Publicado: Dom Abr 24, 2005 11:37 pm Asunto: FASCISMO VS. CHAVISMO--IX--
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FASCISMO VS. CHAVISMO – (Familia, Sexo, y Poder) – IX --
Nota previa: Seguimos haciendo, para este ensayo --(Parte IX) -- una lectura comentada, del texto de Wilhem Reich, “La Psicología de Masas del Fascismo”, La Jornada.. Traducido por Alfonso Herrera Salcedo T. En : www.lainsignia.org./2002/Julio/Dial__004.HTM. Mis acotaciones, notas, o comentarios, irán debidamente diferenciadas del texto original de WR, las señalaremos así: (VG). Los ordinales (números y/o letras), fueron agregados por mí, para facilitar la lectura y discusión del material; cualquier “corte” u otra manipulación del texto, será inmediatamente señalada también, mediante la forma (...). Continuamos leyendo, y comentando, a WR:
(…) La compulsión de controlar nuestra sexualidad, de mantener la represión sexual, nos lleva a la aparición de nociones patológicas, teñidas de emociones de lo que es el honor y el deber, el valor y el control de sí mismo. No obstante, el carácter patológico y emocional de estas actitudes psíquicas varía, en forma considerable, de acuerdo con la realidad del comportamiento personal de cada uno. El individuo que alcanza la satisfacción genital es honorable, responsable, valeroso y controlado, sin presumir de ello. Estas actitudes son una parte orgánica de su personalidad. Aquel cuyos genitales se han debilitado, cuya estructura sexual presenta múltiples contradicciones, debe recordarse a sí mismo, continuamente, la necesidad de controlar su sexualidad, preservar su dignidad sexual y ser valeroso frente a las tentaciones, etcétera. (…)
Comentario (VG):
Subrayaremos con WR: (…) “El individuo que alcanza la satisfacción genital es honorable, responsable, valeroso y controlado, sin presumir de ello. Estas actitudes son una parte orgánica de su personalidad” (…)
En Venezuela, el machista criollo, vernáculo, tiene un comportamiento absolutamente contrario al descrito: no es honorable (incapaz de cumplir con la palabra empeñada); no es responsable (muy dado al abandono del hogar y de los hijos, concebidos por medio del matrimonio, o de cualquier arreglo de pareja); no es valeroso (huye de las responsabilidades hogareñas comunes, hay que convocarlo a los tribunales por la pensión alimenticia); no es controlado ( es dado al sexo como un fin en sí mismo, lo que puede ocasionar relaciones aberradas como el incesto); no es discreto (presume de sus “hazañas” sexuales con sus amigotes en reuniones donde quedan expuestos los momentos más íntimos con su pareja permanente u ocasional).
Y estas “virtudes” se elevan al máximo, cuando un ejemplar de esta “especie” humana, accede al poder absoluto, y posee un vasto coro de adoradores que le aplauden y festejan las “gracias” además de reforzar las tendencias a imitarlas. Basta ver, y reflexionar, sobre el increíble espectáculo que nos ofrece la clase política que detenta el poder en la actualidad.
Continuamos con WR:
(…) No es posible abordar en detalle aquí hasta qué punto la lucha inconsciente en contra de nuestras propias necesidades sexuales da lugar a pensamientos metafísicos y místicos. Citaremos sólo un ejemplo característico de la ideología del Nacional Socialismo. Una y otra vez nos encontramos frente a series de palabras como las siguientes: honor personal, honor familiar, honor racial, honor nacional. Esta secuencia es coherente con las diferentes capas de la estructura individual. Sin embargo, no incluye a la base socioeconómica: capitalismo, o más bien patriarcado; institución del matrimonio compulsivo; supresión sexual; lucha del individuo en contra de su propia sexualidad; sentimiento de compensación personal a través del honor; etcétera. La posición más alta dentro de esta secuencia la ocupa la ideología del "honor nacional", idéntica al núcleo irracional del nacionalismo (…)
Comentario (VG):
Subrayaremos con WR, en relación a la ideología del Nacional Socialismo: (…) “Una y otra vez nos encontramos frente a series de palabras como las siguientes: honor personal, honor familiar, honor racial, honor nacional (…)
En esta Venezuela “revolucionaria”, se apela constantemente al “honor nacional”, en un intento de unir al ciudadano, común y corriente en “contra” de la supuesta amenaza externa imperialista, y de los adversarios al gobierno, que se convierten automáticamente en “traidores” a la patria, “traidores” a la revolución, “traidores” al líder máximo.
Él representa, más bien encarna, según la nueva liturgia revolucionaria, a la historia de la república: pasado, presente, y futuro; también se cubre con la bandera nacional, se protege con el escudo de la nación;es la letra y la música del himno nacional.
Su historia personal, familiar, y social, hasta las más insustanciales travesuras, se rescriben como parte de la historia nacional; el honor familiar, pasa a formar parte del honor histórico nacional; el honor personal sufre también semejante transformación. Su pertenencia a una raza autodenominada “mestiza pura”, forma parte de un nuevo honor racial, se levantan las banderas orgullosas de la pertenencia al indio, al negro, al mestizo, frente a los “blancos” , que a su vez son imagen de los descubridores, conquistadores, y colonizadores; y por tanto son descendientes de los explotadores; según la lógica lineal "revolucionaria".
Estos nuevos componentes litúrgicos, se mezclan con el culto a Bolívar (que era blanco y oligarca por cierto), y demás padres de la patria, los cuales son fundamentalmente guerreros, al parecer no hubo civiles en las luchas de la independencia, tampoco en la construcción de las diversas repúblicas bolivarianas; y los valores patrios fundamentales se relacionan, instrumentalmente, con la guerra, la sangre, la muerte, la destrucción. Por ello se enarbola la espada del Libertador, y se amenaza con ella a los adversarios nacionales, y a las “oligarquías” de los países vecinos.
Y ante la supuesta amenaza permanente, de invasión o guerra “asimétrica”, se militarizan al máximo los cargos y funciones de gobierno, y se tiende a la militarización absoluta de la sociedad civil, contraviniendo las conocidas sentencias del Libertador Simón Bolívar, sobre el papel de los militares en la cosa pública:
¡Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el árbitro de las leyes ni del Gobierno; es el defensor de su libertad! (02 de enero de 1814). O aquella otra: ¡El sistema militar es el de la fuerza, y la fuerza no es gobierno ¡(26 de noviembre de 1816).
Seguiremos la próxima entrega.
Víctor M. Gruber F.
C.I.V.- 1.730.472
gruberv@cantv.net
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