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FASCISMO VS. CHAVISMO – (Familia, Sexo, y Poder) – VI --
Nota previa: Seguimos haciendo, para este ensayo --(Parte VI) -- una lectura comentada, del texto de Wilhem Reich, “La Psicología de Masas del Fascismo”, La Jornada.. Traducido por Alfonso Herrera Salcedo T. En : www.lainsignia.org./2002/Julio/Dial__004.HTM. Mis acotaciones, notas, o comentarios, irán debidamente diferenciadas del texto original de WR, las señalaremos así: (VG). Los ordinales (números y/o letras), fueron agregados por mí, para facilitar la lectura y discusión del material; cualquier “corte” u otra manipulación del texto, será inmediatamente señalada también, mediante la forma (...). Seguimos leyendo, y comentando, a WR:
(…) Este éxtasis surge de la vida emocional inconsciente. En un principio, no le prestamos atención a estas fuentes y, de hecho, preferimos pasar por alto sus relaciones con la ideología antes citada. Sin embargo, el análisis de las clases media y baja no deja duda alguna sobre la importancia de la relación entre la vida sexual y la ideología del "deber" y del "honor".
Para empezar, la posición política y económica del padre se refleja en su relación patriarcal con el resto de la familia. El Estado autoritario cuenta con su representante en cada familia a través de la figura paterna, de modo que esta familia se convierte en su principal instrumento de poder (…)
Comentario (VG):
Ya en la parte V, de este escrito, hemos comentado, cómo la figura del caudillo, y dictador, del período Castro--Gomecista (1900-1935), tenía su contraparte, reflejo, o “clonación”, en cada cabeza de familia; en cada hacienda, fábrica, taller, comercio, escuela, o institución; por tanto la cúpula caudillesca—dictatorial, era una especie de emanación, o destilado, de la sociedad en su conjunto; lo cual explica su larga permanencia en el Poder, amén de otros factores endógenos: económicos, políticos, ideológicos, y culturales; también del apoyo de factores internacionales interesados en una sociedad “tranquila”, vigilada por el "Gendarme Necesario", que garantice sus inversiones de capital. Subrayaremos con WR:
“El Estado autoritario cuenta con su representante en cada familia a través de la figura paterna, de modo que esta familia se convierte en su principal instrumento de poder”.
Basta dar una simple mirada a la Venezuela del período referido; a la post—gomecista (1935—45); a los diez años del dictador MPJ; a los rasgos autoritarios de nuestros Presidentes “demócratas” (1958—98); y al actual resurgimiento del caudillismo personalista, embojotado dentro de una especie de “popurrí”, o sancocho “cruzao” ideológico; recientemente bautizado como el “socialismo del siglo XXI”; pero que en realidad cada día se parece más a un nuevo nacional—socialismo, populista, caudillesco, personalista, y militarista; con apoyo importante en todas las capas sociales de la población. La sociedad venezolana misma produce sus propios, y abundantes, verdugos.
Sigamos con WR:
(…) La posición autoritaria del padre refleja su papel político y revela la relación de la familia con el Estado autoritario. Dentro de la familia, el padre ocupa la misma posición que la que desempeña hacia él su propio jefe en el proceso productivo. A su vez, él reproduce esa actitud de subordinación al inculcarla en sus hijos, en particular en los varones. La actitud pasiva y servil de los miembros de las clases media y baja hacia la figura del Führer, proviene de estas condiciones. Hitler, sin adivinarlo, en realidad se basaba en esa actitud de la clase media baja cuando escribió:
«La abrumadora mayoría de la gente es tan femenina en su naturaleza y actitud, que sus pensamientos están regidos, en mucha mayor medida, por la emoción y los sentimientos que por un sobrio razonamiento.» (…)
Comentario (VG):
¡ Palabras de puño y letra del propio “Führer” ¡ Recordemos que también Mussolini, pensaba que la “masa” tenía características femeninas, y por tanto, en las concentraciones populares, la relación entre “ella” y el “líder”, adquiría la connotación de una especie de acto parasexual. Basta ver los filmes que registraron el comportamiento de las masas alemanas frente a su Líder Máximo, en los momentos de mayor euforia; también debemos recordar los momentos de máxima popularidad de Perón en Argentina; de Rómulo Betancourt en Venezuela; de Fidel Castro en Cuba. Repetiremos con Adolfo Hitler:
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Ello puede explicar el amor, ciego e irracional, de la masa popular hacia un líder carismático; así como también el “encandilamiento” que produce en muchos intelectuales, académicos, historiadores, sociólogos, universitarios en general; que arrojan por la borda sus profundos estudios
Víctor M. Gruber F.
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