9 Actos heroicos protagonizados por perros que salvaron vidas.
1.
Hachiko.
El perro Hachiko nació el 10 de noviembre de 1923 en la ciudad japonesa de Akita. Poco después de su nacimiento lo adoptó un profesor de medicina, que le dio su nombre, Hachiko. El fiel perro seguía a todas partes a su amo. Este notable comportamiento haría que en el futuro los perros de la raza Akita Inu fueran símbolos de lealtad y fidelidad.
En mayo de 1925 el dueño del perro murió de un ataque al corazón, cuando Hachiko tenía un año y medio de vida. Cada día, el perro se acercaba a la estación de Shibuya, tal y como hacía cuando vivía su dueño, y esperaba al profesor hasta el anochecer.
La familia del doctor intentó que el perro desistiera de su actitud, pero a pesar de todo, el perro siguió yendo a la estación a esperar a su amo. Los empleados de la estación de tren, proveedores locales y transeúntes, que conocían toda la historia, no se sorprendían al verlo día tras día.
En 1932 Hachiko se hizo famoso en todo Japón gracias a la publicación de un artículo en un periódico que narraba la historia de fidelidad del perro, que durante más de 7 años esperaba días tras día la llegada de su amo fallecido. Después de la publicación del artículo multitud de personas llegaban a la estación de tren de Shibuya para ver en directo a este perro.
Hachiko murió a los 9 años, sin dejar de ir un sólo día a la estación, a la espera de su dueño. El día de la muerte de Hachiko fue un día de duelo para todo el pueblo japonés.
Esta extraordinaria historia fue llevada al cine, narrando su historia en una película inolvidable.
Escribiendo esta historia me he acordado de Ciccio, el perro que espera a su fallecida dueña en una iglesia desde hace meses.
Escribiendo esta historia me he acordado de Ciccio, el perro que espera a su fallecida dueña en una iglesia desde hace meses.
2.
Balto.
En enero de 1925 los médicos se dieron cuenta de que una epidemia mortal de difteria estaba a punto de afectar a los jóvenes de Nome, Alaska. El único medicamento que podría detener el brote estaba en Seattle, Washington, a 1.600 km de distancia. El motor del único avión que podía recoger y entregar rápidamente el medicamento estaba congelado y no arrancaba. Después de considerar todas las alternativas, las autoridades decidieron traer el medicamento mediante varios relevos de trineos tirados por perros. El medicamento fue trasladado en tren desde Anchorage a Nenana, donde se embarcó el primer trineo como parte de un conjunto de relevos destinados a entregar la medicación en Nome. Participaron más de 20 trineos, haciendo frente a una tormenta de nieve con temperaturas de -31 ° C y fuertes vientos.
El 2 de febrero de 1925, el noruego Gunnar Kaasen llevó a su equipo, dirigido por el perro Balto, a Nome.
Balto demostró que conocía perfectamente el camino, salvando a su equipo en el río Topkok. Balto también fue capaz de mantenerse en el camino en condiciones de desorientación total; Kaasen dijo que apenas podía ver la mano delante de su cara. El equipo de Balto hizo su carrera en una oscuridad casi total. El que tenía que ser su relevo final y su tiro de perros estaban dormidos cuando Balto y Kaasen llegaron a la última parada, por lo Kaasen decidió seguir adelante. En Nome, al principio, todo el mundo quería agradecer a Kaasen su hazaña, pero dijo que Balto lo merecía más que él.
3.
Dorado.
El 11 de septiembre de 2001, Omar Eduardo Rivera, un técnico en informática ciego, estaba trabajando en el piso 71 del World Trade Center con su perro guía, Dorado. Cuando el avión secuestrado se estrelló contra la torre, Rivera sabía que tardaría mucho tiempo en poder evacuar el edificio, pero quería que su perro labrador tuviera la oportunidad de que escapara, por lo que le desabrochó la correa en una escalera llena de gente. "Pensé que estaba perdido para siempre - el ruido y el calor eran aterrador - pero tenía que dar a Dorado la oportunidad de escapar. Así que le desabroché la correa, revolvió la cabeza, le di un codazo y le pedí a Dorado que se fuera", dijo Rivera.
Dorado fue arrastrado escaleras abajo por la masa de gente que intentaba evacuar el edificio, pero a los pocos minutos Rivera sintió al perro acariciando sus piernas - Dorado había vuelto a su lado. Entre Dorado y un compañero de trabajo ayudaron a Rivera a bajar por 70 tramos de escaleras, lo que les llevó casi una hora. Poco después de que salir de la torre, el edificio se derrumbó, y Rivera dice que le debe su vida a su fiel perro.
4.
Kabang.
La perrita llamada Kabang es toda una heroína que salvó la vida de dos niñas. En diciembre de 2011 se lanzó delante de una moto que circulaba por una autopista en Zamboanga, evitando que las pequeñas Dina Bunggal (9) y su prima Diansing (3) fuesen atropelladas. Las niñas no sufrieron ningún daño, pero Kabange sufrió una lesión terrible. La hazaña hizo que la mascota perdiera su mandíbula superior y nariz, además de otros huesos de la cabeza, pero afortunadamente fue capaz de sobrevivir. Tras recibir tratamiento en una clínica veterinaria de California durante 7 meses, Kabang regresó a su patria, Filipinas, donde fue recibida como una heroína.
5.
Yves.
Yves es un Rottweiler que salvó la vida de su dueña, una persona parcialmente paralizada. La estadounidense Katie Vaughan conducía su coche cuando de repente éste se detuvo. Había una llama dentro del vehículo y el interior se llenó rápidamente de humo. Katie por sí sola no podía salir del coche, pero se las arregló para abrir la puerta a su perro de raza Rottweiler. Katie sintió que comenzaba a perder el conocimiento, pero al mismo tiempo notaba como Yves tirando firmemente de sus piernas, era capaz de sacarla del coche en llamas y tan pronto como el perro logró arrastrar a Katie unos pocos metros, el coche ardía completamente.
6.
Tru.
Tru es un pequeño perro sordo y ciego, pero que gracias a su valentía salvo la vida de sus dueños. La noche transcurría plácidamente en casa de la estadounidense Katie Crosley cuando unos cables de la casa comenzaron a arder debido a un sobrecalentamiento. Katie dormía tranquilamente en su habitación, a pocos metros lo hacía su hijo, de pocos años de edad. Lo que podría haber sido una tragedia quedó en anécdota gracias a la valentía del pequeño Tru. El perro, sordo y ciego, subió hasta la habitación de su dueña y consiguió despertarla, lo que salvó de una muerte segura tanto a ella como a su hijo.
7.
Lefty.
La heróicoa hazaña de la pitbull Lefty ha hecho que sea admirada en toda Virginia. Se enfrentó a unos ladrones que irrumpieron en casa de sus dueños y la única manera que tuvieron estos de detenerla fue disparandole con un arma de fuego.
Por desgracia, a pesar del valiente comportamiento de la pitbull, los ladrones consiguieron robar las joyas y dinero de la familia.
Los amigos y vecinos de la familia organizaron una colecta a través de Internet destinada a recaudar fondos para que la heróica pitbull pudiera recibir asistencia veterinaria, ya que sus dueños habían quedado en la ruina debido al robo. La perra fue intervenida quirúrgicamente y se restablece rápidamente.
8.
Sicko.
Sicko es un pequeño perro que tan sólo pesa cinco kilos, pero a pesar de su pequeño tamaño, el perro defendió al pequeño nieto de su dueño en una situación que podía haber puesto en peligro incluso la vida del niño.
Mientras el niño jugaba en el jardín, una serpiente venenosa salió de los arbustos y amenazaba de forma peligrosa al pequeño niño. El perro se interpuso entre la serpiente y el niño, recibiendo una mordedura en el ojo. El niño no sufrió ningún daño y Sicko finalmente no perderá la visión en el ojo.
Sicko es conocido en su familia humana como "El pequeño heroe."
9.
Elga.
En la pequeña ciudad rusa de Primorsko, junto al monumento a los militares muertos en acto de servicio, encontramos una placa que nos recuerda a Elga, una perra pastór alemán especializada en la detección de explosivos.
El primer viaje de Elga como detectora de explosivos fue a Ingusetia. A pesar de estar todavía en fase de aprendizaje, encontró una pancarta trampa, con varias granadas de mano listas para explotar cerca de un colegio. Un mes más tarde descubrió otra bomba dispuesta para que explotara al paso de los policías. En otra ocasión descubrió una mina enterrada en un camino por dónde pasaban habitualmente camiones con ayuda humanitaria.
El tiempo medio de servicio de un perro detector de explosivos es de 6 años, pero Elga siguió tres años más.
En su último viaje, Elga pisó una mina que no detectó, quedando gravemente herida, sin embargo sobrevivió.
Murió a los 13 años de edad en casa de su adiestrador.
A principios de 2013 se descubrió una placa en su honor a petición de los veteranos de guerra de Ingusetia y Chechenia.
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