ANTONIO JACINTO GRUBER DE FIGARELLI:
HISTORIAS DE VIDA—CAPÍTULO DOS--EL CALLAO, 1937—CARACAS 2010—
ANTONIO, VICTOR, Y LAS
MATEMÁTICAS—I—
Víctor M Gruber
F--Caracas—07--Marzo--2010—
Como bien sabe la Familia
Antonio--(En paz descanse)-- se graduó en el Liceo “Andrés Bello” de Caracas,
en el año escolar 1954-55, como Bachiller en Ciencias Físicas y Matemáticas,
título bastante sonoro, rimbombante, diría yo; pero recuerden que eran los años
50, se “egresaba” del 4º. Año de Bachillerato con Diploma de Estudios, y eran
tres las “Especialidades” para el 5º. Año: la antes nombrada, “Biología y
Química”, y “Filosofía y Letras”. Yo egresé un año después, por razones que
contaré luego; pero toda la vida estuvimos, ambos, muy orgullosos de semejante
Título y logro.
Antonio llegó hasta la entrada del
3er. Año de Ingeniería, UCV, si mal no recuerdo; yo me retiré de la Facultad en
diciembre de 1956 y emigré al Instituto Pedagógico Nacional, también en Física
y Matemáticas, 1957-58. En ese bendito año 1958, cayó la dictadura de Pérez
Jiménez, y pudo más, para ambos, la pasión por la política y el cambio social,
que la continuación de los respectivos estudios, por lo menos hasta 1968; diez
años, más o menos, durante los cuales nos “graduamos” en la “Universidad de la
Vida”, como muchos otros venezolanos de diferentes épocas, incluso de la actual.
Pero el tema principal es el de la
relación entre los “morochos” Gruber — (nacidos el 08-12-37, en El Caratal, El
Callao, Guayana, Venezuela)--, las Matemáticas, y por extensión la Física, y la
Química. Si mal no recuerdo no fuimos demasiado buenos alumnos en la Aritmética
de la Escuela Primaria; nuestra Santa Madre Antonia (92 años), siempre
pendiente de los estudios de sus hijos;
nos ayudaba con la bendita
Gramática Castellana—(que siempre ha sido mi gran dolor de cabeza, aún
hoy, por el maremágnum de normas, reglas, y demás mandatos de la
Academia)--; también revisaba las tareas
pendientes de varias Asignaturas, y nos daba su ayuda generosa en los problemas
de la Aritmética: lectura y escritura de números; decimales; quebrados; regla
de tres; regla de interés, y otras menudencias.
Nosotros preferíamos, evidentemente,
la lectura de comiquitas, periódicos, y revistas, que nos enviaba la Abuela
Rosario-- (¡Bendita sea!)--, desde Caracas; estábamos casi al día con las aventuras
de Superman; El Fantasma que Camina y su Corte de Pigmeos Bandar; Tarzán el
Hombre Mono; Mandrake el Mago; Roldan El Temerario y sus aventuras
extraterrestres; Lorenzo y Pepita; el Pato Donald y su familia; Popeye y su
dieta de espinacas; las aventuras de unos pequeños y terribles gemelos cuyo
nombre no recuerdo; el Ratón Miguelito; etc., etc…
Amén de revistas como la “Reader´s
Digest” que nos “informaba” desde su punto de vista “Panamericano” de la
realidad continental y mundial. También oíamos la radio, noticias nacionales,
y de la 2ª. Guerra Mundial; veíamos
películas mejicanas, y cantábamos sus canciones; además nos asomábamos por unas
novelas folletinescas, que vendían por fascículos por los pueblos de Guayana, y
eran la comidilla preferida de las señoras de los pueblos, en las visitas a sus
amigas: conversaban sobre los últimos “eventos” novelescos como si se tratara
de personajes reales.
Sumergidos en esos mundos, reales y
ficticios, deben comprender que la Escuela Primaria, con su rígidas rutinas,
sus libros en blanco y negro-- (sobre todo los de geografía, biología, o
zoología, en blanco y negro, eran pesadísimos). En el 6º. Gdo. Que cursé en el
Salesiano de Caracas, me “salvó” la vida libro de Geografía hermosamente
ilustrado a colores)--, todos ellos eran para nosotros aburridísimos; queríamos
que el tiempo pasara rápido, volver a casa y sumergirnos en nuestro Universo de
fantasías y realidades. Entramos en una Escuela Unitaria en Guasipati, a los
siete años (1944) y egresamos de la Primaria en 1949; nuestra historia escolar
fue “paralela” a las mudanzas de la familia: Guasipati, Upata, Caracas,
Tinaquillo, Tinaco, San Carlos, La Victoria, y finalmente Caracas; por tanto
pertenecemos a muchas “promociones” escolares de diversos lugares; esto fue
bueno por la acumulación de conocimiento sobre personas y poblaciones; pero fue
negativo en cuanto no pudimos convivir tiempo suficiente con ningún grupo en la
Primaria, como debería ser normalmente.
El
grupo de condiscípulos, y la Institución más estable, lo experimentamos
al entrar al 1ero. De Bachillerato, en el Colegio Estadal Cojedes, de San
Carlos, desde1950 hasta egresar de 3er Año en 1953. Es lógico que de esa época
guardemos la mayor cantidad de recuerdos y de amistades. No nos fue muy bien en
las Matemáticas del 1º. Y 2º, Años de Bachillerato; siempre eran las notas más
bajas dentro del conjunto de las Asignaturas cursadas, mientras que el
rendimiento en la otras Materias eran mucho mejores.
Para ese tiempo vivíamos en El
Tinaco, y todos los días, a las 6am, en la única camioneta, habilitada para
cargar personas, de la Prefectura del pueblo, nos trasladaban a San Carlos, al
grupo de estudiantes de Bachillerato; teníamos clase de 8am a 12m, y de 2pm a
5pm; almorzábamos, gratuitamente, en el comedor del Grupo Escolar de San
Carlos, cuyo Director era por casualidad, el mismo Maestro que era Director de
la Escuela Federal Graduada de Upata en la cual cursamos 4º.Gdo. de Primaria.
Por cierto, que tanto en Upata, como en San Carlos, nos encontramos con nuestro
doble primo Max Contasti, con quien coincidimos de nuevo en el 5º. De
Bachillerato en Caracas, y luego en la Facultad de Ingeniería, UCV.
Decíamos más arriba, que el Colegio,
no nos iba muy bien en Matemáticas, 1º. Y 2º. Años, por el contrario de las
otras Materias; un mal/buen día— (luego sabrán el por qué de esta
“clasificación”)--,mientras esperábamos a la nombrada camioneta del transporte
escolar, un compañero de apellido Briceño, al que llamábamos “Pecos
Bill”—(porque era muy “pecoso” y la canción de marras estaba de moda)—Nos
desafió frente a las compañeras y compañeros del grupo:
¡Ustedes los Gruber lo que saben es
hablar y escribir pura paja, puro gamelote; siempre van mal en matemáticas;
mientras que yo saco puros 20 en esa Materia; ella es para gente inteligente
que nació para entenderla, ustedes no! Antonio reaccionó violentamente, y se
fajó a puño limpio con el compañero, limpiando el “honor intelectual de la
familia”; ambos salieron bastante golpeados, los muchachos y muchachas los
separaron.
El pleito no pasó de allí, me consta
que después se hicieron amigos de “palos”, y otras aventurillas. Con motivo de
la muerte y velorio de Antonio, el compañero Héctor Pedreáñez, hoy Académico de
la Lengua, lo llamó para darle la infausta noticia, y él me llamó para darme el sentido pésame, y
ponérseme a la orden, gesto que mi familia y yo agradecemos altamente. Por
cierto que en esa conversación le pregunté por su relación con las Matemáticas,
yo suponía que había estudiado Ingeniería, o alguna Materia afín, pero me
informó muy divertido que se había ocupado de otras cosas, más bien tenia éxito
como empresario. Bien supongo que eso también tiene relación con su exitosa, y
temprana, experiencia numérica.
Pero como decía más arriba fue un mal
día por la ofensa y la pelea; pero fue un buen día porque nos motivó a
investigar cuál era el problema que teníamos con la fulana Matemáticas. Pues siempre la familia, y su entorno, se
habían hecho de lenguas de lo “inteligentes, avispados, y cultos, que eran
estos morochitos”; y celebrados así hasta los 12 años, no podíamos entender la
“tesis” de “Pecos Bill”, de que había gente que nacían “inteligente” para dicha
Materia y otras no, las cuales estaban destinados, de por vida, a leer, hablar,
y escribir “pura paja, puro gamelote”.¡”Eso” no podía ser posible, por lo menos
con nosotros no!
En las vacaciones del 2º. Año, en el
Tinaco, convertimos una mesa de “ping-pong” en mesa de estudio, y armados de
los libros de Boris L Bossio Vivas, para 1º. Y 2º. Años de Bachillerato; la
Aritmética de Baldor, y la Bruño. Empezamos por revisar las páginas del libro
de Bossio Vivas para 2º. Año, era como si intentáramos leer en un idioma
extranjero; igual nos pasó con el respectivo libro del 1er. Año; y poco a poco
llegamos a la conclusión que ¡Nunca habíamos estudiado la Matemática en serio!
Así que en la vacaciones del 2º. De
Bachillerato, repasamos todos y cada uno de los temas de la Aritmética de la
Primaria; enfrentados el uno con el otro, luego de estudiar un tema a fondo,
copiábamos el enunciado de un problema de la Aritmética Baldor, o de Bruño, y
veíamos quien lo resolvía primero; el que ganaba la competencia le enseñaba al
otro cómo hacerlo. Luego, mientras cursábamos el 3er. Año, simultánea y
paralelamente íbamos repasando los libros respectivos del 1º. Y 2º. Años; por
tanto al egresar para el 4º. Año, que cursamos en La Victoria, Aragua, 1953-54,
íbamos mejor preparados; pero no adelantaremos ese tema y esa experiencias,
porque aún falta mucho que contar de los
estudios de San Carlos entre 1950-53.
....(Continuará)...
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