LECTURA PRINCIPAL ACTUALIZADA:
Desde aquel día del 2002 en el que Hugo Chávez apareció en cadena de radio y televisión explicando que la oposición había comprado un misil para derribar su avión, había que tomárselo muy en serio. De hecho, la realidad es que había que tomarlo como cierto. Sí, como cierto, porque en política una acusación severa como esa no se puede tomar de otra manera. Es como el Servicio Secreto que protege al presidente Barak Obama que recibe 30 amenazas de muerte cada día (‘The Telegraph’) y cada una de ellas, por mas absurda que parezca debe ser tomada e investigada como “cosa cierta”.
Por eso la oposición debió tomar como cierta la acusación cuando el jefe de espionaje venezolano apareció en 2004, también en cadena de radio y televisión, informando de que la oposición mataría a Chávez con un súper Jet F-16. También cuando el jefe de espías explicó con lujo de detalles cómo la oposición usaría otro F-16 en 2008. Cuando decidió comprar ya aviones propios en 2010 para asesinar al presidente y cuando ya se acusó a la oposición de comprar nada menos que una flotilla de F-16 en 2014. Más serio aun cuando la oposición, ya evidentemente sin liquidez por haber comprado tanto avión sofisticado, sólo pudo comprar un avión de hélices para acometer la misma tarea, en el 2015.
Acusaciones hilarantes
Imaginen los amigos lectores que el presidente del Gobierno español aparece en una rueda de prensa, junto a los jefes militares, explicando que la oposición actual ha invertido 2.000 millones de euros en aviones a reacción e incluso que le han dado las coordenadas donde bombardearían los poderosos y sofisticados aviones. Ahora imagínese usted que va a los mapas de Google e introduce esas coordenadas para saber cuales eran los objetivos militares de la oposición y descubre que el único objetivo del bombardeo era el pueblito de Villamedianilla, en la provincia de Burgos. ¿Podía la oposición venezolana, económicamente arruinada, gastar el equivalente al presupuesto de educación primaria de Venezuela para comprar aviones F-16, con la finalidad de bombardear un pequeño pueblo de menos de 10 habitantes, como reza una de las acusaciones? No importa cuán hilarante sea la respuesta, porque lo importante es lo que buscaba la acusación y lo que pretendía que respondiera la oposición.
Revisemos la realidad, que no es otra que acometer un ‘genocidio político’. El primer candidato presidencial en la era chavista, Henrique Salar Romer, y por quien votaron los venezolanos, hoy está exiliado por una de esas acusaciones de magnicidio. El segundo candidato presidencial también demócrata, Manuel Rosales, también esta exiliado por “conspirador y magnicida”. El líder de la Coordinadora Democrática, Enrique Mendoza, quien llevó a la primera y única victoria electoral opositora, fue juzgado por conspiración y magnicidio. El equipo de técnicos que ayudaron a organizar la estrategia electoral de la oposición, también fueron acusados formalmente y algunos están exiliados. Los banqueros, empresarios y financieros de la oposición fueron barridos con esa estrategia y a los periodistas de medios de comunicación que difundían opinión libremente como Miguel Henrique Otero (periódico ‘El Nacional’), Rafael Poleo (periódico ‘El Nuevo País’) Marcel Granier (canal de televisión RCTV) y Alberto Federico Ravell o Nelson Mezerhane (canal de noticias Globovisión) no sólo les arrebataron esos medios o los llevaron prácticamente a la ruina, sino que fueron acusados de magnicidas.
Nuevos liderazgos
Luego surgieron los nuevos liderazgos. Los precandidatos presidenciales de la actual Mesa de la Unidad Democrática, como Cecilia Sosa, Oswaldo Álvarez Paz y César Pérez Vivas, también han sido acusados por conspiración y magnicidio. Los liderazgos jóvenes y emergentes de los partidos tradicionales como Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular y del Partido Copei fueron o están siendo diezmados por conspiración y magnicidio. Quienes se marcharon del Gobierno como Henri Falcón para fundar su partido político, ya cuenta con dos averiguaciones abiertas y una amenaza del presidencial.
Los más jóvenes, el nuevo liderazgo estudiantil que despunta está siendo perseguido y encarcelado por conspiración, ya algunos han sido imputados por este delito, han rendido testimonio en la policía política del Gobierno o acusan seguimiento y hostigamiento por parte del servicio de espionaje. Los líderes que han surgido de las primarias de la Mesa de la Unidad, como el candidato presidencial Diego Arria, quien acusó a Chávez de sus vínculos con la ETA, hoy está exiliado por magnicidio. Los líderes opositores Leopoldo López y el segundo a bordo de su Partido Voluntad Popular, junto a Antonio Ledezma -quien no sólo es el alcalde mayor, sino también líder de su partido político-, hoy están presos en una cárcel militar, mientras que María Corina Machado se encuentra a la espera de ser imputada por segunda vez por el delito de conspiración y magnicidio.
A la oposición venezolana le queda un solo líder en libertad, Henrique Capriles, no así su partido político, cuyo máximo dirigente Julio Borges, su jefe de estrategia política y su jefe de estrategia electoral, quienes casi logran ganarle a Maduro en las últimas elecciones presidenciales, ya han sido formalmente acusados, buscados por Interpol o exiliados, por el mismo motivo; mientras no pocos creen a pies juntillas, que absolutamente toda la oposición ha planificado aproximadamente 70 planes de magnicidio.
Diría Fidel Castro que hoy, en el siglo XXI, ya no son necesarios los fusilamientos en el malecón, cuando se puede acometer un “genocidio político” a la vista de todos y que encima, muchos lo aplaudan.
Publicado originalmente en el diario El Mundo (España)
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LECTURA COMPLEMENTARIA POR EL EDITOR DEL BLOG (VMGF):
AUTORITARISMO Y POLÍTICA-CUFM-vmgf-28-11-2001-
8va. Jornada de Investigación del CUFM
Colegio Universitario “Francisco de Miranda”
Caracas, miércoles 28 de noviembre del 2001
AUTORITARISMO Y POLÍTICA
Autor: Víctor M. Gruber F.
Institución: CU “Francisco de Miranda”
Área de Investigación: Psicología, Sociedad, y Política.
RESUMEN CORTO: DECÍAMOS EN 1998…< Los “encuestólogos” como los llama la gente común y corriente, estimaban hasta no hace muchos días, que el resultado electoral, de las próximas elecciones, estaría –“por ahora”--, entre Irene Sáez y Hugo Chávez; pero, por detrás ( y por debajo) de las corrientes de simpatía hacia ambas candidaturas, se observa el choque (y la convergencia) de complejas fuerzas tradicionalistas y hasta arquetípicas, al más clásico estilo jungniano.
ELLA, figurativamente, es la mujer, la virgen intocada, la madre potencial de todos nosotros; la bella asediada por la bestia; la vestal que hizo un juramento de castidad, que está muy ocupada para pensar en el amor, puesto que dedica todo su tiempo a trabajar por la redención y salvación de su pueblo.
ÉL, en el imaginario popular, es el guapo de barrio, el macho criollo; el hombre con “riñones” que se alzó en la defensa de su pueblo; el Juan Charrasqueado del lugar, el hombre de a caballo, el nuevo “Maisanta”; el potencial galán de todas las mujeres; el militar con asesoramiento “civil” de doctores, filósofos, universitarios y empresarios; en fin la “Bestia” que acosa a la “Bella”.
Si ambos se aliaran, de alguna manera, hipótesis posiblemente negada hasta el infinito, pero no descartable en modo alguno, significaría la caída del país en el más obscuro tradicionalismo, en el más puro irracionalismo. Ambos son las caras de una misma moneda, el alfa y el omega de una Venezuela de antaño, instrumentada, en la actualidad, con las más modernas tecnologías de comunicación (y manipulación de masas).
¿Se darán las condiciones míticas para que la “Bella”rinda su pureza ante el acoso de la “Bestia”? No tenemos respuestas exactas a la mano; puesto que estos roles son intercambiables y pueden sufrir innumerables transfiguraciones o metamorfosis. El tema del autoritarismo, como irracionalidad hecha poder (o aspirando a el), me tiene atrapado desde hace muchos años; sobre todo al observar (y reflexionar) sobre Venezuela y las actitudes del venezolano, tanto en posiciones de mando como de obediencia; lo he dicho muchas veces, sobre todo en el aula de clase; lo he escrito menos veces; mucha gente de más luces que este autor, lo ha dicho y escrito: hay una especie de “fascismo” criollo potencial en el país, que se manifiesta en todas las capas de la población; las preferencias hacia estas dos figuras (y hacia otras que no nombramos) apuntan hacia allá>…
Todos conocemos el desenlace de la confrontación electoral de 1998; también la alianza política circunstancial que se dio posteriormente, para la elección de gobernador en Margarita (Nueva Esparta). Retomo, en todas y cada una de sus partes lo escrito en julio de 1998, y aspiro dar algunas de las razones que expliquen, en la medida de lo posible, los rasgos de autoritarismo que se observan en la realidad cotidiana nacional.
( Véase la ponencia: Víctor M. Gruber F., “Venezuela, elecciones de 1998: Irene Sáez vs. Hugo Chávez ¿Iguales o distintos, en qué medida?”. En: VIII SIMPOSIO DE LA CIENCIA POLÍTICA EN VENEZUELA: GLOBALIZACIÓN, DEMOCRACIA Y GOBERNABILIDAD. Caracas, 21,22, y 23 de julio de 1998. )
RESUMEN LARGO: En función de apegarnos las muy estrictas (y comprensibles), recomendaciones de los organizadores del Evento, en particular aquella que trata sobre la extensión de las ponencias, consideraremos suficientemente “introducidas” (y motivadas) estas notas sobre “Autoritarismo y Política” con el texto arriba escrito; obviaremos igualmente, por las mismas razones, los enunciados sobre “Objetivos” y “Metodología”, los cuales encontrarán subsumidos (también, sugeridos), tanto en la exposición oral como en el “Cuerpo” del trabajo, el cual entramos a exponer a continuación, directamente, pidiendo excusas al lector por las faltas a la ortodoxia metodológica, en función de lo verdaderamente sustantivo.
I.- El Autoritarismo: un enfoque Previo
Decíamos, en l983, que el libro de Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford, La Personalidad Autoritaria, [1] buscaba dar una fundamentación en los hechos, a la teoría sobre el autoritarismo [2]. Eduardo R. Colombo, en el prólogo a la edición castellana de la Obra de Adorno y sus colaboradores, afirmaba que antes de ellos, otros pensadores han planteado importantes conceptos relativos al tema: dominado por el miedo a ser débil (Adorno), y por el sentimiento de culpa; "el síntoma más importante de la derrota en la lucha por uno mismo es la conciencia culpable"(Fromm), y esto es el resultado de la presencia hegemónica de las tendencias sado-masoquistas, presentes, con diverso peso, en todas las personas cualquiera sea su grado de salud o neurotismo. Este aspecto se halla reforzado por los requerimientos culturales si, como algunos afirman--Erikson, Comfort--la sociedad urbana moderna es una sociedad centrada en la culpa. [3]
A partir de ahí, Colombo extrae algunas conclusiones que resumiremos de la siguiente manera: 1) Se define el autoritarismo como una tendencia defensiva, conformista, acrítica, ante los dictados de la autoridad; 2) El sujeto autoritario es una persona predispuesta a coincidir con la autoridad, que necesita la aprobación real o supuesta de la misma, aliviando de este modo su ansiedad personal; 3) Esta ansiedad se puede asimilar a un concepto más amplio de tensión en el sistema de su personalidad; 4) El individuo autoritario tiende a la rigidez y estereotipia para controlar su exceso de ansiedad en su sistema; 5) La defensa del yo, ante un monto excesivo de ansiedad, lo predispone a acatar ideologías autoritarias. [4]
Para la época en que Adorno y sus colaboradores llevaron a cabo su investigación, estaban frescos los recuerdos de la II Guerra Mundial, de los regímenes totalitarios de Mussolini en Italia, Hitler en Alemania, Japón en Asia; y se empezaba a cuestionar seriamente el régimen de Stalin en Rusia, dentro del marco de la "Guerra Fría"; así como a los incipientes regímenes de "Democracia Popular" en Europa Oriental. Ya desde las denuncias de Nikita Jruschov en el XX Congreso del PCUS, en 1956; el "Deshielo" en la "Guerra Fría"; La "Revolución Cultural" en China y sus consecuencias; la experiencia de Kim Il Sung en Corea del Norte, y de Polpot en Camboya; Gorbachov y la Perestroika, la caída del Muro de Berlín, la disolución de la URSS, y la desaparición de las "Democracias Populares" en la Europa Oriental; además de otras experiencias recientes y cercanas, se tiene más claro que el autoritarismo, y el totalitarismo, no son fenómenos restringidos a la historia pasada de la "Alemania Nazi" o de la "Italia Fascista", sino que puede surgir en cualquier país o nación sometida a determinadas condiciones; como sucedió en el pasado, como existen en el presente, y pueden darse en el futuro.
El problema entonces no tocaba solamente a los alemanes de la época de entre guerra ( y por supuesto, tampoco solamente a los italianos). Jung escribía en l945, lo siguiente:
Alemania ha planteado un grave problema al mundo, que debe ser considerado desde muchos aspectos. Su aspecto psicológico abarca sólo una faceta. Como psicólogo, soy propenso a considerar la importancia de esta faceta, sin embargo, he de dejar que el lector se forme sobre esto su propio juicio. Mi ocupación profesional con la psicología del inconsciente lleva consigo el que, a menudo tropiece con objetos que están todavía ocultos a la conciencia del día, pero que se preparan en un estado marginal a irrumpir en la conciencia, mucho antes de que el individuo sospeche lo que le va a deparar su futuro psicológico. Yo presentí lo que se preparaba en el inconsciente, pues tenía pacientes alemanes. Así pude escribir ya en 1918: "Cuanto más se pierde la autoridad incondicional de la ideología cristiana, tanto más perceptiblemente se revuelve en su guarida subterránea lay nos amenaza con la explosión de desvastadoras consecuencias. No hace falta ser un Edipo para adivinar quién es designado como la . Yo barruntaba que esta no se limitaba a Alemania, sino que concernía también al primitivo que acabaría por imponerse al europeo, de una manera gradual, por la incipiente masificación. [5]
En torno a los años 50, Horkheimer y Flowerman, comentaban que hacía poco, el mundo había presenciado el exterminio y persecución de millones de seres; ello había sucedido en un "baluarte de la civilización occidental" ¿Cómo había sido posible eso?¿De qué manera perduran los resabios irracionales, los viejos odios raciales y religiosos?¿Cómo explicar que "pueblos enteros hayan presenciado tranquilamente la exterminación de los suyos"?¿"Cuáles son, en la sociedad moderna, los tejidos que se conservan cancerosos y muestran, pese a nuestra pretendida civilización, el anacrónico atavismo de los pueblos primitivos" ? ¿" Y qué es lo que dentro de los organismos individuales responde a ciertos estímulos del medio con actitudes y actos destructivamente agresivos"? [6]
Existe, evidentemente, una línea común de pensamiento entre lo que afirma Jung en 1918, luego en 1945, y los autores nombrados más arriba. Hay entonces algo "enfermo" en el organismo social de la cultura occidental, --( y al parecer de otras culturas, según la experiencia contemporánea)--, que hace aflorar el "primitivismo", y por tanto las conductas destructivas y agresivas. ¿Serán entonces estas conductas propias, solamente, de individuos y pueblos "primitivos"? ¿No habrá una actitud etnocéntrica en este planteamiento?. El análisis de esta cuestión puede llevarnos a lo siguiente: a) El hombre se desarrollaría "lineal y ascendentemente" de la animalidad (irracionalidad) , y un bajo grado de cultura, hasta un alto grado de cultura (y de racionalidad); b) La asignación de lo irracional, primitivo, lo agresivo, lo destructivo al ancestro animal que llevamos por dentro, puede fácilmente extenderse a los individuos, pueblos y sociedades "primitivos"; c) La consternación sobre lo que "pasó en Europa", durante las Guerras Mundiales, dado el "alto grado de cultura", y por supuesto de "racionalidad", puede entenderse de que "eso" era más probable que sucediera en otras regiones, latitudes y culturas, y en otros tiempos; d) Surge claramente la hipótesis de que hay "algo" en el tejido social de la cultura occidental, que hace "brotar" en un ser " civilizado", toda su animalidad, primitivismo o irracionalidad.
Sin embargo los modernos estudios etológicos, apuntan en otra dirección, a saber, no hay nada parecido entre las especies animales a las conductas agresivas y destructivas que desarrolla el hombre contra sí mismo y sus congéneres. Algo similar a la guerra, por ejemplo no se encuentra en dicho mundo; mucho menos el trato criminal contra el vencido, y muchas manifestaciones "humanas" más.
Adorno y sus colaboradores establecieron que: "las convicciones políticas, económicas y sociales de un individuo conforman a menudo una pauta amplia y coherente, cual si estuviera unida por unao común; esta pauta es la expresión de profundas tendencias de personalidad” [7]
Según los autores antes nombrados, el descubrimiento más importante, efectuado por ellos es que los individuos susceptibles a la propaganda totalitaria tienen características comunes, las cuales pueden conformar un síndrome. Las opiniones, actitudes, valores, expresadas verbalmente, son componentes superficiales de la psicología del sujeto. Puede encontrarse discrepancia entre lo que se "dice" y lo que se "piensa". Lo último seguramente se exprese en la intimidad. Pero hay pensamiento "secretos", que no se le comunican a nadie, y tampoco, a veces, se reconocen como propios. En estas capas profundas se pueden encontrar las claves de actitudes antidemocráticas, o de otras posturas. Las ideas expresadas verbalmente, y lo que realmente se piensa, están condicionadas por el "clima" de opinión reinante. Al incrementarse la propaganda antidemocrática, algunos individuos la aceptarían inmediatamente; otros esperarían la expresión de la "mayoría"; otros la rechazarían desde el principio.
Se considera que esencialmente las fuerzas de la personalidad son "necesidades": tendencias, deseos, impulsos. Varían de un individuo a otro, en lo cualitativo o cuantitativo ; se relacionan armoniosa o conflictivamente. El nivel más primitivo corresponde a la necesidad de evitar el castigo, de ser aceptado en el grupo, de armonía e integración interior. Las opiniones, valores y actitudes, dependen de las necesidades; la personalidad es una organización de ellas. A título de ejemplos tendríamos la forma en que un comerciante minorista tiende a identificarse con los mayoristas, a pesar de sus intereses contrapuestos; hay individuos que aceptan (o rechazan) totalmente a un cierto grupo, sin haber tenido experiencias directas con el mismo; la pertenencia a un grupo facilita la permeabilidad ideológica de una persona. En la ideología y la conducta operan factores situacionales y de personalidad.
Los factores internos, individuales, tienen gran importancia en relación a las actitudes y las opiniones. Un régimen autoritario, tipo fascista, requiere del apoyo, sumisión y cooperación de la masa; apela a lo irracional, se basa en los deseos y temores primitivos de la multitud. Su propaganda tiene éxito porque la estructura de la personalidad predispone a aceptar determinadas creencias y rechazar otras; su difusión está facilitada por el antidemocratismo subyacente en la masa de la población.
Las dimensiones de la escala que los autores referidos llegaron a construir para medir al sujeto potencialmente fascista, sin detallar en los ítems, las exponemos a continuación: [8]
1) Convencionalismo: adhesión rígida a los valores convencionales de la clase media.
2) Sumisividad autoritaria: actitud de sumisión y aceptación incondicional respecto a las autoridades morales idealizadas del endogrupo.
3) Agresividad autoritaria: tendencia a buscar y condenar, rechazar y castigar a individuos que violan valores convencionales.
4) Anti-intracepción: oposición a lo subjetivo, imaginativo y sentimental.
5) Superstición y estereotipia: creencia en la determinación sobrenatural del destino humano; predisposición a pensar en categorías rígidas.
6) Poder y fortaleza: preocupación por la dimensión dominio-sumisión, fortaleza-debilidad, líder-seguidor; identificación con las figuras que representan el poder; exageración de los atributos convencionalizados del yo; valor excesivo a la fuerza y la dureza.
7) Destructividad y cinismo: hostilidad, vilipendio general de la humanidad.
8) Proyectividad: disposición a creer que en el mundo suceden cosas desenfrenadas y peligrosas; proyección hacia el exterior de impulsos emocionales inconscientes.
9) Sexo: preocupación exagerada por los "hechos" sexuales.
Otro autor como H.J. Eysenk, opina que haber llegado a formular una escala para medir el potencial antidemocrático representó un avance bastante grande, pero consideró un error denominarla escala de fascismo, puesto que los comunistas, al ser medidos por ella, obtenían puntuaciones tan altas como los otros; considera, por tanto, más propio llamarla : escala de autoritarismo [9].
Informa también este autor sobre un conjunto de hallazgos que tienen relación con los de Adorno y sus colaboradores, a saber: a) la escala "F" (fascismo, autoritarismo) también mide la dureza mental; b)Coulter administró la escala a tres grupos: fascistas, comunistas y neutrales, encontrando alta correlación con la escala para medir radicalismo y conservadurismo; c) Sanford, llegó a la conclusión que los sujetos autoritarios se refieren al líder en términos estereotipados y moralizantes; d) Stagner elaboró una escala para medir autoritarismo y encontró los componentes siguientes: 1) respeto a los derechos de propiedad en vez de la persona; 2)conciencia de pertenencia a la clase media; 3) nacionalismo agresivo; e) Spranger relacionó personalidad y valores y estableció una tipología de hombres: teorético, económico, estético, social, político, y religioso. Luego de revisar muchos otros trabajos de investigadores ingleses y norteamericanos concluye así: ..."los principios de estructuración indicados en el capítulo precedente gozan de una generalidad mucho mayor de la que en un principio se les podía suponer, y alcanzan íntimamente a los componentes de la personalidad que superficialmente parecen alejados del campo de las actitudes sociales"... [10]
Colegio Universitario “Francisco de Miranda”
Caracas, miércoles 28 de noviembre del 2001
AUTORITARISMO Y POLÍTICA
Autor: Víctor M. Gruber F.
Institución: CU “Francisco de Miranda”
Área de Investigación: Psicología, Sociedad, y Política.
RESUMEN CORTO: DECÍAMOS EN 1998…< Los “encuestólogos” como los llama la gente común y corriente, estimaban hasta no hace muchos días, que el resultado electoral, de las próximas elecciones, estaría –“por ahora”--, entre Irene Sáez y Hugo Chávez; pero, por detrás ( y por debajo) de las corrientes de simpatía hacia ambas candidaturas, se observa el choque (y la convergencia) de complejas fuerzas tradicionalistas y hasta arquetípicas, al más clásico estilo jungniano.
ELLA, figurativamente, es la mujer, la virgen intocada, la madre potencial de todos nosotros; la bella asediada por la bestia; la vestal que hizo un juramento de castidad, que está muy ocupada para pensar en el amor, puesto que dedica todo su tiempo a trabajar por la redención y salvación de su pueblo.
ÉL, en el imaginario popular, es el guapo de barrio, el macho criollo; el hombre con “riñones” que se alzó en la defensa de su pueblo; el Juan Charrasqueado del lugar, el hombre de a caballo, el nuevo “Maisanta”; el potencial galán de todas las mujeres; el militar con asesoramiento “civil” de doctores, filósofos, universitarios y empresarios; en fin la “Bestia” que acosa a la “Bella”.
Si ambos se aliaran, de alguna manera, hipótesis posiblemente negada hasta el infinito, pero no descartable en modo alguno, significaría la caída del país en el más obscuro tradicionalismo, en el más puro irracionalismo. Ambos son las caras de una misma moneda, el alfa y el omega de una Venezuela de antaño, instrumentada, en la actualidad, con las más modernas tecnologías de comunicación (y manipulación de masas).
¿Se darán las condiciones míticas para que la “Bella”rinda su pureza ante el acoso de la “Bestia”? No tenemos respuestas exactas a la mano; puesto que estos roles son intercambiables y pueden sufrir innumerables transfiguraciones o metamorfosis. El tema del autoritarismo, como irracionalidad hecha poder (o aspirando a el), me tiene atrapado desde hace muchos años; sobre todo al observar (y reflexionar) sobre Venezuela y las actitudes del venezolano, tanto en posiciones de mando como de obediencia; lo he dicho muchas veces, sobre todo en el aula de clase; lo he escrito menos veces; mucha gente de más luces que este autor, lo ha dicho y escrito: hay una especie de “fascismo” criollo potencial en el país, que se manifiesta en todas las capas de la población; las preferencias hacia estas dos figuras (y hacia otras que no nombramos) apuntan hacia allá>…
Todos conocemos el desenlace de la confrontación electoral de 1998; también la alianza política circunstancial que se dio posteriormente, para la elección de gobernador en Margarita (Nueva Esparta). Retomo, en todas y cada una de sus partes lo escrito en julio de 1998, y aspiro dar algunas de las razones que expliquen, en la medida de lo posible, los rasgos de autoritarismo que se observan en la realidad cotidiana nacional.
( Véase la ponencia: Víctor M. Gruber F., “Venezuela, elecciones de 1998: Irene Sáez vs. Hugo Chávez ¿Iguales o distintos, en qué medida?”. En: VIII SIMPOSIO DE LA CIENCIA POLÍTICA EN VENEZUELA: GLOBALIZACIÓN, DEMOCRACIA Y GOBERNABILIDAD. Caracas, 21,22, y 23 de julio de 1998. )
RESUMEN LARGO: En función de apegarnos las muy estrictas (y comprensibles), recomendaciones de los organizadores del Evento, en particular aquella que trata sobre la extensión de las ponencias, consideraremos suficientemente “introducidas” (y motivadas) estas notas sobre “Autoritarismo y Política” con el texto arriba escrito; obviaremos igualmente, por las mismas razones, los enunciados sobre “Objetivos” y “Metodología”, los cuales encontrarán subsumidos (también, sugeridos), tanto en la exposición oral como en el “Cuerpo” del trabajo, el cual entramos a exponer a continuación, directamente, pidiendo excusas al lector por las faltas a la ortodoxia metodológica, en función de lo verdaderamente sustantivo.
I.- El Autoritarismo: un enfoque Previo
Decíamos, en l983, que el libro de Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford, La Personalidad Autoritaria, [1] buscaba dar una fundamentación en los hechos, a la teoría sobre el autoritarismo [2]. Eduardo R. Colombo, en el prólogo a la edición castellana de la Obra de Adorno y sus colaboradores, afirmaba que antes de ellos, otros pensadores han planteado importantes conceptos relativos al tema: dominado por el miedo a ser débil (Adorno), y por el sentimiento de culpa; "el síntoma más importante de la derrota en la lucha por uno mismo es la conciencia culpable"(Fromm), y esto es el resultado de la presencia hegemónica de las tendencias sado-masoquistas, presentes, con diverso peso, en todas las personas cualquiera sea su grado de salud o neurotismo. Este aspecto se halla reforzado por los requerimientos culturales si, como algunos afirman--Erikson, Comfort--la sociedad urbana moderna es una sociedad centrada en la culpa. [3]
A partir de ahí, Colombo extrae algunas conclusiones que resumiremos de la siguiente manera: 1) Se define el autoritarismo como una tendencia defensiva, conformista, acrítica, ante los dictados de la autoridad; 2) El sujeto autoritario es una persona predispuesta a coincidir con la autoridad, que necesita la aprobación real o supuesta de la misma, aliviando de este modo su ansiedad personal; 3) Esta ansiedad se puede asimilar a un concepto más amplio de tensión en el sistema de su personalidad; 4) El individuo autoritario tiende a la rigidez y estereotipia para controlar su exceso de ansiedad en su sistema; 5) La defensa del yo, ante un monto excesivo de ansiedad, lo predispone a acatar ideologías autoritarias. [4]
Para la época en que Adorno y sus colaboradores llevaron a cabo su investigación, estaban frescos los recuerdos de la II Guerra Mundial, de los regímenes totalitarios de Mussolini en Italia, Hitler en Alemania, Japón en Asia; y se empezaba a cuestionar seriamente el régimen de Stalin en Rusia, dentro del marco de la "Guerra Fría"; así como a los incipientes regímenes de "Democracia Popular" en Europa Oriental. Ya desde las denuncias de Nikita Jruschov en el XX Congreso del PCUS, en 1956; el "Deshielo" en la "Guerra Fría"; La "Revolución Cultural" en China y sus consecuencias; la experiencia de Kim Il Sung en Corea del Norte, y de Polpot en Camboya; Gorbachov y la Perestroika, la caída del Muro de Berlín, la disolución de la URSS, y la desaparición de las "Democracias Populares" en la Europa Oriental; además de otras experiencias recientes y cercanas, se tiene más claro que el autoritarismo, y el totalitarismo, no son fenómenos restringidos a la historia pasada de la "Alemania Nazi" o de la "Italia Fascista", sino que puede surgir en cualquier país o nación sometida a determinadas condiciones; como sucedió en el pasado, como existen en el presente, y pueden darse en el futuro.
El problema entonces no tocaba solamente a los alemanes de la época de entre guerra ( y por supuesto, tampoco solamente a los italianos). Jung escribía en l945, lo siguiente:
Alemania ha planteado un grave problema al mundo, que debe ser considerado desde muchos aspectos. Su aspecto psicológico abarca sólo una faceta. Como psicólogo, soy propenso a considerar la importancia de esta faceta, sin embargo, he de dejar que el lector se forme sobre esto su propio juicio. Mi ocupación profesional con la psicología del inconsciente lleva consigo el que, a menudo tropiece con objetos que están todavía ocultos a la conciencia del día, pero que se preparan en un estado marginal a irrumpir en la conciencia, mucho antes de que el individuo sospeche lo que le va a deparar su futuro psicológico. Yo presentí lo que se preparaba en el inconsciente, pues tenía pacientes alemanes. Así pude escribir ya en 1918: "Cuanto más se pierde la autoridad incondicional de la ideología cristiana, tanto más perceptiblemente se revuelve en su guarida subterránea la
En torno a los años 50, Horkheimer y Flowerman, comentaban que hacía poco, el mundo había presenciado el exterminio y persecución de millones de seres; ello había sucedido en un "baluarte de la civilización occidental" ¿Cómo había sido posible eso?¿De qué manera perduran los resabios irracionales, los viejos odios raciales y religiosos?¿Cómo explicar que "pueblos enteros hayan presenciado tranquilamente la exterminación de los suyos"?¿"Cuáles son, en la sociedad moderna, los tejidos que se conservan cancerosos y muestran, pese a nuestra pretendida civilización, el anacrónico atavismo de los pueblos primitivos" ? ¿" Y qué es lo que dentro de los organismos individuales responde a ciertos estímulos del medio con actitudes y actos destructivamente agresivos"? [6]
Existe, evidentemente, una línea común de pensamiento entre lo que afirma Jung en 1918, luego en 1945, y los autores nombrados más arriba. Hay entonces algo "enfermo" en el organismo social de la cultura occidental, --( y al parecer de otras culturas, según la experiencia contemporánea)--, que hace aflorar el "primitivismo", y por tanto las conductas destructivas y agresivas. ¿Serán entonces estas conductas propias, solamente, de individuos y pueblos "primitivos"? ¿No habrá una actitud etnocéntrica en este planteamiento?. El análisis de esta cuestión puede llevarnos a lo siguiente: a) El hombre se desarrollaría "lineal y ascendentemente" de la animalidad (irracionalidad) , y un bajo grado de cultura, hasta un alto grado de cultura (y de racionalidad); b) La asignación de lo irracional, primitivo, lo agresivo, lo destructivo al ancestro animal que llevamos por dentro, puede fácilmente extenderse a los individuos, pueblos y sociedades "primitivos"; c) La consternación sobre lo que "pasó en Europa", durante las Guerras Mundiales, dado el "alto grado de cultura", y por supuesto de "racionalidad", puede entenderse de que "eso" era más probable que sucediera en otras regiones, latitudes y culturas, y en otros tiempos; d) Surge claramente la hipótesis de que hay "algo" en el tejido social de la cultura occidental, que hace "brotar" en un ser " civilizado", toda su animalidad, primitivismo o irracionalidad.
Sin embargo los modernos estudios etológicos, apuntan en otra dirección, a saber, no hay nada parecido entre las especies animales a las conductas agresivas y destructivas que desarrolla el hombre contra sí mismo y sus congéneres. Algo similar a la guerra, por ejemplo no se encuentra en dicho mundo; mucho menos el trato criminal contra el vencido, y muchas manifestaciones "humanas" más.
Adorno y sus colaboradores establecieron que: "las convicciones políticas, económicas y sociales de un individuo conforman a menudo una pauta amplia y coherente, cual si estuviera unida por una
Según los autores antes nombrados, el descubrimiento más importante, efectuado por ellos es que los individuos susceptibles a la propaganda totalitaria tienen características comunes, las cuales pueden conformar un síndrome. Las opiniones, actitudes, valores, expresadas verbalmente, son componentes superficiales de la psicología del sujeto. Puede encontrarse discrepancia entre lo que se "dice" y lo que se "piensa". Lo último seguramente se exprese en la intimidad. Pero hay pensamiento "secretos", que no se le comunican a nadie, y tampoco, a veces, se reconocen como propios. En estas capas profundas se pueden encontrar las claves de actitudes antidemocráticas, o de otras posturas. Las ideas expresadas verbalmente, y lo que realmente se piensa, están condicionadas por el "clima" de opinión reinante. Al incrementarse la propaganda antidemocrática, algunos individuos la aceptarían inmediatamente; otros esperarían la expresión de la "mayoría"; otros la rechazarían desde el principio.
Se considera que esencialmente las fuerzas de la personalidad son "necesidades": tendencias, deseos, impulsos. Varían de un individuo a otro, en lo cualitativo o cuantitativo ; se relacionan armoniosa o conflictivamente. El nivel más primitivo corresponde a la necesidad de evitar el castigo, de ser aceptado en el grupo, de armonía e integración interior. Las opiniones, valores y actitudes, dependen de las necesidades; la personalidad es una organización de ellas. A título de ejemplos tendríamos la forma en que un comerciante minorista tiende a identificarse con los mayoristas, a pesar de sus intereses contrapuestos; hay individuos que aceptan (o rechazan) totalmente a un cierto grupo, sin haber tenido experiencias directas con el mismo; la pertenencia a un grupo facilita la permeabilidad ideológica de una persona. En la ideología y la conducta operan factores situacionales y de personalidad.
Los factores internos, individuales, tienen gran importancia en relación a las actitudes y las opiniones. Un régimen autoritario, tipo fascista, requiere del apoyo, sumisión y cooperación de la masa; apela a lo irracional, se basa en los deseos y temores primitivos de la multitud. Su propaganda tiene éxito porque la estructura de la personalidad predispone a aceptar determinadas creencias y rechazar otras; su difusión está facilitada por el antidemocratismo subyacente en la masa de la población.
Las dimensiones de la escala que los autores referidos llegaron a construir para medir al sujeto potencialmente fascista, sin detallar en los ítems, las exponemos a continuación: [8]
1) Convencionalismo: adhesión rígida a los valores convencionales de la clase media.
2) Sumisividad autoritaria: actitud de sumisión y aceptación incondicional respecto a las autoridades morales idealizadas del endogrupo.
3) Agresividad autoritaria: tendencia a buscar y condenar, rechazar y castigar a individuos que violan valores convencionales.
4) Anti-intracepción: oposición a lo subjetivo, imaginativo y sentimental.
5) Superstición y estereotipia: creencia en la determinación sobrenatural del destino humano; predisposición a pensar en categorías rígidas.
6) Poder y fortaleza: preocupación por la dimensión dominio-sumisión, fortaleza-debilidad, líder-seguidor; identificación con las figuras que representan el poder; exageración de los atributos convencionalizados del yo; valor excesivo a la fuerza y la dureza.
7) Destructividad y cinismo: hostilidad, vilipendio general de la humanidad.
8) Proyectividad: disposición a creer que en el mundo suceden cosas desenfrenadas y peligrosas; proyección hacia el exterior de impulsos emocionales inconscientes.
9) Sexo: preocupación exagerada por los "hechos" sexuales.
Otro autor como H.J. Eysenk, opina que haber llegado a formular una escala para medir el potencial antidemocrático representó un avance bastante grande, pero consideró un error denominarla escala de fascismo, puesto que los comunistas, al ser medidos por ella, obtenían puntuaciones tan altas como los otros; considera, por tanto, más propio llamarla : escala de autoritarismo [9].
Informa también este autor sobre un conjunto de hallazgos que tienen relación con los de Adorno y sus colaboradores, a saber: a) la escala "F" (fascismo, autoritarismo) también mide la dureza mental; b)Coulter administró la escala a tres grupos: fascistas, comunistas y neutrales, encontrando alta correlación con la escala para medir radicalismo y conservadurismo; c) Sanford, llegó a la conclusión que los sujetos autoritarios se refieren al líder en términos estereotipados y moralizantes; d) Stagner elaboró una escala para medir autoritarismo y encontró los componentes siguientes: 1) respeto a los derechos de propiedad en vez de la persona; 2)conciencia de pertenencia a la clase media; 3) nacionalismo agresivo; e) Spranger relacionó personalidad y valores y estableció una tipología de hombres: teorético, económico, estético, social, político, y religioso. Luego de revisar muchos otros trabajos de investigadores ingleses y norteamericanos concluye así: ..."los principios de estructuración indicados en el capítulo precedente gozan de una generalidad mucho mayor de la que en un principio se les podía suponer, y alcanzan íntimamente a los componentes de la personalidad que superficialmente parecen alejados del campo de las actitudes sociales"... [10]
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