Conjunto de artículos sobre temas variados de naturaleza política, social, económica, humorísticos, y filosóficos; publicados, o por publicarse en diferentes páginas web, o medios impresos; escritos por mi persona, o por otros autores; y que abarcan problemas relativos a Venezuela, América Latina, y el resto del mundo.
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sábado, 11 de enero de 2014
ANDRÉS OPPENHEIMER: LA CULTURA DE LA VIOLENCIA EN VENEZUELA--
OPPENHEIMER: La cultura de la violencia en VenezuelaAndrés Oppenheimer aoppenheimer@elnuevoherald.com
EN "EL NUEVO HERALD", Miami, USA,Jueves, 09--01--14--
El asesinato de una ex miss Venezuela y su esposo ante su hijita de 5 años está concitando la atención mundial sobre el auge de la criminalidad de Venezuela, y hace que muchos nos preguntemos si la epidemia de crímenes que sacude al país no está siendo al menos parcialmente generada por un discurso gubernamental que glorifica la violencia.
No hay duda de que los altos índices de criminalidad de Venezuela se deben principalmente a la corrupción policial, la debilidad del sistema judicial, y un sistema carcelario disfuncional. Además, el deterioro del sistema educativo y los subsidios gubernamentales para los jóvenes ha creado una generación de jóvenes que ni estudian ni trabajan - los famosos “ni-nis” - que muchas veces se dedican a delinquir.
En todo eso, Venezuela no se diferencia mucho de algunos otros países con altas tasas de criminalidad. Pero en Venezuela hay una gran diferencia: durante los últimos quince años, desde que el difunto presidente Hugo Chávez asumió el poder, el gobierno ha empleado una retórica incendiaria que glorifica la violencia.
El propio Chávez asumió un nuevo mandato en el 2007 al grito de “Patria. socialismo o muerte!”. El ex militar convirtió a ex golpistas y guerrilleros en “mártires”, promovió la creación de “milicias populares" constituidas por civiles armados, y pidió el apoyo del pueblo para librar una "guerra" contra la "oligarquía fascista".
En el discurso oficial venezolano, los simpatizantes del gobierno no son partidarios, sino “combatientes”. Los empresarios no son hombres de negocios, sino miembros de “la burguesía parasitaria”. Los adversarios políticos no son rivales, sino “escoria” y “apátridas".
El Presidente Nicolás Maduro ha continuado - y a veces exacerbado - el discurso del odio. En Noviembre, Maduro llamó a la “ocupación” de supermercados que supuestamente no cumplían con los controles de precios ordenados por el gobierno, generando una ola de saqueos. Hasta los militares fueron vistos cargando sus motocicletas con plasmas.
En esta cultura del "vale todo", Venezuela ha cuadruplicado su índice de homicidios desde que Chávez asumió la presidencia hace quince años, de 19 muertes por cada 100,000 habitantes en 1999 a 79 muertes por cada 100,000 habitantes en la actualidad, según el Observatorio de Violencia Venezolano, un grupo no gubernamental que se dedica a registrar los delitos violentos.
El mes pasado, el ministro del interior venezolano, Miguel Rodríguez, cuestionó las cifras del Observatorio de Violencia, alegando que el índice de asesinatos es de 39 por cada 100,000 habitantes.
La estimación más reciente de la Oficina de Drogas y Delitos de las Naciones Unidas es que el índice de homicidios de Venezuela es de 45 muertes por cada 100,000 habitantes, mucho más alto que el de su vecina Colombia (31 por cada 100,000 habitantes), que sufre de un conflicto armado, y el de México (24 por cada 100,000 habitantes).
El asesinato, cometido esta semana, de la ex Miss Venzuela Mónica Spear, una actriz residente en Miami, que fue muerta junto con su marido en un intento de robo, ante la mirada de la hijita de la pareja, que sobrevivió, ha llevado a Maduro a reconocer por primera vez que hay un problema serio de la criminalidad en Venezuela.
Alfredo Romero, director del Foro Penal Venezolano, un grupo no gubernamental con sede en Caracas, me dijo en una entrevista telefónica que las principales razón del enorme incremento del delito en Venezuela son la corrupción policial, la impunidad de los delincuentes, el fallido sistema carcelario, que han llevado a que la mayoría de los venezolanos ni siquiera reporten los delitos de que son víctimas.
“En Venezuela, un muchacho menor de edad dispara diez titos a una persona para robarle un teléfono celular, porque no hay respeto por la propiedad, ni por la vida”, me dijo Romero. “Ese irrespeto ha sido fomentado desde el propio discurso persidencial”.
Chávez instaló en la sociedad la idea de que robar no es algo necesariamente malo, y que los delincuentes no son necesariamente mala gente, sino a menudo víctimas del sistema capitalista. Eso ha contribuido a generar la ola de robos, asaltos y homicidios que vive el país, agregó.
Mi opinión: Estoy de acuerdo. Obviamente, al igual que en otros países, las principal causas del aumento de la criminalidad en Venezuela son la corrupción policial y la impunidad de los criminales.
Pero en Venezuela, el discurso violento del gobierno empeora las cosas. Por suerte, después de varios meses de negar que existía una epidemia de criminalidad, Maduro invitó a los gobernadores oficialistas y de oposición al palacio presidencial el miércoles, para buscar soluciones al problema.
Ahora, Maduro debería bajar el tono de su discurso guerrerista, porque ha ayudado a crear una cultura de la violencia que alienta a la comisión de actos delictivos como el intento de robo que le costó la vida a Mónica Spear.
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