"Ventajas" del trueque
Domingo Fontiveros
--(En: www.analitica.com)--
Domingo, 17 de diciembre de 2006
Ya el gobierno lo practica con frecuencia en el comercio internacional, cambiando petróleo por azúcar, carne, servicios de asistencia médica, entre otros. Y ahora lanza la idea matriz del trueque como principio reordenador en lo interno de la economía socialista que quiere imponer, donde vaya desapareciendo el dinero como medio de pago.
Obviamente, cuando el dinero desaparece como medio de pago ya no es dinero. Pueden existir monedas y billetes, pero más bien como curiosidades de la vieja economía capitalista, y serán sin duda objeto de coleccionistas, después que el Banco Central los recoja en su mayoría de la circulación. A partir de ese momento, los escasos ejemplares realengos, pueden convertirse en instrumento de reserva de valor, dependiendo de las veleidades del mercado numismático y de la opinión de especialistas.
Las atrocidades que un gobierno, socialista o no, puede hacer con el dinero son infinitas. En la Alemania pre-nazi, las estampillas de correo llegaron a costar millones de marcos; más valioso llegó a ser el valor del papel de los billetes que el valor nominal de los mismos billetes.
La miseria que acompañó a este fenómeno de hiperinflación es casi inimaginable. Más recientemente, en Zimbabwe (antigua Rodesia), la moneda que circula es el dólar zimbabwense en denominaciones que por lo que he visto llegan hasta los Z$ 50.000, con tipo de cambio oficial de 250 de aquéllos por uno del US, porque como allí también existe su propia versión de control de cambios (uno de los poquísimos países como tal extravaganza, como Venezuela), en el mercado negro la cotización es varias veces más alta. Curiosamente, estos billetes del régimen autocrático de Mugabe vienen con fecha de vencimiento (alrededor de un año a partir de la emisión), después de la cual obviamente pierden su valor liberatorio. No puede sorprender que la inflación en ese país supere al 1000% al año, y la tasa overnight de interés (todavía con presencia) esté por encima del 500%. Tampoco sorprendería encontrar que allí se practique el trueque en alguna escala importante, aunque lo mismo no me conste.
Esta gran idea propuesta para Venezuela con toda la seriedad del caso, puede parecer una broma no digna de considerarse. Cualquiera está en su derecho de tomar como chiste que las autoridades revolucionarias pongan a la gente a cambiar metras por cambures o loros por ladrillos. Pero en esta Venezuela donde la realidad abunda en tonos irreales de "nunca visto", las visiones oficialistas no pueden ser despachadas con una carcajada, por mucho que la provoquen.
La idea central del trueque, a todos los fines prácticos concebibles dentro de su excentricidad, no es efectivamente aplicarla en su acepción literal. Lo mismo sería impráctico y generaría un absoluto rechazo. Lo que sí es factible imponer, aunque sea poco a poco, es instrumentar un sistema de tickets o bonos denominados en mercancías o servicios para su obligatoria aceptación por parte del comercio. Es decir, un bono para comprar, por ejemplo, 2 litros de leche, o 2 kilos de papa, o 20 ladrillos. Para que oficialmente este tipo de "trueque" llegue a tener alguna entidad como política de Estado, es necesario que los salarios se paguen en forma parcial o total con estos bonos y hacer mandatoria su aceptación comercial. Así, digamos, a Ud. le pagan la mitad de su sueldo con tickets de diversos colores; unos, para comprar mantequilla, otros harina, otros para ir al cine, y así sucesivamente. Lo que reciba, aparte de los bonos, en dinero, lo puede gastar como quiera, mientras perdure el sistema mixto de pago salarial.
Los efectos económicos y sociales de un sistema como éste son considerables. Baste decir por el momento que el mismo es perfectamente coherente con algunas ideas del régimen sobre el dinero. Que ser rico es malo, que el dinero es pecaminoso, que sin dinero se termina la inflación, que cobrar interés es injusto, y cosas por el estilo. También es interesante considerar que en ausencia de dinero los bancos ya no son necesarios, excepto como cámaras de compensación de tickets-salario, que la bolsa de valores deja de tener alguna función, y que los esquemas de ahorro pasan a ser, en esencia, supérfluos. Ésta parece ser una parte esencial del socialismo 21, como el régimen lo llama.
dfontiveros@cantv.net
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