Conjunto de artículos sobre temas variados de naturaleza política, social, económica, humorísticos, y filosóficos; publicados, o por publicarse en diferentes páginas web, o medios impresos; escritos por mi persona, o por otros autores; y que abarcan problemas relativos a Venezuela, América Latina, y el resto del mundo.
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domingo, 20 de octubre de 2013
JOAQUIN CHAFFARDET: SUEÑOS Y PESADILLAS--¡SIN DESPERDICIO!--
SUEÑOS Y PESADILLAS DE CALIXTO
Joaquín Chaffardet
Jchaffardet@gmail.com
@jchaffardet
A todas estas, el más golpeado por el desvarío de Maduro de expulsar a los diplomáticos americanos, ha sido Calixto Ortega, a quien defino como un “pitiyanqui chavista”, porque es un apasionado enamorado del “american way of life”. En efecto, tan es así que Calixto pasaba más tiempo en Houston que en Maracaibo o Caracas. Conocedor en detalle de los centros comerciales y los buenos restaurantes de la capital mundial de la industria petrolera. Apasionado de los juegos de envite y azar era asiduo visitante de Las Vegas, paraíso de los ludópatas.
La lotería
Cuando Maduro lo nombró Encargado de Negocios en Washington, Calixto se sintió realizado: viviría nada más y nada menos que en el centro del poder del Imperio. El cambio de Houston a Washington superaba sus más descabellados sueños: vivir en el Imperio y ¡oh sorpresa! pagado por el régimen chavista. Iba a estar en el Imperio pero pegado de la teta oficialista. Cuando recibió la noticia lo invadió una sensación multi orgásmica que lo transportó al Edén. Cuentan que Maduro cuando lo vio con los ojos en blanco iba a llamar a Barrio Adentro, pero súbitamente Calixto volvió a la tierra y evitó que le pasara lo que al Dr. Diógenes Escalante, perder anticipadamente el cargo por desvariar.
Cuando salió de hablar con Maduro y aceptar el cargo, Calixto iba levitando. Se repetía a sí mismo que eso era cosa de fábula. Para Calixto fue como sacarse el Powerball de la Lotería de Texas: casa, carros de lujo, chófer, servicios, cuentas de gastos, tarjetas de crédito, todo pagado por los venezolanos y adicionalmente inmunidad diplomática.
Pa’l Imperio y apoyado por la Robolución. ¡Qué molleja!
Calixto corrió a hacer las maletas. Tomaría el primer avión que saliera hacía el Imperio. En el camino se preguntaba: ¿será que Nicolás me quiere complacer?¿Será que Nicolás me quiere alejar? ¿Será que Nicolás piensa que voy a atacar a la Primera Combatiente y me quiere a 2.000 millas de distancia?
Al día siguiente tomó un vuelo a Washington pero vía Atlanta, no quería pasar por Miami por no exponerse a un incidente con el enjambre de contra revolucionarios que viven allí. Desde 35 mil pies se deleitaba viendo el azul del Caribe, pero ansiando llegar lo más pronto posible a la sofisticada capital del Imperio.
Al llegar a Atlanta a cambiar de avión hizo uso por primera vez de su pasaporte diplomático de verdad - verdad. Cuando le entregó el pasaporte al oficial de inmigración, escrutó su cara en busca de algún gesto de la admiración y el respeto que se le debe a un diplomático de la Patria del Comandante Eterno. Pero nada el hombre imperturbable, sin pararle bolas, le selló el pasaporte y lo despachó con sonoro ¡Next!
La Grey Imperial
Cuando el avión entró en su “final approach” para la Pista 19 del Ronald Reagan National Airport. Calixto vio el caudaloso Potomac y después el Key Bridge y los hermosos edificios de Crystal City en Rosslyn y ¡¡emoción incontenible!! el Pen-tá-go-no, una pendejá. Y en su mente empezó a cantar “…siento una emoción tan grande que se me nubla la mente, siento un nudo en la garganta y el corazón se me exalta, sin darme cuenta tiemblo y sin querer estoy llorando…!!”
Vergación esa verga si que es una vergota de edificio, por eso el Comandante Eterno no pudo con estos vergajos. ¡que güevón y que ponerse a pelear con estos coños! Na´más que pa’ tumbá esa molleja de edificio se necesitan cien milicias a lo menos.
Cuando el avión aterrizó, Calixto aplaudió solitario ante la mirada extrañada de los otros pasajeros. Calixto se dijo, no te preocupéis de que esos vergajos no entiendan tus sentimientos. Caminando hacia la salida del aeropuerto Calixto cantaba para sí “…yo si regionalista, pero a mi Imperio lo quiero, porque sé que es el primero del mundo en la lista… aaaahhh…”
El chófer del SEBIN lo esperaba diligente. Calixto lo miró con aires de perdona vida y le dijo: “a la residencia sin demora”
El camino y la llegada al propio paraíso
Al salir del aeropuerto tomaron el George Washington Memorial Parkway, luego el Arlington Memorial Bridge y Calixto se siente transportado cuando a la izquierda ve la entrada del Cementerio de Arlington, abajo y a la derecha el Potomac y al frente el Obelisco y el Lincoln Memorial. Ya está cerca de la sede Imperial. Un giro a la izquierda para tomar el Rock Creek Park and Potomac Parkway. Calixto se siente cada vez más cerca del cielo. Está a punto de perder el control sobre sus esfínteres por la emoción que lo invade. El automóvil se desvía levemente a la derecha para tomar Waterside Dr., giran a la derecha en Massachusetts Avenue, la más elegante de la ciudad, llamada también Embassy Row. Instintivamente Calixto la compara con El Milagro de su Maracaibo, pero desecha la idea, le parece injusta la comparación es como comparar a Chávez con Reagan.
Al frente ve el imponente Islamic Center, luego las embajadas de Belice, Japón, Turquía, Korea y finalmente la casa que será su morada en el mero centro de la mitad de la pepa del medio del Imperio!!!
2477 Massachusetts Avenue. Calixto no puede creer que sea verdad. Se pellizca con fuerza sus rozagantes cachetes y sí, sí está despierto.
No, no es un sueño. De repente Calixto se acuerda de lo que le contaron de Chaderton y se trazó el propósito de no dejarse ver en público con él, aunque se conocían desde que estaban en COPEI.
A lo bueno uno se acostumbra rápido
Esa misma noche sale a cenar en The Plume en el Jefferson Hotel por recomendación que le hizo el Toro Hardy Malo. Y así inició Calixto aquellos días de ensueño. Desde su llegada, al despertarse cada mañana encendía el televisor para ver Eyewitness News, que aunque no entendía lo que estaban diciendo lo convencía de que no estaba viviendo un sueño: estaba en el corazón del Imperio. Presuroso le pedía a su chófer que lo llevara a desayunar a The Ritz Carlton Hotel o a The Fairfax at Embassy Row en Dupont Circle. Disfrutaba paseándose por el Mall y después almorzando y cenando en las más famosas taguaras de la city como Smith & Wolensky y The Palm en la 19 del NW, The Plume en el Jefferson Hotel, el Vino Volo en Bethesda, el 1789 en Georgetown, el Charlie Palmer Steak en Capitol Hill, el Marcel's del Chef Robert Wiedmaier cerca de la Casa Blanca y el Foggy Bottom, siempre con la esperanza de ver, aunque fuera de lejos, al más famoso afro descendiente del mundo: Obama. Calixto reflexiona: “Este Imperio será muy coño de madre como decía el Eterno, pero es sabroso con bolas”.
Pero todo tiene su final
Pero como dice Héctor Lavoe, todo tiene su final. Y el lunes en la noche Calixto despertó de su sueño dorado. El embrujo americano desapareció. Lo están expulsando del Imperio. No lo puede creer. No puede creer que no le agradezcan su amor al “american way” ¡Y todo por culpa de una mariquera del cabeza de bola de Maduro! ¡Tenía que hacer rápido las últimas compras y las maletas! 48 horas no le alcanzan.
¡Maldito Platanote! Y lo más arrecho es que no puede volver ni como turista. Así, Calixto salió de su sueño dorado para volver a la pesadilla tercermundista del Socialismo del Siglo XXI. A comer en Mi Vaquita (si es que le llega carne) que no es malo, pero nunca como el Charlie Palmer o el Palm o Smith & Wolensky.
¿Pedirá asilo?
Calixto es capaz de pedir asilo político en el Imperio, porque ahora no podrá volver ni con visa de turista por ser persona non grata. Hasta que no lo vea en Venezuela no me convenzo de que no ha pedido asilo.
Joaquín Chaffardet
Jchaffardet@gmail.com
@jchaffardet
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