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jueves, 25 de septiembre de 2008

¡Cagatintas,

¡Cagatintas,Mujiquitas y Pernaletes !
¡Cagatintas,Mujiquitas,y Pernaletes ! Define Ambrose Bierce en su “Diccionario del Diablo”: “Cagatintas, s. Funcionario útil que con frecuencia dirige un periódico. En esta función está estrechamente ligado al chantajista por el vínculo de la ocasional identidad; en realidad el cagatintas no es más que el chantajista bajo otro aspecto, aunque este último aparece a menudo como una especie independiente. El cagatintismo es más despreciable que el chantaje, así como el estafador es más despreciable que el asaltante de caminos” Venezuela vive, evidentemente, un momento muy especial: el llamado “proceso”, antes supuestamente “bolivariano”, ahora “socialista del siglo XXI”, pero que es en realidad y simplemente: el castro—chavismo gobernante, ha convertido a los comunicadores sociales gobiernistas en verdaderos “cagatintas”, según la durísima, pero no menos exacta, definición de Bierce; y esto involucra por consiguiente, a los medios masivos de comunicación que controlan, y a sus directivos. El “cagatintismo” nacional, es una vergüenza, cambian la información “veraz, oportuna y objetiva” por descarada propaganda a favor del régimen, y por supuesto, en contra propaganda —verdaderas “ollas podridas periodísticas”-- en disfavor de sus opositores; atacan en primer lugar a los periodistas, y también a los medios de comunicación que no se han arrodillado; pero no todo es discurso del odio, de la violencia, y de la discriminación, también presionan con las acciones depredadoras de los “círculos” terroristas, con la policía política, con fiscales, jueces, y tribunales --civiles o militares--, al servicio del poder omnímodo de la “verdad verdadera y revolucionaria”. Basta leer la prensa de estos días, oír la radio, ver la TV, para imponerse en “autos” sobre la situación. Y aquí caemos en el segundo tema de esta nota: el “mujiquismo” y el “pernaletismo”, tradicionales y vigentes, variantes del “cagatintismo” nacional que impregna la labor de los funcionarios públicos, y en especial de los “juristas” de la “revolución”, leguleyos encargados de modificar las normas, y armar verdaderas “ollas podridas judiciales”, para ponerlas al servicio del Ño Pernalete de turno. Vuelva el lector a revisar la prensa diaria, oír la radio, ver la TV. Ha escrito Domingo Alberto Rangel, en “Nuestra Constitución no escrita”: --(www.google.co.ve)-- “El viejo Laureano Vallenilla Lanz hizo un estupendo aporte a la ciencia política cuando sostuvo que cada país tenía dos constituciones: escrita una de ellas, llena de mentiras piadosas y de engaños discretos, y no escrita la otra, en la que yacían las verdades inconfesables. La Constitución escrita es verbosa y demagoga, allí se promete todo, pero no garantiza nada. La Constitución no escrita, en cambio, no tiene lujos palabreros ni pedrería retórica, pero allí radica, desnuda, la verdad inconcusa. No hay pueblo, digámoslo para alivio de nuestra reputación, que no tenga esas dos constituciones porque la hipocresía es el biombo de las sociedades; quien no tenga secretos que sonrojan, inconfesables dobleces y disimulos no está vivo”… (Y sigue diciendo DAR): …”Y si la Constitución escrita es una colcha de mentiras y sus autores unos granujas, la Constitución no escrita es el refugio de las sórdidas verdades y sus autores siempre son los que manejan algo muy feo y duro, el poder que ni ruega ni perdona. Nuestra Constitución no escrita tiene un texto, el de los refranes en los cuales el pueblo o quienes lo interpretan, han ido sintetizando sus duras experiencias. Vamos a recoger algunos de esos refranes para que tengamos el texto de la Constitución no escrita de Venezuela. Son pocos los artículos de esta Constitución, pero son efectivos. Allá van”… --- (DAR enumera 6 refranes, de los cuales para los efectos de estas notas tomamos solamente dos—VG) --- …“1. Jefe es jefe aunque tenga cochochos. Allí está el caudillaje, esa exacerbación del personalismo que nos ha caracterizado a lo largo de la historia. Jefe es jefe no importa que sea medio analfabeta y no tiene límites en su autoridad ni ha de darle cuenta a nadie. Este primer artículo de nuestra Constitución explica por qué nuestros presidentes han sido casi todos ríspidos militares llenos de arbitrariedad y codicia. Tan arraigado está este primer artículo de la Constitución efectiva que los militares que aquí oyen el plomo silbar cuando ven los noticieros de la TV, siguen teniendo los privilegios que invistieron cuando se llegaba a Miraflores encabezando cargas de caballería que no tenían la grandeza heroica de la Murat en Waterloo, pero eran ejemplo de audacia. Jefe es jefe, sigue rezando nuestra Constitución no escrita; ahora el jefe lo busca Venezuela entre burócratas de charretera, no teniendo ya héroes de batalla. 2. Donde manda capitán, no manda marinero. Allí está la jerarquización de todo, ese orden piramidal que todo lo domina. El subalterno debe obedecer porque el jefe manda. Es el principio de la arbitrariedad que ha dominado nuestra vida pública. Nada más logrado en nuestra literatura que la estampa del Mujiquita, secretario de jefatura civil, obedeciendo a ño Pernalete sin chistar. ¿No es acaso la situación de hoy con un Chávez, capitán incompleto, con una escolta de Mujiquitas que le aplauden hasta las faltas de ortografía? Nunca las elites venezolanas fueron más lamentables en su desvergüenza o más nulas en su humillación”… ¡Tal cual, claro y raspao! Como rezaba el lema de los editoriales de “El Mundo” cuando lo dirigía TP. ¿Requiere el respetado lector de mayor información sobre las situaciones planteadas? Lea la prensa diaria, con sentido crítico y analítico; con igual actitud oiga la radio, y vea la TV. Atentamente: Víctor M. gruber F.
gruberv@cantv.netgruberv [at] cantv [dot] net Caracas, Venezuela

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