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lunes, 16 de septiembre de 2019

MUSSOLINI Y LA PROPAGANDA FASCISTA

El Fascismo Italiano: manipulación de la propaganda en el fascismo mediante la utilización de técnicas con alto contenido simbólico asociado al elemento identitario italiano Lidia Salas Chavarría

ntroducción El contexto social actual evidencia un mundo globalizado con marcadas diferencias sociales en los grupos poblacionales, un inconmensurable desarrollo de los medios de información y comunicación, crisis identitarias producto de la transculturación, de las demandas sociales y de la necesidad de las personas de sentirse parte de algo. Los medios de comunicación masiva impactan la vida social organizada con el desarrollo de estrategias publicitarias dirigidas al mercado y a la sociedad de consumo. Cumplen un rol importante en la comunicación e información, y se agrupan desde la prensa diaria, revistas, radio, televisión, máquinas de fax y las computadoras con los novedosos alcances, entre éstos el acceso a internet. Así la velocidad de su difusión adquiere una dimensión planetaria y permean en la cotidianidad aspectos culturales, económicos, políticos, morales, laborales, modificando estilos de vida en las personas. Con referencia a este contexto, atravesado por la compulsión del consumo, el avance tecnológico , la maquinaria publicitaria que apela a la afectividad de las personas, y mediante una visión retrospectiva al desarrollo del fascismo italiano, en el presente trabajo se expone cómo los mecanismos y formas de dominación ideológica de la propaganda permitió y consolidó el Estado fascista instaurado por Benito Mussolini; y cómo el impacto de la propaganda produjo la movilización de masas, constituyéndose en la base social que estratégicamente facilitó el desarrollo del Estado y el capitalismo italiano. Trata aspectos relevantes del contexto social en el desarrollo del fascismo italiano, hace referencia de algunos autores que han tratado la movilización de masas, con especial atención en Gustavo Le Bond.

1 . CONTEXTO SOCIAL EN QUE SE DESARROLLA EL FASCISMO ITALIANO El fascismo configuró un movimiento político fundado y liderado por Benito Mussolini, quien alcanzó el poder en 1922 y lo desarrolló en el ejercicio de su gobierno hasta el año 1943. Este régimen se caracterizó por las contradicciones producidas por la superposición de tendencias ideológicas, fusionadas en el origen del movimiento, como excombatientes desmovilizados, nacionalistas, sindicalistas, disidentes socialistas e industriales temerosos de una revolución. A su vez se dio un oportunismo ideológico utilizado en momentos claves para legitimarse como tal. Las bases doctrinales fueron la oposición a la democracia y el parlamentarismo, el odio al socialismo y al internacionalismo, el rechazo a la creencia del progreso y a la virtualidad del pacifismo, rechazo por los derechos individuales y la exaltación del Estado como máxima entidad histórica. El fascismo italiano nació como resultado de las conmociones de la primera guerra mundial y del propio contexto histórico nacional. En este contexto, desde 1914 surgió un nuevo nacionalismo italiano, un nacionalismo autoritario y antiliberal que pretendía la creación de un nuevo orden político basado en un Estado fuerte y en la afirmación de la idea de la nación y de la oposición. Así la ausencia de oposición y la omnipotencia del Estado, sentaron las bases del totalitarismo. El liberalismo en Italia se convirtió en un sistema, en un régimen oligárquico y sin autoridad, que perdió todo interés y dejó de constituirse en el ideal de muchos. Como parte de los hechos históricos que cobraron relevancia producto de la primera guerra mundial y que favorecieron la movilización de masas, destacaron: 1. La guerra generó un clima de intensa exaltación nacionalista. 2. La guerra provocó una grave crisis económica,


endeudamiento del Estado, inflación, desempleo, inestabilidad monetaria, y una gran agitación en el aspecto laboral. 3. La guerra rompió el viejo equilibrio político de la Italia liberal. Así, a partir de 1919 tras la aprobación de un sistema electoral de representación proporcional, en Italia se genera gran turbulencia política y destacan los partidos de masas, por la formación de gobiernos de coalición y por una extremada inestabilidad gubernamental. De esta manera el fascismo capitalizó la crisis económica, social, política y moral de la Italia de la posguerra. Dentro de este estado de cosas, para garantizarse la sostenibilidad necesaria y mantener el poder, el fascismo conformó una gran infraestructura de propaganda, que comenzaba con el sistema educativo, la movilización de la juventud y alcanzaba el monopolio de los medios de comunicación. Los medios operativos del movimiento fascista se basaron en la organización rigurosamente jerárquica del partido, el mantenimiento de una obediencia ciega y el culto a la personalidad. El Partido Nacional Fascista fue fundado el 9 de noviembre de 1921 y estaba dirigido por el Gran Consejo Fascista, integrado por los veinte máximos jerarcas del partido, su dirigente supremo era el Duce, quien nombraba al Secretario General y todos los cargos inferiores. Cuando Mussolini alcanzó el poder, el partido se fue conformando como un estado dentro de estados, se armó de su propia milicia, controló la propaganda, dirigió la policía (OVRA, Organización de Vigilancia y Represión del Antifascismo) y gobernó los campos de concentración para los prisioneros políticos. El mito de la romanidad se articuló orgánicamente en la formación del partido de diversas formas, a saber: • Grupos de choque.



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