Caracas, 31 – 08 -- 02—
¿Primera Clase?
Ayer (30-08), viví junto a mi familia la inolvidable experiencia de viajar en “Primera Clase”, en una chatarra de “Conferry” entre Margarita y Pto. La Cruz. El “terminal” es un gallinero, alambre hueco y techo de zinc, donde se aglomeran sin orden ni concierto, los candidatos a disfrutar de las “comodidades” de la Empresa, vendedores informales, y merodeadores de todo pelo. Dos horas antes de embarcar, hay que hacer de pie unas “colas” informes de varias cabezas, como las del cancerbero que custodia las puertas del infierno; ellas desembocan en una puerta mínima, que ganan a punta de empujones, gritos y voces de diverso calibre, pasajeros cargados de equipaje; frente a las autoridades de la Empresa (y del Puerto). La sobreventa exige entonces iniciar una agónica carrera por conseguir asientos; jóvenes, y “vivos”, llegan primero; los débiles de último ¡La ley de la selva pues! Ya, “felizmente” instalados, arrancamos con el retraso natural, dado el desorden; pronto sentimos en carne propia la debilidad del aire acondicionado: los salones y el comedor, son un sauna “gratuito”; los baños unos huecos inmundos. El pasaje emigra a las cubiertas, respira aire fresco, disfruta del paisaje marino ¿Primera Clase? ¡Yo te aviso chirulí! ¿No hay autoridad “revolucionaria” que ponga orden? ¡Peor que en la IV viajamos en la V!
Víctor Grüber
C.I.V.- 1.730.472
gruberv@cantv.net
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