Conjunto de artículos sobre temas variados de naturaleza política, social, económica, humorísticos, y filosóficos; publicados, o por publicarse en diferentes páginas web, o medios impresos; escritos por mi persona, o por otros autores; y que abarcan problemas relativos a Venezuela, América Latina, y el resto del mundo.
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lunes, 3 de noviembre de 2014
DEL CASTRO CHAVISMO (1999--2014): "NUEVA ESTRATEGIA NUEVA DOCTRINA"
LECTURA
Desde que Chávez llegó al poder, y muy especialmente desde que se vi afectado por una espcie de dependencia ideológico-policíaca de Cuba, trató de forjar una doctrina y un modelo exportable, pero ese marco de referencia tuvo que pactarlo con su mentor cubano.
La primera zona de discrepancia era la metodología para alcanzar el poder, Fidel Castro, muy celoso de su leyenda y muy orgulloso de su historia como jefe máximo de la lucha guerrillera contra la dictadura de Batista, defendía la violencia como medio de imponer sus ideas y su modelo de gobierno. Al fin y al cabo, aunque el Che, en efecto, había muerto en 1967 en Bolivia mientras intentaba “crear cien Vietnam” en América Latina, el frente sandinista, impulsado por Cuba y auxiliado por la Venezuela de Carlos Andrés Pérez y la Costa Rica de Rodrigo Carazo, había derrotado a Somoza en 1979. Para Fidel, esa era la demostración de que resultaba posible abrirse paso a tiros hasta la casa de gobierno.
El argumento de Chávez, que había fracasado como golpista, pero triunfado como político, postulaba que en la frontera del siglo XXI el procedimiento para alcanzar el poder era un proceso electoral convencional. Había que aprovecharse de la fatiga de la sociedad con las viejas caras de la política y de los recursos de la democracia liberal, para alcanzar el poder presentándose como alguien ajeno a los tejemanejes usuales de la politiquería, prometiendo enmendar todos los problemas con una mezcla de candor, buena fe y honradez.
Una vez instalado en la presidencia, el nuevo líder comenzaría a desmontar la estructura tradicional republicana hasta liquidarla totalmente. Primero convocaría una asamblea constituyente, redactaría una nueva Constitución, y a partir de ese punto se apoderaría de los recursos económicos del Estado y del aparato institucional, hasta acaparar toda la autoridad y gobernar por decreto.
¿Cómo lo hizo? El profesor Asdrúbal Aguiar. Uno de los juristas más reputados de Venezuel, lo resume de la siguiente manera en una conferencia titulada “El socialismo del siglo XXI y su causa habiente: el despotismo iletrado”. Lo citaremos en extenso porque vale la pena:
El soldado golpista, quien se hace de nuestra realidad por la vía electoral como un perro de presa, y quien antes, ayudado por Fidel Castro, obtiene como candidato el apoyo financiero de los dictadores libio e iraquí, e incluso el ukase del Departamento de Estado de EE.UU, a horas de ungido como Presidente de la República declara que robar no es un delito cuando se tiene necesidad. Tira por la borda, así la disciplina social mínima que, sobre todo por hábito, priva hasta entonces dentro de la sociedad venezolana.
Y enseguida agrega:
Desafía la autoridad de los otros poderes del Estado: “Debo confirmar ante la Honorabilísima Corte Suprema de Justicia el principio de la exclusividad presidencial en la conducción del Estado”, reza la carta que en abril de 1999 (Chávez) les dirige a los Jueces Supremos. Y éstos, doblegados, aceptan que el Teniente Coronel y mandatario en ciernes convoque a una Constituyente al margen del orden constitucional en vigor; que logre elegirla según sus reglas y la controle tanto como la usa para aprobar una Constitución a su medida, mediante un pacto con los suyos, que excluye aquienes juzga beneficiarios del pasado, la otra mitad de Venezuela.
Sin avanzar aún en la redacción de la nueva Carta, interviene y paraliza al Congreso de la República y lo que a la sazón más le importa, destituye sin fórmula de juicio a todos los jueces de la República. Les sustituye con jueces provisionales, dispuesto a purificar constitucionalmente las inconstitucionalidades que se ponen en marcha.
¿qué se propone Chávez? Poco antes de enfrascarse en la redacción de esa nueva Constitución que le otorgará poderes especiales y el control total de la sociedad venezolana, lo revela en una carta insólita que le remite a Carlos Ikich Ramírez, implacable terrorista venezolano adiestrado en Cuba, preso en una cárcel francesa por diversos asesinatos y secuestros. Aparentemente, el flamante presidevenezolano responde a una felicitación que le ha remitido El Chacal.
Dice la carta:
Miraflores, 03 de Marzo de 1999. Ciudadano Ilich Ramírez Sanchez
Presente.
Distinguido Compatriota:
Nadando en las profundidades de su carta solidaria pude auscultar un poco los pensamientos y los sentimientos, es que todo tiene su tiempo: de amontonar las piedras, o de lanzarlas…de dar calor a la revolución o de ignorarla; de avanzar dialécticamente uniendo lo que deba unirse entre las clases en pugna o propiciando el enfrentamiento entre las mismas, según la tesis de Ivan Ilich Ulianov. Tiempo de poder luchar por ideales y tiempo de no poder sino valorar la propia lucha…Tiempo de oportunidad, del fino olfato y del instinto al acecho para alcanzar el momento psicológico propicio en que Ariadna, investida de leyes, teja el hilo que permita salir del laberinto…
El Libertador Simón Bolívar, cuya teoría y praxis informan la doctrina que fundamenta nuestra revolución, en esfíngica invocación a Dios dejó caer esta frase preludial de su desaparición física:¡Cómo podré salir ya de este laberinto…! La frase de contenido tácito y recogida por su médico de cabecera, el francés Alejandro Próspero Reverend en sus Memorias, es llama profunda de iluminación del camino que seguimos.
Otro francés, Alejandro Dumas, finaliza so obra El Conde de Montecristo con esta frase de Jesús: “La vida de los hombres está cifrada en dos palabras: confiar y esperar”, induciendo a pensar que al final de la batalla aparecerá algún Supremo, Alguien que, investido de sabiduría como el Abate Faria inspiró el camino de salida, envuelto en nuevas síntesis revolucionarias en aproximación al Dios que cada uno lleva en su corazón.
Digamos con Bolívar que el tiempo hará prodigios sólo en cuanto mantengamos rectitud de espíritu y en cuanto observemos esas relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas. La humanidad es una sola y no hay magnitud espacio-tiempo que detenga el pensamiento del héroe caraqueño. Digamos con él:
Yo siento que la energía de mi alma se eleva, se ensancha y se iguala siempre a la magnitud de los peligros. Mi médico me ha dicho que mi alma necesita alimentarse de peligros para conservar mi juicio, de manera que al crearme Dios permitió esta tempestuosa revolución, para que yo pudiera vivir ocupado en mi destino especial.
Con profunda fe en la causa y en la misión, ¡por ahora y por siempre!
HUGO CHÁVEZ FRÍAS
Al margen de los disparates (“esfíngica”, “preludial”) y del pedante tono retórico que trata de esconder ese “despotismo iletrado) de que habla Aguiar, la carta revela la clara intención subversiva de Chávez. Había llegado al poder para implantar un régimen neocomunista y para conquistar a sus vecinos. Cree que tiene todo el tiempo del mundo para desarrolla sus planes. No es de extrañar, pues, la estrecha relación que el chavismo mantuvo con la guerrilla colombiana, a la que, en un principio, le otorga categoría de poder beligerante, legítimamente enfrentado al gobierno de Bogotá, y como señala Aguiar: “La mantiene como huésped de honor…le ofrece auxilios finacieros y petróleo, y hasta el lavado de sus narcos dineros”. Está decidido a clavarse en la historia a cualquier precio.
¿Lo logro? Sí, en la medida que alcanzó una enorme notoriedad personal basada en sus facultades histriónicas y el poder de los petrodólares. No, si lo que pretendía era transformar a Venezuela en un país próspero y feliz. Cuando murió, supuestamente el 5 de marzo de 2012, la nación era mucho más pobre, convulsa y crispada que cuando asumió la presidencia. Su voluntad de colocarse bajo la dirección del régimen de la Habana, el desbarajuste administrativo de su gobierno, la increíble corrupción que reina en el país, la violencia creciente y la sangría constante de petrodólares dedicados a conquistar clientela política internacional afectaron a su obra de gobierno hasta destruirla. El país que le legó a Nicolás Maduro, como si fuera un príncipe medieval, era infinitamente peor que el que había recibido del presidente Caldera. Su mandato fue un gran fracaso y sentó las bases para una catástrofe aún mayor.
FUENTE: ULTIMAS NOTICIAS DEL NUEVO IDIOTA IBEROAMERICANO
PLINIO APULEYO MENDOZA—CARLOS ALBERTO MONTANER—ALVARO VARGAS LLOSA
PLANETA—2014—PP.104—109
EDICION, TRANSCRIPCION,IMAGENES: LICENCIADO EB HISTORIA VICTOR M. GRUBER F, CARACAS, VENEZUELA,UCV, 1976.
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