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domingo, 28 de febrero de 2016

FERNANDO MIRES-AMOR POPULISTA-COMENTARIOS-VMGF-II-


                                          Imagen incorporada por el Editor del Blog


LECTURA PRINCIPAL


sábado, 27 de febrero de 2016


Fernando Mires - AMOR POPULISTA--COMENTARIOS.VMGF-II-












El populismo no es una cosa en sí. El populismo es antes que nada una relación; o si se prefiere, una forma de articulación entre una determinada masa representada como pueblo y un determinado líder.
No hay populismo sin líder populista. El estudio del populismo supone el estudio de la relación masa-líder. En esa relación intervienen proyecciones que van más allá de los intereses de clases o grupos sociales, razón por la cual tanto la racionalidad marxista como la racionalidad económica liberal fracasan cada vez que intentan entender al populismo como expresión de intereses materiales.
La razón populista no obedece a las pautas kantianas de la razón pura. Por el contrario, es el producto de una razón extremadamente impura. Digo impura, porque en la relación masa-líder intervienen múltiples variantes; entre otras, las emocionales y, por supuesto, las libidinosas.
No hay populismo sin amor. Por esa misma razón no hay líder populista que no haya sido amado.
Todo populismo supone una relación de intenso amor entre dos sujetos: “la masa” que el líder convierte en pueblo y el líder que el pueblo convierte en símbolo del amor colectivo.
Si pensamos de acuerdo a los cánones de la lógica freudiana, el populismo implicaría un traslado de energías libidinosas hacia objetos sustitutivos del amor sexual. De acuerdo al primer Freud –algo puritano- el populismo sería entonces una perversión: amor depositado en objetos situados al margen de la relación genital, perversión comparada al amor necrológico o al amor fetichista.
De acuerdo a un Freud más maduro, en cambio, el amor del pueblo al líder sería más bien una expresión de la polimorfía sexual. Por supuesto, la polimorfía según Freud alude a diferentes objetos corporales extra-genitales en los cuales se invierte la energía libidinosa (boca, vista, oídos). En el caso del amor populista se trataría en cambio de una polimorfía no solo extra-genital sino, además, extra-corporal. En cierto modo el amor a un líder sería un sentimiento comparado con el amor a Dios. Dicho otra vez en el lenguaje del Freud joven: una sublimación.
Hay en ese sentido una polémica indirecta entre Freud, el teólogo Joseph Ratzinger (alias Benedicto XVl) y el post-freudiano Jacques Lacan. Mientras para el primero el origen de la líbido es sexual, y por lo mismo el amor no sexual es una desviación respecto al sexual, para Ratzinger, el amor originario es el amor a (y de) Dios y el amor a un ser humano un derivado del primero. En ese punto las opiniones de Lacan se encuentran –si borramos la palabra Dios- más cerca de Ratzinger que de Freud.
Si partimos de una clásica premisa lacaniana -“el deseo precede al objeto del deseo”- será posible deducir que el amor al líder populista surge como resultado de un deseo indeterminado, sin objeto, desarticulado. Y si llevamos la lógica lacaniana más allá de Lacan podríamos incluso deducir que el líder populista cumple la función articulativa del deseo colectivo. El líder, visto así, se nos ofrecería como eje articulador de ese deseo. O para decirlo de otro modo: el líder convierte al deseo colectivo en un pueblo, un pueblo que solo puede representarse en el espejo del líder a la vez que el líder se contempla en el espejo del pueblo. El populismo, no necesitamos pruebas para demostrarlo, es un espejo de dos caras donde cada uno cree ver el rostro del otro contemplándose a sí mismo. El amor populista es, como todo amor, radicalmente narcisista.
En un punto sin embargo Freud, Ratzinger y Lacan están de acuerdo. En el amor interviene el deseo de la eternidad (o de no morir, es lo mismo). Nadie, efectivamente, cuando ama, decide amar por una semana o un par de años. El amor, lo testimonian boleros y poemas, es el deseo de “amar para siempre”. El problema es que ese “para siempre” no tiene nada que ver con nuestra condición humana, tan radicalmente mortal. Es por eso que el amor al líder populista –para retornar al tema inicial- está condenado al fracaso.
Justamente para evitar esa sensación de fracaso frente a la mortalidad, el líder debe hacer lo imposible para dar muestras de inmortalidad, o sea, debe mostrarnos que él está más cerca de Dios (o de la eternidad) que de los hombres. Eso explica por qué la mayoría de los líderes políticos son locos de remate. No ocurre lo mismo con los que no son políticos. Sócrates, un indiscutible líder espiritual, siendo acosado por el amor del general Alcibíades, lo rechazó diciéndole: “Lo que tu quieres de mí no te lo puedo dar porque yo no lo tengo”. Si un político populista dijera lo mismo a su pueblo dejaría de ser populista y con ello se convertiría en una persona normal.
Mientras más imposibles de cumplir son las promesas, mientras más alucinado es el lenguaje, mientras más apocalípticas son las visiones, más serán amados los líderes populistas. Hasta que llega el día en el cual el líder demuestra ser un mortal cualquiera. Puede ser una derrota militar o una derrota política. Ahí deja de ser un líder. Suele ocurrir lo mismo en las relaciones de amor interpersonales.
Nadie quiere amar a una persona cualquiera. Todos queremos que el objeto elegido por nuestro deseo sea un objeto extraordinario. El amor, por lo menos en las fases iniciales, es amor idealizado y, por lo mismo, romántico. Pues quiérase o no, la época del romanticismo todavía no ha terminado, ni siquiera para aquellos que buscan al amor de sus sueños en los catálogos de las revistas pornográficas. En el fondo del alma deseamos que nuestros objetos de amor sean perfectos, es decir, imposibles. Sin amores imposibles nunca habría habido romanticismo. Ni populismo.
Hay una relación todavía no explorada entre el amor populista y el amor romántico. Algo difícil de explicar pues el amor populista no está ausente de romántica. Se trata –eso es fácil constatar- de un amor extremadamente idealizado. O para hablar con los términos de Freud, es un amor que refleja al “ideal del yo” y al “yo ideal” al mismo tiempo. En ambos casos es el amor a “un falso yo”.
Lo mismo suele o ocurrir en el mundo de nuestras relaciones íntimas. De ahí que cuando llega el momento en el cual ha sido descorrido el velo de la idealidad y contemplamos el rostro del verdadero yo del otro, tenemos dos posibilidades. O rechazamos a ese ser y emprendemos el camino en busca de otra idealidad “superior”, o lo aceptamos tal cual es; en su humana imperfección. Si la última decisión ha sido tomada puede que ahí comience otro amor. El de dos seres que se unen para conjurar el miedo común a la muerte: un amor que se agota en lo posible sin pretender seguir más allá. Quizás ese es el verdadero amor. Pero no es romántico; que nadie se haga ilusiones.
El amor populista es como el amor romántico, imposible. Por eso lo aguarda siempre la hora de la desilusión. Ningún líder puede ser eterno. El amor populista es, por esa misma razón, inevitablemente trágico. Casi siempre termina o con la muerte real del objeto del amor (Eva, Chávez) o con el suicidio (Hitler) o con el asesinato (Mussolini, Gadafi) y, en los países más civilizados, con el divorcio político.
En eso pensaba el 21-F cuando Evo Morales perdió el amor del pueblo boliviano. Antes de él, el 22-N, los argentinos intentaron divorciarse del peronismo una vez más, a través de Macri. El 6-D los venezolanos no se divorciaron de Chávez pues nadie se divorcia de un cadáver. Tampoco de Maduro a quien nunca amaron. Pero una parte del chavismo viudo ha decidido, después del duelo, y pese a los agresivos acosos de Maduro, reiniciar una vida diferente.
Y después del amor populista ¿sobrevendrá un nuevo amor populista? Suele suceder. ¿O regresará el pueblo a su condición de masa pues solo podía ser pueblo contemplándose en el espejo del líder? También suele suceder. 
Hay, sin embargo, otra posibilidad: la conversión de un pueblo en una ciudadanía, es decir, en un conjunto de seres que se ponen de acuerdo para actuar según el espíritu de las leyes eligiendo y des-eligiendo a sus representantes cada cierto tiempo. Pero de esa utopía todavía estamos un poco lejos. La humanidad, por lo menos la humanidad política, se niega a abandonar el periodo de su infancia.

26.2.2016



FUENTE: http://polisfmires.blogspot.com/2016/02/fernando-mires-amor-populista.html


COMENTARIOS DE VMGF:

sábado, 27 de febrero de 2016

Fernando Mires - AMOR POPULISTA--COMENTARIOS (VMGF)--








El populismo no es una cosa en sí. El populismo es antes que nada una relación; o si se prefiere, una forma de articulación entre una determinada masa representada como pueblo y un determinado líder.
No hay populismo sin líder populista. El estudio del populismo supone el estudio de la relación masa-líder. En esa relación intervienen proyecciones que van más allá de los intereses de clases o grupos sociales, razón por la cual tanto la racionalidad marxista como la racionalidad económica liberal fracasan cada vez que intentan entender al populismo como expresión de intereses materiales.
La razón populista no obedece a las pautas kantianas de la razón pura. Por el contrario, es el producto de una razón extremadamente impura. Digo impura, porque en la relación masa-líder intervienen múltiples variantes; entre otras, las emocionales y, por supuesto, las libidinosas.
No hay populismo sin amor. Por esa misma razón no hay líder populista que no haya sido amado.
Todo populismo supone una relación de intenso amor entre dos sujetos: “la masa” que el líder convierte en pueblo y el líder que el pueblo convierte en símbolo del amor colectivo.
Si pensamos de acuerdo a los cánones de la lógica freudiana, el populismo implicaría un traslado de energías libidinosas hacia objetos sustitutivos del amor sexual. De acuerdo al primer Freud –algo puritano- el populismo sería entonces una perversión: amor depositado en objetos situados al margen de la relación genital, perversión comparada al amor necrológico o al amor fetichista.
De acuerdo a un Freud más maduro, en cambio, el amor del pueblo al líder sería más bien una expresión de la polimorfía sexual. Por supuesto, la polimorfía según Freud alude a diferentes objetos corporales extra-genitales en los cuales se invierte la energía libidinosa (boca, vista, oídos). En el caso del amor populista se trataría en cambio de una polimorfía no solo extra-genital sino, además, extra-corporal. En cierto modo el amor a un líder sería un sentimiento comparado con el amor a Dios. Dicho otra vez en el lenguaje del Freud joven: una sublimación.
Hay en ese sentido una polémica indirecta entre Freud, el teólogo Joseph Ratzinger (alias Benedicto XVl) y el post-freudiano Jacques Lacan. Mientras para el primero el origen de la líbido es sexual, y por lo mismo el amor no sexual es una desviación respecto al sexual, para Ratzinger, el amor originario es el amor a (y de) Dios y el amor a un ser humano un derivado del primero. En ese punto las opiniones de Lacan se encuentran –si borramos la palabra Dios- más cerca de Ratzinger que de Freud.
Si partimos de una clásica premisa lacaniana -“el deseo precede al objeto del deseo”- será posible deducir que el amor al líder populista surge como resultado de un deseo indeterminado, sin objeto, desarticulado. Y si llevamos la lógica lacaniana más allá de Lacan podríamos incluso deducir que el líder populista cumple la función articulativa del deseo colectivo. El líder, visto así, se nos ofrecería como eje articulador de ese deseo. O para decirlo de otro modo: el líder convierte al deseo colectivo en un pueblo, un pueblo que solo puede representarse en el espejo del líder a la vez que el líder se contempla en el espejo del pueblo. El populismo, no necesitamos pruebas para demostrarlo, es un espejo de dos caras donde cada uno cree ver el rostro del otro contemplándose a sí mismo. El amor populista es, como todo amor, radicalmente narcisista.
En un punto sin embargo Freud, Ratzinger y Lacan están de acuerdo. En el amor interviene el deseo de la eternidad (o de no morir, es lo mismo). Nadie, efectivamente, cuando ama, decide amar por una semana o un par de años. El amor, lo testimonian boleros y poemas, es el deseo de “amar para siempre”. El problema es que ese “para siempre” no tiene nada que ver con nuestra condición humana, tan radicalmente mortal. Es por eso que el amor al líder populista –para retornar al tema inicial- está condenado al fracaso.
Justamente para evitar esa sensación de fracaso frente a la mortalidad, el líder debe hacer lo imposible para dar muestras de inmortalidad, o sea, debe mostrarnos que él está más cerca de Dios (o de la eternidad) que de los hombres. Eso explica por qué la mayoría de los líderes políticos son locos de remate. No ocurre lo mismo con los que no son políticos. Sócrates, un indiscutible líder espiritual, siendo acosado por el amor del general Alcibíades, lo rechazó diciéndole: “Lo que tu quieres de mí no te lo puedo dar porque yo no lo tengo”. Si un político populista dijera lo mismo a su pueblo dejaría de ser populista y con ello se convertiría en una persona normal.
Mientras más imposibles de cumplir son las promesas, mientras más alucinado es el lenguaje, mientras más apocalípticas son las visiones, más serán amados los líderes populistas. Hasta que llega el día en el cual el líder demuestra ser un mortal cualquiera. Puede ser una derrota militar o una derrota política. Ahí deja de ser un líder. Suele ocurrir lo mismo en las relaciones de amor interpersonales.
Nadie quiere amar a una persona cualquiera. Todos queremos que el objeto elegido por nuestro deseo sea un objeto extraordinario. El amor, por lo menos en las fases iniciales, es amor idealizado y, por lo mismo, romántico. Pues quiérase o no, la época del romanticismo todavía no ha terminado, ni siquiera para aquellos que buscan al amor de sus sueños en los catálogos de las revistas pornográficas. En el fondo del alma deseamos que nuestros objetos de amor sean perfectos, es decir, imposibles. Sin amores imposibles nunca habría habido romanticismo. Ni populismo.
Hay una relación todavía no explorada entre el amor populista y el amor romántico. Algo difícil de explicar pues el amor populista no está ausente de romántica. Se trata –eso es fácil constatar- de un amor extremadamente idealizado. O para hablar con los términos de Freud, es un amor que refleja al “ideal del yo” y al “yo ideal” al mismo tiempo. En ambos casos es el amor a “un falso yo”.
Lo mismo suele o ocurrir en el mundo de nuestras relaciones íntimas. De ahí que cuando llega el momento en el cual ha sido descorrido el velo de la idealidad y contemplamos el rostro del verdadero yo del otro, tenemos dos posibilidades. O rechazamos a ese ser y emprendemos el camino en busca de otra idealidad “superior”, o lo aceptamos tal cual es; en su humana imperfección. Si la última decisión ha sido tomada puede que ahí comience otro amor. El de dos seres que se unen para conjurar el miedo común a la muerte: un amor que se agota en lo posible sin pretender seguir más allá. Quizás ese es el verdadero amor. Pero no es romántico; que nadie se haga ilusiones.
El amor populista es como el amor romántico, imposible. Por eso lo aguarda siempre la hora de la desilusión. Ningún líder puede ser eterno. El amor populista es, por esa misma razón, inevitablemente trágico. Casi siempre termina o con la muerte real del objeto del amor (Eva, Chávez) o con el suicidio (Hitler) o con el asesinato (Mussolini, Gadafi) y, en los países más civilizados, con el divorcio político.
En eso pensaba el 21-F cuando Evo Morales perdió el amor del pueblo boliviano. Antes de él, el 22-N, los argentinos intentaron divorciarse del peronismo una vez más, a través de Macri. El 6-D los venezolanos no se divorciaron de Chávez pues nadie se divorcia de un cadáver. Tampoco de Maduro a quien nunca amaron. Pero una parte del chavismo viudo ha decidido, después del duelo, y pese a los agresivos acosos de Maduro, reiniciar una vida diferente.
Y después del amor populista ¿sobrevendrá un nuevo amor populista? Suele suceder. ¿O regresará el pueblo a su condición de masa pues solo podía ser pueblo contemplándose en el espejo del líder? También suele suceder. 
Hay, sin embargo, otra posibilidad: la conversión de un pueblo en una ciudadanía, es decir, en un conjunto de seres que se ponen de acuerdo para actuar según el espíritu de las leyes eligiendo y des-eligiendo a sus representantes cada cierto tiempo. Pero de esa utopía todavía estamos un poco lejos. La humanidad, por lo menos la humanidad política, se niega a abandonar el periodo de su infancia.

26.2.2016



FUENTE: http://polisfmires.blogspot.com/2016/02/fernando-mires-amor-populista.html


COMENTARIOS DE VMGF:

lunes, 22 de febrero de 2016

¿DIOS OLVIDO A COLOMBIA? ¿Y A VENEZUELA?--(UNO)--




PRIMERA LECTURA:

Colombia está en grave riesgo de caer totalmente en las manos de malvados ateos que fingen ser cristianos. Todos se están entregando en sus manos por cobardía o por amor al dinero. La única manera de frenar su avance es alimentando nuestra fortaleza espiritual sin permitirnos caer en la desesperanza. Porque Dios no abandona a Colombia. Los colombianos abandonan a Dios.
Dios los bendiga
---(Nota del Blog: Asi termina este interesante art{iculo)--


Piedad Córdoba orando



¿Dios abandonó a Colombia?

Colombia está en grave riesgo de caer totalmente en las manos de malvados ateos que fingen ser cristianos. Todos se están entregando en sus manos por cobardía o por amor al dinero
David
Reflexiones espirituales
Por Reflexiones espirituales
Febrero 21 de 2016


Agradezco la invitación de Periodismo Sin Fronteras para reflexionar semanalmente sobre la espiritualidad de los colombianos en estos momentos tan críticos que atravesamos, y espero que no se molesten si opto por mantener oculta mi identidad. Conviene en estos tiempos.
Me sorprendo a diario cuando veo que todos acuden al Dios de los cristianos para ponerlo de su lado, en cualquier asunto, por más trivial que sea, para ponerlo a actuar en contra de un adversario o para defender una causa con la convicción de que el Creador está más de nuestro lado que del otro.
Sorprende ver que aliados del terrorismo van a misas católicas o cultos evangélicos, y se persignan, se confiesan y colocan cara de piedad mientras los fotografían, para salir de los templos a seguir apoyando el asesinato, las violaciones, los secuestros y el envenenamiento que causa el narcotráfico entre niños y jóvenes de todo el mundo.
Todos, por igual, reclaman y proclaman que Dios está de su lado. La pregunta es ¿Cómo saberlo? ¿Cómo saber si Dios está de mi lado o del lado contrario? La respuesta tal vez no les guste a muchos, pero para los cristianos no hay otra manera diferente de conocer la voluntad de Dios, que la Biblia.
Por lo menos mil quinientos millones de personas en el mundo dicen ser cristianos. Y acá se incluyen católicos, luteranos, pentecostales, calvinistas, reformados, etc., una gama amplía de variaciones en la forma de adoración. Todos gritan al mundo su fe, pero evidentemente muy pocos de ellos practican esa fe que confiesan.
Es triste ver existe una actitud generalizada de desconocimiento hacia las Escrituras entre esa gama de cristianos. Mientras los católicos defienden la “tradición” (las historias y dogmas que se transmiten de generación en generación), los pentecostales creen ciegamente en las revelaciones personales que supuestamente Dios hace a sus líderes y pastores.  Unos y otros dejan la Biblia en segundo plano, usando textos sin contexto para defender tal o cual posición.
Colombia se enfrenta hoy a una de sus crisis espirituales más oscuras de toda su historia. Buscamos consuelo y nos esforzamos por creer que Dios está con nosotros y no con quienes nos atacan. Y lo mismo piensan los atacantes, que Dios les da licencia para implantarnos su tiranía para librarnos de la ignorancia social.

¿De verdad estos líderes religiosos están obedeciendo lo que Dios ordena?
¿De verdad estos líderes religiosos están obedeciendo lo que Dios ordena?
Cualquier creyente con cinco dedos de frente sabe que Dios no puede estar con buenos y malos. O está con uno, o está con otro. O Dios apoya el homosexualismo, o lo rechaza. O aprueba el secuestro, o lo rechaza; o aprueba la perversión, o la combate.
Es muy sencillo saber qué aprueba o qué desaprueba Dios. Sólo hay que escudriñar las Escrituras (tranquilos, no se volverán locos) para descubrir el misterio. Dios nos dejó, precisamente, las Escrituras para evitar los equívocos y los engaños. Ahí está todo lo que necesita el hombre para conocerlo a Él.
Si a lo largo de la historia muchos hombres han estado dispuestos a dar su vida para que este libro, la Biblia, se conserve sin virus y llegue a todas las personas; si millares murieron decapitados, quemados en la hoguera, crucificados, y torturados, solo para que la Biblia llegara a nuestras manos, vale la pena averiguar, por nosotros mismos, qué es lo que contiene, qué es tan importante como para que los tiranos alrededor del mundo y a lo largo de la historia de la humanidad, la hayan querido destruir.
¿Si la Biblia contiene todo lo necesario para nosotros, por qué la mayoría de cristianos están desesperanzados, confundidos, derrotados, sin saber qué camino tomar…?
La respuesta no puede ser otra que ésta: “Porque la mayoría de líderes religiosos desvían la atención debida a las Escrituras hacia sí mismos; desvían la fe de los hombres hacia sistemas humanos, hacia personas que se apropian de la autoridad bíblica y se autoproclaman como canales de Dios para los hombres y viceversa”.
Por esto, a muchos que se acercan a las iglesias de cualquier denominación, les parecen vacías y sin sentido las palabras de consuelo de Jesús: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar..” (Mateo 11:28)
La mayoría de creyentes no encuentran que estas palabras sean verdad, y se desaniman mucho más. Y la razón es que no acuden a ese llamado de manera personal, sino a través de líderes espirituales que los engañan y confunden únicamente para acrecentar su poder y sus ganancias.
Los invito, en este primer escrito que este portal tiene la bondad de publicarme, para que desempolven sus Biblias y empiecen a leerlas como si fuera cualquier otro libro, pero empezando por el Nuevo Testamento. Hagan un alto en cada capítulo leído y piensen en lo que están leyendo. Cuando lleguen a Apocalipsis, empiecen con el Génesis. Ahí verán que la Biblia es una sola y que las cosas extrañas y hasta “malvadas” que les dicen que Dios hizo en la antigüedad, no eran tales sino que tienen un sentido que se irá revelando ante sus ojos, sin necesidad de más guía que la del Espíritu Santo.
Colombia está en grave riesgo de caer totalmente en las manos de malvados ateos que fingen ser cristianos. Todos se están entregando en sus manos por cobardía o por amor al dinero. La única manera de frenar su avance es alimentando nuestra fortaleza espiritual sin permitirnos caer en la desesperanza. Porque Dios no abandona a Colombia. Los colombianos abandonan a Dios.
Dios los bendiga

FUENTE:http://www.periodismosinfronteras.org/dios-abandono-a-colombia.html



SEGUNDA LECTURA: ¿DIOS ABANDONO A VENEZUELA?

Iglesia ‘católica chavista’

Por noticia el 23 agosto, 2010.Categoria Politica - See more at: http://www.noticiascristianas.org/iglesia-catolica-chavista/#sthash.TkpUpFq8.dpuf

CARACAS – Un incipiente grupo religioso que apoya abiertamente al presidente Hugo Chávez está avivando la ira de los jerarcas de la Iglesia católica venezolana al predicar el evangelio junto al socialismo.
Los simpatizantes
Los fundadores de la recién creada Iglesia Católica Reformada de Venezuela, con sede en la occidental Ciudad Ojeda, sostienen que el apoyo a los ideales socialistas de Chávez va de la mano con el objetivo cristiano de ayudar a los pobres.
“Nosotros no nos parcializamos con ninguna tolda política, pero no podemos dejar de reconocer y aprobar los logros sociales que ha tenido este gobierno del presidente Chávez,” dijo a la AP Enrique Albornoz, un ex pastor luterano que ayudó a iniciar la iglesia, en una entrevista telefónica.
“Nosotros ratificamos que apoyamos los programas sociales de este gobierno revolucionario”, acotó.
La iglesia esta formada por un grupo disidente de sacerdotes católicos, luteranos y anglicanos, indicó Albornoz, que juramentó su cargo durante el fin de semana como uno de sus primeros obispos.
La Iglesia Católica Reformada cuenta con cinco santuarios en Venezuela y alrededor de dos mil feligreses, la mayoría de ellos en el rico estado petrolero de Zulia, a unas 340 millas al oeste de Caracas. Una iglesia de concreto en una barriada pobre de Ciudad Ojeda sirve como cuartel del movimiento.
El cardenal venezolano Jorge Urosa Sabino acusó a los reformistas -algunos de ellos ex sacerdotes católicos excomulgados- de tratar de dividir a la Iglesia católica, que ha sido un crítico consistente del socialismo impulsado por Chávez, manteniendo al mismo tiempo su estatus como una de las instituciones que más confianza genera entre los venezolanos.
“La aparente finalidad política de esta asociación la desvirtúa como expresión auténtica de la fe cristiana”, dijo Urosa Sabino en una declaración. “La auténtica Iglesia de Jesucristo tiene como fin llevar el anuncio y los dones de Cristo al mundo entero, independientemente del asunto político y de la afiliación partidista de los fieles”.
Monseñor Roberto Lückert -uno de los críticos más abiertos del gobernante- acusó al gobierno de financiar la nueva iglesia para tratar de frenar la influencia de líderes de la Iglesia católica.
“Esto está pagado por el gobierno”, dijo Lückert a la cadena de noticias Unión Radio, sin dar detalles.
“Lo que quieren es acabar con la Iglesia católica y no han podido hacerlo”, agregó.
Albornoz negó rotundamente las acusaciones de financiación del gobierno, desafiando a Lückert que “muestre las pruebas de sus acusaciones”. También negó que la nueva iglesia tenga una línea política, y argumentó que los jerarcas católicos tomaron partido en la política al expresar abiertamente su oposición a Chávez.
La nueva comunidad religiosa tiene una ideología común con la versión socialista que el mandatario define como “Bolivariana”, refiriéndose al prócer de la independencia sudamericana Simón Bolívar, a quien el mandatario venezolano ve como el padre espiritual de movimiento.
En contraste con el catolicismo, la nueva iglesia no rechaza la homosexualidad, permite el divorcio en los casos de adulterio o relaciones abusivas y los sacerdotes pueden optar por hacer votos de castidad o no.
Desde que asumió su cargo en 1999, Chávez ha estado constantemente en conflicto con la Iglesia católica, acusando a sus dirigentes de darle la espalda a los pobres y ponerse del lado de la “oligarquía”, a la que considera empeñada en derrocarlo.
- FUENTE
http://www.noticiascristianas.org/iglesia-catolica-chavista/#sthash.TkpUpFq8.dpuf


TERCERA LECTURA:

Informe especial: Sacerdotes chavistas CURAS BOLIVARIANOS NO SON OBREROS 
EL PUEBLO los identifica como sacerdotes chavistas, pero ellos prefieren identificarse con el proceso político revolucionario que se vive en el país y se ven a sí mismos como animadores comunitarios
Marta Aguirre
El Universal
Caracas.- Están dispersos por todo el país, integrados a las parroquias y comunidades donde habitan, trabajan para y por los pobres, muchas veces hasta son sus voceros, y la gente los llama los curas bolivarianos. Como miembros de un movimiento organizado no es posible ubicarlos, pero alguien siempre refiere a uno que otro cura trabajando en un barrio, azuzando cambios, y por ello etiquetándolos como chavistas.
Algunos nombres: Jesús Gazo, en San Cristóbal; Miguel Matos, en Barquisimeto; el negrito Henry, primero en La Vega y ahora en Catia; Carlos Sirvent, en San Bernardino; Joel Castro, en el barrio Cristo Rey del 23 de Enero; José Ignacio Arrieta, en la parroquia de la UCV. Esta apreciación actual no quiere decir que todos ellos fueran simpatizantes del candidato Hugo Chávez. Pero hoy, de alguna manera están conectados con el proceso que el Presidente llama revolucionario.
José Virtuoso, sacerdote jesuita, es conocido como Joseíto en Catuche. A esta quebrada de La Pastora ha estado ligada su vida en los últimos 8 años, primero en su reordenamiento y ahora en su reconstrucción.
_¿Se está reviviendo el fenómeno de los curas obreros de los años sesenta?
_Del movimiento de inserción de la Iglesia dentro del mundo obrero se podrán estar realizando algunas experiencias, pero como movimiento fuerte de la Iglesia en este momento no existe. Y es una pérdida porque la presencia de los sacerdotes en el mundo obrero tenía mucho que ver con el testimonio de la Iglesia en los ámbitos de las solidaridades fundamentales.
Virtuoso considera que ahora lo que hay es una presencia masiva de religiosos y religiosas, y también sacerdotes del clero secular, en el desarrollo comunitario dentro de los barrios. 'En estos momentos, en lo que son las bases de la Iglesia hay una conciencia, muchísimo más clara que en el pasado, del compromiso y del significado del sacerdocio como servicio a la comunidad en sus condiciones concretas de vida. El sacerdote ya no se concibe tanto como el hombre del templo, o el hombre dedicado exclusivamente a lo religioso, sino como el hombre que celebra y vive lo religioso en las condiciones de vida de la gente, y especialmente de la más desfavorecida'.
Los religiosos son los sacerdotes que pertenecen a una congregación. Mientras, el clero secular está al servicio de las diócesis, se dedican generalmente a la atención de las parroquias, y su superior es el obispo.
A diferencia del cura obrero que se insertaba en el mundo laboral y compartía las mismas condiciones de cualquier trabajador, los sacerdotes que hoy trabajan junto a las comunidades lo hacen 'como animadores de la vida de la comunidad'.
Reconoce Virtuoso que la Iglesia tiene una intención política, no partidista, a partir del Consejo Episcopal de Medellín (1968), cuando se propone el compromiso de radicalizar la democracia y favorecer la organización y participación de las comunidades. También ha habido una revalorización del laico como hombre del pueblo.
'Lo importante es que la Iglesia somos todos, y la Iglesia es el pueblo de Dios; los sacerdotes formamos parte de ese pueblo y a la vez estamos a su servicio.
_¿Entonces, los laicos son el soberano?
_Exactamente, y si esos laicos son más pobres, deberían ser más soberanos en la Iglesia.
_¿Eres chavista?
_No soy del MVR, ni tengo una boina roja, pero sí me identifico con el proceso político revolucionario que se está viviendo.
maguirre@eluniversal.com

FUENTE: http://www.eluniversal.com/2000/10/15/pol_art_15102AA



CUARTA LECTURA: 

Crítica a la religión

Mujer musulmana
La crítica a la religión es la parte de la filosofía que analiza el tema de la religióndesde un punto de vista crítico. Esta disciplina en realidad es antigua y puede ser trazada desde el primer siglo anterior a la era cristiana hasta la actualidad con el advenimiento del denominado nuevo ateísmo. Desde una perspectiva general, la crítica religiosa considera a las religiones como inconvenientes para los individuos y sociedades y promotoras de la irracionalidad. Sin embargo, la crítica religiosa puede asumir diferentes ideologías y posiciones y puede darse incluso dentro de una misma religión como reguladora de su praxis
--(Nota del Blog fragmente del texto original)--

Opio del pueblo[editar]

Según Karl Marx, la religión es una herramienta utilizada por las clases dominantes, las cuales las masas pueden aliviar en breve su sufrimiento a través del acto de experimentar emociones religiosas. Es en el interés de las clases dominantes para infundir en las masas la convicción religiosa de que su sufrimiento actual conducirá a la felicidad posible. Por lo tanto, siempre y cuando el público cree en la religión, no van a tratar de hacer un verdadero esfuerzo por entender y superar la verdadera fuente de sus sufrimientos; la desigualdad social y la explotación.
En esta perspectiva, Marx vio la religión como escapismo:
"La abolición de la religión como ilusoria felicidad del pueblo es la demanda de su verdadera felicidad. Para llamarlos a abandonar sus ilusiones sobre su condición es hacer un llamado para renunciar sobre su condición que requiere de ilusiones."
Marx considera también la doctrina cristiana del pecado original como de carácter profundamente anti-social. El pecado original, argumentó, convence a la gente de que la fuente de su miseria radica en el inherente e inalterable "pecado" de la humanidad y no en las formas de organización social e instituciones que, Marx sostuvo, se pueden cambiar mediante la aplicación y planificación de colectivos sociales.
---(Nota del Blog: Recomendamos seguir la lectura aqui:
 https://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%ADtica_a_la_religi%C3%B3n#Opio_del_pueblo)--


QUINTA LECTURA:

Lista de insultos de Chávez

31 octubre 2008
Matha Colmenares/Cubanitoweb
Exelente recopilación de todos los insultos y mentiras de chávez. Esto es una verdadera memoria histórica para no olvidar.
¿Es Hugo Chávez un idiota?. No pretendo que el título de este artículo sea un insulto. Lo expresado por Mike de El Republicano Digital, en su excelente análisis que les recomiendo leer luego de darle el vistazo a lo que sigue. “No niño”, le diría yo, ¡Que va a estar siendo un insulto decirle a alguien “idiota”!, si al lado del tradicional estilo soez y otras veces con el ingrediente escatológico de Chávez, suena la palabra hasta “fascinante” (la que utilizara Sean Penn el domingo en su visita a Caracas, para referirse al mandatario). Una conducta bochornosa nunca antes protagonizada por presidente alguno de Venezuela. Por lo pronto un resumen de los más destacados insultos e injurias de Hugo Chávez a sus gobernados, a su disidencia. Así como a sus homólogos, personalidades. Es que ni Superman se le ha salvado, al que llamó “Un bobo de acero”. Anexo además, entre otros, los videos del programa Grado 33 en Globovisión sobre los insultos con la participación de importantes analistas. 
Dan para hacer una enciclopedia y también son una acumulación de delitos dado que en la Constitución está penada la difamación e injuria. Por lo pronto impunes.
100% soez en sus interminables alocuciones, en esto tenemos 10 años escuchando aparte de las groserías, sus descalificaciones, injurias, el someter al escarnio (muy fascista por cierto). Ya desde la campaña electoral en 1998 decía que a los adecos y copeyanos los iba a “freir en aceite caliente”. Apenas llegó a presidente dijo que los de la oposición “se arrastran como los cochinos“. A día de hoy hasta utiliza el lenguaje escatológico. ¿Qué le hizo la vida, señor?   Martha Colmenares

--(Nota del Blog: Recomendamos sguir esta lectura aqui:
https://cubanitoweb.wordpress.com/2008/10/31/lista-de-insultos-de-chavez/)--




EDICION, TRANSCRIPCION, IMAGENES: LICENCIADO EN HISTORIA VICTOR MANUEL GRUBER DE FIGARELLI, CARACAS UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA, 1976.