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FASCISMO VS. CHAVISMO – (Familia, Sexo, y Poder) – VIII --
Nota previa: Seguimos haciendo, para este ensayo --(Parte VIII) -- una lectura comentada, del texto de Wilhem Reich, “La Psicología de Masas del Fascismo”, La Jornada.. Traducido por Alfonso Herrera Salcedo T. En : www.lainsignia.org./2002/Julio/Dial__004.HTM. Mis acotaciones, notas, o comentarios, irán debidamente diferenciadas del texto original de WR, las señalaremos así: (VG). Los ordinales (números y/o letras), fueron agregados por mí, para facilitar la lectura y discusión del material; cualquier “corte” u otra manipulación del texto, será inmediatamente señalada también, mediante la forma (...). Continuamos leyendo, y comentando, a WR:
(…) Permítasenos decir, al menos, lo siguiente: las debilidades e inhibiciones sexuales que constituyen el prerrequisito más importante para la existencia de la familia autoritaria y que representan el cimiento de la formación estructural del individuo de clase media baja, se acompañan de los temores religiosos que se inculcan mediante sentimientos de culpa en materia de sexo y que están profundamente enraizados en el ámbito de lo emocional. De este modo, arribamos al problema de la relación de la religión con la negación del deseo sexual. La debilidad sexual conduce a una disminución de la autoestima. En algunos casos, ésta se compensa mediante la represión de la sexualidad; en otros, a través de la rigidez del carácter (…)
Comentario (VG):
Subrayaremos lo dicho por WR: “las debilidades e inhibiciones sexuales (…) constituyen el prerrequisito más importante para la existencia de la familia autoritaria”
Y esto podemos generalizarlo, en Venezuela, para todas las capas de la población que apoyan el “proceso”, es decir, el nuevo proyecto nacional—socialista, populista, caudillista, con impronta militarista; que se ha definido recientemente con el cognomento de “socialismo del siglo XXI”.
Están a la vista del observador más ingenuo, las connotaciones sexuales, orales y gestuales, muy aplaudidas y celebradas, manipuladoras de la masa participante en las concentraciones populares, y que se manifiestan a través de expresiones como:
Seguimos subrayando a WR: “La debilidad sexual conduce a una disminución de la autoestima. En algunos casos, ésta se compensa mediante la represión de la sexualidad; en otros, a través de la rigidez del carácter”
Es dato conocido el tema de la baja autoestima del venezolano común y corriente; lo cual seguramente proviene del impacto negativo que tuvo el choque cultural que significó el proceso histórico llamado: “Descubrimiento, Conquista, y Colonización”. Sometidos los grupos indígenas, sustituidos sus jefes naturales, sus creencias, sus dioses, sus lenguas; trasladados centenares de miles de africanos, como esclavos, a las tierras americanas; mezcladas todas las razas y culturas, pero siempre bajo el control y dominio, de los blancos occidentales; conservamos aún la inculcada noción de la “superioridad” del otro, asociada con la creencia de la propia “inferioridad”.
El proceso independentista, bajo la dirección de la clase noble criolla, desterró en el caso hispanoamericano, el modelo político peninsular, pero se trató de imitar a los ingleses, a los franceses, y aún más, a los norteamericanos. Los republicanos, tanto los padres de la Patria venezolana, como los del resto de Latinoamérica, independizados del imperio español, siguieron mirando con desconfianza a la gran masa no blanca, parda, o mestiza; buena para la guerra y nada más; y mirando hacia Europa, impulsaron la nueva inmigración, y colonización: el campesino europeo más atrasado, era supuestamente superior, a esa gente mezclada, que había perdido las virtudes propias de la raza “pura”: india, negra, o blanca.
Por cierto que para “controlar” las características negativas de dicha población, haría falta el famoso “Gendarme Necesario”, de Vallenilla Lanz, y otros positivistas venezolanos como Arcaya, y Gil Fortoul ¿Le parece familiar, al lector actual, esta propuesta?
Y así vemos en Venezuela, y otros países del continente, el constante desplazamiento de la población nativa, a favor de la población inmigrada. También las clases dirigentes se “encantaron” con los modelos políticos occidentales, y aún más, con las personalidades que los representaban. Por supuesto, que el modelo de gobierno colonial—autoritario, se trasladó por una especie de fenómeno osmótico, de carácter social, hacia un modelo republicano—autoritario. Seguiremos en otra entrega.
Víctor M. Gruber F.
C.I.V.- 1.730.472
gruberv@cantv.net
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