EN VENEZUELA (Y LATINOAMÉRICA): LA CULPA ES SIEMPRE DEL “OTRO”—CARACAS,
VENEZUELA, 11—07—14--
QUINTA PARTE
LA PARTE INMEDIATA
ANTERIOR (IV) TERMINABA ASÍ:
En Europa y Asia y África los revolucionarios de todas las
tendencias imaginables acusaron al absolutismo monárquico por “Derecho Divino”;
luego las monarquías constitucionales, vieron en las anteriores las fuentes de
todos sus males; las repúblicas revolucionarias también miraban hacia atrás;
igualmente los gobernantes fascistas, nazistas, y comunistas; es como una fila
de hombres de espaldas al futuro y mirando hacia el pasado ¡Todo el tiempo!
Habrá entonces tres niveles de pensamiento y acción. En primer
lugar y el más profundo, y primitivo, las actitudes persecutorias entre los
creyentes y participantes de las “religiones populares”; en segundo lugar y más
arriba, se ubican las motivaciones al Poder, a la Afiliación, y al Logro, ese
orden, características de los pueblos subdesarrollados; y en tercer lugar y
visiblemente observables y medibles, las actitudes contrapuestas del “locus de
control externo”—(¡La culpa es del “otro”!)-- propio de los gobernantes, y
gobernados, subdesarrollados como los
castro-chavo-maduristas venezolanos; y el “Locus de control interno”--- (¡La
culpa es mía!)—propio de los gobernantes y gobernados de los países
desarrollados. http://victormgruberf.blogspot.com/2014/07/en-venezuela-y-latinoamerica-la-culpa_11.html
LA CULPA ES DEL OTRO
Seguimos con
Michaelle Ascencio:
“El devoto de una religión pagana no se percibe como culpable;
más bie proyecta sobre espíritus y sobre otras personas el mal que percibe en
sí mismo. De aquí que Martín no vacile en decirnos que la proyección aparece como
el mecanismo privilegiado de la cultura barloventeña para formular y resolver el problema del mal
(2) el otro siempre tendrá la culpa de
la desgracia sucedida y las acusaciones llueven sobre los demás y se hace
difícil aceptar cualquier crítica que venga del entorno social. En estas acusaciones
permanentes a los demás puede leerse, nos dice Nelly García Gavidia, la
necesidad de reafirmación, la tendencia competitiva y el miedo a
responsabilizarse por los fracasos (3). La cuestión de la responsabilidad es
asunto que no puede ser dejado de lado en relación con el comportamiento de los
creyentes: en una sociedad que proyecta el mal sobre los demás, sean espíritus
o seres de carne y hueso, los individuos no se sienten responsables (en última
instancia, culpables) sino perseguidos: la relación entre la conducta y sus
consecuencias no se percibe; las personas viven
como si las consecuencias de
sus actos escaparan a su responsabilidad, porque las conciben como causadas por
una fuerza más poderosa que los domina, los persigue o los castiga” (4)
UNA FUERZA PODEROSA ME DOMINA, ME PERSIGUE, Y ME CASTIGA:
Por ello repetimos y
subrayamos: En Europa y Asia y África los revolucionarios de todas las
tendencias imaginables acusaron al absolutismo monárquico por “Derecho Divino”;
luego las monarquías constitucionales, vieron en las anteriores las fuentes de
todos sus males; las repúblicas revolucionarias también miraban hacia atrás;
igualmente los gobernantes fascistas, nazistas, y comunistas; es como una fila
de hombres de espaldas al futuro y mirando hacia el pasado ¡Todo el tiempo! (5)
Y volvemos a repetir y subrayar: Habrá entonces tres niveles de pensamiento y acción. En primer
lugar y el más profundo, y primitivo, las actitudes persecutorias entre los
creyentes y participantes de las “religiones populares”; en segundo lugar y más
arriba, se ubican las motivaciones al Poder, a la Afiliación, y al Logro, ese
orden, características de los pueblos subdesarrollados; y en tercer lugar y
visiblemente observables y medibles, las actitudes contrapuestas del “locus de
control externo”—(¡La culpa es del “otro”!)-- propio de los gobernantes, y
gobernados, subdesarrollados como los
castro-chavo-maduristas venezolanos; y el “Locus de control interno”--- (¡La
culpa es mía!)—propio de los gobernantes y gobernados de los países
desarrollados. (6)
LEAMOS:
La culpa es del otro
Crecer implica hacernos
responsables de nuestras acciones, aciertos y errores. Echarle la culpa al otro
es algo natural cuando somos niños, pero seguir con la misma actitud infantil
una vez superada esa etapa
1 DE DICIEMBRE 2013 - 12:01 AM
Crecer implica hacernos responsables de nuestras acciones,
aciertos y errores. Echarle la culpa al otro es algo natural cuando somos
niños, pero seguir con la misma actitud infantil una vez superada esa etapa, es
una clara muestra de que la suma de años no hace a un adulto. Pensar que todo
lo malo está afuera, que los otros tienen la culpa de lo que sucede, es una
falta de madurez que nos aleja de la realidad.
Cuando esta falta de madurez se hace contagiosa el efecto se multiplica: un líder que solo sabe culpar a los demás (o sus competidores/adversarios/críticos) transforma su entorno en un espacio donde nadie es capaz de asumir responsabilidades. Si la culpa es del otro, ¿para qué hacer la complicada y a veces dolorosa tarea de mirar hacia adentro para entender de qué forma contribuimos a las situaciones adversas que se nos presentan?
El líder inmaduro, además de infantil, tiene una tendencia a convertirse en víctima, y esto también se contagia. Así se alimenta un círculo quejoso que al expandirse arrastra resentimientos y sufrimiento. Hilvanando una narrativa donde todo pareciera ser una amenaza, un complot, una trama perversa, el líder inmaduro y quienes lo escuchan terminan por armarse un cuento redondo: las cosas están como están por culpa de ellos, los otros. Nosotros somos infalibles.
¿Conoces algún líder inmaduro con este perfil? ¿Alguien que vive a la sombra de un discurso que lo ampara y lo libra (cree él) de todo mal?
Si estás bajo su influjo harías bien en hacer una pausa, darte cuenta y ver las cosas tal y como son, porque más allá del encantamiento que el líder inmaduro busca ejercer en ti, hay algo más contundente: la experiencia de la realidad. Una cosa son los argumentos del líder inmaduro, la forma como percibe el mundo e intenta convencerte de que lo acompañes, y algo distinto es lo que estás viviendo y sintiendo en el momento presente.
O en otras palabras: pensar y actuar por ti mismo. Crecer, entender que somos humanos imperfectos y que todos de una forma u otra contribuimos a los problemas y soluciones. ¿Obvio? No tanto. Basta observar los pequeños y grandes conflictos de la humanidad para descubrir que los líderes inmaduros han llevado a millones a un callejón sin salida.
Y muchas veces a conciencia. Sabiendo plenamente que un discurso victimizado, que exculpa y limita, se vende muy bien en ciertas ocasiones.
Si algo tenemos en esta vida es la capacidad de decisión. De cambiar hábitos, maneras de pensar y de actuar. Crecer es hacernos libres. Responsables de nuestras acciones, aciertos y desaciertos. Puede ser doloroso pero es necesario. De otra forma viviremos bajo la sombra de otros, de los prejuicios o las ideologías. De los líderes inmaduros que no se atreven (o no les conviene) crecer. De seres humanos que de tanto contarse a sí mismos la historia de que la culpa es de otros terminan por creérsela.
Tú no estás obligado a seguir a ese líder. En tu familia, empresa o comunidad. Observa la realidad tal cual es y no dejes que alguien más te diga cómo debes pensar o actuar
Madurar es saber cuándo ha llegado el momento de ser nosotros mismos, de cambiar, de asumir responsabilidades y dejar de lado las culpas y contribuir a las soluciones. (7)
LEAMOS:
Tenemos incapacidad de ver nuestros propios errores y por lo tanto de ser autocríticos. Y cuanto más limitado se es, más incapacitados estamos de ver nuestros propios límites. Es como si se tratara de un mecanismo de defensa: cuanto más limitado es el alcance de nuestro intelecto, más nos resistimos a demarcarlo para que “no se note” nuestra pobreza. Al contrario, los científicos, los grandes intelectuales, con frecuencia reconocen sus errores, señalan sus dudas y aceptan sus limitaciones. Pero el mecanismo de defensa perverso es señalar los errores de los demás, para pretender encubrir los nuestros. Ya la Biblia dice: es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que ver la viga en el nuestro.
INCAPACIDAD DE TENER IDEAS PROPIAS
Otra característica es la gran pereza mental, la incapacidad de tener ideas propias. Por lo general, repetimos lo que la mayoría dice, lo que algunos supuestos ilustrados señalan. Se repiten mecánicamente ideas gravemente erróneas, que muchas veces faltan al sentido común y agreden al diccionario, por que no se ha tenido el esfuerzo de analizarlo y verificarlo. Por ejemplo, es común en las universidades decir “postgrado” cuando esa palabra no existe en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, ya que es una conjunción del latín “post” y el español “grado”, cuando lo correcto es decir “posgrado”. Asimismo, en las universidades aún predomina la enseñanza teórica y memorística, cuando los cursos de formación profesional deben tener un sentido aplicativo, práctico y una gran conexión con el mercado laboral. ¿Por qué no se hace?. Porque eso requiere capacidad para pensar, dedicación para hacerlo.
AUTORIDADES SE RODEAN DE AMIGOS ASÍ SEAN INEPTOS
Asimismo estamos acostumbrados a no reconocer los méritos y la capacidad de la gente. Por lo general cuando alguien asume un cargo importante como Alcalde, Presidente Regional o Presidente de la República, no convoca a los mejores, sino a sus amigos, a quienes ayudaron a hacer campaña, no importando de que se rodee de ineptos. Lo que interesa es tener una sarta de ayayeros. Si en este país los mejores hombres y mujeres, los más capacitados y los más talentosos dirigieran los gobiernos e instituciones de las provincias, regiones y de la nación, el país progresaría mucho más. Las autoridades, según ley, tienen derecho a tener su gente de confianza. La pregunta es: ¿Confianza para qué? Si la respuesta es para tener una magnifica gestión, deberían confiar en los mejores.
NOS DEJAMOS SEDUCIR POR UNA CAMPAÑA RUIDOSA
Pero el gran problema está en que no sabemos elegir, y que nos dejamos llevar por la campaña más ruidosa, en función al mayor dinero invertido. Como si fuéramos ingenuos nos preguntamos ¿Qué tal desempeño tendrá este candidato?, ¿Será capaz?, ¿Será honesto?, como si los candidatos viniesen de otro planeta, cuando sabemos muy bien de sus virtudes y defectos. Por ejemplo no pregunten que harán mañana el pájaro carpintero, el futbolista, el escritor o el ladrón. Obviamente, seguirá picando el árbol, jugando fútbol, escribiendo y robando, respectivamente, o preparándose para ello. (8)
Cuando esta falta de madurez se hace contagiosa el efecto se multiplica: un líder que solo sabe culpar a los demás (o sus competidores/adversarios/críticos) transforma su entorno en un espacio donde nadie es capaz de asumir responsabilidades. Si la culpa es del otro, ¿para qué hacer la complicada y a veces dolorosa tarea de mirar hacia adentro para entender de qué forma contribuimos a las situaciones adversas que se nos presentan?
El líder inmaduro, además de infantil, tiene una tendencia a convertirse en víctima, y esto también se contagia. Así se alimenta un círculo quejoso que al expandirse arrastra resentimientos y sufrimiento. Hilvanando una narrativa donde todo pareciera ser una amenaza, un complot, una trama perversa, el líder inmaduro y quienes lo escuchan terminan por armarse un cuento redondo: las cosas están como están por culpa de ellos, los otros. Nosotros somos infalibles.
¿Conoces algún líder inmaduro con este perfil? ¿Alguien que vive a la sombra de un discurso que lo ampara y lo libra (cree él) de todo mal?
Si estás bajo su influjo harías bien en hacer una pausa, darte cuenta y ver las cosas tal y como son, porque más allá del encantamiento que el líder inmaduro busca ejercer en ti, hay algo más contundente: la experiencia de la realidad. Una cosa son los argumentos del líder inmaduro, la forma como percibe el mundo e intenta convencerte de que lo acompañes, y algo distinto es lo que estás viviendo y sintiendo en el momento presente.
O en otras palabras: pensar y actuar por ti mismo. Crecer, entender que somos humanos imperfectos y que todos de una forma u otra contribuimos a los problemas y soluciones. ¿Obvio? No tanto. Basta observar los pequeños y grandes conflictos de la humanidad para descubrir que los líderes inmaduros han llevado a millones a un callejón sin salida.
Y muchas veces a conciencia. Sabiendo plenamente que un discurso victimizado, que exculpa y limita, se vende muy bien en ciertas ocasiones.
Si algo tenemos en esta vida es la capacidad de decisión. De cambiar hábitos, maneras de pensar y de actuar. Crecer es hacernos libres. Responsables de nuestras acciones, aciertos y desaciertos. Puede ser doloroso pero es necesario. De otra forma viviremos bajo la sombra de otros, de los prejuicios o las ideologías. De los líderes inmaduros que no se atreven (o no les conviene) crecer. De seres humanos que de tanto contarse a sí mismos la historia de que la culpa es de otros terminan por creérsela.
Tú no estás obligado a seguir a ese líder. En tu familia, empresa o comunidad. Observa la realidad tal cual es y no dejes que alguien más te diga cómo debes pensar o actuar
Madurar es saber cuándo ha llegado el momento de ser nosotros mismos, de cambiar, de asumir responsabilidades y dejar de lado las culpas y contribuir a las soluciones. (7)
LEAMOS:
jueves, 19 de febrero de 2009
A MENTALIDAD SUBDESARROLLADA, PAÍS SUBDESARROLLADO
Se cree que nuestra mentalidad es tal por el tipo de país
que somos. Sostengo la teoría de que, al contrario, somos país subdesarrollado
por nuestra mentalidad subdesarrollada. Obviamente, esto es en términos
generales, ya que hay muchas honorables excepciones. Aquí algunas
características de la mentalidad del peruano común y corriente:
EL SOMETIMIENTO INTELECTUAL
El peruano tiende a creerse menos respecto a ciertas jerarquías preestablecidas; así, el provinciano cree que el limeño es mejor, el limeño cree que el extranjero es mejor. Y los peruanos estamos convencidos de que lo extranjero es superior a lo nacional. No obstante nuestro pasado incaico de grandeza, siglos de dominación española parece que han transformado nuestras mentes. Y los textos de Historia del Perú refuerzan nuestro sometimiento cultural y mental, ya que nos remarcan que nuestros males y las soluciones vienen de afuera. Los libertadores de nuestro país no son peruanos, sino extranjeros: San Martín, Bolívar y Sucre.
PRIMERO SE DECIDE Y DESPUÉS SE RAZONA
Normalmente cuando se trata de tomar decisiones la gente decide con el corazón, a través del sentimiento de amistad y enemistad, de amor y odio; después razona para tratar de sustentar lo que ya está decidido. Por ejemplo, trata de defender a como dé lugar al amigo, pariente, al del partido político o al del grupo. Nos falta objetividad, imparcialidad y sobre todo justeza para evaluar, analizar y tomar decisiones. A eso llaman muchos la ley del embudo: lo ancho para mis amigos, lo angosto para mis enemigos. Incluso a la hora de aplicar las normas, se trata de acomodarlas y hasta manosearlas, según la carga subjetiva previa de favorecer o perjudicar.
INCAPACIDAD DE VER NUESTROS PROPIOS ERRORES
EL SOMETIMIENTO INTELECTUAL
El peruano tiende a creerse menos respecto a ciertas jerarquías preestablecidas; así, el provinciano cree que el limeño es mejor, el limeño cree que el extranjero es mejor. Y los peruanos estamos convencidos de que lo extranjero es superior a lo nacional. No obstante nuestro pasado incaico de grandeza, siglos de dominación española parece que han transformado nuestras mentes. Y los textos de Historia del Perú refuerzan nuestro sometimiento cultural y mental, ya que nos remarcan que nuestros males y las soluciones vienen de afuera. Los libertadores de nuestro país no son peruanos, sino extranjeros: San Martín, Bolívar y Sucre.
PRIMERO SE DECIDE Y DESPUÉS SE RAZONA
Normalmente cuando se trata de tomar decisiones la gente decide con el corazón, a través del sentimiento de amistad y enemistad, de amor y odio; después razona para tratar de sustentar lo que ya está decidido. Por ejemplo, trata de defender a como dé lugar al amigo, pariente, al del partido político o al del grupo. Nos falta objetividad, imparcialidad y sobre todo justeza para evaluar, analizar y tomar decisiones. A eso llaman muchos la ley del embudo: lo ancho para mis amigos, lo angosto para mis enemigos. Incluso a la hora de aplicar las normas, se trata de acomodarlas y hasta manosearlas, según la carga subjetiva previa de favorecer o perjudicar.
INCAPACIDAD DE VER NUESTROS PROPIOS ERRORES
Tenemos incapacidad de ver nuestros propios errores y por lo tanto de ser autocríticos. Y cuanto más limitado se es, más incapacitados estamos de ver nuestros propios límites. Es como si se tratara de un mecanismo de defensa: cuanto más limitado es el alcance de nuestro intelecto, más nos resistimos a demarcarlo para que “no se note” nuestra pobreza. Al contrario, los científicos, los grandes intelectuales, con frecuencia reconocen sus errores, señalan sus dudas y aceptan sus limitaciones. Pero el mecanismo de defensa perverso es señalar los errores de los demás, para pretender encubrir los nuestros. Ya la Biblia dice: es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que ver la viga en el nuestro.
INCAPACIDAD DE TENER IDEAS PROPIAS
Otra característica es la gran pereza mental, la incapacidad de tener ideas propias. Por lo general, repetimos lo que la mayoría dice, lo que algunos supuestos ilustrados señalan. Se repiten mecánicamente ideas gravemente erróneas, que muchas veces faltan al sentido común y agreden al diccionario, por que no se ha tenido el esfuerzo de analizarlo y verificarlo. Por ejemplo, es común en las universidades decir “postgrado” cuando esa palabra no existe en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, ya que es una conjunción del latín “post” y el español “grado”, cuando lo correcto es decir “posgrado”. Asimismo, en las universidades aún predomina la enseñanza teórica y memorística, cuando los cursos de formación profesional deben tener un sentido aplicativo, práctico y una gran conexión con el mercado laboral. ¿Por qué no se hace?. Porque eso requiere capacidad para pensar, dedicación para hacerlo.
AUTORIDADES SE RODEAN DE AMIGOS ASÍ SEAN INEPTOS
Asimismo estamos acostumbrados a no reconocer los méritos y la capacidad de la gente. Por lo general cuando alguien asume un cargo importante como Alcalde, Presidente Regional o Presidente de la República, no convoca a los mejores, sino a sus amigos, a quienes ayudaron a hacer campaña, no importando de que se rodee de ineptos. Lo que interesa es tener una sarta de ayayeros. Si en este país los mejores hombres y mujeres, los más capacitados y los más talentosos dirigieran los gobiernos e instituciones de las provincias, regiones y de la nación, el país progresaría mucho más. Las autoridades, según ley, tienen derecho a tener su gente de confianza. La pregunta es: ¿Confianza para qué? Si la respuesta es para tener una magnifica gestión, deberían confiar en los mejores.
NOS DEJAMOS SEDUCIR POR UNA CAMPAÑA RUIDOSA
Pero el gran problema está en que no sabemos elegir, y que nos dejamos llevar por la campaña más ruidosa, en función al mayor dinero invertido. Como si fuéramos ingenuos nos preguntamos ¿Qué tal desempeño tendrá este candidato?, ¿Será capaz?, ¿Será honesto?, como si los candidatos viniesen de otro planeta, cuando sabemos muy bien de sus virtudes y defectos. Por ejemplo no pregunten que harán mañana el pájaro carpintero, el futbolista, el escritor o el ladrón. Obviamente, seguirá picando el árbol, jugando fútbol, escribiendo y robando, respectivamente, o preparándose para ello. (8)
LEAMOS:
Del tercer al primer mundo
Para abrir una empresa en Singapur solo se
requieren tres días, la corrupción es inexistente...
LEONOR FILARDO | EL UNIVERSAL
lunes 15 de agosto de 2011 12:00 AM
Ese es el título de las memorias de Lee Kua Yew
(LKY), primer ministro de Singapur de 1959 a 1990. En ellas relata cómo durante
su gobierno reconstruyó a su país, una isla de 707 km² situada entre Malasia e
Indonesia. En 1959 era una colonia británica donde existía una base militar, la
cual era la principal fuente de empleos de la isla. En 1965 hubo un choque
político y económico porque repentinamente los ingleses la abandonaron. LKY
pensó que las posibilidades de sobrevivir eran muy remotas, pero se armó de
valor y disciplina para construir un ejército de la nada y transformar la
economía.
Su asesor -Albert Winsemius, economista holandés- en 1960 le aconsejó que para tener éxito debía eliminar al comunismo porque imposibilitaba cualquier progreso económico. LKY quedó perplejo, pero se dijo a sí mismo que no debía enfrascarse en polémicas dogmáticas, sino ser pragmático, buscando soluciones directas a los problemas que enfrentaba. Adoptó el siguiente lema: su gente bajo ninguna circunstancias debía tener una mentalidad de mendigo ni victimarse ante el mundo. Les anunció que: debían depender de ellos mismos, de su trabajo productivo, inteligencia, creatividad, emprendimiento e integridad. Sí alguna asistencia habrían de recibir debía ser a través de la industrialización. Tenemos que crear una nueva clase de economía, tratar nuevos métodos y esquemas que nadie antes haya tratado en el mundo. La moral y la confianza serían decisivas en la batalla para sobrevivir.
Con esa idea aprendió del éxito de los países desarrollados para crear un oasis del primer mundo en el tercer mundo. Consideró fundamental invertir en infraestructura, electrificación y crear los estándares necesarios para atraer la inversión: seguridad jurídica, respeto a la propiedad privada, excelentes medios de transporte, comunicación, salud y servicios. La educación y el reentrenamiento de la fuerza de trabajo fue primordial, e incluso LKY se fue a la universidad de Harvard a recargar sus baterías: su meta era llegar a la cúspide entrenándose en los requerimientos para la industrialización, atraer la inversión, manejar los negocios, incentivar la competencia y el comercio internacional. Estableció contacto con los ejecutivos de las empresas más importantes del mundo, reuniéndose en ciudades de Estados Unidos, Inglaterra y Europa. Para formar los equipos que contribuyeran a la reconstrucción, envió a entrenarse a los estudiantes más destacados a las mejores universidades del mundo.
Creó el Directorio de Desarrollo Económico cuyo objetivo era concentrar en una sola institución todos los requerimientos para abrir un negocio y evitar que se constituyeran diferentes ministerios donde la burocracia se corrompe y entorpece cualquier negocio. En la actualidad para abrir una empresa en Singapur solo se requieren tres días, la corrupción es inexistente y cuenta con la mejor calificación del Índice de Transparencia Internacional.
Adicionalmente, LKW se comprometió con los ciudadanos y con aquellos inversionistas que confiaban en sus promesas, a mantener disciplina fiscal, monetaria y cambiaria. Creó los incentivos fiscales y comerciales necesarios para fomentar la producción, el empleo y las exportaciones, promovió armonía entre trabajadores, empresas y sector público para que contaran con un ambiente de excelencia laboral, remuneraciones competitivas e ingresos reales que no fuesen destruidos por la inflación.
Singapur se convirtió en un centro de atracción de los inversionistas que operan eficiente y rentablemente a pesar de no contar con recursos naturales o un mercado doméstico grande, especializándose en la producción de electrónicos, tecnológicos, manufacturas, refinerías petroleras (es el tercer centro de refinación después de Rotterdam y Houston), petroquímicos, servicios de transporte marítimo y aéreo. También creó un centro financiero internacional que compite con Nueva York, Londres y Tokio.
Hoy en día Singapur es uno de los países más prósperos del mundo: con un ingreso per cápita de $53.523. En los últimos 11 años, en promedio anual, el producto creció 5,26%; la tasa de desempleo es 3%; la inflación es 1,7%; el superávit fiscal es de 5,17% respecto de una balanza de pagos de $28.500 millones; y reservas internacionales de $200.000 millones. Sus exportaciones alcanzan los $400.000 millones anuales, y su puerto marítimo maneja el mayor volumen de carga en tonelaje. Un ejemplo del cual nuestros líderes deben aprender. (9)
cedice@cedice.org.ve
@cedice
Su asesor -Albert Winsemius, economista holandés- en 1960 le aconsejó que para tener éxito debía eliminar al comunismo porque imposibilitaba cualquier progreso económico. LKY quedó perplejo, pero se dijo a sí mismo que no debía enfrascarse en polémicas dogmáticas, sino ser pragmático, buscando soluciones directas a los problemas que enfrentaba. Adoptó el siguiente lema: su gente bajo ninguna circunstancias debía tener una mentalidad de mendigo ni victimarse ante el mundo. Les anunció que: debían depender de ellos mismos, de su trabajo productivo, inteligencia, creatividad, emprendimiento e integridad. Sí alguna asistencia habrían de recibir debía ser a través de la industrialización. Tenemos que crear una nueva clase de economía, tratar nuevos métodos y esquemas que nadie antes haya tratado en el mundo. La moral y la confianza serían decisivas en la batalla para sobrevivir.
Con esa idea aprendió del éxito de los países desarrollados para crear un oasis del primer mundo en el tercer mundo. Consideró fundamental invertir en infraestructura, electrificación y crear los estándares necesarios para atraer la inversión: seguridad jurídica, respeto a la propiedad privada, excelentes medios de transporte, comunicación, salud y servicios. La educación y el reentrenamiento de la fuerza de trabajo fue primordial, e incluso LKY se fue a la universidad de Harvard a recargar sus baterías: su meta era llegar a la cúspide entrenándose en los requerimientos para la industrialización, atraer la inversión, manejar los negocios, incentivar la competencia y el comercio internacional. Estableció contacto con los ejecutivos de las empresas más importantes del mundo, reuniéndose en ciudades de Estados Unidos, Inglaterra y Europa. Para formar los equipos que contribuyeran a la reconstrucción, envió a entrenarse a los estudiantes más destacados a las mejores universidades del mundo.
Creó el Directorio de Desarrollo Económico cuyo objetivo era concentrar en una sola institución todos los requerimientos para abrir un negocio y evitar que se constituyeran diferentes ministerios donde la burocracia se corrompe y entorpece cualquier negocio. En la actualidad para abrir una empresa en Singapur solo se requieren tres días, la corrupción es inexistente y cuenta con la mejor calificación del Índice de Transparencia Internacional.
Adicionalmente, LKW se comprometió con los ciudadanos y con aquellos inversionistas que confiaban en sus promesas, a mantener disciplina fiscal, monetaria y cambiaria. Creó los incentivos fiscales y comerciales necesarios para fomentar la producción, el empleo y las exportaciones, promovió armonía entre trabajadores, empresas y sector público para que contaran con un ambiente de excelencia laboral, remuneraciones competitivas e ingresos reales que no fuesen destruidos por la inflación.
Singapur se convirtió en un centro de atracción de los inversionistas que operan eficiente y rentablemente a pesar de no contar con recursos naturales o un mercado doméstico grande, especializándose en la producción de electrónicos, tecnológicos, manufacturas, refinerías petroleras (es el tercer centro de refinación después de Rotterdam y Houston), petroquímicos, servicios de transporte marítimo y aéreo. También creó un centro financiero internacional que compite con Nueva York, Londres y Tokio.
Hoy en día Singapur es uno de los países más prósperos del mundo: con un ingreso per cápita de $53.523. En los últimos 11 años, en promedio anual, el producto creció 5,26%; la tasa de desempleo es 3%; la inflación es 1,7%; el superávit fiscal es de 5,17% respecto de una balanza de pagos de $28.500 millones; y reservas internacionales de $200.000 millones. Sus exportaciones alcanzan los $400.000 millones anuales, y su puerto marítimo maneja el mayor volumen de carga en tonelaje. Un ejemplo del cual nuestros líderes deben aprender. (9)
cedice@cedice.org.ve
@cedice
(1) Ascensio, p. 15. Martín “Magia y
religión en la Venezuela contemporánea, p. 203.
(2) Ibídem, p. 61
(3) N. García Gavidia, El arte de curar
en el culto a María Lionza. P.39.
(4) Ascencio Ob.Cit., p. 16.
(6) Ibidem.
(8) FUENTE: http://efrainesteban.blogspot.com/2009/02/mentalidad-subdesarrollada-pais.html
(9) FUENTE: http://www.eluniversal.com/2011/08/15/del-tercer-al-primer-mundo
(9) FUENTE: http://www.eluniversal.com/2011/08/15/del-tercer-al-primer-mundo
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