PRIMERA LECTURA
TANATOLOGÍA DEL GOLPE DEl 27 DE NOVIEMBRE DE 1992
Edda Pujadas: Más de 100 muertos dejó el 27-N de 1992
FUENTE: http://www.diariolavoz.net/2012/11/25/edda-pujadas-mas-de-100-
muertos-dejo-el-27-n-de-1992/
Los cuerpos
policiales tomaron el control de las calles
Pasadas las cuatro de la tarde y luego de
firmes incursiones con unidades blindadas
del Ejército Nacional, aviones y
efectivos de la Guardia Nacional, las fuerzas leales pudieron retomar el
control de la base aérea Francisco de Miranda y lograr la rendición de los
golpistas
“Compañeros de armas por ahora y para siempre, el Movimiento Bolivariano
Revolucionario 200 vuelve a la lucha con las banderas populares en alto al
encuentro de la victoria definitiva. Después de la gloriosa jornada del 04 de
febrero, los hombres y mujeres de Venezuela agotaron todos los medios pacíficos
para lograr los cambios improrrogables en la organización
y conducción del Estado venezolano. El
mundo entero fue testigo de las jornadas creativas y esperanzadas de una
población que despertó y tomó conciencia de su fuerza liberadora, sin embargo,
una dirigencia ciega y sorda al clamor popular continua de espaldas a la
nación”.
Estas palabras forman parte de la
grabación hecha por Hugo Chávez Frías desde la cárcel de Yare, donde se
encontraba preso por su participación en el Golpe de Estado del 04 de febrero
de 1992, para ser transmitida a través de Venezolana de Televisión (VTV)
durante el Golpe de Estado del 27 de Noviembre de ese mismo año.
Y es que, quizás, la más peligrosa de
las consecuencias inmediatas del 04 de febrero de 1992 fue la sensación
generalizada de que la intranquilidad en el ejército continuaba. Esto quedó
demostrado el 27 de noviembre (27N) de ese mismo año, cuando estalló una nueva
insurrección militar, esta vez más peligrosa que la anterior por tener entre
sus dirigentes a oficiales de alta graduación y estar apoyado por civiles
pertenecientes a organizaciones revolucionarias y grupos opositores al gobierno
de Carlos Andrés Pérez.
De alguna manera, esta segunda
intentona, buscaba culminar con lo comenzado el 04 de febrero por Hugo Chávez y
un grupo de oficiales graduación media. Los responsables militares de esta
asonada, en contraste con la anterior, eran de alta graduación, tales como los
contralmirantes Hernán Grüber Odremán y Luís Enrique Cabrera Aguirre, el
general de brigada de la Fuerza Aérea Francisco Visconti Osorio, el coronel del
Ejército Higinio Castro y el mayor de la Guardia Nacional Carlos Salima Colina.
Sigue la inestabilidad
En los meses que siguieron al 04 de
febrero se repetían los rumores acerca de la organización de un segundo intento
de Golpe de Estado. El gobierno conocía algunos de estos planes y grupos
conspirativos e incluso logró infiltrarlos, tal fue el caso del “Movimiento 5
de Julio”, que se constituyó hacia julio de 1992.
La asonada se planificó inicialmente
para el día 04 de octubre, luego se consideraron los días 12 de octubre, 24 y
30 de noviembre y finalmente el día 27. Los cambios de fecha estuvieron asociados
con diferencias de criterio surgidas entre los altos oficiales y los grupos
revolucionarios, puesto que para los últimos un objetivo clave de la operación
debía ser liberar a Hugo Chávez de su prisión en Yare, mientras que los
primeros no consideraban esa acción como una prioridad.
Las modificaciones también se debieron a
la constatación de que el movimiento y sus intenciones eran conocidos por el
gobierno a raíz de las infiltraciones y delaciones, lo cual obligó a los
rebeldes a reformular sus planes originales. Los insurgentes adujeron como
razones para promover el golpe, el fracaso de las salidas institucionales a la
crisis política desatada a partir del intento de Golpe de Estado de febrero, la
falta de voluntad del gobierno para rectificar sus políticas y a las
frustraciones ante la ausencia de disposición del alto mando militar para
admitir y ejecutar reformas en la Fuerzas Armadas.
También hicieron suyas las razones
expuestas por los golpistas del 04 febrero, como el uso de las Fuerzas Armadas
en la represión de los sucesos del 27 de febrero de 1989; la incapacidad del
gobierno de Pérez; la corrupción de los altos mandos militares, su
distanciamiento del resto de la oficialidad y de las tropas; la escasa atención
a los problemas de capacitación, equipamiento y financiamiento de las Fuerzas
Armadas.
En términos generales, en el fondo de
los acontecimientos del 27 de noviembre, se encontraba una grave crisis de dos
instituciones que, a partir del 23 de enero de 1958, se convirtieron en
importantes garantes de la estabilidad de la democracia venezolana: los
partidos políticos y las Fuerzas Armadas.
A pesar de las causas del 27-N, lo más
grave fueron las consecuencias: las cifras oficiales de fallecidos fueron de
142 civiles, 19 efectivos del Ejército, tres de la Fuerza Aérea y siete de la
Guardia Nacional. Se contaron 39 heridos en el Ejército, 32 de la Fuerza Aérea,
17 de la Guardia Nacional y siete de la Armada. Fueron detenidas 500 personas
entre oficiales y suboficiales y cerca de 800 individuos de tropa, además de 40
civiles.
Sin embargo, las estimaciones
extraoficiales calcularon en 200 el número total de personas fallecidas, aunque
oficialmente se habló de más 100. Estos son los muertos que venimos arrastrando
por 20 años y que, sólo a sus familiares, han importado.
20 años
Tras dos décadas de los sucesos
militares de 1992, el panorama de Venezuela es otro. Hoy, Hugo Chávez, quien
fue el gran golpista de aquel año, es la presidente de la República, sin
embargo, persiste un clima de incertidumbre, marcado por la inestabilidad
social y jurídica de aquel entonces
Edda Pujadas
SEGUNDA LECTURA
ANTECEDENTES CUBANOS TANATOLOGÍA CASTRISTA
Cuba: Fidel y la consigna Patria o Muerte
En 1960, el comandante y líder de la revolución cubana Fidel Castro lanzaba, por 1ra., vez, la consigna: ¡Patria o Muerte!, durante el acto póstumo a los caídos en el sabotaje al buque francés La Coubre, que transportaba municiones para la defensa de la isla.
El buque explotó el día anterior, al entra en la bahía de La Habana, dejando más de un centenar de cubanos muertos, cientos de personas heridas y daños materiales de consideración.
Las autoridades cubanas lo denunciaron como un acto terrorista de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA).
En su discurso el Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, Comandante Fidel Castro, dijo: “Ahora libertad quiere decir algo más todavía. Libertad quiere decir Patria, y la disyuntiva nuestra será ¡Patria o Muerte!”.
Fue la primera vez que se utilizó esta consigna que ha guiado la lucha del pueblo cubano y se ha convertido en bandera de combate de los pueblos contra el imperialismo.
FUENTE: http://encontrarte.aporrea.org/efemerides/e2085.html
TERCERA LECTURA
El Engañoso Origen de "Patria o Muerte"
En una expresión de mimetismo político que ofende la dignidad de su pueblo, el presidente de Bolivia Evo Morales cambió el lema tradicional de las fuerzas armadas de “Subordinación y Constancia” –que data de la Guerra del Pacífico en 1879--, por el grito castrista de “Patria o Muerte, Venceremos”.
La nueva consigna, estrenada por el propio Morales el 23 de marzo último en un acto público en La Paz, ha encontrado el rechazo de la mayor parte de la oficialidad , que siente verguenza de ver cómo su “capitán general”, el actual jefe de Estado, se subordina cada vez más a Cuba y Venezuela, precisamente cuando se desinfla al fin el globo propagandístico de país de jauja que el régimen estalinista cubano vendió al mundo por medio siglo.
Sacando la cara por sus compañeros de armas en activo, que no pueden decirlo porque son sancionados, el general retirado Eduardo Galindo resumió el bochorno que sienten sus colegas al declarar en Cochabamba: “Personalmente, me da mucha pena que copiemos el grito de guerra de una persona que asesinó a mansalva a muchos bolivianos".
El general Galindo persiguió con sus tropas al grupo guerrillero encabezado por el Che Guevara que invadió Bolivia en los años 60 en cumplimiento del plan castrista-guevarista de crear “dos, tres, muchos Vietnam” y llevar la revolución marxista a toda Latinoamérica “para liberarla de la opresión imperialista y de la burguesía explotadora”.
Ya el guerrillero argentinocubano, de piel muy blanca, había intentado hacer lo mismo en el corazón de Africa, en el Congo, y en la huida tras su fracaso por poco pierde la vida.
El origen del lema en cuestión es truculento y trágico a la vez. El 4 de marzo de 1960 en el puerto de La Habana se produjeron dos grandes explosiones en un barco mercante francés que elevaron al cielo capitalino un gigantesco hongo de humo que semejaba al de un ataque nuclear, y que provocaron casi un centenar de muertos y unos 200 heridos. “La Coubre” había arribado con 80 toneladas de granadas y municiones que habían sido compradas y pagadas a Bélgica por el gobierno de Fulgencio Batista a fines de 1958, debido a la negativa de Washington de venderle armas. Y no fue hasta marzo de 1960 que se hizo la entrega.
Desde enero de 1959 el primer ministro cubano buscaba un buen pretexto para lanzar una electrizante consigna movilizadora que exacerbara el nacionalismo patriótico.
Pero antes de proseguir quisiera recordar que José Martí, quien ejerció el periodismo en Nueva York durante muchos años, sostenía: “La palabra es para decir la verdad, no para encubrirla". Para Martí era inadmisible disfrazar la verdad, omitirla, y aún peor, mentir. Castro, que se vende como el más martiano de los cubanos, en su comunicación con las “masas” no se afinca en la ética martiana, sino en la de William James (1842-1910), uno de los fundadores del cinismo y el pragmatismo norteamericanos, y cuya filosofía se resume en una frase lapidaria: “Solo es verdad lo que me es útil”.
Para Fidel Castro, sólo lo útil para él es verdad. Si algo es verdad, pero no le es útil, no es cierto, no existe. Y si algo es falso, pero conveniente, es verdad. Si ello pulveriza la moral y la ética, eso no tiene mayor importancia.
Hago este paréntesis filosófico porque ese cinismo a ultranza explica por qué Castro en el funeral de las víctimas del accidente, al día siguiente, acusó a la CIA de haber saboteado el barco “La Coubre” sin tener una sola prueba.
Cualquier jefe de Estado responsable al carecer de pruebas se habría limitado a anunciar aquel 5 de marzo el inicio de una minuciosa investigación para determinar las causas del siniestro. Como máximo habría dicho que sospechaba de la CIA, pero sin acusarla por adelantado. No me imagino a Uribe, Alan García o el mismísimo Lula, acusando de sabotaje a nadie sin pruebas.
Los investigadores independientes concluyeron que lo ocurrido fue un accidente por mala manipulación de la carga de 1,492 cajas de explosivos, incluyendo 44 toneladas de granadas y 31 toneladas de municiones. Además, era improbable que Washington volase en pedazos un barco con 35 tripulantes franceses, un fotógrafo norteamericano y un reverendo también francés.
Por otra parte, un documento desclasificado por el Departamento de Estado reveló que Daniel Braddock, quien en esos momentos sustituía al embajador en Cuba, Philip Bonsal, el 7 de marzo de 1960 envió desde La Habana un telegrama al Secretario de Estado, Christian Herter, en el que reportó una reunión suya con el embajador de Francia, Roger Du Gardier.
Braddock informó que el capitán del buque mercante, George Dalmas, le dijo al embajador Du Garnier que Dalmas le había radiado a las autoridades que “ estaba preparado para anclar en la bahía para descargar, pero se le había indicado específicamente no hacerlo así, sino pegarse al muelle”.
También el capitán Dalmas le comentó a Du Gardier que “los soldados fueron enviados a custodiar la descarga, pero las precauciones de seguridad eran flojas, y muchas personas, particularmente los militares, andaban pululando por la nave y entorpeciendo”.
Recuerdo que después de la segunda explosión un compañero mio de la Universidad de La Habana y yo llegamos al puerto. El área cercana a “La Coubre” estaba repleta de soldados y había sangre por doquier. Conservo una foto en la que estoy tocando el techo de un vehículo totalmente destruido.
Obviamente, el sangriento accidente fue manipulado por Castro, quien culpó del “crimen” a la CIA, arremetió contra “el imperialismo yanki” y cerró su arenga con el grito dramático de “Patria o Muerte, Venceremos”. Presente en aquel acto frente al cementerio habanero –cuya presidencia estaba subida encima en un camión y desde allí hablaba Fidel--, recuerdo que la frase fue coreada por los miles de asistentes, a muchos de los cuales les vi los ojos aguados por la carga emotiva circundante.
El significado de la tres palabras juntas, que recuerdan la inmolación de la antigua Numancia del actual territorio de España, cuyos habitantes prefirieron morir entre las llamas antes que rendirse a los ejércitos romanos que los atacaron en el 133 .A.C.,
nunca ha estado muy claro para los cubanos y mucho menos podrá estarlo para los bolivianos.
Pero dada la personalidad de Fidel Castro no es difícil inferir que debajo del carácter movilizador y nacionalista de aquella consigna se escondía el propósito estratégico de enviar un mensaje definitivo a todos: “Patria para los que están conmigo, muerte para quienes se me opongan, sean cubanos o americanos”.
En fin, que como no se justifica históricamente, el grito de “Patria o Muerte, Venceremos” no debiera existir. Fue una invención de Castro. Probablemente Evo Morales lo ha importado de manera tan poco decorosa para utilizarlo con los mismos propósitos para los que fue sacado de la manga por el dictador cubano.
(Alvarez Quiñones es periodista cubano radicado en el sur de California. Durante 27 años trabajó para el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, y durante 12 para el diario La Opinión de Los Angeles. Es un experto en asuntos cubanos y en temas económicos).
FUENTE: http://www.contactomagazine.com/articulos/patriaomuerte0410.htm
EDICIÓN, TRANSCRIPCIÓN, IMÁGENES: LICENCIADO EN HISTORIA VÍCTOR
MANUEL GRUBER DE FIGARELLI, UCV CARACAS, VENEZUELA, 1976
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