LECTURA ACTUALIZADA AL 19--09--2015
Los godos del
emperador Valente
Llave
En el año 376 después de Cristo, en la frontera del Danubio se
presentó una masa enorme de hombres, mujeres y niños. Eran refugiados godos que
buscaban asilo, presionados por el avance de las hordas de Atila. Por diversas
razones -entre otras, que Roma ya no era lo que había sido- se les permitió
penetrar en territorio del imperio, pese a que, a diferencia de oleadas de
pueblos inmigrantes anteriores, éstos no habían sido exterminados, esclavizados
o sometidos, como se acostumbraba entonces. En los meses siguientes, aquellos
refugiados comprobaron que el imperio romano no era el paraíso, que sus
gobernantes eran débiles y corruptos, que no había riqueza y comida para todos,
y que la injusticia y la codicia se cebaban en ellos. Así que dos años después
de cruzar el Danubio, en Adrianópolis, esos mismos godos mataron al emperador
Valente y destrozaron su ejército. Y noventa y ocho años después, sus nietos
destronaron a Rómulo Augústulo, último emperador, y liquidaron lo que quedaba
del imperio romano.
Y es que todo ha ocurrido ya. Otra cosa es que lo hayamos
olvidado. Que gobernantes irresponsables nos borren los recursos para
comprender. Desde que hay memoria, unos pueblos invadieron a otros por hambre,
por ambición, por presión de quienes los invadían o maltrataban a ellos. Y
todos, hasta hace poco, se defendieron y sostuvieron igual: acuchillando
invasores, tomando a sus mujeres, esclavizando a sus hijos. Así se mantuvieron
hasta que la Historia acabó con ellos, dando paso a otros imperios que a su
vez, llegado el ocaso, sufrieron la misma suerte. El problema que hoy afronta
lo que llamamos Europa, u Occidente (el imperio heredero de una civilización
compleja, que hunde sus raíces en la Biblia y el Talmud y emparenta con el
Corán, que florece en la Iglesia medieval y el Renacimiento, que establece los
derechos y libertades del hombre con la Ilustración y la Revolución Francesa),
es que todo eso -Homero, Dante, Cervantes, Shakespeare, Newton, Voltaire- tiene
fecha de caducidad y se encuentra en liquidación por derribo. Incapaz de
sostenerse. De defenderse. Ya sólo tiene dinero. Y el dinero mantiene a salvo
un rato, nada más.
Pagamos nuestros pecados. La desaparición de los regímenes
comunistas y la guerra que un imbécil presidente norteamericano desencadenó en
el Medio Oriente para instalar una democracia a la occidental en lugares donde
las palabras Islam y Rais -religión
mezclada con liderazgos tribales- hacen difícil la democracia, pusieron a
hervir la caldera. Cayeron los centuriones -bárbaros también, como al fin de
todos los imperios- que vigilaban nuestro limes. Todos esos
centuriones eran unos hijos de puta, pero eran nuestros hijos de puta. Sin ellos, sobre
las fronteras caen ahora oleadas de desesperados, vanguardia de los modernos
bárbaros -en el sentido histórico de la palabra- que cabalgan detrás. Eso nos
sitúa en una coyuntura nueva para nosotros pero vieja para el mundo. Una
coyuntura inevitablemente histórica, pues estamos donde estaban los imperios
incapaces de controlar las oleadas migratorias, pacíficas primero y agresivas
luego. Imperios, civilizaciones, mundos que por su debilidad fueron vencidos,
se transformaron o desaparecieron. Y los pocos centuriones que hoy quedan en el
Rhin o el Danubio están sentenciados. Los condenan nuestro egoísmo, nuestro
buenismo hipócrita, nuestra incultura histórica, nuestra cobarde incompetencia.
Tarde o temprano, también por simple ley natural, por elemental supervivencia,
esos últimos centuriones acabarán poniéndose de parte de los bárbaros.
A ver si nos enteramos de una vez: estas batallas, esta guerra,
no se van a ganar. Ya no se puede. Nuestra propia dinámica social, religiosa,
política, lo impide. Y quienes empujan por detrás a los godos lo saben. Quienes
antes frenaban a unos y otros en campos de batalla, degollando a poblaciones
enteras, ya no pueden hacerlo. Nuestra civilización, afortunadamente, no tolera
esas atrocidades. La mala noticia es que nos pasamos de frenada. La sociedad
europea exige hoy a sus ejércitos que sean oenegés, no fuerzas militares. Toda
actuación vigorosa -y sólo el vigor compite con ciertas dinámicas de la
Historia- queda descartada en origen, y ni siquiera Hitler encontraría hoy un
Occidente tan resuelto a enfrentarse a él por las armas como lo estuvo en 1939.
Cualquier actuación contra los que empujan a los godos es criticada por fuerzas
pacifistas que, con tanta legitimidad ideológica como falta de realismo
histórico, se oponen a eso. La demagogia sustituye a la realidad y sus
consecuencias. Detalle significativo: las operaciones de vigilancia en el
Mediterráneo no son para frenar la emigración, sino para ayudar a los
emigrantes a alcanzar con seguridad las costas europeas. Todo, en fin, es una
enorme, inevitable contradicción. El ciudadano es mejor ahora que hace siglos,
y no tolera cierta clase de injusticias o crueldades. La herramienta histórica
de pasar a cuchillo, por tanto, queda felizmente descartada. Ya no puede haber
matanza de godos. Por fortuna para la humanidad. Por desgracia para el imperio.
Todo eso lleva al núcleo de la cuestión: Europa o como queramos
llamar a este cálido ámbito de derechos y libertades, de bienestar económico y
social, está roído por dentro y amenazado por fuera. Ni sabe, ni puede, ni
quiere, y quizá ni debe defenderse. Vivimos la absurda paradoja de compadecer a
los bárbaros, incluso de aplaudirlos, y al mismo tiempo pretender que siga
intacta nuestra cómoda forma de vida. Pero las cosas no son tan simples. Los
godos seguirán llegando en oleadas, anegando fronteras, caminos y ciudades.
Están en su derecho, y tienen justo lo que Europa no tiene: juventud, vigor,
decisión y hambre. Cuando esto ocurre hay pocas alternativas, también
históricas: si son pocos, los recién llegados se integran en la cultura local y
la enriquecen; si son muchos, la transforman o la destruyen. No en un día, por
supuesto. Los imperios tardan siglos en desmoronarse.
Eso nos mete en el cogollo del asunto: la instalación de los
godos, cuando son demasiados, en el interior del imperio. Los conflictos
derivados de su presencia. Los derechos que adquieren o deben adquirir, y que
es justo y lógico disfruten. Pero ni en el imperio romano ni en la actual Europa
hubo o hay para todos; ni trabajo, ni comida, ni hospitales, ni espacios
confortables. Además, incluso para las buenas conciencias, no es igual
compadecerse de un refugiado en la frontera, de una madre con su hijo cruzando
una alambrada o ahogándose en el mar, que verlos instalados en una chabola
junto a la propia casa, el jardín, el campo de golf, trampeando a veces para
sobrevivir en una sociedad donde las hadas madrinas tienen rota la varita
mágica y arrugado el cucurucho. Donde no todos, y cada vez menos, podemos
conseguir lo que ambicionamos. Y claro. Hay barriadas, ciudades que se van
convirtiendo en polvorines con mecha retardada. De vez en cuando arderán,
porque también eso es históricamente inevitable. Y más en una Europa donde las
élites intelectuales desaparecen, sofocadas por la mediocridad, y políticos
analfabetos y populistas de todo signo, según sopla, copan el poder. El recurso
final será una policía más dura y represora, alentada por quienes tienen cosas
que perder. Eso alumbrará nuevos conflictos: desfavorecidos clamando por lo que
anhelan, ciudadanos furiosos, represalias y ajustes de cuentas. De aquí a poco
tiempo, los grupos xenófobos violentos se habrán multiplicado en toda Europa. Y
también los de muchos desesperados que elijan la violencia para salir del
hambre, la opresión y la injusticia. También parte de la población romana -no
todos eran bárbaros- ayudó a los godos en el saqueo, por congraciarse con ellos
o por propia iniciativa. Ninguna pax romana beneficia a todos por igual.
Y es que no hay forma de parar la Historia. «Tiene que haber una
solución», claman editorialistas de periódicos, tertulianos y ciudadanos
incapaces de comprender, porque ya nadie lo explica en los colegios, que la
Historia no se soluciona, sino que se vive; y, como mucho, se lee y estudia
para prevenir fenómenos que nunca son nuevos, pues a menudo, en la historia de
la Humanidad, lo nuevo es lo olvidado. Y lo que olvidamos es que no siempre hay
solución; que a veces las cosas ocurren de forma irremediable, por pura ley
natural: nuevos tiempos, nuevos bárbaros. Mucho quedará de lo viejo, mezclado
con lo nuevo; pero la Europa que iluminó el mundo está sentenciada a muerte.
Quizá con el tiempo y el mestizaje otros imperios sean mejores que éste; pero
ni ustedes ni yo estaremos aquí para comprobarlo. Nosotros nos bajamos en la
próxima. En ese trayecto sólo hay dos actitudes razonables. Una es el consuelo
analgésico de buscar explicación en la ciencia y la cultura; para, si no
impedirlo, que es imposible, al menos comprender por qué todo se va al carajo.
Como ese romano al que me gusta imaginar sereno en la ventana de su biblioteca
mientras los bárbaros saquean Roma. Pues comprender siempre ayuda a asumir. A
soportar.
La otra actitud razonable, creo, es adiestrar a los jóvenes
pensando en los hijos y nietos de esos jóvenes. Para que afronten con lucidez,
valor, humanidad y sentido común el mundo que viene. Para que se adapten a lo
inevitable, conservando lo que puedan de cuanto de bueno deje tras de sí el
mundo que se extingue. Dándoles herramientas para vivir en un territorio que
durante cierto tiempo será caótico, violento y peligroso. Para que peleen por
aquello en lo que crean, o para que se resignen a lo inevitable; pero no por
estupidez o mansedumbre, sino por lucidez. Por serenidad intelectual. Que sean
lo que quieran o puedan: hagámoslos griegos que piensen, troyanos que luchen,
romanos conscientes -llegado el caso- de la digna altivez del suicidio.
Hagámoslos supervivientes mestizos, dispuestos a encarar sin complejos el mundo
nuevo y mejorarlo; pero no los embauquemos con demagogias baratas y cuentos de
Walt Disney. Ya es hora de que en los colegios, en los hogares, en la vida,
hablemos a nuestros hijos mirándolos a los ojos.
FUENTE: http://www.finanzas.com/xl-semanal/firmas/por-arturo-perez-reverte/20150913/godos-emperador-valente-8841.html
EUROPA ANTE LA "INMIGRACIÓN" ISLÁMICA (VÍCTOR GRUBER)
LA PRÓXIMA GUERRA MUNDIAL SEGUIRÁ LOS SIGUIENTES PASOS:
A) INVASIÓN DE EUROPA POR OLEADAS DE INMIGRANTES MUSULMANES, CON LA INFILTRACIÓN DE MILES DE TERRORISTAS ENMASCARADOS DENTRO DE ELLAS, USARÁN LA POSITIVA ACTITUD EUROPEA HACIA LOS REFUGIADOS--
B) LA NUEVA POBLACIÓN ISLÁMICA EUROPEA CRECERÁ SIN LÍMITES Y PEDIRÁ ELIMINAR TRABAS A LA PRÉDICA Y PRÁCTICA DE SUS CREENCIAS--
C) MIENTRAS ESTO PASA LOS TERRORISTAS INFILTRADOS ESTUDIARÁN EL TERRENO Y FIJARÁN SUS OBJETIVOS DE GUERRA, SUS TÁCTICAS Y ESTRATEGIAS. ATACARÁN INDIVIDUALMENTE, O POR GRUPOS, AL MISMO TIEMPO, O EN CADENAS DE ATENTADOS SUCESIVOS--
D) LA POBLACIÓN EUROPEA OOCCIDENTAL ATERRORIZADA, O SE CONVIERTE AL ISLAM, O SERÁ DEGOLLADA SIN DISTINGO DDE EDAD O SEXO--
¿DEJAREMOS QUE ESTE PLAN SATANICO SE DESARROLLE?
ANTECEDENTES LAJANOS EN EL TIEMPO--(TRES)--
Época contemporánea
Mapa de las conquistas del Imperio otomano hacia 1683
El islam es hoy la religión más seguida después del cristianismo con un total estimado de 1.3 miles de millones de creyentes (sobre el 20 % de la población mundial).
El islam continúa su expansión en África, en una progresión constante hacia el sur del continente (donde predomina aún el cristianismo desde la colonización europea). Desde su independencia, una parte de los países de África negra privilegiaron más bien las relaciones con los países árabes musulmanes antes que con los antiguos colonizadores. Uno de los factores de la fácil difusión del islam en África es su importación desde países vecinos, en lugar de evangelizadores blancos susceptibles de ser percibidos como colonizadores, como en el caso del catolicismo.7
Esta expansión es también fuente de tensiones y de conflictos. En Costa de Marfil o en Nigeria, por ejemplo, la oposición entre las poblaciones musulmanas al norte del país y las poblaciones cristianas del sur alimenta una inestabilidad permanente que puede ir hasta el conflicto armado a escala nacional (Costa de Marfil) o a ataques y represalias en las regiones “mixtas” (Nigeria). A las cuestiones religiosas se incorporan sin embargo intereses económicos y políticos (reparto de las riquezas y del poder político) en el génesis de los enfrentamientos.
La difusión del islam fuera del mundo árabe-musulmán tradicional se explica en parte por el crecimiento de los flujos migratorios a partir de los países de religión y de cultura musulmana. Es el caso en los países occidentales dónde la inmigración de poblaciones musulmanas se desarrolló desde los años 1950. Sin embargo, esta inmigración no parece influir en el número de conversiones de la población local.
El islam continúa también su difusión hacia el este en Asia. En Indonesia particularmente, el islam, llegado desde comerciantes indios y chinos que hacían escalas en los puertos de Java y el Sumatra por lo menos desde el siglo XII, tuvo una progresión más bien lenta. En nuestros días, el 88 % de la población indonesia administrativamente es registrada como musulmana.
Fechas cruciales[editar]
- 570-632: vida de Mahoma
- 629: toma de La Meca (pacto de Houdaibiya)
- 632-661: los cuatro primeros califas y el inicio de la expansión en el cercano oriente y en Egipto
- 638: toma de Jerusalén
- 642: los musulmanes penetran en Egipto.
- 656: asesinato de Uthman. Batalla del camello. Inicio de la Fitna.
- 661: asesinato de Alí; inicio del chiísmo.
- 661-750: dinastía de los Omeyas, (Damasco, capital del califato)
- 698: caída de Cartago
- 711: desembarco en la Península Ibérica, fulminante conquista musulmana.
- 718: inicio de la Reconquista en Asturias. Apogeo del sitio de Constantinopla por los árabes.
- 771: finalización de las conquistas de la India y de España.
- 732: derrota árabe-bereber a manos de Carlos Martel en Poitiers.
- 750-1258: dinastía de los abasíes (Bagdad capital del califato)
- 878: ocultación del duodécimo Imán, descendiente de Alí.
- 1000: inicio de las conquistas en la India por los soberanos turco-musulmanes.
- 1037: muerte del pensador Ibn Sina (Avicena).
- 1099: toma de Jerusalén por los cruzados.
- 1187: Saladino recaptura Jerusalén de los cruzados.
- 1198: muerte del filósofo Ibn Rouchd (Averroes).
- 1250-1517: dinastía de los Mamelucos en Egipto
- 1258: destrucción de Bagdad por los mongoles, fin de los abasíes. Dinastía de los Ilkanes mongoles.
- 1300: expansión del islam en Indonesia. Los mercaderes indios introducirán el islam en Indonesia (Sumatra).
- 1419: el príncipe de Malacca se convierte al islam.
- 1453-1571: apogeo del Imperio otomano, entre la toma de Constantinopla (Istanbul) y la derrota naval de Lepanto.
- 1492: caída del Reino de Granada, fin de la reconquista cristiana en España.
- 1683: apogeo relativo de los Turcos otomanos. El Imperio comienza su lento declinar.
- 1798: llegada de Bonaparte a Egipto. Tratará de adoptar una estrategia de semitentación, al declararse el amigo del sultán, y por lo tanto del pueblo egipcio, pero enemigo de los mamelucos que se comportan como un país conquistado, y hará proclamar esta declaración en todo el país.
- 1830: inicio de la conquista francesa en Argelia.
- 1881: inicios del movimiento mahdista en Sudán. Protectorado francés en Túnez.
- 1882: protectorado británico sobre Egipto.
- 1912: protectorado francés y español en Marruecos.
- 1920: mandato francés en Siria y Líbano; mandato británico en Palestina e Irak.
- 1921-1926: Guerra del Rif en Marruecos.
- 1922: independencia de Egipto
- 1924: abolición del califato en Turquía por Mustafa Kemal
- 1928: fundación en Egipto del movimiento Hermanos musulmanes.
- 1932: los territorios conquistados por Abd al-Azi ibn Saoud quedan en poder de Arabia Saudita.
Véase también[editar]
- Expansión musulmana
- Les particularités de l'islam au Maghreb por Paul Balta, Antiguo director del Centro de estudios del Oriente contemporáneo en la universidad de Paris III-Sorbonne Nouvelle.
- Les particularités de l'islam marocain par Bernard Lugan, Maestro de conferencias de la universidad de Lyon III.
- Textos sobre el islam, las conquistas musulmanas y la sociedad musulmana
- Mapa interactivo de la expansión musulmana (632-733 d. C.)
- «Nacimiento y expansión del islam», artículo en la revista Alif Nûn, n.º&nbpsp;59, abril de 2008.
SEGUIR LEYENDO AQUÍ: https://es.wikipedia.org/wiki/Expansi%C3%B3n_musulmana
EDICIÓN, TRANSCRIPCIÓN, COMENTARIOS: LICENCIADO EN HISTORIA VÍCTOR MANUEL GRUBER DE FIGARELLI, UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA, CARACAS, 1976.
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