Santa Cuaresma dirigiros, amados hijos, alguna enseñanza o exhortación encaminada a precaveros contra las funestas tendencias de ideas o doctrinas más o menos en boga en nuestros tiempos.
Hoy queremos señalaros el peligro comunista; y no ciertamente como un peligro fantástico o irreal, sino como riesgo más tremendo que corre en la presente humanidad.
No es posible dudar de que el mayor enemigo de Dios, de la Iglesia y de la sociedad en nuestra época es, sin duda alguna, el comunismo ateo, que desde los países de la Unión Soviética extiende, como inmenso pulpo, sus tentáculos por dondequiera, amenazando aprisionar entre ellos al mundo entero. Bajo la inaudita presión de tan horrendo monstruo infernal gime como una sexta parte de la superficie total de la tierra, y en el resto de ella, hasta en los más remotos confines, no pueden menos de sentirse los perniciosos efectos de la incesante propaganda moscovita…”.
II.- El orden social cristiano.
“Debemos recordar primero, como punto de partida, el concepto de orden social, según los entendemos los católicos… Buscamos en la sociedad el perfeccionamiento intelectual, es decir la suma de conocimientos requeridos para el desempeño de nuestros cargos, profesiones u oficios, o simplemente para el progreso de las ciencias; reclamamos su imprescindible apoyo, que facilita al hombre el mejor desenvolvimiento ético en las diversas actividades en que se mueve, reprimiendo los abusos o atentados contra el bien individual o colectivo; y en fin, nos prometemos encontrar con mayor facilidad en la comunidad social los medios materiales que exigen las necesidades de la vida presente. El bien intelectual, el bien moral y el bien económico es cuanto podemos pedirle a la sociedad humana y cuanto ella puede proporcionarnos. A asegurarnos estos bienes, termina su misión, correspondiendo a la sociedad eclesiástica, fundada sobre la roca inconmovible de Pedro, el facilitarnos los medios espirituales para el logro de nuestro fin supremo… “Poseer algo propio y con exclusión de los demás es un derecho que dio la naturaleza a todo hombre” (S.S. León XII, Carta Encíclica Rerum novarum, 15 de mayo de 1891). Por ello en los pueblos cristianos, reguló siempre el fin económico de la sociedad: la propiedad privada, que es la facultad de gozar y consumir una cosa como propia… Tal es el punto de vista desde el cual contemplamos el orden social establecido en los países cristianos.”
III.- Los precursores del moderno comunismo.
“No hay por qué buscar en la famosa “República” de Platón el origen del moderno comunismo. Como insinuábamos en años anteriores al tratar del Peligro Protestante, de la mal llamada reforma religiosa del siglo XVI surgieron los primeros gritos de rebelión, contra el orden social cristiano hasta entonces existente en todos los lugares en donde se había predicado el Evangelio… Lutero y sus secuaces… se intentó por lo menos socavar la existencia misma de una sociedad cristiana visible… relegando al credo basado en las doctrinas de Cristo –como lo está en realidad en los países protestantes – a la categoría de sistema religioso más o menos aceptable, hasta donde alcance a cada caso la interpretación particular de la Biblia. A continuación el filosofismo y el liberalismo atentaron contra el orden intelectual, abogando por la difusión incondicional de las más absurdas ideas… Halagar a los príncipes y magnates, y hacerles comprender que el poder espiritual debía pasar a sus manos fue tarea harto fácil… la revolución francesa “que creía traer el orden futuro para todos los tiempos”, dice un distinguido escritor, pero que en realidad trajo solamente una transformación social e histórica determinada, que hoy vuelve a estar en tela de juicio. El actual revisionismo de ideas y valores que han circulado por mucho tiempo como incontrovertibles en el mundo entero, seguido de la paulatina e inevitable vuelta al régimen corporativo que se ha iniciado en algunas naciones de Europa, como una especie de actitud defensiva ante la amenaza comunista…”
IV.- Las Teorías marxistas.
“Impugnado en sus diversos aspectos el orden social cristiano por la rebelión protestante y puestas en moda entre una buena parte de los llamados intelectuales del siglo pasado, las ideas materialistas y liberales que constituyen la triste característica de la última centuria, no podían menos de encontrar en el mundo seudocientífico halagadores ecos de simpatía, las extrañas elucubraciones de Carlos Marx sobre el capital, como la conocida frase de Proudhon: “La propiedad es un robo”.
Sabido es que, según el economista de Tréveris, el capital apropiado, es decir, el capital en cuanto pertenece a una persona, que tiene sobre él derecho de dominio o propiedad privada, legitima una usurpación del trabajo del obrero; y por consiguiente el capitalista es, como han dicho mil veces y en todo los tonos los socialistas, “el ocioso vampiro que chupa la sangre del trabajador y vive a expensas de sus sudores”; es el que ejerce la indigna explotación del hombre por el hombre”… Palabras y frases por cierto las más a propósito para fomentar constantes disturbios sociales, huelgas, motines y algaradas obreras, con grave perjuicios de los intereses públicos y particulares, como vemos por la prensa que acontece a cada paso en Europa y en algunos países de América; pero nada más que palabras al fin, a través de los cuales no tardaron los economistas católicos, y hasta muchos no católicos, en descubrir el falso supuesto en que se funda la doctrina marxista sobre el particular, es a saber: que el trabajo es el único factor del valor de un objeto, prescindiendo de la utilidad y demanda del mismo, que son los otros factores… Que puede haber explotación de parte de los patronos de trabajo, no es de dudarse… El que los trabajadores puedan reclamar y defender sus derechos, llegando en un momento a la cesación del trabajo… tampoco es argumento contra los beneficios que se obtuviera honradamente, sin fraudes ni injusticias…”
V.- La religión según el marxismo.
“Preciso es ahora tomar en cuenta, que la absurda teoría marxista sobre el capital es tan sólo un aspecto de la serie de doctrinas antisociales de Marx y sus discípulos, que contradicen abiertamente no sólo el dogma católico, sino también el sentimiento religioso universal, y que podemos reducir con facilidad a los siguientes postulados:
1.- Materiales dialéctico, es decir, negación completa de todo orden fuera del visible…
2.-Régimen del proletariado, como condición indispensable para obtener la elevación del cuerpo social.
3.-Irreligión absoluta, puesto que ninguna creencia subordinada a un más allá puede conciliarse con el ideal socialista. El marxismo es, por tanto, ateísmo sistemático, y así lo han declarado abiertamente sus propulsores. “Todo nuestro sistema es ateo y no puede desviarse de su dirección”, han dicho unos. “Dios es el enemigo”, han escrito otros. En el decálogo (marxista) se lee que es preciso “aborrecer a Dios”, “el marxismo debe ser ateo”, “hay que profanar las fiestas, y convertir las iglesias, los conventos, las capillas y otros lugares sagrados en establecimientos públicos y de recreo”, “hay que despreciar al padre y la madre” pues “con la obediencia no puede haber igualdad”, que es justo “arrebatar la propiedad a los capitalistas, sin concederles indemnización… Toda esta infernal doctrina se resume en la cínica frase de Marx: “la religión es el opio del pueblo” que tradujo más tarde Lenin en la siguiente forma: “La religión es aguardiente malo”.
VI.- El socialismo marxista en acción.
“Es notorio que las ideas disolventes de Carlos Marx cristalizaron en seguida, con algunas y otras modificaciones, en los numerosos partidos socialistas y comunistas de diversas nacionalidades. En el “Manifiesto del partido comunista”, septiembre de 1892, aseguraba que “el objetivo del socialismo no podrá alcanzarse sino con la caída violenta de todas las instituciones sociales hoy existentes”.
VII.- El bolchevismo marxista.
“Una vez preparado el terreno por el triunfo de la revolución, desde el mes de abril de 1917 se impuso Lenin, el jefe del Partido Bolchevique, con tenacidad y energía dignas de las más altas empresas, la infausta misión de implantar en los antiguos dominios de los zares de una manera radical y definitiva las doctrinas marxistas… el comunismo ateo, el enemigo más fiero y audaz que hasta el presente se ha levantado en tierra contra Dios, contra la religión y contra la humanidad. “Con el objeto de aplastar a la burguesía, de suprimir la explotación del hombre por el hombre y de hacer triunfar el socialismo, bajo cuyo régimen no habrá división de clases por poder del Estado”… No es nuestro propósito detenernos a considerar el fracaso de la aplicación del régimen marxista aún en el orden puramente económico, a pesar de todos los fusilamientos, coacciones y violencias, no fue ni siquiera posible la abolición de la propiedad privada… No hablemos del hambre y la miseria espantosa que reina en el país moscovita y que nos describen viajeros que visitaron el pretendido paraíso soviético…”
VIII.- El ateísmo militante.
“Lenin, no tuvo reparo en publicar en 1922: “Es preciso dar a las masas el más variado material de propaganda atea… es preciso interesarlas por todos los medios en despertarle del sueño religioso”. No se apartó ni un ápice Lenin de semejante conducta, que ha venido siguiendo, si cabe, con más acentuado Stalin… en la Pastoral de la Cuaresma del año 1933, se expresaba el vicario de Cristo en los siguientes términos: “Siempre existieron insensatos que dijeron en el fondo de su corazón: no hay Dios. Pero por temor o malicia no descubrían ordinariamente sus insanos designios…”.
IX.- Organización del ateísmo.
“¿Cómo está organizado el ateísmo militante? Tenemos los siguientes datos sobre el particular, tomado de diversas publicaciones católicas:
I.- En Moscú se han creado Seminarios dedicados expresamente a formar futuros misioneros del ateísmo… en dichos institutos se estudian las costumbres, ideología y condiciones peculiares de cada país, a fin de sembrar ordenada y científicamente, si vale la frase, el ateísmo en todos los lugares y con todas las garantías posibles para el éxito deseado.
II.- La asociación comunista atea internacional cuenta con diversos subsecretarios con residencia en Moscú. (Se lista una serie de países americanos, un total de catorce) Quiera Dios que no llegue a figurar nunca Venezuela en tan ominosa lista.
III.- La asociación ateo comunista se divide en células; las células en grupo… el reclutamiento divide a los candidatos en simpatizantes y afiliados efectivos… el simpatizante para ser afiliado “debe suprimir en toda su familia toda comunicación con todo lo que sea cristiano: bautismo, matrimonio religioso, trato con sacerdotes y religiosos y toda ceremonia de la Iglesia”.
IV.- La organización tiende también a reclutar mujeres… Debiendo llevarse al mundo entero la campaña antirreligiosa…”
X.- Venezuela ante el comunismo.
“La Presidenta Internacional de la Liga de Juventudes Católicas Femeninas, en su reciente visita a Caracas dijo: “la fe cristiana sabe abrirse paso entre las muchedumbres empleando las mismas armas de combate que manejan sus formidables adversarios. Su disertación con vistas cinematográficas, demostrando por manera gráfica, como para disipar duda, los crímenes del comunismo en Rusia, los asesinatos en masa con sus horrorosas estadísticas, la miseria que ha producido aquel régimen de terror y todas sus funestas consecuencias…felicitó a Venezuela por haberse preservado hasta ahora de ese maldito contagio.
En verdad, en el artículo 32, apartado 6 de la Constitución sancionada por el Congreso Nacional en 1929, se declara expresamente, que queda prohibida propaganda del comunismo…
Por lo demás sobra decir, que una Venezuela comunista y atea sería la más rotunda negación del Padre de la Patria y de los gloriosos próceres de la magna gesta libertadora que le dieron vida política y libertad precisamente EN EL NOMBRE DE DIOS TODOPODEROSO; los cuales, aunque sometidos a las comunes flaquezas, nos legaron unánimes el inestimable tesoro de la fe católica”.
XI.- El espiritismo comunista.
“Tratando sucintamente del espiritismo, en la Pastoral de Cuaresma del año 1932 os decíamos, -- y os recordamos expresamente ahora, por cuanto ha continuado propagándose esa funesta superstición -- que el Concilio Plenario de la América Latina dispuso que los espiritistas no pueden ser confesados y absueltos como pecadores ordinarios, sino que han de ser considerados como herejes o defensores de herejes; ni pueden ser por consiguiente admitidos a los Sacramentos sino después de reparado el escándalo y hecha la profesión de fe correspondiente… En la presente ocasión debemos llamar la atención sobre ciertos y determinado sector de propaganda espírita, en cuyas publicaciones que han circulado en esta ciudad y en otras poblaciones comprendidas en nuestra jurisdicción espiritual, se insinúa en diversos tonos, entre otras, la idea de que bulle en las masas de los pueblos “un régimen de justicia e igualdad, que se llama comunismo, y que nadie evitará”… entre varios artículos referentes al espiritismo, se han emitidos conceptos como los siguientes: que “hay que trabajar para anular todas las religiones, como obstáculos que se oponen a la independencia de la razón”… “la humanidad no llegará a su perfeccionamiento hasta que caiga la última piedra de la última iglesia sobre el último cura”… y muchos parecidos… No hallamos frases suficientes para encarecer los incalculables daños que causan semejantes publicaciones… En cumplimiento, pues, de nuestros sagrados deberes pastorales debemos avisaros, amados hijos, que está prohibido por el mismo derecho las lecturas de libros, como de publicaciones periódicas, en que se trate de destruir los fundamentos de la Religión, se impugnen los dogmas, culto o disciplina de la Iglesia…”
XII.- La lucha contra el comunismo.
“De cuanto llevamos dicho se desprende que es algo urgentísimo, algo que se impone, la lucha contra el comunismo, que abierta y solapadamente trata de introducirse aquí y donde quiera; que tomar parte en esa lucha es además de un honor, un deber de todo buen católico y todo ferviente patriota; y que combatir con valor y denuedo por alejar de nosotros calamidad tan funesta, es merecer bien de las patrias instituciones, de la Iglesia y de la sociedad. Pero la lucha debe desarrollarse ordenadamente, desplegando en alto la bandera de la Acción Católica. Tal es la obligación del católico moderno… Si ellos trabajan sin descanso, empleando todos los medios modernos para la difusión de sus pérfidas ideas, ¿por qué permaneceríamos nosotros ociosos? Frente al ateísmo militante debe alzarse vigoroso el católico combatiente, frente a los asociaciones internacionales ateas, las asociaciones católicas; frente a los sin Dios, los que nos honramos en ser hijos de Dios.
Los que se debe guardar en general, así en los días de Cuaresma como en el resto del año, de acuerdo con el Derecho Canónico e indultos particulares de la América Latina, son las siguientes: I. Ayuno sin abstinencia de carnes. El viernes de témporas de adviento, los miércoles de cuaresma y el jueves santo. II. Abstinencia de carnes sin ayuno. Las vigilias de Pentecostés, San Pedro y San Pablo, la Asunción de la Santísima Virgen y Todos los Santos. III. Abstinencia de carne con ayuno. El miércoles de ceniza y los viernes de cuaresma.
A la ley de abstinencia están obligados todos los cristianos, aún los niños que hayan cumplido ya los siete años, a la ley de ayuna están obligados los que hayan cumplido veintiún años de edad, hasta llegar a la edad de cincuenta y nueve años cumplidos.
Estas nuestras Letras Pastorales serán leídas en todas las iglesias parroquiales, desde el primer domingo después de recibidas y se fijarán en los canceles. Sellada y firmada por Monseñor Sosa, el 6 de marzo de 1935”.
El 18 de octubre de 1935, la Madre Candelaria, le comunica a Monseñor Sosa desde Altagracia de Orituco, sobre una escuela de niñas pobres en San Juan de Los Morros, dirigida por las Hermanas de San Juan de Los Morros, ubicada en una casa donada por el general Juan V. Gómez. (A morir Gómez se desorganizó el plantel y dejó de funcionar).
El 9 de febrero de 1936, le escribe Monseñor, desde Cumaná a la Madre Luisa Teresa en Mérida, donde le dice que embarcará a Caracas, acompañado por el padre Brekelmans, para gestionar ante el Presidente de la República, Eleazar López Contreras, para ver si será posible la construcción de la Catedral (destruida por el terremoto de enero de 1929).
En carta desde Cumaná el 2 de abril, Monseñor le dice a la Madre Cristina, en Mérida, que después de 21 años estuvo en Altagracia de Orituco, donde encontró bien organizado al Hospital de San Antonio (Casa Madre de la Congregación) y visitó la escuela Monseñor Álvarez, gratuita con 95 niños y en casa de la exclusiva propiedad de la Congregación, con solar de por medio con el Hospital. En ambas instituciones trabajan con celo las Carmelitas, haciendo obra de caridad cristiana. De allí pasó a Calabozo, después de 25 años de ausencia, donde pasó dos días en la agradable compañía del obispo Monseñor Arturo Álvarez. En esa población recordó a su maestro el monseñor Felipe Neri Sendrea “a quien debo lo que soy, después de Dios”.
Por vía San Juan de Los Morros y Valencia, recorriendo 450 kilómetros, llegó a Tinaco, en marzo de 1936, después de 16 años de ausencia, pasó allí cuatro días. Conoció la familia de su medio hermano Bernardo Sosa López, casado con Lucía Méndez Ochoa, compuesto por tres niñas y un niño, “con gran regocijo de todos, hallando tantos seres queridos sepultados y sobrevivientes. Pasé allí cuatros días”. (Desde el 8 de marzo al 12 de marzo). El 17 de marzo llegó a Cumaná. Bernardo Sosa López era hijo de Francisco Sosa, padre de Monseñor, quien había enviudado y en segundas nupcias se casó con Clotilde López, en 1888, en Tinaco. Los cuatro hijos Sosa Méndez se llamaban: Clotilde, Lastenia, Francisco (Paco) y Titina.
El 3 de septiembre de 1936, Monseñor le escribe desde Porlamar a la Madre Luisa Teresa, en Cumaná: “Les encarezco la oración perseverante por las grandes necesidades de la Iglesia y graves asuntos de las naciones, en las cuales ha sentado su planta la impiedad, que quiere borrar el nombre de Dios y acabar con la religión y civilización cristiana”. (En referencia a la situación de España, en plena guerra civil y la abierta persecución religiosa).
El 11 de abril de 1937, la Madre Candelaria renunció al cargo de Madre Superiora, ante monseñor Sosa, monseñor José Pibernat, Prelado Doméstico de su Santidad, y el padre Constantino de la Vega, capuchino. El cargo de Madre Superiora lo desempeñó por doce años. Salió elegida como Superiora Luisa Teresa Morao, quien necesitó dispensa por no tener los diez años de profesión exigidos. La Madre Candelaria con sus achaques de edad no estaba en condiciones de cumplir su oficio. Ella se postró de rodilla ante la nueva Superiora. El monseñor Pibernat dijo: “Yo fui testigo de esa escena y puedo decir que fue uno de los más edificantes que he presenciado en toda mi vida”.
El 21 de octubre de 1937, en carta a la hermana Joaquina de San Sixto en Mérida, desde el vapor “Maracaibo” rumbo a Caracas, monseñor Sosa le dice que asistiría a la Consagración Episcopal de su Obispo Auxiliar, monseñor Rafael Arias Blanco “Pedido al Santo Padre Pío XI, quien accedió benignamente”. En mayo de 1957, cuando Arias Blanco era Arzobispo de Caracas, emite una carta pastoral que perturbó a la dictadura de Pérez Jiménez. Monseñor Arias Blanco fue ordenado obispo en la iglesia de La Pastora, el 12 de diciembre de 1937, por el Nuncio Apostólico en Venezuela, asistido por monseñor Sosa y monseñor Gregorio Adam, obispo de Valencia. El 21 de diciembre, monseñor Sosa llegó a Cumaná acompañado de monseñor Arias, a quien llamaba “Mi amado Obispo Auxiliar”.
El 22 de abril de 1938, confió monseñor Sosa el Seminario Menor de Cumaná a la dirección de los Padres Paúles. Con la llegada de estos padres ya eran cuatro las comunidades religiosas masculinas presente en la Diócesis de Cumaná: los Agustinos Recoletos, los Capuchinos, los Carmelitos Descalzos y los Paúles.
El 7 de mayo de 1938, Monseñor Sosa partía de Caracas para Europa, para asistir al congreso Eucarístico de Budapest y visitar la “Tumbas de los apóstoles”, que era su objetivo más importante y que haría por primera vez como obispo. Desde el 30 de junio de 1938 al 17 de julio peregrinaría en Tierra Santa, descansaría en Roma, y emprendería un viaje por parte de Europa. Delegó facultades en monseñor Arias Blanco por su ausencia. Monseñor Sosa hablaba inglés y francés con fluidez, eso lo ayudó en su largo viaje. Reembarcaría en Génova para La Guaira el 23 de enero de 1939. Monseñor enviaría de Europa y Medio Oriente 175 postales y varias cartas dirigidas a todas las Hermanas Carmelitas. Embarcó desde La Guaira en el barco “Bretagne” para llegar a Saint-Nazaire, Francia, el 25 de mayo y seguir directamente a Budapest. Desde Saint-Nazaire toma un tren a París y de allí a Budapest, donde llega el 29 de mayo 1938 para la apertura del Congreso.
En medio del Océano Atlántico Monseñor Sosa piensa en Colón y el mérito de lanzarse al mar a descubrir otra ruta a las Indias. En una postal desde Francia, 23 de mayo, dice que las “teorías exóticas, que predican contra todos los principios básicos que nuestro Divino Redentor implantó al redimirnos con el precio infinito de su sangre, quieren abolir la civilización cristiana para implantar la barbarie, para acabar hasta con el nombre de Dios, con la religión, con la familia, con la propiedad, con todo cuanto es orden y civilización”. Era necesario “orar con fe firme…sostener y defender nuestra Carta Fundamental del 5 de julio de 1811”.
Desde Budapest Monseñor Sosa le escribe a la Madre Candelaria, el 30 de mayo de 1938, donde le dice que el 19º centenario de San Esteban se celebra hoy, “con la piedad que distingue a la nación húngara, que está bajo su patrocinio”. “Los actos del Congreso, cuya descripción no es posible hacer, tantas magnificencia revistieron todas las ceremonias que se llevaron a cabo espléndidamente”. “Vivan vida de amor y fraternidad cristiana”.
El 1 de junio, Monseñor estaba en Viena rumbo a Roma, vía Venecia. Después de 14 horas en tren llega a Venecia el 3 de junio, seguiría a Padua, Loreto, Milán, Turín y Roma. El 4 de junio en Padua visita la Catedral donde se venera a San Antonio, el Santo Patrono de la Congregación de las Hermanitas. El 8 de junio, Monseñor se encontraba en Milán. En la Basílica de San Ambrosio. “He orado por todas las hermanas, pidiendo a Dios la santa perseverancia” y el 9 de junio, se encuentra alojado en la abadía de Einsiedeln, Suiza. “Notable bajo todos los aspectos, y tiene imagen de la Santísima Virgen que tiene grandes prestigios entre todos los habitantes de estas regiones.”.
El 10 de junio se encuentra en Turín, donde conoció el Oratorio de San Francisco de Sales, Casa Madre de la Congregación Salesiana fundada por San Juan Bosco. En ese momento había muchos salesianos de todo el mundo por ejecutarse un Capítulo General con grandes solemnidades. “El señor abate a los soberbios y ensalza a los humildes”. El 16 de junio estaba en la patria de San Francisco de Asís, la ciudad de Asís, donde celebró una misa en el altar donde se conserva su cuerpo. “La vida de nuestro Padre San Francisco nos refiere que “el hermano lobo depuso su ferocidad y vivió en paz con los hombres”. “Los hombres deben vivir en paz, en unión y caridad”.
El 19 de junio estaba en Roma, a la que llama la Ciudad Madre de la Cristiandad, meta principal de su viaje. El Papa Pío XI se encontraba en Castelgandolfo, su casa veraniega. Era de su interés visitar las tumbas de San Pedro y San Pablo. El 24 de junio, a las 12 m. fue recibido por el Papa, en Castelgandolfo, pidiéndole la bendición para la Congregación Carmelita de Venezuela. Como dijo el Divino Salvador: “Amaos los unos a los otros. Si no observan el divino mandato, no son sus discípulas”. El 25 de junio, en Roma, sube de rodillas, conforme a costumbre y práctica piadosa, la “Scala Santa”. “Bendigo a Dios por haberme concedido la gracia de besar el sagrado anillo” del Papa Pío XI (1857-1939) llamado “el Papa de las encíclicas, por haber escrito una treintena de ellas”.
El 30 de junio, desde el puerto de Brindisi, Italia, se embarca monseñor Sosa, acompañado por el monseñor Pibernat, rumbo a Tierra Santa en Medio Oriente, con la intención de regresar el 17 de julio. “Sírvame esta peregrinación como expiación de mis innumerables pecados”.
El 3 de julio, llega Monseñor Sosa a la isla de Chipre. Visita en la vieja ciudad de Famagusta, la más antigua de Chipre, y la catedral que data de 1300. El 4 de julio llega a Jerusalén. Visitó el Santo Sepulcro y celebró la santa misa en ese sitio. El 7 de julio se encuentra en Belén, “Tierra bendita en la cual la alegría por el nacimiento del Niño Jesús perdura a través de los siglos y perdura hasta el fin de los tiempos”. Ese mismo día regresa a Jerusalén. El 10 de julio, cruza el desierto de Judá llega al Mar Muerto. Donde “no hay un solo pez, ni vuelan las aves por él, porque caen y perecen, como perecen también todos los peces que el río Jordán lleva a sus aguas. No hay vida ninguna, sino todo es muerto, como muerto es el que pierde la Divina Gracia”.
El 11 de julio, se encuentra en Nazaret, donde visita el día 12 la iglesia de Anunciación, ubicada en una gruta, donde celebró la santa misa. El 13 de julio visita Monte Carmelo, donde Jesús enseñó por primera vez el “Padre Nuestro”. Con esa visita a Monte Carmelo termina su peregrinación. El 17 de julio, llega al puerto de Brindisi, a orillas del Adriático, Italia, después de un viaje de tres días con sus noches. Ese mismo día llega a Nápoles. El 18 de julio estuvo en la famosa Abadía de Montecassino, de catorce siglos de existencia y donde se conserva el cuerpo de San Benito y su hermana Santa Escolástica. Ese monasterio benedictino fue un importante foco religioso y cultural, con copistas, en la Edad Media. Fue destruido en la segunda guerra mundial, 1944, y reconstruido. Ese mismo día Monseñor recorre la parte baja del Vesubio (Volcán).
El 20 de julio de 1938, se encuentra en Roma. Se alojó en el Seminario Pío Latino. En Roma se hizo unos exámenes médicos encontrándose bien de salud. Durante más de 15 días en Roma mantuvo silencio, no escribió postales a sus Hermanas para acostumbrarlas al silencio y para imponerse privaciones. El 21 de julio emprende viaje por Europa con permiso del Papa para una ausencia por seis meses. En Bolonia, el día siguiente, visita el célebre Santuario de San Lucas, donde se venera una antiquísima imagen que trajo de Constantinopla un devoto y se llama así por los fieles de San Lucas. El 22 de agosto, se encontraba en Milán. Celebró una misa en el altar donde reposa el cuerpo de Santo Domingo de Guzmán. El 23 de agosto llega a Ginebra, Suiza, donde lo impresionan las bellezas de sus altísimas montañas y sus múltiples lagos. El 24 de agosto estaba en Basilea. Las ciudades suizas le parecen hermosas como todo el país, con orden y educación. El 25 de agosto estaba en Friburgo, Alemania, donde fue invitado por la Casa Editorial y Librería de Herder y C. A. a visitar la Selva Negra.
En la madrugada del 26 de agosto de 1938 llegó en tren a Luxemburgo, Visitó su hermosa catedral donde había un obispo católico. El 27 de agosto pasó el día y la noche en la Abadía Benedictina de Crervance, donde celebró la santa misa en su bellísima iglesia. Quedó admirado de la disciplina y profundo recogimiento de los monjes. El 28 de agosto llega a la ciudad alemana de Tréveris, una antigua ciudad de los tiempos romanos, su catedral es del siglo IV con obras muy antiguas. En su basílica se venera el santo apóstol San Matías. El 29 de agosto llega a Colonia que tiene una famosa catedral de estilo gótico muy elevada. Celebró una misa en una capilla de la catedral de San Jorge.
El 30 de agosto se encuentra en Aix-la Chapelle, llamada así por los franceses, Aquisgrán por los españoles y Anchen por los alemanes, que tiene una célebre catedral donde se encuentra la tumba del emperador Carlo-Magno, su silla, sus armas, en un riquísimo cofre, todo labrado en plata. (Carlo-Magno (742-814) combatió a los musulmanes y a los pueblos eslavos, sometió a los sajones y los obligó a convertirse al cristianismo, allanó el camino para el establecimiento del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue nombrado Emperador Augusto por el Papa León III en diciembre de 800. Carlo-Magno sentó las bases de lo que sería la Europa Occidental en la Edad Media, llamado el Padre de Europa).
El 31 de agosto, llega a Lieja, Bélgica, que tiene una catedral gótica. Considera a los belgas como católicos, generosos, piadosos y prácticos. La catedral se llama Santa Gudelia.
Desde el 1º de septiembre hasta el 6 de septiembre de 1938 permanece en Holanda, recorriendo el país acompañado por el padre Juan, hermano del padre Brekelmans. Para Monseñor Sosa: “Dios bendijo a Holanda”. El 7 de septiembre se encuentra en Malinas, Bélgica, donde reside el Cardenal Primado, sucesor del Cardenal Mercier. Recordaba Monseñor que el día 8 próximo es la festividad de la Virgen del Valle en Margarita.
Desde el 8 de septiembre al 11 de septiembre permanece en Bruselas, visitando diferentes santuarios. El 12 de septiembre, llega a Lovaina, Bélgica, donde está la célebre Universidad Católica, y donde está sepultado el padre Damián quien consagró su vida a los leprosos en la isla de Mokokai, en Oceanía, donde contrajo la enfermedad muriendo en esa isla. El padre Damián, Jozef de Veuster, (1840-1889), llegó a la isla Mokokai, Hawai, en la cual vivían unos 600 leprosos aislados, donde construyó escuelas, granjas y un hospital. En 2005 fue elegido por la TV flamenca como el “belga más grande de todos los tiempos”. Fue canonizado en el 2009, por el Papa Benedicto XVI, quien dijo: “Siguiendo a San Pablo, San Damián nos impulsa a elegir las buenas batallas, no aquellas que llevan a la división, sino las que unen”.
El 14 de septiembre de 1938 llega Monseñor a Bruselas. Ese día le envía una carta a la Madre Luisa Teresa en Cumaná, donde dice que le enviará una caja grande con Don Francisco Aristiguieta, quien regresará en un vapor alemán a Venezuela el 27 de septiembre. La caja contiene unos zapatos de madera, para que los use la religiosa más soberbia, (Los zapatos se encuentran en la capilla de la urbanización La Campiña de Caracas), además de libros, telas, etc.
El 15 de septiembre está en París. Asciende a la torre Eiffel. Señala que París tiene cuatro millones de habitantes. (Tanto como la población de Venezuela). El 19 de septiembre visita a Chartres, a hora y media de París, que tiene una de las cuatro mayores y más bellas catedrales de Francia. Ese mismo día visita Lissier. El Monseñor Sosa da las gracias a Nuestro Señor por concederle la oportunidad de conocer ese lugar, donde celebró la santa misa. El 23 de septiembre regresa a París. En una postal dice que una pastorcita, Santa Genovesa, es la patrona de Francia y París. “Dios ensalza a los humildes y abate a los soberbios… La soberbia es fuente y raíz de todos los males”.
El 24 de septiembre sigue en París. Recuerda a Santa Juana de Arco (1412-1431), que oía las voces que llamaban al frente a los ejércitos para salvar la patria y convenció al rey Carlos VII de expulsar a los ingleses de Francia. Fue capturada por los borgoñones y entregada a los ingleses. Los clérigos la condenaron a la hoguera. Beatificada por el Papa Pío X en 1909 y canonizada en 1920 por el Papa Benedicto XV. Ese mismo año fue declarada como la Santa Patrona de Francia. “Cuanta felicidad y cuanta facilidad hay en obedecer”.
El 26 de septiembre, continúa en París. Recuerda el martirio de San Dionisio, primer Obispo de París. “La Iglesia renace de sus cenizas”. “La sangre de los mártires, semilla de cristianos”. “Una Iglesia, una fe, un solo Pastor, y unidos, como fieles cristianos, esperamos la salvación de ella”. Desde París, el 27 de septiembre, dice: “Vigilad y orad para no caer en la tentación”. Ese día sale para Lourdes. El 30 de septiembre se encuentra en Lourdes, donde se manifiesta de modo particular en la milagrosa aparición a Bernardita. “El Señor siempre premia la humildad”. “Los ángeles rebeldes con Lucifer a la cabeza fueron precipitados al Infierno por soberbios”. Estuvo en la gruta de las apariciones, orando por las necesidades de las diócesis, entre otras la Congregación Carmelitas”.
El 3 de octubre, sale de Lourdes. “Con el corazón entristecido, como lo señalé en una carta enviada desde la población San Juan de Luz”. Por la festividad de Santa Teresita ese día dice que “Santa Teresita, es imitadora de Jesús, María y José”. El 5 de octubre, llega a Bilbao, España, donde visita el famoso Santuario de Nuestra Señora de Begoña, Patrona de Vizcaya. “María es siempre amorosa Madre de todos”. “Nosotros, hijos de España, somos españoles de corazón y deseamos todo bien para la amada España”. (Todavía se desarrollaba la guerra civil española). El 6 de octubre llega a Limpias, España. Donde visita la preciosa imagen del Crucificado, ante la cual se postró implorando misericordia. “Jesús desde la cruz ha traído todo hacia sí”. “Hoy es nuestro Padre, nuestro Redentor, pero será mañana nuestro juez, a quien no podemos engañar”, y ese mismo día regresa a Bilbao. En su universidad pontificia almorzó por invitación de RR PP de la Compañía de Jesús. En Santander se alojó en la Casa de Misericordia, que dirigen las Hijas de Caridad, fundación de San Vicente de Paúl y Santa Luisa Marillac. Al amanecer celebró la santa misa. “El rosario, devoción recomendada por la Iglesia”.
El 7 de octubre, se encuentra en Loyola, donde visita con piedad y veneración el Santuario de Loyola. “Nuestra conversión ha de ser total”. “A Dios no lo engaña nadie, porque es omnisciente”.
Monseñor estuvo tres días al norte de España, desde 5 de octubre hasta el 8 de octubre, que era zona de guerra. Bilbao era defendida con su cinturón de hierro. El 10 de octubre estaba en Zaragoza “donde posó su planta la Santísima Virgen y ofreció que jamás faltaría la fe”. Imploró por la paz para España y Venezuela. El 12 de octubre, en Zaragoza, estuvo en las festividades de Nuestra Señora del Pilar (Inmaculada Patrona de España y de sus ejércitos) que ha alcanzado de su Divino Hijo la insigne gracia de conservar a España siempre católica, apostólica, romana y baluarte de fe. “Mostrémonos dignos de tal Madre, y para ello seamos católicos prácticos y devotos de la Santísima Virgen María”.
El 14 de octubre celebró la santa misa en Zaragoza, en la iglesia de Santa Engracia, matrona romana martirizada, y en ella se encuentran sus huesos y reliquias de los innumerables mártires de Zaragoza. El 16 de octubre llega a Lérida, Cataluña. Visita el pueblo de Alguaire a 25 kilómetros, donde tiene su residencia el padre Elías María Sendra, quien había mejorado mucho de su salud.
El 19 de octubre de 1938, regresa a Zaragoza, almorzó en el colegio de la Consolación en unión del Obispo titular de Tortosa y su Coadjutor. “Pongamos ilimitada confianza en Dios”. El 20 de octubre en Zaragoza, Monseñor Sosa cumplió 68 años, confiando en que Dios será misericordioso con él. El 23 de octubre en Zaragoza visitó la Cartuja de Aula Dei.
El 25 de octubre viajó en avión de Zaragoza a Burgos, (algo más de una hora) que era la capital de España Nacional, donde pasa algunos días. Compró varios libros de pedagogía y materias de enseñanzas para el colegio de Cumaná. (Burgos la vieja ciudad de León y Castilla fue capital de España hasta el 18 de octubre de
1939, bajo el Gobierno Nacional dirigido por Francisco Franco). El 27 de octubre, en San Millán de la Cogolla, visita el célebre monasterio de Santo Domingo de la Calzada a cargo de los misioneros del Inmaculado Corazón de María del Beato Antonio María Claret. “Quien cumple la voluntad de Dios y observa los mandamientos alcanzará la vida eterna”.
El 28 de octubre visitó la Cartuja de Miraflores y el Convento de las Monjas Bernardas enclaustradas, ambos de mérito histórico y artístico por su antigüedad en Burgos. “Pongamos ilimitadas confianza en Dios”. El 29 de octubre, llegó a Valladolid desde Burgos, viajó en avión. Se alojó en el Colegio de los RR. PP.
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Agustinos Filipinos. El 30 de octubre celebró la misa en la catedral gracias al permiso del Arzobispo. “Concédanos el hacernos dignos cada día, cada instante. Amén”.
El 31 de octubre recorre Valladolid. Recordó monseñor Sosa que el 31 de octubre 1915 se consagró como Obispo Titular de Guayana, estaban presentes el monseñor Sendrea, monseñor Álvarez, Madre Candelaria y feligreses de Altagracia y Guayana. “Veintitrés años en presencia de nuestro Señor, nuestro Juez y le pido misericordia y perdón”. Salió el 2 de noviembre de Valladolid, en ferrocarril para Santiago de Compostela, donde llegó el día 4. El 5 estaba en Vigo, donde pasó dos días con los Padres Capuchinos, algunos de ellos habían estado en Venezuela. El día 7 estaba en León, admirando su catedral y alojándose en el convento de los Padres Capuchinos. Regresa a Valladolid y el 11 sigue a Salamanca.
El 12 de noviembre, celebró misa en Alba de Tormes en el altar donde está el santo cuerpo de Santa Teresa de Jesús. En correspondencia a la Congregación Carmelita de Venezuela le pide que imiten a Santa Teresa. “Lee y conducirás, no leas y serás conducido” palabras de Santa Teresa de Jesús. Santa Teresa (1515-1582) fue fundadora de las Carmelitas Descalzas, construyó el convento de San José en Ávila (1562), aprobado por una bula del Papa Pío IV. Santa Teresa de Jesús fue nombrada Santa por Gregorio XV en 1622 y Patrona de España y de los escritores en 1627, y Doctora de la Iglesia en 1970 por Pablo VI.
El 13 de noviembre en Ávila, en donde nació Teresa, celebra una misa en el convento de los Padres Carmelitas Descalzos, que está construido en el lugar que ocupaba la casa de los padres de Santa Teresa. A las cinco de la tarde sale en tren para Salamanca.
El 16 noviembre está en Sevilla, donde llegó en avión desde Salamanca, alojándose en el convento de San Jacinto de los Padres Dominicos. Monseñor Sosa señala que el Señor muestra su poder concediéndole al hombre inteligencia para inventar pájaros mecánicos y remontarse a alturas. “Somos templos vivos del omnipotente”. Llega a Granada el 17 de noviembre y estuvo allí hasta el 23. Le agradó mucho Granada con sus monumentos. Celebró misa en la capilla en donde están los restos de San Juan de Dios. Visitó las escuelas del Ave María, fundadas por el padre Andrés Manjón (1846-1923). Envió a las hermanas de Cumaná dos paquetes de libros escritos por Manjón. Andrés Manjón fue sacerdote y pedagogo. Graduado en filosofía y letras, profesor de las universidades de Salamanca, Santiago de Compostela y Granada.
El 24 de noviembre, estaba en Córdoba. Contempló con admiración el esplendor de los templos, altares, vasos sagrados y ornamentos hechos por grandes artistas, en honor a Cristo y a su Santa Iglesia. “Somos templos vivos del Omnipotente”. “Todos los días purificamos más y más nuestras almas con sincero dolor y así cumpliremos el deber de santificarnos”. En Córdoba visitó a los ermitaños de Nuestra Señora de Belén, vida de oración, trabajo y penitencia. “El cristiano debe conservar su corazón limpio”
El 25 de noviembre llega a Sevilla, donde permanece hasta el 15 de diciembre. En una postal desde Sevilla el 30 de noviembre, dice: “Cuando se recorre el viejo mundo por doquier se encuentran ruinas y nos dejan enseñanza de que todo pasa: pasamos nosotros, paso yo, pasan ustedes. Sólo Dios queda, sólo Él es inmortal, eterno. ¿Qué es lo único que no perece? La virtud, la santidad, porque tiene su fundamento en Él. Preocúpanos que debemos morir y rendir cuenta de nuestra vida, de lo que pudimos hacer y no lo hicimos”. En otra postal desde Sevilla, el mismo día 30 de noviembre señala: “El mihrab, o lugar que tienen por más sagrado en sus mezquitas (Los mahometanos), es el destino para colocar el libro sagrado, el Corán, y tanto respeto les inspira que con solamente verlo, les satisface, cubierto de oro, piedras preciosas, envuelto en ricas telas. Si ellos, que no poseen la fe verdadera, tienen tanto respeto a la palabra del falso profeta Mahoma, debemos nosotros aprender a respetar el santo Evangelio, que es la palabra del Dios Vivo y Verdadero, y cumplirla sin faltar ni en una letra”. “Son muchas las bendiciones que Nuestro Señor nos manda y, sin embargo las menospreciamos”.
Entre el 5 de diciembre y el 6 de diciembre de 1938, en Sevilla, visita en sus criptas los restos mortales de la sierva de Dios Sor Ángela de la Cruz, fundadora y primera Superiora General de la Compañía de las Hermanas de la Cruz en Sevilla, y Sor Bárbara de Santo Domingo. A ésta última la conoció en vida, cuando era seminarista en Calabozo en 1888. Por correo envió a las Hermanas en Venezuela dos libros sobre la vida de esas siervas de Dios. “Jesús el único modelo, los santos son copias”. “Son breves los días de la vida: aprovechémoslos santificándonos”. “Se no va la vida y no hacemos nada para santificarnos. A la obra”. “Hagamos buenas obras mientras Él nos da tiempo, para que el fiel se incline hacia el lado de Dios”.
En Sevilla, el 8 de diciembre, presencia sorprendido las festividades de la Inmaculada Concepción en estas regiones andaluzas, le parecen parecidas a las nuestras. No podía tomar el vapor italiano que partía el 13 de diciembre de 1938 hacia Venezuela, porque su equipaje estaba en Roma. Tomaría el vapor que sale de Génova el 24 de enero de 1939, donde le asignaron el camarote #15. Pasaría Pascuas en Roma. “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. El 12 de diciembre, desde Sevilla, señala que tomará un avión con estación en Salamanca vía a Marsella. De allí, en varios días, partiría a Génova y Roma. Ese viaje en avión se demoró por mal tiempo. “Dios ha dado una chispita de su luz, y por esto puede penetrar en lo accesible, y con humildad van progresando las ciencias y las artes”.
El 14 de diciembre, envía una postal desde Sevilla, a la Madre Luisa Teresa en Cumaná, donde le dice: “Cuando vine a Sevilla en 1903 presencié el canto y la danza de los “Seises” y de nuevo ahora, en la octava de Inmaculada: “Siempre levanta el corazón al cielo”. En Huelva, puerto del Atlántico, visita el Monasterio de la Rábida, cuna de Colón. Donde es acogido con cariño por el Guardián del Convento y los padres. Cerca de la Rábida está el puerto de Palos de la Frontera donde embarcó Colón el 3 de agosto de 1492, en su primer viaje transoceánico.
Desde Sevilla viajó en avión a Marsella, pasando por Salamanca el 15 de diciembre. De Marsella, el 19 de diciembre, Monseñor Sosa, quien tenía 68 años, una edad avanzada para la época, señalaba que era errado decir: “Tengo tantos años que ya se gastaron, sino: tengo tantos años menos, pues nos acercamos al fin”. Agregó: “Lo único cierto es la muerte, pero lo más incierto es la hora de la muerte”. “Ya no me queda sino el viaje a la eternidad”. “Un viajero no se preocupa por lo que ha andado, sino inquiere o se preocupa por lo que le falta”. Pasó varios días en Marsella. El 30 de diciembre llega a Roma: “Sin la gracia, no somos nada, ni nada podemos”. “Por el amor de Dios, que es el único fin de la vida”.
El 1 de enero de 1939, en una postal dice: “El tiempo vale lo que vale Dios”. “Por el amor a Dios, que es el único fin de la vida”. “Seamos avaros; no malgastemos el tiempo, antes bien, santifiquemos aún los momentos de descanso, aún el tiempo dedicado al recreo, al sueño, todo el tiempo, sin perder un instante”. El 4 de enero en Roma, pide audiencia al Santo Padre Pío XI para despedirse y lo mismo del Cardenal Pacelli (futuro Pío XII). Estaba alojado en Pontificio Colegio Pío Latino Americano, donde había catorce seminaristas venezolanos y un sacerdote venezolano. Con ellos hablaba sobre la amada patria. Decía: “Trabajemos por ella, por nuestros compatriotas, por la educación de la juventud, por su formación religiosa, para que florezca la fe, se conserven las buenas costumbres, aumenten las vocaciones sacerdotales y religiosas”.
El Pontificio Colegio Pío Latino Americano fue fundado en 1858, su primer director fue el chileno Ignacio Eyzaguerre. Es una universidad eclesiástica confiada a la Compañía de Jesús, ubicada cerca de Roma. En esa universidad estudiaron muchos venezolanos, algunos de ellos legaron a obispo. Entre esos ilustres obispos están: Enrique Dubuc, quien estudió en los años 1912-1914, Salvador Montes de Oca (1914-1917), Pedro Pablo Tenreiro (1923-1925), José Humberto Quintero (1922-1925), Rafael Arias Blanco (1925-1929), Crisanto Mata Cova (1934-1939), José Alí Lebrún (1937-1942), Tulio Chirivella (1950-1956), Jorge Urosa Savino (1965-1970), Ubaldo Santana Sequera (1966-1968) y Diego Padrón Sánchez (1979-1982).
En Roma, 6 de enero de 1939, celebró la gran festividad de la Epifanía, que significa “manifestación”, día de los Reyes. “Jesús era siempre bueno, siempre acogedor, y hoy en todos los sagrarios continúa lo mismo; pero nosotros perdemos el tiempo y no lo buscamos. Frecuentemente visitémosle y Él remediará nuestra indigencia”. “Jesús se manifestó a los gentiles en la presencia de los reyes, demostrando haber sido enviado a redimir y enseñar a todos. Jesús acogió a los pastores, ahora a los reyes, después recibió a los pecadores, a los niños, a los enfermos, a los atormentados, a los pobres, a Magdalena, al joven rico, al sabio José de Arimatea, al ciego sentado en el camino”.
El 8 de enero, desde Roma, en una postal escribe: “Sólo el camino de la obediencia lleva a Jesús, pues fue el que Él siguió; único que lleva al cielo. Observémosla escrupulosa y santamente”. El 10 de enero de 1939, desde Roma: “Para ser santo basta amar a Jesús con todo el corazón, entregarse a Él sin reserva y creer firmemente en su amor”. “Ser santos no es estar libres de faltas. Es únicamente no pensar con malicia, ni amar los propios defectos; es refugiarse en brazos de Jesús después de cada flaqueza para pedirle remedio”. “Todo anda bien cuando el corazón ama a Jesús. Ámenlo y se santificarán”. “La caridad es vínculo de perfección”.
El 11 de enero, desde Roma escribe: “Dice San Pablo que debemos trabajar en nuestra santificación con santo temor y temblor”. “Para andar por el camino de la perfección basta con amar a Jesús”. El 12 de enero, desde Roma, escribe: “La perfección se halla en la unión de dos corazones, el Corazón de Jesús y el tuyo, en un acto de amor que abarque toda la vida”.
El 14 de enero es recibido por el Papa Pío XI en audiencia privada, exclusivamente para despedirlo. “La autoridad suprema que tiene el Papa emana de Dios”. El 23 de enero parte de Roma. Pasó varios días en Marsella, para embarcar hacia Venezuela el 24 de enero de 1939, en un vapor llamado Colombo. Fueron días de meditación.
El 2 de febrero de 1939 escribe desde el vapor Colombo, a la Hermana Joaquina, en Mérida. Dice que le consuela conocer la tranquila muerte que Dios concedió a Sor Noemí, quien murió en el Hospital Padre Alcalá de Cumaná, el 26 de septiembre de 1938. Allí se encontraba enferma la Madre Candelaria, padecía un serio artritismo que no le permitía sostener la pluma para escribir. Monseñor Sosa señala que la Madre Candelaria “es ejemplo viviente de virtudes. Ella no ha vivido sino una vida de caridad y abnegación desde su juventud”. El 15 de febrero está Monseñor en Caracas y parte para Cumaná el 20 de febrero, en el vapor francés Columbia. Le trajo de regalo de Europa a la Madre Candelaria, un hermoso cuadro de Cristo Crucificado.
En el año 1939 y 1940, son pocos los escritos del Monseñor Sosa y la Madre Candelaria. La última carta de la Madre Candelaria se la envía a Monseñor, desde Cumaná, el 28 de abril de 1939, ya estaba muy imposibilitada, donde le dice que le adjunta una tarjeta de Crucita Morao (Hija de Prisca de Morao quien había fallecido recientemente en Porlamar y era tía de la Reverenda Madre Luisa Teresa). El 7 de noviembre Monseñor acepta la creación en Cumaná de un asilo para pobres mendigos, propuesta por el Presidente del Estado Sucre, dr. Alberto Díaz.
El 1 de diciembre de 1939, Monseñor Sosa embarca hacia Caracas en el vapor Maracaibo, para asistir el 10 de diciembre a la Consagración de su nuevo Auxiliar, monseñor Pedro Pablo Tenreiro, quien reemplazaba a monseñor Arias, nombrado Obispo de San Cristóbal. En carta a la madre Cristina en Carúpano le informa que la Madre Candelaria cada día está más debilitada. El 28 de diciembre sigue en Caracas, donde le escribe a la madre Luisa Teresa de Cumaná, deseando que la Madre Candelaria mejore de sus males.
El 31 de enero de 1940, falleció la Madre Candelaria en Cumaná, el día de San Juan Bosco, encontrándose Monseñor Sosa en Caracas medicándose, enfermo de la vesícula. Lo trataba el médico español Corachán y el dr. Pedro del Corral. La dirección en Caracas del Monseñor Sosa era de Fe a Esperanza, # 33, parroquia Altagracia. Al enterarse de la muerte de la Madre Candelaria, le envió un telegrama al monseñor Pibernat para que se le tributara todos los homenajes. Murió de 76 años, expiró pronunciando el nombre de Jesús, de acuerdo a Sor Magdalena que la asistió como enfermera.
El doctor Pedro del Corral (1895-1986) fue médico por muchos años de Monseñor Sosa. Había nacido en Chaguaramas, estado Guárico, y desde los seis años vivió en Altagracia de Orituco. En 1903 llega Sixto Sosa como párroco de ese pueblo y colabora con la educación de ese niño. Pedro del Corral se graduó de médico, en 1920, en la Escuela de Medicina de Caracas, la Universidad Central permanecía cerrada. El médico del Corral estudió post grado en la Universidad de Paris, en 1930, y durante el gobierno de López Contreras, en 1936, ganó por concurso el cargo de Director de Laboratorio del Hospital Vargas y posteriormente fue destituido por el régimen de los adecos. En 1946 fundó junto con otros políticos el partido Copei, del cuál fue su presidente hasta su muerte.
La Madre Candelaria fue beatificada por el Papa Benedicto XVI el 24 de abril de 2008. El domingo 27 de abril de ese año se celebró una misa, para celebrar la beatificación, considerada “histórica” por la Iglesia, con la asistencia de más de 30.000 personas en el Estadio Universitario de Caracas. Su fiesta litúrgica se celebra los 1º de febrero. La Madre Candelaria de San José es la segunda beata venezolana, la primera que alcanzó esa jerarquía fue la Madre María de San José, nacida en Choroní en 1875 y fallecida en Maracay en 1967; el Papa Juan Pablo II la declaró beata, en un acto celebrado en la Plaza San Pedro del Vaticano, el 7 de mayo de 1995.
El 17 de febrero de 1940, Monseñor Sosa le escribe desde Margarita a la hermana Cristina, en Carúpano, donde le dice que llegó a Margarita para la inhumación de los restos de monseñor Vásquez, quien “voló junto (con la Madre Candelaria) a unirse a Jesús en el cielo”. Monseñor Vásquez murió en Caracas el 13 de febrero de 1940. Le informa que mandó a publicar en el diario La Religión, las palabras del monseñor Pibernat y el escrito de don Tomás Sarmiento, de Altagracia de Orituco, referentes a la muerte de la Madre Candelaria. El 22 de febrero, desde Cumaná Monseñor le escribe a la madre Luisa Teresa en Caracas, donde le manifiesta que desea comprar una casita en Caracas, para usarla como lugar de reposo, para cuidar su salud, pero le parecían muy caras las que le encontraron.
La señora de Olaya de Romero había donado a la Congregación de las Hermanas una casa ubicada de Canónigos a San Román, # 39-2, Altagracia, ocupada por ellas el 19 de marzo de 1941, después de la desocupación del inquilino y su recuperación. La casa fue bendecida por el monseñor Castillo, Arzobispo de Caracas el 4 de abril de 1941. El 20 de octubre de ese año, 1941, la señora Olaya reclamó la casa, ya que no se cumplía la condición que ella había puesto.
La madre Luisa Teresa de Caracas, asesorada por el Monseñor Sosa, decidió la compra de la casa # 135, de San Vicente a Medina, en La Pastora, donde funciona actualmente las Hermanas Carmelitas como Casa de Formación. La firma de la compra se efectuó el 31 de enero de 1942.
El 22 febrero de 1940, Monseñor en carta a la madre Luisa Teresa, en Caracas, le informa sobre el entierro de “nuestro santo y amado Monseñor Vásquez, a los pies de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Valle del Espíritu Santo. “Bendita sea Dios en sus ángeles y en sus santos”. El 12 de marzo de 1940, desde Cumaná, Monseñor les escribe a las hermanas del Colegio de Carúpano, donde les informa que el monseñor Tenreiro quedó gratamente impresionado con lo que vio en esa ciudad y con el grupo de niñas del colegio que lo visitó, que está entusiasmado con la fundación de un colegio en Río Caribe. Monseñor le recuerda que la Madre Candelaria desde el cielo cuida su pequeña rebaño.
Monseñor Miguel Antonio Mejía, Obispo de Guayana y Administrador Apostólico de Caracas, concedió el permiso de fundación, para la casa que quería comprar monseñor Sosa en Caracas, el 18 de enero de 1940. El 4 de abril, desde Cumaná, monseñor Sosa le escribe a la hermana Rosa de la Eucaristía en Carúpano, donde le pide que ruegue mucho por la Congregación y especialmente por cada religiosa. Le informa de la muerte de la hermana Teresa Matute Lima (prima de monseñor Sosa, que estaba con las hermanas en Betania, Cumaná). Le dice que Teresa fue siempre una perfecta cristiana y virtuosa en sumo grado, particularmente caritativa. “Los buenos nos dejan, pero son los intercesores que tenemos en el cielo”.
El 16 de abril de 1940, monseñor Sosa le escribe a la madre Luisa Teresa en Caracas, donde le dice que desea que regrese a Cumaná en el vapor del 26 de abril, dejando arreglado en Caracas el asunto de la casa. Referente al hospital de Margarita, que era administrado por las hermanas, pasó a manos del Estado a través de una decisión del Presidente del Estado Nueva Esparta de mayo de 1938.
El 13 de mayo de 1940, Monseñor le escribe desde Cumaná a la madre María Cristina en Carúpano, le dice que le complace mucho la buena marcha del amado colegio (de Carúpano, dirigido por las hermanas). “De Dios emana todo don perfecto”. El domingo 14 de julio, confiere el presbiterado a los diáconos Tomás Márquez en Santa Ana y Antonio Ramírez de Cariaco, y el 16 de julio se honra a la Virgen del Carmen.
El 10 de septiembre celebra en Margarita las festividades de Nuestras Señora del Valle. “Es menester orar y vigilar constantemente sin desfallecer”. El 31 de octubre, conmemoró Monseñor jubilosamente en Cumaná sus “Bodas de Plata Episcopales”. Lo acompañaron el Nuncio del Papa, sus hermanos del Episcopado y la Schola Cantorum del Seminario Interdiocesano de Caracas. El dr. Alberto Sanabria dijo en esa oportunidad: “Monseñor Sosa es hombre de Dios”.
El 15 de enero de 1941, la madre Luisa Teresa, desde Caracas, le informa que recibió las llaves de la casa de La Pastora, Caracas, y el 11 de febrero, Monseñor le manifiesta que le complace que vaya arreglando esa casa. “Que desde el cielo nos amparen nuestros intercesores”.
El 17 de febrero, escribe Monseñor a la hermana Cristina, en Carúpano, donde le sugiere a las alumnas que lo visitaron que estudien mucho, sean dóciles, obedientes, unidas en amor al Sagrado Corazón de Jesús, con sus maestras y compañeras, que eso es amar a Dios, amar al prójimo, que es la perfección de la Ley. El 15 de marzo, le escribe a la madre Luisa Teresa, en Caracas, donde le señala, que encargarse ustedes de una Escuela-Comedor con la ayuda del Gobierno de tan sólo un bolívar por niño, resultaría una tarea pesada. Le informa que irá el día siguiente a Cocoyar en unión de monseñor Tenreiro y monseñor Pibernat a bendecir la capilla dedicada a María Auxiliadora. “Dios permita todo lo bueno”. El 31 de marzo le escribe nuevamente a la madre Luisa Teresa en Caracas, donde le informa que después de Semana Santa se iniciarán las obras de construcción de la catedral, destruida por el terremoto del 17 de enero de 1929. Se usaría madera, palo sano o vera, de Cariaco, a un costo de ocho mil bolívares.
El 19 de marzo de 1941, fue habitada por la madre superiora Luisa Teresa y las hermanas Celina y Matilde la casa de La Pastora, bendecida por el monseñor Lucas Guillermo Castillo. El 9 de abril, en carta a la madre Luisa Teresa en Caracas, monseñor le da a conocer la reconciliación de dos hermanas, que se pidieron perdón y se abrazaron. “La vida religiosa se basa en la caridad”. El 29 de abril, en carta a la hermana Cristina, en Carúpano, le dice que recibió las fotos de las niñas del colegio, “tan ordenaditas y puras como azucenas”, que “permita Dios que las niñas perseveren en el cumplimiento de todos sus deberes piadosos y escolares”. “Quien perseverare hasta el fin será salvo”.
El 1º de julio de 1941, en carta a la hermana Joaquina, en Mérida, le dice que por ser el último año de las estudiantes del instituto, éstas deben manifestar su agradecimiento a las superioras y profesoras, además le informa que monseñor Tenreiro, por encontrarse muy enfermo, fue trasladado a Caracas y después a Nueva York, donde llegó el 16 de junio; le pide que en sus oraciones recen por él.
El 23 de julio, Monseñor, desde Cumaná, le escribe a la hermana Cristina, en Carúpano, donde se refiere a las niñas que cursan estudios en el colegio: “Cada conocimiento que adquieran será útil mañana en el camino de la vida”. El 7 de agosto, Monseñor le escribe nuevamente a la hermana Cristina, donde le informa que el próximo 15 de agosto, el presbítero Juan Bautista Alcalá cantará su primera misa en Cariaco con la asistencia del monseñor Pibernat, varios padres, seminaristas y las hermanas Carmelitas. El padre Alcalá desempeñará el curato de El Pilar, estado Sucre. Le señala que la construcción de la Catedral va progresando con el divino favor.
El 29 de septiembre, Monseñor le informa a la hermana Cristina, en Carúpano, que se proyecta ampliar la casa de La Pastora, Caracas, y sobre la llegada de un nuevo Nuncio, monseñor José Misuraca, el 24 de septiembre a Caracas. El 4 de octubre de 1941, en otra carta a la hermana Cristina le dice que es laudable el pensamiento de sostener seminaristas, con esperanzas que llegarán a ser sacerdotes mañana. “Poco a poco irá desapareciendo la crasa ignorancia en religión con la enseñanza constante del Catecismo y la formación de catequistas en las parroquias”.
El 20 de noviembre, en carta a la madre Luisa Teresa, en Caracas, le manifiesta que la casa de La Pastora le parece un poco cara, que es una parroquia que siempre se ha tenido en Caracas menos importante, al igual que San José, Candelaria, San Juan, etc. No le agrada el asunto de admitir en la casa dos o tres pensionistas, ya que tal cosa podría traer grandes inconvenientes… es mejor prevenir que curar.
El 31 de enero de 1942 se adquirió la casa de La Pastora, de San Vicente a Medina, # 135. Ese hecho ocurrió el mismo día de la muerte de la madre Candelaria, fallecida en 1940. El 19 de febrero, en carta a la madre Luisa Teresa, en Caracas, le informa que ese mismo día le escribe a monseñor Lucas Guillermo Castillo, pidiéndole el permiso para instalar un Noviciado en la casa de La Pastora. El permiso que se concedió era sólo para Casa Procura de la Congregación y sitio de temperamento y descanso para las hermanas enfermas. El 10 de marzo, en carta a la madre Luisa Teresa, en Caracas, Monseñor le dice que monseñor Castillo no ha concedido el permiso para el Noviciado (en Caracas) y en consecuencia hay que arreglar todo para que el Noviciado continúe en Cumaná. Le aconseja: “No se comprometa usted a nada que signifique ofrecimiento de traslado”. Le dice que se puede usar la casa de La Pastora para un colegio de niños pequeños. “Qué todo resulte conforme a la Divina Voluntad”.
El 20 de marzo de 1942, en misiva a la madre Luisa Teresa, en Caracas, le dice Monseñor que el traslado del Noviciado a Caracas está condicionado al traslado de la Casa Madre, lo cual no era aceptado por él. El 27 de marzo, en carta a la madre Luisa Teresa, en Caracas, Monseñor le informa que le ha contestado a monseñor Castillo que accede al traslado de la Casa Madre y Noviciado a Caracas, por el futuro de la Congregación. “Espero que este paso redundará a mayor gloria de Dios. Como es natural, jamás dejaré de estar vigilando, con mis oraciones y mis consejos”. Después del traslado, la Congregación dependerá del Arzobispo de Caracas. “Con una bendición muy especial para usted y para toda la Congregación, las encomiendo cordialmente a Dios nuestro Señor”.
El 29 de marzo, Monseñor le informa a la hermana Cristina, en Carúpano, sobre el traslado del Noviciado y la Casa Madre a Caracas, bajo la dirección de Arzobispo de Caracas. “Él es quien da el incremento, y aunque se siembre, no fructifica si Él no derrama su bendición”. “Las Religiosas Carmelitas siempre serán mis amadísimas hijas y familia espiritual que Dios me ha concedido como gracia espiritual”.
En julio, Monseñor estuvo en visita en Güiria, Irapa y Margarita, de donde regresó el 3 de agosto en avión. En Agosto, sor Elías fue nombrada Superiora de la Casa de Cumaná. El 1º septiembre, Monseñor autoriza el traslado del Noviciado y Casa Madre de la Congregación de Hermanas Carmelitas Venezolanas de Cumaná a Caracas. El 29 de septiembre, Monseñor, desde Cumaná, le informa a la madre Luisa Teresa, en Caracas, sobre las dificultades en el hospital del Valle Margarita. Las hermanas necesitan habitaciones para ellas y el director no cumple con los ofrecimientos. Está enterado de la inauguración de Noviciado, en Caracas, el próximo tres de octubre por monseñor Castillo: “Dios lo premie”. El 4 de octubre, la madre Luisa Teresa desde Caracas le informa a Monseñor Sosa sobre la apertura del Noviciado en Caracas. Monseñor Castillo ofició la misa y les dio un sermón con respecto a la Orden, y dijo que Santa Teresita sería la Patrona del Noviciado. Lo que más la conmovió fueron las palabras de monseñor Castillo referente a monseñor Sosa. Monseñor Tenreiro dijo: “unas palabras capaces de conmover a las peñas referente a Vuestra Excelencia y a la Madre Candelaria”.
En noviembre, Monseñor Sosa empezó a sentirse mal de salud. El 10 de noviembre le escribe a la madre Luisa Teresa, en Caracas, y le pide que le prepare una habitación en la casa de La Pastora, por sentirse enfermo y piensa ir a Caracas para que lo vea el dr. Pedro del Corral. El 20 de noviembre, Monseñor le escribe a la madre Luisa Teresa, desde Cumaná, donde le dice que tenía proyectado viajar a Caracas para el centenario del traslado de los restos del Libertador, y como monseñor Tenreiro estaba en la capital, que él lo represente en los actos. Le manifiesta que no tiene dinero suficiente para terminar la construcción de la Catedral (de Cumaná). “He gastado lo que tengo y no tengo”. Monseñor Sosa, a pesar de todos sus esfuerzos, no vio terminada la Catedral. “Es menester ser cautos y prudentes en todas las cosas”. Le informa que el padre Juan B. Alcalá, joven sacerdote ordenado por monseñor Sosa hacia algo más de un año, se mató al caerse de unas escaleras que usaba para colocar el cordón de la lámpara del Santísimo. El entierro fue muy concurrido.
El 27 de noviembre, Monseñor en carta a la madre Luisa Teresa en Caracas, le informa que para la construcción de la Catedral sólo dispone de Bs. 400 mensuales como aporte del Ejecutivo Federal y Bs. 250 mensuales del estado Sucre. El 10 de diciembre, le informa a la madre Luisa Teresa, en Caracas, que había recibido el cheque de Bs. 4.000 que le envió con el monseñor Pibernat, para la Catedral. El 17 de diciembre, Monseñor no pudo levantarse para pontificar en la Catedral. El dr. Julio Rodríguez, quien lo asistió, manifestó que era cosa de verse con cuidado. Era el principio del fin. El 20 de diciembre, Monseñor le escribe a la madre Luisa Teresa en Caracas, donde le manifiesta su lamento que la RR. HH. Carmelitas hayan dejado el Hospital San Camilo de Duaca.
El 5 de enero de 1943, le escribe a la Hermana Cristina, en Caracas, y le dice que pronto se reanudarán las clases y es tiempo de arduo trabajo intelectual, pues las hermanas estudian y enseñan. “Dios pedirá cuenta de la salvación de los demás”. El 18 de enero, le escribe a la hermana María Auxiliadora en Carúpano: “Perseveren en la oración por nosotros” y el 5 de febrero a la madre Luisa Teresa, Caracas, donde le da las gracias por el ofrecimiento de alojamiento en Caracas (en La Pastora).
El 22 de febrero de 1943, Monseñor le pide a la madre Rosa, en Caracas, que le diga a la madre Luisa que le compre un libro sobre Simón Bolívar, recopilación hecha por un señor Fragachán (Félix R.), y lo anote en su cuenta con ella. Le señala que “mi pobre salud va sosteniéndose con el favor de Dios”. El 1º de marzo, en carta a la madre Luisa Teresa en Caracas, desde Cumaná, le manifiesta que el viaje del dr. Del Corral para verlo no es necesario. El dr. Julio Rodríguez lo asiste bien. Le dice que “a los 72 años, y con dolencias crónicas, no es posible carecer de enfermedades, yo llevo las mías con conformidad por amor a Dios”. “Como hay nuevo Presidente en Margarita vuelva a escribir sobre las hermanas y el hospital. Yo no pude conseguir nada para el sostenimiento de diez seminaristas pobres de Margarita, pues el anterior eliminó los 120 bolívares que antes daba el Estado”.
Los doctores Pedro del Corral y Enrique Vivas Salas llegaron a Cumaná el 8 de marzo y el día siguiente se llevaron a Monseñor Sosa a Caracas, a la casa de las Carmelitas, en La Pastora, donde le tenían preparado una habitación. La medicina ya no pudo hacer mucho con aquel corazón gastado, por los años, pero aún más por los trabajos.
El doctor Vivas Salas (1908-1967) fue el primer cardiólogo venezolano que realizó sus estudios de medicina en los Estados Unidos, obtuvo el título en la Universidad de Pennsylvania en 1935. Se desempeñó como médico adjunto del Servicio de Cardiología del Hospital Vargas de Caracas, fue miembro fundador de la Sociedad Venezolana de Cardiología, año 1954. El doctor Pedro del Corral fue el médico personal de Monseñor durante muchos años.
El 22 de mayo, Monseñor en Caracas empezó a agravarse. El 24 de mayo pidió el santo viático y le fue dado por el monseñor Castillo con toda solemnidad, estaban presentes varios sacerdotes, religiosas y familiares. El 26 de mayo pidió la extremaunción, asistiendo a ella varios obispos, sacerdotes y religiosas, siendo monseñor Tenreiro quien la administró. El 29 de mayo de 1943, sábado, a las 9:22 de la noche plácidamente entregó su alma al Creador. Su cadáver fue llevado a la iglesia de Las Mercedes, donde permaneció en capilla ardiente todo el día 30. Ante él oficiaron gran número de obispos y sacerdotes que se hallaban en Caracas con motivo del Congreso Eucarístico. El 31 fue trasladado a la Catedral para el funeral, el cual ofició monseñor Castillo y pronunció la oración fúnebre monseñor Tenreiro. Fue llevado a la Guaira y embarcado a Cumaná, donde se le dio sepultura en la iglesia Santa Inés (Catedral provisional) el 3 de junio, para ser inhumado más tarde en la nueva catedral, que tantos desvelos y sudores le había costado. El 8 de junio de 1943, la madre Luisa Teresa del Niño Jesús, Superiora General, escribió: “Una fe inmensa, una esperanza firme, una caridad sin medida y, he aquí el mejor legado que nos ha dejado a nosotras, hijas por herencia, nuestro Padre Fundador”.
El Concejo Municipal de Tinaco, por la muerte de monseñor Sosa emite el siguiente acuerdo: “Considerando, que Tinaco pierde con esta muerte a uno de sus más legítimas glorias, la Patria un ciudadano eminente y la Iglesia una valiosa columna, decreta: cinco días de duelo en todo el territorio del Distrito Tinaco. Designa una comisión para trasladarse a Caracas: Dr. Luis Méndez Ochoa y Juan Ignacio Méndez Figueredo, y para Cumaná: Dr. Cayetano Méndez Ochoa y Dr. Daniel Frontado. Presidente del Concejo Municipal: Pedro Vilorio; Primer Vicepresidente: Luis Benítez; Vocales: Juan B. Bolívar, Francisco R. Sosa y Juan F. Lima; Secretario: Víctor Rivas. Tinaco 30 de mayo de 1943”. El Gobierno del estado Cojedes decretó tres días de duelo; el gobernador era Luis Fraíno Cordero.
El periódico Lampos Tinaqueros, por la muerte de Monseñor, señala que su lema era: “La oración y el estudio”. San Agustín decía: “Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros”.
Opiniones sobre Monseñor Sixto Sosa de algunas personalidades. Resúmenes de varios artículos de prensa y acuerdos emitidos en la conmemoración de los veinticinco años de su muerte, el 29 de mayo de 1968, recopilados por la Diócesis de Cumaná.
En la Conmemoración de los veinticincos años de su muerte, el 29 de mayo de 1968, se efectuó un sufragio por su alma, un solemne réquiem en la Santa Iglesia Catedral de Cumaná, el obispo de Cumaná y Margarita, Mariano Parra León, designó con el nombre de “Monseñor Sosa” la Biblioteca Diocesana, ubicada en el edificio de la Residencia Episcopal. “Un vivo recuerdo de quien, personalmente y con ética dedicación, legó a la Diócesis de Cumaná un tesoro en libros, revistas y documentos”.
El obispo Parra pide a la Municipalidad del Distrito Sucre de Cumaná la construcción de una plaza y un busto del Obispo Sosa. El solemne funeral fue presidido por el presbítero Santiago Acosta Rodríguez, Pro-Vicario General, por ausencia del obispo Parra León por la muerte de su madre. Asistieron al funeral a las 7:00 p. m. lo más selecto y representativo de la Diócesis: el clero, religiosas y muy en particular las Hermanas Carmelitas de Venezuela, fundadas por monseñor Sosa, los miembros directivos del Apostolado Seglar; representantes de los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales del estado Sucre, y del Concejo Municipal del distrito Sucre, directivos de la Cámara de Comercio, representantes de las Fuerzas Armadas y el Orfeón Sixto Sosa del liceo Antonio José de Sucre. En representación del ejecutivo del estado Cojedes asistieron los señores Francisco Sosa Méndez, sobrino del extinto obispo, José Amaro Flores, ahijado del obispo y presidente del Concejo Municipal de Tinaco, y el poeta abogado Porfirio Arias Moreno.
Resumen del discurso del presbítero Santiago Acosta Rodríguez, en ese solemne funeral.
“El amor que el Monseñor Sosa profesó por esta tierra de la Nueva Andalucía (Cumaná fue fundada en 1521 por los españoles al mando de Gonzalo de Ocampo, su primer nombre fue Nueva Toledo. Cumaná significa en lengua indígena: unión de mar y río) y que se hace infinito en la veneración de nuestras conciencias y el recuerdo de sus habitantes, es comparable sólo con el embeleso que el sol dispensa a Cumaná, quizás por ser la primera hija del continente...El Monseñor Sixto Sosa Díaz, es grande en cada uno de los aspectos que consideremos en su vida; todas las aristas de su personalidad tienen un acabado perfecto como hombre, como cristiano, como pontífice...
El doctor Sixto Sosa, el venezolano cabal por su patriotismo; el llanero auténtico por su ascendiente, por su vocación y físico, sólo cabe en el sitial de los héroes patrios, comparables a los que nos dieron la libertad política... este hombre que da su vida por la resurrección del Oriente es nuestro amigo; este hombre que se entrega para salvar un pueblo, es realmente un héroe de Venezuela.... Monseñor Sosa además de héroe, es realmente el Pontífice Magno que agradó al Señor... su vida permanece como modelo intachable para cada uno de nosotros, en especial los que estamos en este acto... Porque con su vasta cultura y santidad, asimiló el mensaje de Dios a su pueblo, y lo legó en forma autóctona, sencilla asequible... Para los civiles, los políticos y en especial la juventud él lega un mensaje actual en su espíritu de abnegación, amplitud de miras, ánimo emprendedor y espíritu de lucha...”
Resumen del escrito de Monseñor Pedro Pablo Tenreiro ex obispo auxiliar de Cumaná y obispo de Guanare (1954-1965), publicado en el diario La Religión de Caracas, el día 29 de mayo de 1968.
“La esclarecida personalidad de Monseñor Sixto Sosa no ha sido suficientemente conocida y mucho menos estudiada y analizada, aun por quienes le trataron de cerca. La razón es sencilla: como hombre de Dios, Monseñor Sosa fue profundamente humilde y ocultada cuidadosamente las grandes cualidades con que quiso enriquecerlo la bondad del Cielo. Pocos, muy pocos lograron descubrir esos quilates porque él se ingeniaba en aparecer todo lo contrario a lo que era en realidad. Su caridad, por ejemplo, era verdaderamente evangélica.
Hacía bien de modo que “la mano izquierda no supiera lo que hacía la derecha” y fueron muchos aquellos que recibieron de él la oportuna ayuda a sus necesidades, sin bombos ni platilla. Y bajó a la tumba pobre porque todo lo había dado... Monseñor Sosa, además, fue hombre de gran ilustración. Amaba profundamente los libros, a tal punto que, cuando caía en sus manos un catálogo de alguna editorial anunciando nuevas obras científicas, de inmediato procuraba adquirirlas para su magnífica colección, que cuidaba con exquisito esmero. Era versado en Teología e Historia, pero sabía ocultar ingeniosamente sus conocimientos...Monseñor hablaba poco. Le gustaba la soledad y el retiro. Le desagradaban las visitas inútiles. De una actitud a toda prueba condenaba sin ambages los malos procederes, vinieran de donde vinieran. Aborrecía la adulación y la hipocresía”.
Homenaje del Orfeón Sixto Sosa.
Durante el mes de mayo de 1968, el Orfeón Monseñor Sixto Sosa del liceo Antonio José de Sucre celebró el X aniversario de fundación. Este coro juvenil fue creado por el profesor Rafael Sequera Querales en abril de 1958, y como un homenaje de admiración y gratitud al primer obispo de Cumaná escogió el nombre de Monseñor Sixto Sosa para designar la agrupación coral. Este ilustre prelado no fue músico, ni su voz y oído le favorecían, pero gustó de que las funciones litúrgicas estuvieran solemnizada con cánticos. Igualmente estimuló al actual obispo de Maturín, dr. Antonio Ramírez Salaverría y al profesor Sequera para que sistematizaran sus aptitudes musicales. Así se explica la elección del nombre para el orfeón del liceo Sucre.
El 29 de mayo de 1968 se realizó un funeral en la Santa Iglesia Catedral de Cumaná, por los 25º aniversario de la muerte del monseñor Sosa. El Orfeón Monseñor Sixto Sosa interpretó la misa y responso de “Tres voces de hombres” del eclesiástico y compositor italiano Lorenzo Perosi (1872-1956). En la celebración de la misa en la Catedral, a las 7 p.m. del domingo 12 de mayo, día de las madres, se interpretó nuevamente la misa y responso de “Tres voces de hombres” y posteriormente se interpretó “O Sanctissima a 4 voces” del compositor austríaco Izgnaz Mitterer (1850-1924); “Loando a Dios a cuatro voces” de Beethoven (1770-1827) y “Bendita sea tu pureza a dos voces” de Monge y el viernes 24 de mayo se efectuó un concierto en el auditorio del liceo Antonio José de Sucre, se interpretó el “Himno Nacional”, “Adiós, a Ocumare”, “Sombra en los médanos” y “Compa’e Facundo”. Posteriormente interpretaron “La Noche” de Juan Bautista Plaza (1898-1965) y “Aleluya” del alemán George Haendel (1685-1759). Al piano actuó el profesor Justo Cenicero. Se clausuró el acto con una semblanza del monseñor Sixto Sosa, por el reverendo Víctor Salcedo S. J. párroco de San Luis de Cumaná.
Resumen de Semblanza de Monseñor Sixto Sosa por el Reverendo P. Víctor Salcedo S. J., el 29 de mayo de 1968, en Cumaná.
“Se me ha pedido que haga la semblanza del monseñor Sixto Sosa. No es cosa fácil trazarla como no es fácil seguir los pasos de la compleja actividad del Obispo Sosa; porque las trayectorias de su peregrinante geografía fueron múltiples, y para nosotros insuficientemente conocidas. En lo físico, su contextura fue recta, su carácter abierto, sus ojos despiertos, su temple firme y tranquilo, su rostro sonreído; cualidades que corresponden a un auténtico nativo de los llanos venezolanos... Muy pronto la fama de sus virtudes voló hasta Roma. El diez de junio de 1914 el papa Pío X, hoy canonizado San Pío X, lo designó como Administrador Apostólico de la dilatada Diócesis de Guayana. El año siguiente, junio de 1915, era consagrado Obispo. ¿Quién podrá descifrar la pavorosa problemática que panorámicamente se presentó ante los ojos del novel consagrado Obispo? Las iglesias sin sacerdotes, comunidades sin caminos ni vías de comunicación, pueblos sin escuelas, economía sin finanzas, enfermedades sin médicos ni hospitales... Providencialmente grabó él en su escudo pontifical el signo de la cruz con aquella: “Cruz spes única”. “La cruz, mi única esperanza”.
Para 1922 el papa Pío XI creaba cuatro nueva diócesis en Venezuela: Coro, Cumaná, San Cristóbal y Valencia. Como primer Obispo de Cumaná, comprendiendo los estados de Sucre y Nueva Esparta, fue designado Monseñor Sixto Sosa... Conservo gratísimo recuerdo de las fiestas jubilares que presencié y gusté en esta ciudad el año 1940, cuando todo el pueblo sucrense quiso honrar a su Obispo Monseñor Sosa celebrando las Bodas de Plata de su Consagración Episcopal. Entonces la humildísima figura del Obispo llanero se vio realzada por toda la ilustre pléyade del Episcopado patrio y de la Nunciatura que arribaron por vía marítima a este puerto, como buenos hermanos que llegaban a tributarle un abrazo de admiración y cariño. Con tan fausto motivo vinimos con la Schola Cantorum del Seminario Interdiocesano de Caracas, para actuar con repertorio musical en los actos litúrgicos y populares.
Veinte años, hasta su última enfermedad, estuvo pastoreando esta Diócesis. Aunque sus restos mortales están depositados en la iglesia Catedral de Cumaná. Monseñor Sixto Sosa no murió aquí sino en Caracas, el día 29 de mayo de 1943... Todo el caudal que dejó al morir fueron dieciséis bolívares. Estupendo ejemplo de pobreza... Sin embargo, las Hermanitas Carmelitas, sus hijas, creyeron que su Padre Fundador debía tener un “corazón de oro”. Por eso, habiendo obtenidos los permisos del caso, una mano clínica extrajo del cadáver el preciado corazón que aún se conserva como reliquia en Caracas (en la iglesia de La Campiña)... Ser fuertes y dulces simultáneamente es la gran síntesis del hombre perfectamente humano. Recios en la estructura moral y en cumplimiento del deber, pero ambles y fáciles en la forma de realizar la moral y el deber... Termino rindiendo un sentido saludo a la venerable memoria del Monseñor Sixto Sosa; y dando una cordial felicitación al director y componentes de este orfeón”.
Resumen del escrito publicado en el diario La Religión, Caracas, el 18 de junio de 1968, titulado “Monseñor Sixto Sosa y la Coral de Cumaná”.
“El afamado Orfeón de Cumaná que lleva el nombre grato a los hijos de Sucre, de Monseñor Sixto Sosa, acaba de cumplir diez años de labor ininterrumpida al servicio de la cultura y el arte en aquella importante región de la República. Considerada la segunda en su género en Venezuela, la Coral Sinfónica “Monseñor Sixto Sosa” que ha interpretado en conciertos corales el “Aleluya” de Haendel, lo mismo que cabe destacar que los dos últimos conciertos han sido un rotundo éxito premiado con los aplausos emocionados de miles de asistentes... Este conjunto integrado por alumnos del acreditado liceo Antonio José de Sucre, de la capital del Estado del mismo nombre... Esa idea de crear el Conjunto Coral en Cumaná, surgió de una conversación informal entre el actual Obispo de Maturín, Monseñor Doctor Antonio Ramírez Salaverría con el maestro (Rafael) Querales.... Y el nombre del Monseñor Sixto Sosa, ya resuelta la constitución del elenco artístico, lo propuso y fue aceptado por su creador... en agradecimiento a los muchos servicios que aquel santo varón le había prestado desde su mocedad... En esta primera década de existencia, le deseamos todo género de satisfacciones para bien de la cultura artística del país”.
Acuerdo del Gobernador del estado Cojedes, doctor José Antonio Barreto, por la conmemoración de los veinticinco años de la muerte de Monseñor Sosa, el 29 de mayo de 1968.
“Considerando que habiendo nacido el Monseñor Sixto Sosa en la ciudad de Tinaco de este Estado, cuyo gentilicio enalteció con su obra apostólica en el Oriente de la Patria Venezolana. Acuerda: Artículo 1.- Asociarse a los actos programados que se llevarán a cabo el 29 de mayo en la ciudad de Cumaná con tal motivo. Artículo 2.- Designar una Comisión a nombre del ejecutivo del Estado Cojedes, integrada por los ciudadanos Francisco Sosa Méndez y José Amaro Flores. Que asistan a dichos actos. Artículo 3.- Depositar una corona de flores naturales en el lugar donde reposan los restos mortales del extinto sacerdote y hacer entrega del presente Acuerdo al Ilustrísimo y Reverendísimo Monseñor, Dr. Mariano José Parra León, Obispo de Cumaná. Firmado, el Gobernador: Dr. José Antonio Barreto, el Secretario de Política: Pablo Rosales y el Secretario de Educación: José Antonio González”.
Acuerdo del Concejo Municipal del Distrito San Carlos, por los veinticinco años de la muerte de Monseñor Sosa.
“Considerando: Qué es deber de este Concejo Municipal rendir culto a aquellas honorables personalidades que con sus actos y procederes han dado lustre a su tierra y a la Patria, en uso de sus atribuciones legales. Acuerda: Asociarse a los actos programados para el próximo 29 de mayo, en la Ciudad de Cumaná y hacer entrega del presente Acuerdo al Ilustrísimo y Reverendísimo Monseñor Doctor Mariano José Parra León, Obispo de Cumaná... Firmado por Eduardo A. D`Suze, Presidente del Concejo Municipal del Distrito San Carlos, y Carmen C. de Ramírez, Secretaria.”.
Acuerdo del Concejo Municipal del Distrito Tinaco, por los veinticinco años del fallecimiento del Ilustrísimo y Reverendísimo Monseñor Sixto Sosa Díaz.
“Considerando que las virtudes de este buen Discípulo del Señor, le valieron dignísimas distinciones de las autoridades eclesiásticas hasta alcanzar por sus méritos haber sido Primer Obispo de la Diócesis de Cumaná con jurisdicción para esa época en los estados Sucre, Anzoátegui, Monagas y Nueva Esparta... Acuerda: Adherirse y hacerse representar en todos los Actos que se celebren en el Estado Sucre en homenaje de tan Ejemplar Ciudadano que honró a nuestra Iglesia y a su Pueblo... Dado, firmado y sellado en el Salón de Sesiones del Concejo Municipal del Distrito Tinaco, a los veintisiete días del mes de mayo de mil novecientos sesenta y ocho. Aníbal Montaigne, Presidente; Isidoro Hernández, Petra de Bruguera, Clotilde Sosa Méndez, José Antonio González, Alfredo R. Gutiérrez y Francisco Herrera Llovera, Concejales, y José Ignacio Moreno Herrera, Secretario”.
Resumen del artículo publicado en el diario La Religión, el miércoles 29 de mayo de 1968, escrito por Alberto Sanabria, cronista de Cumaná.
“Hoy al cumplirse veinticinco años de la desaparición del amado pastor de la grey cumanesa, queremos dedicarle un cristiano y sentido recuerdo. Nació Monseñor Sixto Sosa en la histórica población de El Tinaco, Estado Cojedes, que ha dado a la Patria ilustres hombres de ciencias y letras, y figuras destacadas de las armas…Hizo sus estudios en la isla de Trinidad, en el Colegio de Santa Ana, y allí sería condiscípulo de muchos destacados venezolanos. Una vez ordenado de sacerdote Sixto Sosa recibió igualmente el doctorado de Ciencias Eclesiásticas, y se dio por entero al arduo ministerio, como Cura Párroco y Vicario de Altagracia de Orituco, donde en largos años realizó una labor digna del mayor aplauso. Entre las muchas obras efectuadas por Monseñor Sosa, en dicha ciudad guariqueña, se encuentra el Hospital “San Antonio” y la fundación de las Hermanitas de los Pobres, convertidas después en Orden Carmelitas, que tuvieron como primera Superiora, aquella insigne monja que fue la reverenda Madre Candelaria de San José… Trasladado Monseñor Sosa a la Diócesis de Guayana, primero como Administrador Apostólico, y luego como Obispo de Claudiópolis, allí estuvo al frente del gobierno eclesiástico, acompañando al anciano Pastor Monseñor Antonio María Durán, de gratísima memoria. Al ocurrir la muerte de Monseñor Durán, Monseñor Sosa ocupó la antigua Diócesis de Santo Tomás de Guayana, que tenía todo el Oriente y el Sur de Venezuela… Creada la Diócesis de Cumaná por su Santidad el papa Pío XI, de acuerdo con la Bula “Ad munus ab Unigénito”, de fecha 12 de octubre de 1922, fue designado Monseñor Sixto Sosa, como primer Obispo de Cumaná, cuya Diócesis está integrada por los estados de Sucre y Nueva Esparta.
La noble labor realizada por Monseñor Sosa, en veinte años de cristianos y eficaces servicios, es digna de gratitud de los hijos de aquella región de la Patria. Entre las obras que llevó a efecto el Monseñor Sosa en la Primogénita del Continente, se recuerda el Seminario Diocesano de San José, la hermosa Catedral de Cumaná, la cual cuando ya estaba casi terminada, la destruyó el terremoto del 17 de enero de 1929, y Monseñor Sosa con abnegación ejemplar y paciencia Benedictina, la levantó de nuevo… amigo de la cultura y hombre preocupado por la educación de los pueblos, fundó el Colegio de Nuestra Señora del Carmen, regentada por Hermanas de dicha Orden, y el afanado Colegio de San José, dirigido por los RR. PP. Paúles… Una vez más recordamos la muy grata memoria de Monseñor Sixto Sosa, al cumplirse veinticinco años de su muerte y pedimos al Señor le conceda la eterna paz al ilustre pastor e inolvidable amigo”.
“El hombre providencial”, Monseñor Sixto Sosa Díaz. Publicado en el diario La Religión, el 29 de mayo de 1968.
“La triste situación que confronta Altagracia llena de preocupación el alma caritativa del Dr. Pedro María Arévalo Cedeño. Piensa que abriendo un hospital se podría poner algún remedio para aquellos enfermos abandonados que yacen por las calles de la ciudad. Lo que no se había hecho en los años de abundancia, en que el café se pagaba a buen precio, habrá que hacerlo ahora, por imperativo de las circunstancias. Consulta con su colega el Dr. Estanislao Landaeta, honorable altruista calaboceño residenciado en Altagracia. La respuesta que éste le da es de aliento y esperanza. “Espere Ud. unos días, que viene en camino el Hombre Necesario”. El Dr. Landaeta se refería al Pbro. Dr. Sixto Sosa. Era él sabedor de su designación para servir el Curato y Vicaría de Altagracia. Lo conocía bien y lo consideraba el Hombre Providencial para Altagracia en aquellas difíciles circunstancias.
El Pbro. Dr. Sixto Sosa, llegó efectivamente a Altagracia de Orituco el 17 de febrero de 1903. Viene de Calabozo, de cuya Catedral era Canónigo Lectoral, en calidad de Cura Vicario Foráneo interino, en sustitución del malogrado Dr. Alberto González, recientemente fallecido. Mucho le ha costado a monseñor Felipe Neri Sendrea, Obispo de Calabozo, desprenderse de “Su Sixto”, que era a la vez su familiar y su Secretario de Cámara y Gobierno. Las circunstancias dolorosas por las que atraviesa Altagracia le han movido a ello, y también el hecho de la suspensión de las asignaciones eclesiásticas por el Presidente General Cipriano Castro, que obliga a los canónigos a retirarse a desempeñar Parroquias”.
Diario La Religión, 2 de junio de 1968, resumen del escrito de fray Pablo M. Casadevall, titulado: “Monseñor Sixto Sosa, fundador de las Hermanas Carmelitas Venezolanas”.
“Figura de la Iglesia venezolana en los heroicos tiempos de su restauración y su resurgimiento es sin duda Monseñor Sixto Sosa Díaz, de quien el 29 de mayo, en la intimidad de las Capilla de las Hermanas Carmelitas venezolanas (Av. Mirador, La Campiña) se ha conmemorado el 25 aniversario de su deceso.
En donde surgía una necesidad, allí estaba el Padre Sosa para remediarla: hospitales para enfermos pobres, escuelas y orfanatos para la niñez abandonada, asilos para ancianos desvalidos, seminarios para las vocaciones de sacerdocio, etc. y para llevar a cabo su obra, una Congregación religiosa. “Familia espiritual que le ha dado el Amante Corazón de Jesús”, como él decía… La madre Candelaria el 31 de diciembre emite sus votos perpetuos en Ciudad Bolívar de manos del Padre Fundador”.
El Universal, 31 de mayo de 1968. Reseña del “Solemne Funeral Oficiado en Cumaná en Homenaje al Primer Obispo de la Diócesis”, por los veinticinco años de su muerte.
“Miles de fieles recordaron devotamente al Mons. Sixto Sosa, quien está enterrado en el altar mayor de la Catedral de esta Diócesis. En horas de la mañana fue inaugurada la biblioteca que lleva su nombre en el Palacio Episcopal y se pidió al Concejo Municipal de Cumaná construir una plaza con busto del Monseñor Sosa y bautizar una calle o avenida con su nombre.
Resumen del artículo El Universal, abril de 1968, titulado: “Venezolanos Ilustres, Monseñor Sixto Sosa” por Alberto Sanabria.
“Al ocurrir la muerte de Monseñor Durán, Monseñor Sosa ocupó la Diócesis guayanesa que tenía todo el Oriente y el Sur de Venezuela, y en los años que le tocó ejercer dicho obispado, supo trabajar con intenso celo apostólico y verdadero espíritu cristiano. Creada la Diócesis de Cumaná por su Santidad el Papa Pío XI, de acuerdo con la Bula “Ad munus ab Unigénito”, de fecha 12 de octubre de 1922, fue designado Monseñor Sixto Sosa como primer Obispo de Cumaná, cuya Diócesis está integrada por los estados Sucre y Nueva Esparta. Entre las obras que llevó a efectos el Monseñor Sosa se recuerda El Seminario de San José, la hermosa Catedral de Cumaná, el Colegio de Nuestra Señora del Carmen, regentado por hermanas de dicha orden y el afamado Colegio San José, dirigido por los RR. PP. Paúles.
Cuando ocurrió la dolorosa muerte, nos encontramos en esta capital (Caracas), como Diputado al Congreso Nacional por nuestro estado Sucre, en la progresiva y democrática administración del recordado General Isaías Medina Angarita y en el recinto parlamentario pronunciamos palabras llenas de gratitud y de afectos hacia el inolvidable prelado, de alma generosa y corazón pleno de bondades”.
Opiniones sobre Monseñor Sixto Sosa de algunas personalidades. Resúmenes de varios artículos de prensa y acuerdos emitidos en la conmemoración de los cien años de su nacimiento, el 20 de octubre de 1970, recopilados por la Diócesis de Cumaná.
Del boletín de la Diócesis de Cumaná, no. 50, el 15 de octubre de 1970.
“El próximo martes 20 de octubre se cumplen cien años del nacimiento del Monseñor Dr. Sixto Sosa Díaz, primer Obispo que fue de esta Diócesis de Cumaná. Nació en El Tinaco, Estado Cojedes, el 20 de octubre de 1870. En octubre de 1922, al ser creado la Diócesis de Cumaná, con los estados Sucre y Nueva Esparta, fue nombrado Monseñor Sosa su primer Obispo, y la rigió hasta 1943, cuando murió en Caracas. Con motivo de este primer centenario de su nacimiento, las cinco diócesis que hoy conforman la Arquidiócesis de Ciudad Bolívar, rendiría un sencillo homenaje a su gratísima memoria el próximo martes 20 de octubre en la catedral de Cumaná, en cuyo presbiterio reposan sus venerados restos. A las 7 p. m. de ese día, el Sr. Arzobispo de Ciudad Bolívar, Monseñor Crisanto Mata Cova y los Srs. Obispos de Barcelona, Mons. Constantino Maradei de Maturín, Mons. Antonio José Ramírez Salaverría; de Margarita, Mons. Francisco de Guruceaga Iturriza; y de Cumaná, Mons. Mariano José Parra León, concelebrarán en la Catedral de Cumaná una misa solemne pontifical, que cantará el Orfeón Sixto Sosa del liceo Antonio José de Sucre, que dirige el profesor Sequera Querales. El Monseñor Ramírez Salaverría, Obispo de Maturín y discípulo de Monseñor Sosa, pronunciará la homilía”.
Resumen de las palabras de Monseñor Antonio Ramírez Salaverría, Obispo de Maturín, en la misa concelebrada por los obispos de oriente, el 20 de octubre del 1970, a las 7 p. m.
“La personalidad de este hombre, aunque humilde y sencillo, no es la de un hombre corriente, es la de un gigante, y el gran Bossuet nos dejó escrito: “nada podemos nosotros, febles oradores, para la gloria de las almas extraordinarias”. (Jacques Bossuet (1627-1704) clérigo, predicador e intelectual francés. Una de sus famosas frases señala que: “La más peligrosa de todas las debilidades es el temor de parecer débil”). Monseñor Sosa nació y vivió casi siempre en el llano y su vida fue así: llana y sencilla. Escribía como hablaba y actuaba. “El mejor estilo es el que menos lo parece”, sentó sabiamente Menéndez y Pelayo.
El mejor panegírico de Monseñor Sosa es la imposibilidad de elogiarlo dignamente… De Monseñor se ha dicho mucho con ser que se ha dicho poco. Varios son los testimonios escritos, además de los innúmeros orales que se le han dedicado... Los hermosos conceptos acerca de Párroco Sixto Sosa, que publicó el Diario Patria cuando la sociedad de Altagracia de Orituco lloraba la ausencia del pastor bien amado a su traslado a Guayana. Palabras como éstas, que publicó un periódico de Ciudad Bolívar, al bendecirse el Hospital del Crucificado en Upata y que salieron de la boca de una mujer sencilla: “Con sólo ver a Monseñor Sosa, se le ablanda a uno el corazón”… El enjundioso discurso de Mons. Adam, Obispo de Valencia y los demás oradores sagrados en los días de la celebración de las Bodas de Plata Episcopales, celebradas en esta ciudad de Cumaná.
Si él hubiera pertenecido a alguna camarilla política, “donde la recíproca alabanza va creando fama a los cofrades”, a buen seguro que su nombre llenaría academias e institutos, su estatua adornaría plazas y parques públicos, su biografía y escritos llenarían volúmenes y bibliotecas. Más si llegaran a darse todas estas cosas, aún a sus hijos nos parecerían siempre poco para la memoria de tan ilustre Padre y Maestro. Para el observador de su vida, no dejan de tener cierta significación algunos detalles coincidenciales que dicen del afecto recíproco entre la devoción de la Santísima Virgen y Monseñor Sosa. La Congregación de las Hermanas Carmelitas es el hecho que mejor corrobora y a perpetuidad ese afecto”. Termina el Monseñor Ramírez Salaverría: “Amémonos de verdad los unos a los otros, como el Corazón de Cristo y el de Sixto Obispo, nos han amado”.
Acuerdos por los cien años del nacimiento del Excmo. Monseñor Sixto Sosa, 20 de octubre de 1970.
La Gobernación del Estado Sucre decreta: “Se declara huéspedes de honor del Estado Sucre los distinguidos visitantes (obispos de Ciudad Bolívar, de Barcelona, de Maturín, de Caracas y de San Felipe). El Pabellón del Estado permanecerá enarbolado ese día, el Ejecutivo del Estado asistirá a todos los actos programados por la Diócesis de Cumaná y a la Comunidad de Hnas. Carmelitas Venezolanas, en homenaje al Excmo. Monseñor Sixto Sosa. Firmado por el Gobernador: Eudoro González Romero”.
Acuerdo del Concejo Municipal de Cumaná: “Se asocia a los actos programados por las Autoridades Eclesiásticas de Cumaná, con motivo de cumplirse hoy 20 de octubre el Primer Centenario del Nacimiento de Monseñor Sixto Sosa, Primer Obispo de Cumaná”.
Acuerdo del Liceo Antonio José de Sucre: “Se asocia al júbilo del Obispado de Cumaná en la Conmemoración del Centenario del Nacimiento del Excelentísimo Monseñor Dr. Sixto Sosa Díaz”.
Acuerdo del Obispo de Valencia Monseñor José Alí Lebrún. “Considerando que este virtuoso Prelado nació en El Tinaco, noble Ciudad de Cojedes que honra a la Diócesis de Valencia con la cristiana tradición de sus hogares y con sus ilustres hijos. Considerando que es honor de nuestra historia eclesiástica diocesana y estímulo para la pastoral vocacional la venerable figura de este insigne sacerdote y Obispo venezolano. Decretamos: El martes 20 de octubre de 1970 a las 10 de la mañana en la Santa Iglesia Parroquial de Nuestro Señora del Rosario de El Tinaco concelebraremos con el Presbítero de Cojedes, la Santa Misa de acción de gracias por el nacimiento de este esclarecido Obispo de Cumaná”.
Considerando del Gobernador del Estado Cojedes, Jesús Manzo Núñez: “Decreto: Colóquese en el frontis de la casa donde nació el Ilustrísimo y Reverendísimo Monseñor Doctor Sixto Sosa, una placa conmemorativa del nacimiento del meritorio hijo de Cojedes, que honre su memoria”.
Acuerdo de la Comisión Delegada de la Asamblea Legislativa del Estado Cojedes: “Solicitar del Ejecutivo del Estado que establezca la forma más adecuada de honrar permanentemente la memoria de Monseñor Doctor Sixto Sosa. Designar una Comisión Especial, al fin que represente al Poder Legislativa en los actos programados por el Ayuntamiento de Tinaco para el día martes 20 de octubre, en la ciudad cuna del meritorio cojedense, con motivo del primer centenario de su nacimiento”. El Presidente: Emiro Medina. El Secretario: Raúl Romero.
El Concejo Municipal Distrito San Carlos “Acuerda: Asociarse al júbilo de todo el conglomerado cojedeño por tan fausta fecha”. El Presidente: Egor Nucete H.
El Concejo Municipal del Distrito Tinaco: “Declara Día de Júbilo, el próximo 20 de octubre del año en curso en todo el territorio del Distrito Tinaco”. El Presidente José Amaro Flores. Secretario: Juvenal Hernández.
La prensa escrita en el Centenario del Nacimiento de Monseñor Sixto Sosa Díaz.
La Religión, 15 de septiembre de 1970. Resumen del artículo de Rafael Sequera Querales, titulado “Un Gran Obispo Pobre”. Por el centenario de Monseñor Sixto Sosa.
“En 1916 sucede al anciano Monseñor Durán en la extensa Diócesis de Guayana, que ocupaba casi la mitad de Venezuela. El Obispo, como laboriosa hormiga no dejará de escudriñar durante toda su vida, el corazón de los jóvenes en busca de vocaciones sacerdotales. Ésta fue su gran preocupación… tenía la virtud de saber oír; dicta clases a los seminaristas; orienta constantemente a las Hermanas Carmelitas; efectúa las visitas pastorales a los pueblos de la Diócesis, lee la prensa y recorta lo interesante y dedica tiempo para empastar revistas y misceláneos. Pobreza y humildad existen conjuntamente en el Obispo cumanés”.
La Religión, 10 de octubre de 1970. “En torno al Centenario de Monseñor Sixto Sosa”, por Rafael Sequera Querales.
“Para conmemorar el centenario del nacimiento del Excelentísimo Monseñor Dr. Sixto Sosa, el Obispado de Cumaná prepara una solemne ceremonia Litúrgica concelebrada de los Señores Obispos del Oriente venezolano… se espera la asistencia de unos diez Obispos. Creemos los que conocimos a Mons. Sosa y su obra, que Cumaná está aún en deuda con este santo varón. La mejor surtida y voluminosa biblioteca de Cumaná era la del Obispo Sosa. Biblioteca rica en materia de historia, literatura, filosofía, obras religiosas de diversa índole.
Monseñor Sosa tuvo un culto especial al libro. En su viaje a Europa envió anticipadamente, no imágenes, sino remesas de libros. La biblioteca de la residencia episcopal estaba bien cuidada y al servicio de quien la necesitase. Fue declarado “Hijo Ilustre de Cumaná”, en octubre de 1940, cuando fueron celebradas sus Bodas de Plata episcopales. Desde hace 12 años (1958) funciona en el Liceo Antonio José de Sucre de Cumaná, un coro que lleva orgulloso el nombre de Orfeón Monseñor Sixto Sosa”.
La Religión, 18 de octubre de 1970. “Sixto Sosa, el Pastor de la Sencillez”, por José Ortiz Fariñas.
“Se cumplen cien años del nacimiento de un hombre. Cien años que bajó a tierra con misión especial un sabio… Sabio porque supo captar y transmitir con bondad el mensaje. Sólo Dios se revela a los humildes. A los mansos de corazón. Él fue uno de los predestinados… De los santos que permanecen en el corazón sin estar en los altares Estuvo asistido de una gracia celestial muy especial”.
El Universal, 20 de octubre de 1970. Centenario de Monseñor Sixto Sosa, por Figueroa Marcano.
“De Altagracia de Orituco salió a regir los destinos religiosos de media Venezuela; la Diócesis de Santo Tomás de Guayana. Estados Anzoátegui, Bolívar, Monagas, Nueva Esparta, Sucre y el territorio Delta Amacuro. Varias veces recorrió a lomo de bestia, como buen llanero de nacimiento, el inmenso territorio de aquella Diócesis, sin sacerdotes, sin caminos, infestada de paludismo en la explosión más mortífera. Barcos de lento andar, curiaras y bongos, carros de bueyes, todo eso era bueno para enseñar la doctrina de Cristo. ¿Cómo hacía? Aquel llanerote cordial tenía una salud de hierro y una gran fe en Dios, pero fe con entrega total. Los que rodeamos su lecho de muerte (29 mayo de 1943) le oímos decir ante los dolores de la última lucha: “No se haga, Señor mi voluntad” y luego volviéndose a los presentes; “Me quejo, porque los dolores son muy intensos, no porque no esté conforme con lo que Dios dispone en mi”. Era amigo del doctor Arocha, director del Colegio San José de Los Teques, a quien le enviaba telegramas para recomendar a jóvenes. Pasó por la patria haciendo bien”.
El médico José de Jesús Arocha, apodado el “Tigre”, llegó a Tinaco en 1900, en una especie de confinamiento político, había sido Secretario de Guerra del derrotado general José Manuel “Mocho” Hernández. En Tinaco hizo amistad con muchos tinaqueros entre ellos con la familia Méndez Figueredo. El doctor Arocha funda en Caracas, en 1906, un liceo que llamó San José, seis años después lo mudó a Los Teques por una epidemia gripal que se desató en Caracas y consideró a la zona de Los Teques como más sana. El Liceo San José, dirigido por el doctor Arocha hasta su muerte en 1930, fue una famosa institución educativa.
En septiembre de 1935 el Liceo San José fue adquirido por los Salesianos, quienes actualmente lo administran. En ese liceo estudiaron talentosos venezolanos, entre muchos: Arturo Uslar Pietri (1906-2001), Miguel Otero Silva (1908-1985), el médico pediatra Espíritu Santo Mendoza (1908-1983) y el cardenal Castillo Lara (1922-2007). Cuatro hijos de Rafael Méndez Figueredo (1863-1955) fueron estudiantes de ese liceo: Cayetano Méndez Ochoa, el mayor, nacido en Tinaco en 1892, Rafael Luis, Luis Eusebio y José. Cayetano se graduó de ingeniero en la Universidad Central; Rafael Luis fue un famoso médico oftalmólogo graduado en la misma universidad, ambos casados con dos hijas del doctor Arocha, Ana y Margarita respectivamente; sus hijos fueron, la mayoría, conocidos profesionales en el campo de la ingeniería y medicina; Luis Eusebio se graduó de odontólogo y se casó con Luisa Amelia Andrade, quien vivía muy lúcida en Las Mercedes de Caracas, falleció en 2013, con casi cien años de edad. Un de sus primas hermanas, María Josefina Andrade, se casó con el doctor Luis María Sosa Díaz, hermano de Monseñor Sosa, quien fue gobernador del estado Barinas en 1907; los otros hermanos Méndez Ochoa, José y Chicho, casados con tinaqueras, se dedicaron con buen éxito a las actividades agropecuarias en su pueblo natal.
La hija de Cayetano, llamada Carmen Méndez Arocha, fue la primera mujer graduada en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central en septiembre de 1951. Lamentablemente fallece en un accidente de tránsito junto a su madre, Ana Arocha de Méndez, en Las Tejerías, estado Aragua, en 1958. Ese cruel golpe derrumbó a Cayetano, quien fallece dos años después. Gonzalo Gómez hijo del general Juan Vicente Gómez, le dijo al general Yánez Méndez, sobrino de Cayetano, después de la muerte de su tío en 1960, que el general Gómez decía “que el ingeniero más capaz, más honesto, y de más carácter que tenía su gobierno era Cayetano Méndez”. El doctor Lisandro Alvarado, quien conoció a Cayetano desde niño, en una carta a la señorita Amada Barreto Méndez, hermana del doctor Guillermo Barreto Méndez, le dice: “Cayetano Méndez es una esperanza que tiene Venezuela”. “Esperanza que con el correr del tiempo se hizo realidad” escribió, quien fue cronista de Tinaco, en agosto de 2000, José Ignacio Vilorio Méndez (1934-2008) sobrino de Cayetano, en un artículo de prensa titulado: “Ing. Cayetano Méndez Ochoa, un hombre excepcional”.
La Religión, 21 octubre de 1970, artículo de Rafael Sequera Querales, desde Cumaná, titulado: “Más sobre Monseñor Sixto Sosa”.
“Su fecunda labor de Obispo es la proyección de una conducta total que, en lo pastoral, comienza a fructificar en la parroquia de Altagracia de Orituco. Aquí el cura progresista, el cura civilizador, el cura pastor tiene su estricto sentido en el entonces padre Sixto Sosa. De aquí sale a desempeñar su indiscutible obra de obispo…Es llamado a colaborar en la fundación del Colegio Guárico (en Altagracia) formando parte de su personal docente… el Colegio Guárico fue la base para la creación del Liceo Ramón Buenahora (nombre del Liceo de Altagracia actualmente)… En Altagracia de Orituco se le recuerda con gratitud. Ya una calle recibió el nombre de “Padre Sosa”… Al fundador de colegios, consejero, maestro, creador de bibliotecas y al cultor del libro no se le puede dejar de llamar: “Civilizador”. Tócale al Monseñor Sosa este tratamiento”.
La Religión, 22 de octubre de 1970, “Monseñor Sixto Sosa, Primer Obispo de Cumaná, en el Centenario de su Nacimiento”, escrito de Fr. Cayetano de Carrocera, OFM, Cap.
“Conocimos y tratamos respetuosamente a Monseñor Sosa en los años 1923-1931, desempeñando nosotros entonces el cargo parroquial en Santa Inés de Cumaná; luego le acompañamos en la Visita Pastoral de la diócesis en los años 1926 y 1927. Yo llegué a Cumaná el 6 de enero de 1926…Monseñor salía en un modesto camión…visitando caseríos y pueblos…después del terremoto que sufrió Cumaná… El 17 de enero de 1929, me encontraba en Caracas con el Monseñor Sosa… ambos salíamos de La Guaira esa noche y llegamos a Cumaná a la 7 p.m. del día siguiente… todas las iglesias quedaron medio destruidas. La nueva Catedral en construcción, próxima a inaugurarse, se vino totalmente al suelo… Monseñor Sosa fue muy amante de la Orden Franciscana”.
La Religión el 28 de octubre de 1970, informa sobre el “Homenaje a la memoria de Monseñor Sixto Sosa Díaz en El Tinaco”.
“El día 20 de los corrientes se conmemoró el centenario del natalicio del Monseñor Sixto Sosa Díaz. El Monseñor José Alí Lebrún, Obispo de Valencia, celebró la misa pontifical de Acción de Gracias acompañado por sacerdotes del Presbiterio de Cojedes y el Suscrito Secretario Accidental (Pbro. Alfredo J. Rodríguez F.). Antes de comenzar el acto litúrgico el Padre Passeri, párroco de N.S. del Rosario de Tinaco dio lectura al decreto emitido por el Sr. Obispo Diocesano disponiendo la conmemoración de tan fausta efemérides. A continuación leyó una comunicación de S. E. el Sr. Cardenal José Humberto Quintero, Arzobispo de Caracas y Presidente de la Conferencia Episcopal, dirigida al señor Presidente y demás miembros del Concejo Municipal del Distrito Tinaco, manifestando su complacencia por el programa elaborado para tan digna conmemoración del centenario natal de Monseñor Sosa Díaz. Se leyeron también mensajes del Sr. Arzobispo de Ciudad Bolívar, del Sr. Obispo de Cumaná y de los Prelados de la Provincia Eclesiástica del Oriente venezolano. La Oración Gratulatoria estuvo a cargo del M. I. Sr. Francisco Miguel Seijas Figueredo, Vicario General de San Carlos.
Al concluir la Santa Misa, la concurrencia se trasladó al salón Municipal para participar en la sesión extraordinaria dispuesta por el ilustre Concejo Municipal. Inauguró la sesión Don José Amaro Flores, Presidente del Cabildo. El ejecutivo de Cojedes ordenó la colocación de una placa Conmemorativa en el frontis de la casa donde nació Monseñor. Sosa”. (Monseñor Sosa nació en la casa donde reside actualmente la familia Castillo, frente a la casa de la familia León, avenida Sucre con calle Salom, actualmente calle Carrillo Moreno, casa de la esquina norte este).
Periódico Provincia, 21 de octubre de 1970. “Sixto, Santo Obispo en la Bondad y el Oficio”, por el doctor Rafael José Gómez R.
“Cien años se han cumplido de haber venido al mundo un misionero ejemplar: El Reverendo Monseñor Dr. Sixto Sosa, Primer Obispo de esta Diócesis. Se le calificó de serio y conspicuo, lúcido y espléndido, sabio y moderado, batallador y bondadoso. Fue enérgico con sensatez, amoroso sin discriminaciones y sobre todo, más cumanés que muchos nativos de este suelo. Su voz fañosa y destemplada para el cántico, fue en cambio dulce y afinada en el sermón y en la advertencia”.
La Religión, 3 de diciembre de 1970. “Evocación de Monseñor Sixto Sosa”, por el poeta tinaquero Porfirio Arias Moreno.
“En el dilatado trajinar de la vida, los caballos del tiempo galopan sin detenerse… En enero de 1881, Sixto Sosa se traslada a Trinidad, a iniciar sus primeros estudios en el Colegio de Santa Ana (Puerto España) bajo la dirección de sus tíos, los afamados pedagogos Luis María y Carlos Alberto Díaz. En el año 1885, regresa al país, por breve tiempo estudia en el Colegio Bolívar (en 1887), ya restablecido en Tinaco, su pueblo natal y dirigido por el famoso pedagogo colombiano don Balbino García. Latente en su alma la vocación religiosa, viaja a Calabozo el 2 de febrero de 1887 para ingresar al Seminario Josefino de aquella historiada ciudad llanera, donde tres años después recibe el título de bachiller en ciencias filosóficas. El 21 de diciembre de 1892 recibe de manos de Monseñor Dr. Felipe Neri Sendrea, la ordenación sacerdotal… el 23 de febrero de 1895, canta su primera Misa en Tinaco.
El 1º de abril de 1895 es nombrado Maestro de Ceremonia de la S. I. Catedral de Calabozo… recibe el grado de Doctor en Teología con sobresalientes calificaciones, junio de 1896, en la ilustre Universidad Central de Venezuela… El 24 de diciembre de 1896 es nombrado Canónigo Lectoral de la Catedral de Calabozo y el 20 de mayo de 1898, Vicario Rector del Seminario de la misma ciudad… Fue nombrado sacerdote de El Pao de San Juan Bautista (Cojedes) el 3 de febrero de 1899… en mayo de 1902 viaja a Roma, para asistir a las Bodas de Oro Episcopales de S. S. León XIII. A su regreso es nombrado Cura y Vicario de Altagracia de Orituco, el 11 de febrero de 1903… allí funda la Congregación de las Hermanas Carmelitas, septiembre 1906… Administrador Apostólico de la Diócesis de Santo Tomás de Guayana el 10 de junio de 1914, cargo que desempeña hasta el 15 de junio de 1915 en que es Preconizado por su Santidad Benedicto XV, Obispo Titular de la Claudiópolis y auxiliar de Monseñor Antonio María Durán, en dicha Diócesis.
El 31 de octubre de 1915, recibe la Consagración Episcopal en la Catedral de Caracas de manos de Monseñor Carlos Pietropaoli, Delegado Apostólico… a la muerte de Monseñor Durán toma posesión de la Diócesis de Guayana, el 20 de abril de 1920. El 18 de junio de 1923 es Preconizado por su santidad Pío XI, Obispo de Cumaná y toma posesión de esa Diócesis hasta su muerte, el 29 de mayo de 1943”.
Del Boletín de la Arquidiócesis de Ciudad Bolívar, octubre de 1970. “Centenario del nacimiento de Monseñor Sosa”.
“Llegó el Pbro. Sixto Sosa a Ciudad Bolívar, obedeciendo instrucciones de Pío X, el 20 de junio de 1914, con el nombramiento de Administrador Apostólico, sin haber logrado el “pase” del Gobierno, cuyo Ministro de Relaciones Interiores era César Zumeta”.
Discípulos de Monseñor Sixto Sosa, año 1970. “El árbol se conoce por sus frutos”.
Monseñor Crisanto Mata Cova, Arzobispo de Ciudad Bolívar.
Monseñor Benítez Fontúrvel, Arzobispo de Barquisimeto.
Monseñor Ramón Lizardi, Obispo Auxiliar de Caracas.
Monseñor Ramírez Salaverría, Arzobispo de Maturín.
Monseñor Maradei Donato, Obispo de Barcelona.
Monseñor Márquez Gómez, Obispo de San Felipe
Seis obispos más y catorce presbíteros.
Personalidad de Monseñor Sixto Sosa según sus discípulos, recopilado por la Diócesis de Cumaná.
La opinión de los discípulos de Monseñor Sosa fueron recopiladas por Monseñor Mariano José Parra León, quien era Obispo de Cumaná, para ese momento, 1971, e impreso por la Curia Eclesiástica de Cumaná. Monseñor Parra León (1911-1989) fue Obispo de Cumaná desde 1967 hasta 1987, en el prólogo de la obra editada por la Curia, dice que cuando era seminarista conoció a Monseñor Sosa: “Simpaticé con aquel gran Obispo. Y a la fe que era uno de los pilares del Episcopado Venezolano de la década del 30. Me llamó la atención la profunda y noble emoción con que celebraba la misa…Monseñor Sosa se transformaba en el altar… para ratificar mi veneración por quien me distinguió con efecto especial, que nunca podré olvidar, y para que las generaciones del presente tengan siempre por delante, como norte y guía, su intachable figura humana y sacerdotal, la del pastor que se desvivió por esta su amadísima Diócesis de Cumaná, resolví que la Curia de este Obispado, dentro de sus escasas posibilidades, publicar todo el material que se relacionaba con la conmemoración de los veinticinco años de su muerte en 1943; y con la celebración del primer centenario de su nacimiento, 1970, junto con la trayectoria y el testimonio personal de quienes fueron sus discípulos y le conocieron íntimamente”.
Monseñor Crisanto Mata Cova, Arzobispo de Ciudad Bolívar, 3 de Febrero 1971.
“Si hay alguien que tiene que agradecer y admirar a Mons. Sosa, soy yo, porque merecí de él, el afecto de un padre y toda la generosidad de un benefactor. Conocí a Mons. Sosa siendo yo un humilde monaguillo a la edad de 11 años, en mi iglesia parroquial, cuando él hizo la visita pastoral a ese sector de la Diócesis de Cumaná… encontré un padre cordialísimo, a un sacerdote amigo de los niños que trató de pasarse largos ratos conmigo enseñándose a rezarle a la Virgen… El 4 de noviembre de 1927, ese día llegué con Mons. Sosa a Cumaná y empezó la vida de seminario menor, en donde el Sr. Obispo era todo para nosotros… mantuvo su celo y preocupación por su grupito de seminaristas…en Mons. Sosa siempre dominó la rectitud y el amor sacrificado, aun en la más graves y dolorosas pruebas de su vida… en 1930 debió salir para el Seminario Interdiocesano de Caracas el primer fruto del Seminario Menor de Cumaná… nunca dejó Mons. Sosa de contestar una carta, así fuera un humilde niño quien se la escribiera… dialogaba con soltura en inglés y francés… me edificaba ver la sencillez de su vida, el fervor de su piedad, la rectitud y caridad hermanadas en la solución de los problemas que yo muchas veces pude presenciar... pude contemplar a Mons. Sosa en toda su dimensión: el hombre de piedad profunda, el hombre de convicción cristiana sin brecha alguna, el sacerdote cuya razón de ser eran las almas. Con estos sentimientos yo admiré a Mons. Sosa. Dios quiso que fuera su sucesor en Cumaná y fuera su sucesor en Ciudad Bolívar… sacerdote disciplinado, el hombre sufrido hasta lo indecible, y por encima de todo esto el hombre, como siempre lo fue, sin odio, repartiendo a manos llenas la caridad… como buen llanero supo cabalgar con tino y extraordinaria maestría”.
Monseñor Críspulo Benítez Fontúrvel, Arzobispo de Barquisimeto, 2 de abril de 1971.
“Fue una figura señera para la región oriental y para los que tuvimos la suerte de conocerlo de cerca, el inolvidable Obispo de Cumaná Monseñor Sixto Sosa… hombre de austerísima vida y de virtudes comprobadas, todo lo refería a Dios… Cumaná lo vio caminar por sus calles para ejecutar su Catedral… con un celo infatigable, fue construyendo su Catedral piedra sobre piedra…el terremoto del 17 de enero de 1929 convirtió en ruinas su obra anhelada y con tantos sacrificios… No eran tiempos fáciles para la República y mucho menos para la Iglesia; escasez de sacerdotes y de medios económicos… fue para mí el padre de mi sacerdocio y de mi consagración a Cristo. Monseñor Sosa, desde que era párroco, se preocupó por educar y formar hombres. Se interesó por la enseñanza religiosa y prestó su apoyo a cuanta iniciativa se le presentara en ese sentido… Monseñor Sosa era un hombre que creía en la eficacia de la educación… Este hombre dejó huella donde actuó”.
Monseñor Ramón Lizardi, Obispo Auxiliar de Caracas, 5 de marzo de 1971.
“A Monseñor Sosa debo mi vocación en el sentido etimológico de la palabra. Él me llamó y me envió al Seminario cuando yo no lo pensaba.., recuerdo la imagen bondadoso de un Obispo con un muchacho de extracción humilde… Entre los sacerdotes de Ciudad Bolívar fue cobrando marcadas dimensiones, el señor Obispo, Monseñor Sosa, que aun cuando sabía dar un coscorrón y un regaño al muchacho inoportuno o descortés, sabía también ganárselo con su amable bondad y su sencillez atractiva que ahora yo llamo paternal… Allí ayudaba (como monaguillo) a Mons. Sosa… cuando fue transferido a Cumaná… se me ocurrió decirle: “Monseñor, yo me quiero ir con usted”… y él, sencillamente, añadió “Vaya a decirlo a su mamá”…y al día siguiente me embarcaba yo sin saber hacia dónde, pero seguro, porque iba con Monseñor… un día me dijo: “Ramón, usted va para el Seminario”. Y yo, emocionado, accedí… Monseñor Sosa fue siempre mi protector y mi apoyo y mi tutela… en una de sus visitas al Seminario de Caracas, me dijo: “Ramón, usted se va al Pío Latino (Italia) a estudiar teología”. Para mí la más grande sorpresa… Después de ordenado, serví en la Diócesis de Guayana… veía pocas veces a Monseñor Sosa, por eso la imagen que conservo de él es la que se me grabó cuando niño. Su buen humor, su bondad fácil, su sencillez, su generosidad y su comprensión inteligente, intuitiva y cariñosa. Todo ello enmarcado en un testimonio de dignidad, de pulcritud y de compostura… Monseñor Sosa puede considerarse como prototipo del pontífice sacado entre los hombres, puesto para servir a los hombres en sus relaciones con Dios”.
Monseñor José Ramírez Salaverría, Obispo de Maturín, su apreciación sobre la personalidad de Monseñor Sosa están contenidas en su discurso en la Catedral de Cumaná por motivo a su centenario de su nacimiento, octubre 1970. Un resumen de ese discurso se presenta varias páginas atrás.
Monseñor Tomás Márquez Gómez, Obispo de San Felipe, marzo de 1971.
“Como fundador del seminario Diocesano de Cumaná, puedo calificar a Monseñor Sosa como un hombre extraordinario, gran sacerdote, obispo que miró siempre hacia el futuro. Supo combinar su reciedumbre de carácter, su intransigencia en el cumplimiento de su deber, con exquisito dotes de humanidad, de comprensión, de amor a los pobres. En la reprensión, y en la exigencia de la disciplina se imponía su recia personalidad de educador y de forjador de sacerdotes. Vivió pobre y murió pobre. Su vida fue un constante acumular bienes espirituales. Vivió santamente y murió santamente”.
Monseñor Constantino Maradei, Obispo de Barcelona, 16 de febrero de 1971.
“Aunque Monseñor Sosa no fue mi Obispo, fue para mí un verdadero padre y pude admirar más de cerca sus virtudes y su buen olor a Cristo en un viaje a Roma que hice con él y en el cual tuve el honor de acompañarlo muchas veces. Tuvo para conmigo delicadezas y actos de bondad que nunca podré olvidar. Para mí fue un verdadero santo y un hombre que se dio por entero a su comunidad y a la Iglesia Santa de Dios”.
Monseñor Andrés Márquez, febrero 1971.
“Fui invitado personalmente por Monseñor Sosa para ingresar en el Seminario… me escogió para que fuera su familiar… Dos cosas me hacen inolvidable a Monseñor Sosa. La primera su gran amor al trabajo. Nunca estaba ocioso, hasta cuando descansaba lo hacía con un libro en la mano… La segunda, su gran espíritu de pobreza… vivía en extremada pobreza. Su pieza, sus objetos personales, sus ropas eran muy pobres. Después de 25 años seguía usando la misma y única sotana morada de su consagración episcopal. Él, que hizo catedrales y levantó colegios, muchas veces pedía prestado para el diario de la casa. Mientras se desvivía por los demás, muy especialmente por los seminaristas, vivía casi en la indigencia”.
Presbítero Santiago Acosta R., 15 marzo 1971.
“Traté a Monseñor Sosa de manera muy esporádica… pero por sus cartas (conservo algunas) me pude dar cuenta de que era un hombre extraordinario: todo un Patriarca”.
Monseñor Enrique Brekelmans, Natural de Holanda. Marzo 1971,
“Mis relaciones con Monseñor Sosa empezaron en Trinidad, cuando fui allí con intenciones de entrar en el postulado Benedictino, pero al no haber allí profesores para estudiar Teología y no deseando regresar a Europa, escribí a todos los obispos de Venezuela, en francés, pidiéndoles información sobre sus seminarios, y el único que me contestó fue Monseñor Sixto Sosa, diciéndome que él no tenía seminario en Ciudad Bolívar y que sus seminaristas estaban estudiando en Caracas con los PP. Jesuitas. Efectivamente en el año 1921 me fui a Caracas. Por sus visitas al Seminario pude ver que Monseñor Sosa quería muchísimo a sus seminaristas y se preocupaba hasta el extremo por ellos… el fruto de ese celo se ha visto palpable, con el número de 26 sacerdotes ordenados, de ellos seis fueron consagrados obispos. A través de toda su vida noté que Monseñor Sixto Sosa era un hombre santo. Todo lo que el ganaba lo gastaba en el Seminario”.
Presbítero Reinaldo Heredia, marzo de 1971.
“Podría decir que el llanero Sixto Sosa se identificó en su conducta con la naturaleza de su llano. El Obispo fundador de la Diócesis de Cumaná, fundamentó su labor en una amplia base de abnegación y desprendimiento. Cumaná se hizo ciudad al empuje de su recia voluntad y ayudada por la amplitud de su espíritu alegre y sencillo… A hombres de la talla del ilustre Mons. Sixto Sosa, corresponde el título de Padre de la Ciudad”.
El poeta cumanés Julio Zerpa (1910-1983) hizo un soneto a la memoria de Monseñor Sixto Sosa, publicado entre sus poemas “A las grandes figuras”, el 19 de enero de 2010.
Modesto pescador, pastor sincero,
De mi ciudad tranquila como un valle.
Cualquiera el brazo echábale en la calle.
Cualquiera se cruzaba en su sendero.
En la oración halló su derrotero.
En la oración, el místico detalle.
Que evita por la fe que el barco encalle.
Contra el peligro real del ventisquero.
Era Monseñor tan sencillo
Que en su misión ritual mitra y anillo
No eran signo jerárquico de mando;
Sino la conciencia pastoral
De saber que la fe que iba sembrando
Daba a su propia fe fuerza integral.
SANTORAL VENEZOLANO
En la lista de Siervos de Dios aparecen cinco sacerdotes, entre ellos Monseñor Sixto Sosa Díaz. Siervo de Dios es el primer grado que otorga la Iglesia Católica a una persona, que es candidata a ser beatificada y después canonizada. Para ser considera Beato requiere de un milagro atribuirle al candidato, así para ser considerado Santo se requiere de otro milagro. Según la Biblia: “El Siervo de Dios tiene en mente a los demás” (Filipense 2,4). “El Siervo de Dios sirve a Dios y no a la riqueza” (Lucas 16,13)
Tomás A. Sanmiguel Díaz, Obispo. (Nacido en Valencia 1887 y fallecido en San Cristóbal en 1937).
Sixto Sosa Díaz, Obispo. (Tinaco 1870-Caracas 1943).
Arturo Celestino Álvarez, Obispo. (Zaraza 1870-Calabozo 1952).
Luis Rafael Tinoco Yépez, Obispo. (Caracas 1915-Los Teques 1988).
Tomás Morales Pérez, Sacerdote Jesuita. (Macuto 1908-Alcalá de Henares, España 1998)
Otras frases de Monseñor Sixto Sosa, mencionadas en cartas, postales y otros escritos.
“Continuar esperando sólo en Dios, quien jamás falta a sus criaturas”. “Ofrezcan todos sus sufrimientos al Señor y, así tendrá mérito en todo”. “Únase en espíritu a Dios y con Él sufra todo con paciencia y resignación”. “Nuestro Señor recibe con los brazos abiertos a quien sufre por Él”. 21 de diciembre de 1924, en carta a la Madre Candelaria en Porlamar.
“En sus oraciones y en todas las Hermanas me encomiendo y encomiendo las necesidades de la Diócesis, así como las obras emprendidas”. 9 de agosto de 1926, a la Madre Candelaria en Porlamar.
“Unidos siempre por el vínculo de la oración y del amor a Dios en este “valle de lágrimas”. 4 de mayo de 1932, a la hermana Luisa Teresa en Porlamar.
“No hay otro camino sino el de una perfecta voluntad de ser humildes y verdaderamente serlo en todo”. 22 de noviembre de 1932, a la Madre Candelaria en Porlamar.
“Confiemos en Dios y con Él todo será realidad”. 20 de diciembre de 1932, a la hermana Luisa Teresa en Porlamar.
“Sirva la humildad como virtud fundamental”. 10 de enero de 1933, a la hermana Luisa Teresa en Porlamar.
“Tengamos paciencia, porque Nuestro Señor va ayudándonos en todo”. 15 de julio de 1933, a la Madre Candelaria en Cumaná.
“Permita Dios suscitar almas con todas las condiciones deseables”. 18 de octubre de 1935, a la hermana Luisa Teresa en Cumaná.
“Consérvenos Dios la paz y entren los hombres en razón, justicia y caridad, que sirvan como norte”. 25 de enero de 1936, a la hermana Luisa Teresa en Mérida.
“Demos gracias a Nuestro Señor por tantos beneficios que nos otorga constantemente en sus misericordiosos designios”. 2 de abril de 1936, a la hermana Luisa Teresa en Mérida.
“La vida religiosa es alegre”. 12 de mayo de 1936, a la hermana Cristina en Mérida.
“Los que enseñan vivirán en el cielo por eternidad de eternidades”. 18 de agosto de 1936, a hermana Rosa de Eucaristía en Mérida.
“Los enemigos de Dios no quieren sino destruir la civilización cristiana”. 18 de agosto de 1936, a la hermana Cristina en Mérida.
“Oración perseverante por las grandes necesidades de la Iglesia”. 3 de septiembre de 1936, a la hermana Luisa Teresa en Cumaná desde Cumaná.
“Es sagrada la misión de enseñar al que no sabe”. 30 de enero de 1937, en carta a la hermana Cristina en Mérida.
“El estudio es difícil y también meritorio, porque lo que vale es lo que cuesta adquirir”. “El mérito no se mide por lo que aprovecha, sino por el interés que se pone”. 3 de marzo de 1937, a la hermana Cristina en Mérida.
“Las penas y sufrimientos son peldaños para el Cielo”. 3 de marzo de 1937, a la hermana Rosa de la Eucaristía en Mérida.
“La pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, fuente inexhausta de profundas meditaciones”. 12 de abril de 1937, a la hermana Cristina en Mérida.
“Nuestro Señor hace sobreabundar su gracia en donde falte, siempre que corresponda a ella”. 29 de abril de 1937, a la hermana Rosa de la Eucaristía en Mérida.
“Nosotros mismos nada podemos sin Aquel que es Omnipotente”. 19 de junio de 1937, a la hermana Cristina en Mérida.
“A quien se ayuda, Dios lo ayuda”. 28 de junio de 1937, a la hermana Rosa de la Eucaristía en Mérida.
“Quien descuida las cosas pequeñas con facilidad viene a caer en las grandes”. 15 de octubre de 1937, a la madre Luisa Teresa de N. J. Superiora General.
“Contad con el hombre será fallar, contar con Dios es echar cimientos sólidos”. “El “Padre Nuestro” contiene tantas y tan piadosas enseñanzas que debe ser materia de meditaciones provechosísimas y consoladoras para el ejercitante”. 21 de octubre de 1937, a la hermana Joaquina en Mérida.
“Estudien con interés y nuestro señor las asistirá con su gracia”. 13 de enero de 1938, a la hermana Joaquina en Mérida.
“La gracia de la perseverancia sostienen toda la vida espiritual”. 21 de febrero de 1938, a la hermana Rosa de la Eucaristía en Mérida.
“Practicar la obra de misericordia de “enseñar al que no sabe”. 21 de febrero de 1938, a la hermana Joaquina de San Sixto en Mérida.
“Un mérito, estudiar con aspiraciones santas”. “Quienes enseñen, brillarán por eternidades en el Cielo”. 25 de marzo de 1938, a la hermana Joaquina en Mérida,
Otras frases de Monseñor Sosa, en sus postales desde Europa y Medio Oriente, mayo de 1938 a enero de 1939.
“Vivan vida de amor y fraternidad cristiana”. 30 de mayo de 1938, Budapest, Hungría.
“Nuestras oraciones deben llegar a la presencia del Altísimo”. 1º de mayo de 1938, Viena, Austria.
“He orado por todas las hermanas, pidiendo a Dios la santa perseverancia”. 8 de junio de 1938, Milán, Italia.
“Así debe florecer el alma cristiana en buenas obras, que son las únicas que valen en presencia de Dios”. 9 de junio de 1938, Einsiedeln, Suiza.
“¿Quién, con sed no acude a saciarse con María? ¿Quién, necesitando de su protección, no va a acogerse en el seno de la que es la Madre misericordiosa”. 10 de junio de 1938, Turín, Italia.
“El único objetivo que he buscado en mi viaje es Roma, y en ella, el Papa, “el dulce Cristo en la tierra”, como decía Santa Catalina de Sena”. “Bendigo a Dios por haberme concedido la gracia de besar el sagrado anillo, postrado a sus pies de su Santidad Pío XI, a quien Dios conserve por largos años, para el bien del Orbe Católico. Así sea”. 17 de junio de 1938, Roma, Italia.
“La alegría por el nacimiento del niño Jesús perdura”. 7 de julio de 1938, Belén, Cisjordania.
“Imiten a María en la contemplación, a Marta en la diligencia”. 7 de julio de 1938, Jerusalén, Palestina.
“La cruz único camino que conduce al cielo”. 7 de julio de 1938, Jerusalén.
“Muerto es el que pierde la Divina Gracias”. 10 de julio, Jerusalén.
“La escuela de Nazaret es escuela del trabajo”. 12 de julio de 1938, Nazaret, Galilea.
“La ociosidad es madre de todos los vicios”, “Mediten la vida de Nuestro Señor y hallarán siempre consuelos inefables”. “María, nuestra intercesora y conductora en la vida espiritual”. 12 de julio de 1938, Nazaret.
“Mediten sobre el Santo Evangelio”. 13 de julio de 1938, Nazaret.
“Vivimos sobre un volcán de ideas que se oponen a la perfección religiosa”. “La vida es sueño, y sueño del cual debemos despertar en manos de Dios vivo”. 18 de julio de 1938, Nápoles, Italia.
“Tú vives, mas no eres tú el que vive, sino que Cristo vive en ti. Jesús es quien en ti trabaja y ora, sufre y se regocija, ayuda y consuela al prójimo”. 22 de julio de 1938, Roma, Italia.
“La vida nos ha sido dada para que tributemos a Dios himno de alabanzas”. 29 de julio de 1938, Roma.
“La religiosa debe aspirar a la perfección”. 17 de agosto de 1938, Roma.
“La vida religiosa es un viaje a través de las dificultades”. 23 de agosto de 1938, Ginebra, Suiza.
“La prudencia debe regir siempre todas nuestras acciones y moderar nuestra vida”. 26 de agosto de 1938, Luxemburgo.
“La infidelidad empieza por cosas pequeñas”. “La soberbia hizo caer del cielo hasta el infierno a Luzbel y sus seguidores”. 26 de agosto de 1938, Tréveris, Alemania.
“Más que todas las catedrales vale un alma”. 29 de agosto de 1938, Colonia, Alemania.
“Somos siervos inútiles, pero Él es Todopoderoso y saca de pequeñas obras nuestros méritos para el cielo”. 31 de agosto de 1938, Lieja, Bélgica.
“Bendiga Dios a Venezuela como ha bendecido a Holanda y a las Congregaciones como lo ha hecho aquí”. 6 de septiembre de 1938, Holanda.
“El heroísmo sólo sabe inspirarlo Jesús”. 11 de septiembre de 1938, Bruselas, Bélgica.
“Corrige riendo”. “Sólo lo bueno hace quien ama y tendrá especial cuidado en no disgustar a Jesús con el pecado”. 14 de septiembre de 1938, Bruselas.
“Debemos llevar el pasaporte en toda forma para tener abierta la puerta del Cielo”. 15 de septiembre de 1938, desde París, Francia.
“Imitar a Santa Teresita yendo por “el caminito espiritual”. 19 de septiembre de 1938, Chartres, Francia.
“Dios ensalza a los humildes y abate a los soberbios”. “La soberbia es la fuente y raíz de todos los males”. 23 de septiembre de 1938, París.
“Confiemos siempre en los destinos inmortales a que Nuestro Señor Jesucristo ha dado a su Iglesia”. 26 de septiembre de 1938, París.
“Vigilate e orate, para que no caigáis en la tentación, porque siempre tendremos tentaciones”. 27 de septiembre de 1938, Paris.
“No lograrán adelanto alguno si no se hacen niños”. 30 de septiembre de 1938, Lourdes, Francia.
“Acojámonos al amparo de María para lograr nuestra santificación y salvación”. 5 de octubre de 1938, París.
“No cerremos las puertas de nuestros corazones a quien ha derramado su sangre por nuestra redención”. 5 de octubre de 1938, Limpias, España.
“El ejemplo de Ignacio de Loyola es digno de imitación de todos”. 7 de octubre de 1938, Loyola, España.
“María, Reina de la Paz, implorémosle por el mundo, para España, para Venezuela”. 10 de octubre de 1938, Zaragoza, España.
“Pongamos ilimitadas confianza en Dios y Él es Padre amoroso que vela por sus criaturas”. 19 de octubre de 1938, Zaragoza.
“Correspondamos a las intenciones que tiene Él sobre nosotros y que su infinita misericordia nos perdone”. 31 de octubre de 1938, Valladolid.
“Rueguen constantemente para que Nuestro Señor todo lo ordene para nuestro bien”. 12 de diciembre de 1938, Sevilla.
“Frente a nosotros tengamos siempre: Dios, el Cielo y la Eternidad”. 19 de diciembre de 1938, Marsella.
“De todo tenemos que rendir estrecha cuenta”. 1º de enero de 1939, Roma.
“Sólo el camino de la obediencia lleva a Jesús”. 8 de enero de 1939, Roma.
“¡Amemos a Jesús siquiera para corresponder a su amor!”. 11 de enero de 1939, Roma.
Otras frases de Monseñor Sosa, después de su regreso de Europa, enero de 1939, hasta su muerte, mayo de 1943.
“Rueguen por nosotros en sus férvidas oraciones. Ustedes lo hacen siempre y perseveren con instancia”. 27 de abril de 1939, Cumaná.
“Permita Dios que los pobres que se acojan al Asilo y (Asilo para pobres: “Granja San Isidro”) encuentren a Dios”. 9 de noviembre de 1939, Cumaná.
“Que Dios suscite almas amantes del sacrificio”. 9 de noviembre de 1939, Cumaná.
“La Madre Candelaria siempre servirá como guía por sus santos ejemplos y enseñanzas”. 17 de noviembre de 1940, Margarita.
“¡Cómo es generoso Nuestro Señor con las almas que también son generosas con Él!”. 12 de noviembre de 1940, Porlamar.
“Todos los principios son difíciles”. 17 de noviembre de 1940, Cumaná.
“Pongamos la confianza en Dios y Él nos asistirá como Padre”. 19 de febrero de 1941, Cumaná.
“Quien se cree seguro, tenga cuidado en no caer”. 29 de marzo de 1942, Cumaná.
“Poco a poco el Señor va remediando las necesidades”. 8 de noviembre de 1942, Cumaná.
“El doctor Julio Rodríguez me ha asistido con el mayor interés y me ha mejorado hasta donde lo ha permitido Nuestro Señor”. 1º de marzo de 1943, Cumaná.
El 29 de mayo de 2014, se cumplieron 71 años del fallecimiento de este Siervo de Dios, por ese motivo compuse estos sencillos versos.
En el pueblo de Tinaco nació Sixto
Un ser patriarcal, sereno y santo
Un Siervo de Dios con sublime encanto
Un hombre bueno enviado por Cristo.
Sixto Sosa santificó los caminos
De todo el oriente de Venezuela
De la Iglesia fue un buen centinela
Y uno de sus más nobles peregrinos.
“Con sólo ver a monseñor Sosa,
Se le ablanda a uno el corazón”
Dijo una piadosa con devoción.
Era el padre de la vida amorosa
Insigne representante de la armonía
Monseñor de la más afectuosa alegría.
Fuentes: archivos, artículos, comentarios, discursos, folletos, hemerotecas y libros.
Acosta Rodríguez, Presbítero Santiago: Discurso y escritos varios, mayo 1968 y marzo 1971.
Alvarado, Lisandro: “Obras completas”, 1958.
Arias Moreno, Porfirio: “Antología de poetas cojedeños” y “Antología de poetas tinaqueros”, 1988, y otros escritos.
Arias Moreno, Régulo: Escritos varios.
Asociación Civil Colegio San José, Los Teques: “Historia”, 2003.
Benítez Fontúrvel, Monseñor Críspulo. Escritos varios, abril 1971.
Boletín Arquidiócesis de Ciudad Bolívar, octubre 1970.
Boletín Diócesis de Cumaná, octubre 1970.
Brekelmans, Monseñor Enrique: Escritos varios, marzo 1971.
Candelaria de San José, Madre: Escritos varios, 1917-1939.
Carrocera, Fray Cayetano de: Escritos varios, octubre de 1970.
Casadevall, Padre Pablo: “Ejemplos y Enseñanzas”, 1975, y otros escritos.
Casanova, Eduardo: “El Tigre Arocha”, 2008.
Conde, Rodrigo: “Las relaciones Iglesia-Estado durante la época gomecista”, 1932.
Diario El Universal: 1968, 1971.
Diócesis de Coro: “La obra episcopal de Monseñor Iturriza”, 1953
Diócesis de Cumaná: “Homenaje a su primer obispo”, 1971.
Figueroa Marcano: Escritos en El Universal, octubre 1970.
Garrido, Ángel María: Escritos varios, 1926.
Gómez, Rafael José: Escritos en diario Provincia, octubre 1970.
González, Eloy G.: “Historia estadística del Estado Cojedes”, 1911.
González, Fernando: “Mi Compadre”, 1934.
González, Hernán: “Iglesia y Estado en Venezuela”, 1997.
González, Nuris: “Médicos famosos de Venezuela”. 2011.
Guerrero, Luis Beltrán: “Candideces, sexta serie”, 1967.
Heredia, Presbítero Reinaldo: Escritos varios, marzo 1971.
Hernández, Juvenal: Escritos varios y comentarios.
Lampos Tinaqueros: 1904-1971.
Lizardi, Monseñor Ramón: Escritos varios, marzo 1971.
Maradei, Monseñor Constantino: Escritos varios, febrero 1971.
Márquez Gómez, Monseñor Tomás: Escritos varios, marzo 1971.
Márquez, Monseñor Andrés: Escritos varios, febrero 1971
Mata Cova, Monseñor Crisanto: Escritos varios, febrero 1971.
Michelena y Rojas, Francisco: “Exploración oficial”, 1867.
Muci-Mendoza, Rafael: Artículos varios, El Universal, 2010, 2011.
Núñez Ponte, J. M.: “Páginas perdurables de Carlos Borges”, 1955.
Ortiz Fariñas, José: Escritos en El Universal, octubre 1970.
Parra León, Monseñor: Escritos varios, febrero 1971.
Pedreáñez, Héctor: Escritos varios.
Pérez, Víctor: “Madre Candelaria de San José”, 1996.
Pérez Iáñez, P. Juan: “Madre Candelaria de San José”, 2004
Porras, Baltazar: Escritos en El Nuevo País, 2011.
Ramírez Salaverría, Monseñor: Discurso, octubre 1970.
Salcedo, Reverendo Víctor: Escritos varios, mayo 1968.
Sanabria, Alberto: Escritos en La Religión, mayo 1968.
Sequera Querales, Rafael: Escritos en La Religión, octubre 1970.
Sociedad Venezolana de Cardiología: Escritos varios.
Sosa, Francisco R.: Comentarios.
Sosa, Monseñor Sixto: Cartas y postales. 1917-1943.
Tenreiro, Monseñor Pedro Pablo: Escritos varios, mayo 1968.
Vila, Pablo: “El Obispo Mariano Martí”, Universidad Central de Venezuela, 1981.
Villalobos, Jesús Alí: “85 años de noticias”, 1980.
Vilorio Méndez, Ignacio: Escritos varios y comentarios.
Vinke, Presbítero Ramón: “Mons. Sixto Sosa. IX Obispo de Guayana y I Obispo de Cumaná”. 2012.
Índice Onomástico
Comprende los nombres de personas, se excluyen a Monseñor Sixto Sosa Díaz y la Madre Candelaria.
Acosta Rodríguez, Padre Santiago 90-118-127
Acosta, Cecilio 17
Adam, Monseñor 60-103
Agüiñe, Gerónimo 14
Alcalá, Padre Juan B. 84-86
Almenar, Víctor 14
Alvarado, Lisandro 18, 19, 108, 127
Alvarado Liscano, Monseñor Agüedo 18
Álvarez, Monseñor Arturo Celestino 24, 26, 33, 58, 59 73, 119
Amaro Flores, José 90, 96 105, 110
Andrade, Luisa Amelia 108
Andrade de Sosa, María Josefa 39, 110
Andueza Palacio, General 32
Aragort Hernández, Ramona 35
Arcay, José Felipe 09, 10
Arcaya, Dr. Pedro M. 24
Arévalo Cedeño, Pedro M. 12, 22, 30, 99
Arias Blanco, Monseñor Rafael 59, 60, 77, 78
Arias, Francisco María 09, 10, 11
Arias Moreno, Porfirio 18, 90, 111, 127
Arias Moreno, Régulo 127
Arimatea, José de 77
Aristiguieta, Francisco 65
Arocha, Ana 108
Arocha, José de Jesús 107
Arocha, Margarita 108
Ayet, Ludovico 37
Barreto Méndez, Guillermo 11, 14, 19, 49, 71, 108
Barreto Méndez, Amada 108
Barreto, José Antonio 96
Barreto, Julia 14
Barreto, Salvador 18
Beethoven 93
Bellini 13
Benedicto XV 14, 23, 36,66, 80, 112
Benedicto XVI 65
Benítez, Luis 89
Benítez Fontúrvel, Monseñor 113, 115, 127
Benítez, Monseñor Críspulo 26, 115
Benítez, Padre 43
Berliotz 12
Bermúdez, General José 35, 36
Blanco, Jesús María 11, 12
Blanco, Josefina 14
Bolívar Tinoco, Felicia 10
Bolívar, Juan B. 89
Bolívar, Simón 10, 46, 86
Borges, Padre Carlos 15, 17
Bossuet 102
Boves 24
Brekelmans, Juan 65
Brekelmans, Monseñor Enrique 53, 65, 118
Bruguera, Petra de 97
Buenahora, Manuel 109
Cabrera, Padre 37
Canellas, Juan 37
Calcaño, Julio 17
Carlo-Magno 64
Carlos III 48
Carlos IV 28
Carrillo Moreno, José 19
Carrillo, Telésforo 19
Carrocera, Fray Cayetano 109, 127
Casanova, Padre Eduardo 127
Casadevall, Pablo 29, 100, 128
Castillo Lara, Cardenal 108
Castillo, Monseñor Lucas G. 81, 83, 84, 85, 86, 88
Castro, Cecilio 19
Castro, Cipriano 22, 99
Castro, Monseñor 42
Cenicero, Justo 93
Chausson, Ernest 12
Chataing, Alejandro 14
Chirivella, Tulio 77
Cicconardo, Padre José 36
Cento, Monseñor Fernando 45
Claret, Beato Antonio María 68
Colón, Cristóbal 76
Conde, Rodrigo 128
Corachán, Doctor 81
Crespo, Joaquín 20
Crespo, Obispo Salustiano 20, 21
D’ Suze, Eduardo 96
Damián, Padre 65, 66
Del Corral, Pedro 32, 79, 87, 88
Del Pulgar, Venancio 20
Díaz Sánchez 32
Díaz, Alberto 79
Díaz, Carlos Alberto 111
Díaz, Luis María 14, 19, 20,48, 111
Díaz de Sosa, Matilde 19
Díaz, Monseñor Víctor A. 20
Díaz, Padre Luis María 50
Díaz, Natividad 19
Driessen, Padre Humberto 44
Dubuc, Enrique 77
Durán, Mons. Antonio 24, 25, 37, 49, 98, 100, 105, 112
Ducharne, Hermanos 23
Edison, Thomas Alva 12
Estraño, Silvestre 16
Eyzaguerre, Ignacio 78
Falcón, General Rafael 48
Faure, Gabriel 12
Figueroa Marcano 107, 127
Flores, Escolástico 12, 14
Fragachán. Félix 88
Fraíno Cordero, Luis 89
Franco, Francisco 68
Frontado, Daniel 89
García Mohedano, Obispo Antonio 28
García, Balbino 16, 111
Garrido, Ángel María 11, 128
Gómez, Alí 31. 37
Gómez, Gonzalo 108
Gómez, Juan V. 12, 13, 15, 16, 18, 19, 25, 31, 35, 45, 58
Gómez, Rafael José 111, 128
Gonnin, Louis 20
González, Estéfana 18
González Herrera, Eugenio 16
González Romero, Eudoro 104
González, Alberto 99
González, Eloy G. 12, 16, 17, 127
González, Fernando 16, 128
González, José Antonio 96, 97
González, Hernán 128
González, Lorenzo 14
González, Nuris 128
Guerra, Trino 9
Guerrero, Luis Beltrán 27, 128
Guruceaga Iturriza, Mons. Francisco de 102
Gutiérrez, Alfredo 97
Gutiérrez, Monseñor Ulises 28
Guzmán Blanco 11, 20, 32
Haendel 93, 95
Heredia, Padre Reinaldo 118, 128
Hermana Celina 83
Hermana Cristina 80, 82, 84, 85, 87, 121, 122
Hermana Elvira 34
Hermana Joaquina 78, 83, 122
Hermana Luisa Teresa 79, 81, 82, 85, 89, 120, 121
Hermana María Auxiliadora 87
Hermana Matilde 83
Hermana Rosa de Eucaristía 81, 87, 121, 122
Hermana San Pedro 32
Hermana Teresa Matute Lima 81
Hermanas de San José de Tarbes 32
Hernández, Dr. Agustín 38
Hernández, Isidoro 97
Hernández, José Gregorio 33
Hernández, José Manuel “Mocho” 107
Hernández, Juvenal 12, 16, 28, 105
Herrera Lovera, Francisco 97
Herrera, Ana Jacinta de 10
Herrera, José Gabriel 10
Hurtado, Alejandrina 14
Ibarra, Monseñor Francisco de 28
Iturriza Guillén, Monseñor 26
Jesús 40, 63, 67, 75, 79, 80, 123, 124, 125
Juan Pablo II 33, 80
Juliá, José 47, 48
Landaeta, Estanislao 22, 29, 99
Lara, General Jacinto 28, 29
Larez, Padre Juan 36
Lazo Martí, Francisco 18
Lebrún, Obispo José Antonio 77, 78, 104, 110
León XII 48, 52
León XIII 20, 21, 64, 112
Lenin 53, 54
Lima Estraño 14
Lima, Juan F. 89
Lizardi, Monseñor Ramón 113, 115, 129
López Contreras, Eleazar 11, 26, 58, 79
López, Clotilde 51
Loyola, San Ignacio de 47, 125
Lucifer 69
Lutero 53
Machado, Manuel 30
Madre Cristina 58, 81, 90
Madre Lourdes 49
Madre Luisa Teresa 58, 59, 65, 76, 79, 80, 82, 84, 85, 87
Madre Matilde 84
Madre María Auxiliadora 88
Madre María Cristina 81
Madre María de San José 80
Madre Rosa 70
Magennis, Fray Elías 41
Mahoma 75
Malavé, Mercedes 29
Manjón, Padre Andrés 74
Manzo Núñez, Jesús 104
Maradei, Monseñor Constantino 117, 128
Maradei, Monseñor Donato 102, 113
Marchetti, Fracesco 34, 73
Márquez Bustillo, 24, 35
Márquez Gómez, Obispo Tomás 113, 116, 128
Márquez, Monseñor Andrés 117, 129
Márquez, Diácono Tomás 82
Martí, Obispo Mariano 10
Marx, Carlos 51
Mata Cova, Monseñor Crisanto 26, 77,102, 113, 114, 128
Matos, General Manuel 22
Matute, Evelio 10
Matute, Julia 14
Medina Angarita, Isaías 101
Medina, Emiro 105
Mejía, Alfonso 26
Mejía, José A. 27
Mejía, Monseñor Miguel A. 26, 38, 81
Méndez Arocha, Carmen 108
Méndez F., Juan I. 89
Méndez F., Manuel 12
Méndez F., Ramón 11
Méndez Figueredo, Familia 107
Méndez Figueredo, Rafael 9, 12, 108
Méndez Ochoa, Amelia 13
Méndez Ochoa, Cayetano 89, 108, 109
Méndez Ochoa, Chicho 108
Méndez Ochoa, José 108
Méndez Ochoa, Luis 89, 108
Méndez de Sosa, Lucía 61
Mendoza, Espíritu Santo 108
Mendoza, General Luciano 21, 22
Menéndez y Pelayo 102
Mercier, Cardenal 65
Michelena Rojas, Francisco 12, 129
Misuraca, Monseñor José 84
Mitterer, Izgnaz 43
Monagas, General Domingo 22
Monagas, José Tadeo 47
Monge 93
Montaigne, Aníbal 97
Montes de Oca, Obispo Salvador 45, 47, 78
Morales Pérez S. J., Tomás 119, 120
Morao, Crucita 79
Morao, Madre Luisa Teresa 59
Moreno Villegas, María 19
Moreno, José Ignacio 97
Muci-Mendoza, Rafael 33, 129
Muñoz Tébar, Luis 35
Narváez, Francisco 35, 71
Nucete, Egor 105
Núñez Ponte, J. M. 129
Ocampo, Gonzalo de 90
Odremán, Josefina 49
Ochoa, Juan Nepomuceno 16
Ortiz Fariñas, José 106, 129
Otero Silva, Miguel 108
Pacelli, Cardenal 76
Padrón Sánchez, Diego 77
Parra León, Monseñor 90, 96, 102, 113, 128
Pablo III 48
Passeri, Padre 110
Paz Castillo, Francisco 22
Paz Castillo, Susana 22, 23, 30
Pedreáñez, Héctor 16, 129
Peñaloza, General Juan 23
Pérez, Dr. Juan B. 45
Pérez Jiménez, Marcos 62
Pérez Lazo, Mauricio 19
Pérez Medina, Marcelina 30
Pérez Medina, Natividad 30
Pérez Pulido, Tomás 30
Pérez, Víctor 128
Pérez Iáñez, P. Juan 129
Perozi, Lorenzo 93
Piar, General Manuel 29
Pibernat, Monseñor 25, 26, 36, 45, 60, 62, 79, 83, 84, 87
Pietropaoli, Mons. Carlos 25, 112
Pio IV 73
Pío VI 28
Pío VII 28
Pío X 14, 23,37, 66, 93
Pío XI 25,38, 41, 42, 44, 47, 60, 78, 94, 98, 101, 112, 123
Pío XII 76
Pimentel, Antonio 49
Platón 52
Plaza, Juan Bautista 93
Poe, Edgar 16
Porras, Monseñor Baltazar 28, 128
Pulgar, Venancio 20
Querales, Rafael 95
Quintero, Cardenal José Humberto 77, 96
Ramírez, Carmen de 96
Ramírez, General Juan A. 36, 37, 38
Ramírez S., Monseñor Antonio 82, 92, 95, 102, 103, 113, 116, 129
Ramírez, Rosario 22
Razzeti, Luis 32
Razzeti, Richard 14
Rincón González, Mons. Felipe 42
Rivas, Víctor 14, 89
Rodríguez, Doctor Julio 87, 127
Rodríguez, Padre Alfredo 110
Rojas, Pedro J. 20
Rojas Paúl, Juan 32
Rolando, Nicolás 22
Romero, Olaya de 80
Romero, Raúl 105
Rosales, Pablo 96
Rossini 13
Ruido, General Luis Felipe 9, 13
Salcedo J. S., Víctor 93, 129
San Agustín 92
San Benito 63
San Dionisio 66
San Francisco de Asís 62
San Francisco de Sales 62
San Ignacio de Loyola 47
San Juan de Dios 65
San Lucas 63
San Matías 64
Sanmiguel, Obispo Tomás 120
San Pablo 56, 58, 62
San Pedro 16, 46, 56, 58, 62
San Vicente de Paúl 67
Sanabria, Alberto 82, 97, 100, 129
Santa Catalina de Sena 123
Santa Escolástica 65
Santa Genovesa 66
Santa Gudela 64
Santa Juana de Arco 66
Santa Luisa Marillac 67
Santa Teresa de Jesús 73
Santa Teresita 67, 125
Santamaría, Presb. 14
Santana Sequera, Ubaldo 77
Sarmiento, Tomás 32, 80
Sederstrong, Pedro 20
Seijas Figueredo, Padre Francisco M. 110
Sendra, Padre Elías 38, 40, 41,68
Sendrea, Mons. Felipe N. 11, 21, 23, 24, 28,29, 33, 36, 42, 44, 99, 111
Sequera Querales, Rafael 92, 102, 106, 109, 128
Silva, General José Laurencio 10, 14
Sor Ángela de la Cruz 75
Sor Elías 86
Sor Magdalena 79
Sor Noemí 70
Sosa Andrade, Luis 28, 43
Sosa Díaz, Luis María 12, 38, 108
Sosa Díaz, Rosario 11, 19, 38, 39
Sosa López. Bernardo 10, 59
Sosa Méndez, Francisco 59, 90, 96
Sosa Méndez, Clotilde 59, 97
Sosa Méndez, Lastenia 59
Sosa Méndez, Titina 61
Sosa Moreno, Sixto Federico 5
Sosa, Dr. Félix 16
Sosa, Federico 20, 21
Sosa, Francisco 15, 19, 42, 59
Sosa, Francisco R. 10, 14, 69, 89, 129
Sosa, Juan José 15
Sosa, Lucía Méndez de 59
Stalin 56
Straus 13
Sucre, Antonio José de 40, 45, 91
Tenreiro, Monseñor Pedro P. 26, 78, 79, 81, 83, 86, 88, 91, 129
Tinoco Yépez, Obispo Luis 120
Urosa Savino, Jorge 77
Uslar Pietri, Arturo 108
Vargas, José M. 32
Vásquez, Padre Eduardo 31, 36
Vásquez, Monseñor 37, 80, 81
Vega, Constantino 60
Vidal, Tigre 23
Vila, Pablo 129
Villalobos, Jesús 129
Villanueva, Doctor 19
Vilorio Méndez, José Ignacio 12, 109, 129
Vilorio, Pedro 89
Vinke, Padre Ramón 129
Vivas Salas, Doctor Enrique 88
Yánez Méndez, General 108
Zamora, Ezequiel 13
Zumeta, César 23, 112
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